Durante este tiempo he estado escribiendo sobre lo que significa vivir como luz en medio de nuestros vecindarios. Les he compartido mi preocupación sobre nuestra comodidad al no salir lo suficiente de nuestro “gueto cristiano” e incluso cuando lo hacemos, fallamos en ver a la gente como personas.
Hoy quisiera compartirles lo siguiente: somos llamados a encarnar el amor de Jesucristo a medida que nos involucramos en la vida de nuestros vecinos.
Encarnar significa personificar o representar en forma humana —eso es lo que Jesús hizo cuando vino a la tierra y se hizo hombre—. Sin embargo, también es lo que estamos llamados a hacer hoy, ahora que Jesús no está físicamente presente. En otras palabras, tú y yo fuimos creados para vivir como embajadores visibles de un Rey invisible.
Sin embargo, ¡el plan completo se viene abajo si somos invisibles en nuestro vecindario! El primer paso es involucrarse; estas son algunas ideas:
- Únete a una agrupación: ya sea la asociación de propietarios, tu junta de vecinos o una asociación comercial local, éstas son oportunidades habituales para tener contacto con personas de tu vecindario. No olvides que te estás involucrando por las personas, ¡más que en el negocio!
- Usa a tus hijos: tus hijos presentan oportunidades maravillosas para tener contacto con tus vecinos. Ya sea en un equipo pequeño de baby fútbol, una muestra de arte en el colegio o uno de los muchos eventos en los que participan, vas a encontrarte con tus vecinos todo el tiempo si es que tú y ellos tienen hijos. ¿Estás aprovechando estas oportunidades?
- Abre las puertas de tu casa: tu hogar es un recurso espectacular para tu ministerio. Invita a tus vecinos a una comida al aire libre durante el verano. Organiza una junta para ver algún partido con ellos. Cómprales a tus hijos la última consola de videojuegos, deja que inviten a sus amigos siempre e invita a sus padres a comer cuando vayan a dejar a sus hijos a tu casa. Haz que tu hogar sea la casa más hospitalaria de tu vecindario.
- Sirve a otros: si tienes un vecino que sea adulto mayor, pregúntale si tu familia puede cuidar su jardín cada mes. Toma una hora extra el sábado para cortar el pasto de tus vecinos también. Hornea galletas o queque y regálalo inesperadamente. ¡Confunde a tus vecinos con mucha generosidad y amor!
Hay muchas otras oportunidades únicas para la situación en la que estás; tan sólo debes pedirle a Dios que abra tu corazón y tus ojos. Este es el punto: puedes ser parte de la agenda de amor de Dios. A medida que llenas a tus vecinos con amor y compasión, ellos comenzarán a preguntarse: “¿por qué esta persona me ama de esa manera?”
Entonces, puedes hablarles sobre la preciosa historia de Jesús.
Dios te bendiga
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- Identifica al menos dos personas o familias en tu vecindario que están sufriendo. ¿Cómo se duele Jesús junto con ellos?
- Con tu familia, o tú solo, concibe una estrategia para amar a esas personas o familias en la vida real. Sé específico cuando planees alguna actividad o formas de servirles.