Me encanta el elemento del regalo en la temporada navideña.
Me encanta cuando mi familia actualiza su lista de deseos, porque así puedo ver qué quieren recibir ese año. Me encanta ir de compras y pasear por los pasillos en búsqueda del regalo perfecto. Me encanta sacarlo del estante y pagarlo, llevarlo a casa y envolverlo.
Espero con ansias ver sus reacciones cuando los reciban en Navidad. Me alegra saber que mis esfuerzos satisfarán una necesidad en sus vidas y les dará deleite.
Sí, ¡soy un poco loco por los regalos!
No hay nada malo con el elemento de los regalos de Navidad. De hecho, el verdadero significado de la Navidad tiene que ver completamente con un Regalo. Es el Regalo más maravilloso, increíble, impensable, contraintuitivo y que cambia la vida que jamás pudo regalarse.
Es un Regalo que no tiene comparación con ningún otro regalo que la humanidad alguna vez haya dado o recibido.
Piensa en los regalos que intercambiamos: un juguete, un artefacto útil para la casa, una entrada a un concierto, un vale de restaurante. Lo usamos, sirve para algún propósito, nos trae placer, pero al final se acaba o se rompe.
El regalo supremo de Navidad no era como ninguno de esos regalos. En la primera Navidad, algo radical ocurrió: el Regalo fue el Dador.
Dios sabía que nuestra necesidad como pecadores era tan profunda y que nuestro dolor y sufrimiento en este mundo caído era tan profundo e ineludible que la única cosa que podría darnos era a sí mismo.
El único Regalo que podía salvarnos no era un juguete, una herramienta, un servicio o un vale. Tenía que ser Dios mismo.
¿Puedes imaginarte darte a ti mismo a alguien este año? ¡No tendría sentido! Sin embargo, la Navidad se trata de Dios dándose a sí mismo a nosotros.
El Regalo es el Dador.
Jesús se dio a sí mismo porque era el único que podía resolver nuestro problema eterno. Vino como el Regalo que viviría la vida que nosotros nunca podríamos vivir, moriría la muerte que nosotros debimos haber muerto y resucitaría conquistando el pecado y la muerte para que pudiéramos tener vida, una vida eterna y abundante, aquí y ahora.
Esta Navidad, puedes estar un poco loco por los regalos, entusiasmarte por abrir tus regalos, deleitarte dándole a otros sus regalos, divertirte usando lo que recibiste. Sin embargo, no olvides el verdadero significado de los regalos de Navidad. Recuérdales a quienes amas qué simboliza dar regalos. La Navidad se trata de un Regalo y el Regalo es el Dador.
Dios los bendiga.
Pasos prácticos en Navidad
A continuación, comparto dos maneras en las que puedes celebrar y compartir que el Regalo es el Dador:
- Haz que esta Navidad en tu casa sea más espiritual que material. Por supuesto, puedes dar regalos y disfrutar de las cosas materiales, pero habla sobre el nacimiento, la muerte y la resurrección de Jesús en cada oportunidad.
- Haz una lista de personas en tu vida que aún no conocen al Señor (vecinos, colegas, la persona que regularmente te atiende en el almacén o en la tintorería, etc). Sorpréndelos con un regalo de Navidad este año y ve qué puertas se abren para hablar con ellos sobre la vida y Jesús.