El Salmo 145:4-7 es un hermoso resumen bíblico de nuestra responsabilidad como padres.
Una generación alabará Tus obras a otra generación, y anunciará Tus hechos poderosos. En el glorioso esplendor de Tu majestad, y en Tus obras maravillosas meditaré. Los hombres hablarán del poder de tus hechos portentosos, y yo cantaré Tu grandeza. Ellos proclamarán con entusiasmo la memoria de Tu mucha bondad, y cantarán con gozo tu justicia.
Como padres, hacemos muchas cosas por nuestros hijos: los alimentamos, vestimos, protegemos y educamos; los sustentamos, guiamos y preparamos para la adultez.
Sin embargo, además de todo eso, una de las cosas más importantes y relevantes que hacemos es mostrarles a nuestros hijos la gloria de Dios.
Necesitamos contarles sus obras gloriosas, anunciarles sus maravillas y mostrarles su bondad. Debemos enseñarles que ellos fueron creados para tener comunión con Dios, que él es el único que puede llenar sus corazones vacíos y que sólo en él se encuentra el mayor gozo.
La satisfacción no se puede encontrar en ningún otro lugar
El rey David escribió sobre su gran deseo de estar únicamente en la presencia de Dios: “Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré: Que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y meditar en su templo” (Salmo 27:4).
Tenemos el privilegio de enseñarles a nuestros hijos que todo lo que sucede en la vida carece de importancia ante la posibilidad de disfrutar de Dios y estar en su presencia. Todo lo demás nos decepcionará, se arruinará o terminará siendo menos de lo que esperábamos; sin embargo, siempre habrá satisfacción en Dios.
Debido a nuestra naturaleza caída, el corazón humano es una fábrica de ídolos. Buscamos alegrías y sustitutos falsos para satisfacer las necesidades que sólo Dios puede cubrir. Lo mismo pasa con nuestros hijos.
Cada día, sus corazones son bombardeados con una variedad de tentaciones, aventuras y deseos que les prometen hacer realidad sus anhelos. Juguetes, deportes, afirmación, popularidad, calificaciones, amigos, reputación —todas estas cosas son potenciales ídolos de los corazones de nuestros hijos—. Como padres, queremos enseñarles que sus corazones pecadores van a buscar estos sustitutos. Queremos ayudarlos a identificar los ídolos en sus vidas. Además, anhelamos mostrarles una y otra vez que sólo Dios es su más grande tesoro y mayor deseo.
Tres formas de mostrarles a nuestros hijos la gloria de Dios
Cada día, tenemos nuevas oportunidades para mostrarles a nuestros hijos las maravillas y la gloria de Dios y demostrar cómo todos los sustitutos fracasan al compararlos con Dios. A continuación, les comparto unas cuantas formas en las que podemos llevar esto a la práctica:
1. Al ver la creación
El Salmo 19:1 dice, “Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de Sus manos”. La gloria de Dios se muestra en todo lo que él ha creado.
Muéstrenles a sus hijos las increíbles maravillas que Dios ha creado, desde las extrañas criaturas que se arrastran por el suelo hasta las estrellas en el cielo. Enséñenles sobre la creatividad de Dios, su majestad y su poder al crear por medio de su palabra todo lo que vemos.
2. Al enfrentar sus problemas
En cada problema que nuestros hijos enfrentan en la vida, podemos mostrarles la gloria y las maravillas de Dios. Podemos enseñarles que sólo él entrega la ayuda que necesitan en medio de sus problemas. Sólo él puede suplir su mayor necesidad: la salvación de sus pecados. Como Pablo escribió en Romanos 8:32, “El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con él todas las cosas?”.
Enséñenles lo que Cristo ha hecho por ellos. Muéstrenles las promesas de Dios en la Escritura para aquellos que creen en él. Háblenles sobre las muchas bendiciones y riquezas que tenemos por medio de Cristo y que, gracias a él, ellos tienen acceso completo y absoluto a Dios, por lo que pueden acercarse a él en cualquier momento y lugar (Hebreos 4:16). Él los escucha y sabe lo que hay en sus corazones y lo que necesitan antes de que lo digan.
3. Al conocer el carácter de Dios
El Salmo 9:10 dice que aquellos que conocen el nombre de Dios ponen su confianza en él. Conocer a Dios, saber quién es él y lo que ha hecho, nos ayuda a confiar en él.
Muéstrenles a sus niños quién es Dios. Enséñenles sobre su santidad, poder, gracia, misericordia, verdad, sabiduría y justicia. Estudien juntos la Palabra y concéntrense en su carácter. Aprendan los diferentes nombres de Dios que se muestran a lo largo de las Escrituras y analicen lo que cada uno significa.
Durante el verano, tenemos la excelente oportunidad de pasar más tiempo mostrándoles la gloria de Dios a nuestros hijos. Apaguemos nuestros televisores, guardemos las tablets, los teléfonos móviles y las computadoras portátiles. En lugar de buscar en Internet, busquen las maravillas de Dios. Observen el mundo de cerca, muéstrenles a sus hijos las maravillas de su creador. Ayúdenlos a ver que sólo Dios puede satisfacer sus deseos. Muéstrenles que lo que David escribió era cierto: no hay nada mejor que estar en la presencia de Dios y permanecer en su belleza y gloria.