¿Cómo evaluarías la madurez de una iglesia? Si tuvieras que diseñar una encuesta sobre madurez para los miembros de tu iglesia, ¿qué preguntas harías?
Para mí, una pregunta esencial sería: ¿qué predicadores y escritores cristianos atraen a tu congregación? ¿Por qué?
El discernimiento es el indicador de la madurez
Siempre he considerado que 1 Corintios es la carta más instructiva en cuanto a la forma de evaluar a nuestros ministerios e iglesias.
¿Cuál fue la evaluación general que hizo Pablo de la comunidad corintia? Eran hermanos en Cristo, pero inmaduros. No estaban listos para asimilar el alimento sólido, por lo que sólo podían tomar leche. La envidia y las peleas que tenían dejó en claro esta situación (1Co 3:1-4). Ellos evidenciaban sus actitudes inmaduras en la manera que usaban sus palabras dentro del contexto de sus reuniones como iglesia. No juzgaban con madurez el lugar que tenían las lenguas frente a la profecía para la edificación de la iglesia (14:17-20). Tenían un pensamiento infantil al anhelar los dones del Espíritu más impresionantes y llamativos. Eran orgullosos respecto a sus dones, a su espiritualidad, y se peleaban entre ellos.
¿Cuál es el indicador básico de madurez para Pablo? En una palabra: «discernimiento». Todo tiene que ver con cómo los cristianos piensan y emiten juicios. Un comportamiento inmaduro proviene de una falta de discernimiento.
Los creyentes de Corinto no lo tenían. Pablo contrasta al hombre natural con el hombre espiritual para decir algo importante.
«Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente. En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie. Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor para que lo instruya? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo» (1 Corintios 2:14-16).
Para el hombre natural, los apóstoles como Pablo eran débiles y necios, por lo que era inevitable que la iglesia en Corinto separara en grupos a los líderes que mostraban dones de conocimiento y de palabra.
Por el contrario, el hombre espiritual acepta las cosas del Espíritu de Dios, la sabiduría revelada de la cruz de Cristo, que es proclamada por los verdaderos siervos de Dios. Por gracia, el verdadero hombre espiritual tiene la mente de Cristo (¡vaya!). ¿Cómo se pueden separar los dones de diferentes predicadores?
El discernimiento maduro es un tema constante a lo largo de la carta de 1 Corintios. Era necesario en siete esferas específicas de la vida de la iglesia en Corinto (en este artículo se usará la traducción de la Biblia NBLH —Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy— para las palabras en griego de «juicio» y «discernimiento», etc. Se resaltarán en cursiva):
- No deben juzgar antes de tiempo la fidelidad de cualquier servidor de Cristo antes del día del juicio (4:1-7).
- Deben juzgar si es que es apropiado que una mujer ore a Dios con su cabeza descubierta (11:13).
- Al celebrar la Cena del Señor, cada uno debe examinarse a sí mismo para así no comer o beber indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor (11:27-32).
- En cuanto al ministerio de la profecía, que dos o tres hablen y los otros deben juzgar lo que ellos dijeron (14:29).
- En casos específicos de inmoralidad sexual, fallaron como iglesia para juzgar y para actuar correctamente expulsando al hombre malvado que estaba entre ellos (5:1-13).
- Tener litigios entre ellos es un problema de juicio fallido; algún hermano sabio debe juzgar entre sus hermanos (6:1-8).
- Necesitan discernimiento en cuanto a la libertad y la censura cuando coman con incrédulos de acuerdo a la consciencia (10:25-30).
En cada situación, Pablo muestra que el discernimiento es la base del verdadero conocimiento de Dios y de su voluntad para su pueblo.
¿Qué es el discernimiento?
El discernimiento significa aplicar la sabiduría de Dios en Cristo, la cual recibimos por medio del Espíritu para tomar decisiones para la gloria de Dios. Es pensar teológicamente sobre toda la vida; es la antítesis del pragmatismo.
El escritor de Hebreos (de manera similar a Pablo) hace la misma conexión entre la madurez y el discernimiento. Él enfatiza la necesidad de capacitarnos a nosotros mismos en discernimiento por medio de la Palabra.
Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que ustedes se han hecho tardos para oír. Pues aunque ya debieran ser maestros, otra vez tienen necesidad de que alguien les enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y han llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. Porque todo el que toma sólo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño. Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal (Hebreos 5:11-14).
No existen atajos para obtener la madurez como discípulo o como iglesia. La madurez requiere reflexiones teológicas profundas y la capacidad de aplicar el conocimiento de Dios a cada decisión y circunstancia de la vida y del ministerio.
De vuelta a la encuesta sobre madurez
Espero que puedan ver por qué propuse la pregunta «¿qué predicadores y escritores cristianos atraen a tu congregación? ¿Por qué?». ¿Somos como la iglesia en Corinto que anhelaba elocuencia y sofisticación?
¿Qué otras preguntas debemos hacer para evaluar la madurez del discernimiento de los miembros de nuestra iglesia? A continuación, les comparto algunas ideas:
- ¿Hasta qué punto el pensamiento teológico (tener la mente de Cristo) o el pragmatismo (lo que funciona) dirige las decisiones y las políticas de la iglesia?
- ¿Los miembros de tu iglesia tienden a aparecer cuando «el mejor predicador» está en la lista de predicaciones?
- Si alguno de los miembros de nuestra iglesia tuviera que dejarnos, ¿qué factores considerarían ellos al escoger una nueva iglesia?
- Los miembros de nuestra congregación, ¿quieren aprender a leer teológicamente más allá de sus capacidades?
- Los miembros de nuestra iglesia, ¿hacen preguntas sobre cómo aplicar la sabiduría del evangelio a toda la vida?
- ¿Pasan por alto la inmoralidad como si fuera un tema muy difícil de tratar?
- ¿El discernimiento de nuestra congregación da como resultado un cuerpo de creyentes que se ama mutuamente y se une en ministración mutua con los dones de Dios?
¿Qué otras preguntas agregarías?