Una vez le tomé una fotografía a mi pequeña hija junto a un león. Ella tenía una mano en su cadera y una sonrisa sin un par de dientes en su rostro. La luz de esa mañana era perfecta para tomar una fotografía. Apenas se podía ver el grueso muro de vidrio entre la melena del león y las trabas en el cabello de mi hija, pero sabíamos que el vidrio del zoológico era resistente. Ver el vidrio por lo que era nos dio el valor, aun cuando también pudimos ver reveladores rasguños en él.
Ver la realidad correctamente hace toda la diferencia. En el primer capítulo de Efesios, el apóstol Pablo describe la asombrosa realidad que cambiaría la manera en que los creyentes de Éfeso verían las cosas para siempre. Necesitamos ver esta realidad y vivir a la luz de ella también. Ya sea que actualmente estén esperando en un fila para abordar el tren a una ciudad lejana, que estén luchando para obtener una cama cómoda en un hospital sobrepoblado o estén sudando mientras venden en su carrito en un caluroso pueblo, esta realidad gobierna sus vidas.
Todo (en el cielo, en la tierra, pasado, presente y futuro) se enfoca claramente en Efesios 1:9-10:
[Dios] nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo, esto es, reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra.
No existe nada en el cosmos que esté fuera del gran plan de Dios y que no provoque emoción por estar vivos en él donde sea que estemos en el mundo y cualquiera sea el momento en la historia en que nos encontremos.
Pónganse los zapatos
Si fueran un niño o un padre (o si pueden recordar cuando eran niños), entonces han escuchado esto antes.
Los niños le preguntan a los padres «¿por qué?». Y los padres responden, «porque yo lo digo».
Ahora, cuando Dios dice, «anden de esta manera», no necesitamos saber por qué. Él es nuestro Padre celestial. Sin embargo, cuando leemos que Dios ha revelado el misterio de su voluntad, nos sentamos derechos y escuchamos con alegre entusiasmo. Él es misericordioso para darnos una razón para nuestra motivación.
Conocer el misterio de la voluntad de Dios y entender su propósito marca una diferencia cósmica en nuestras vidas. Por ejemplo, en cualquier sábado por la mañana, podemos reconocer la diferencia entre decir, «niños, pónganse los zapatos» y «¡niños, pónganse los zapatos porque vamos a ir a comprar dulces!».
Una y otra vez a lo largo de la carta de Pablo a los Efesios, Dios está diciendo, «anden de esta manera». Nuestra vida vieja lejos de Cristo se contrasta en gran manera con nuestra nueva vida en Cristo. La segunda parte de la carta está dirigida especialmente a mostrarnos cómo ser imitadores de Dios, como sus amados hijos. Podemos ver todas esas descripciones, órdenes, códigos de hogar y ánimo por medio de la gloriosa ventana del plan de Dios para reunir todas las cosas en Cristo.
«¿Por qué?», podríamos preguntar. «Porque estoy reuniendo todas las cosas en Cristo», viene como la respuesta que lo abarca todo.
Esta emocionante motivación (el gran plan de Dios) afecta la forma en que vemos nuestras oportunidades, nuestras pruebas, nuestros roles, nuestras alegrías, nuestras esperanzas y nuestras preocupaciones. Hace que estemos dispuestos a soportar el sufrimiento, a que seamos pacientes cuando estemos inquietos y a que seamos valientes para buscar aventuras riesgosas por causa del Evangelio. ¡Con cuánto entusiasmo abrazamos las oportunidades para hacer discípulos cuando recordamos quién es Dios y lo que está haciendo!
Despierten y huelan la Nueva Creación
Algunas mañanas, cuando mi cuerpo no está físicamente preparado para un despertar temprano, tengo que decirle mentalmente a mis pies que se muevan hacia la baldosa y me lleven hacia la cafetera en la cocina. De manera parecida a la somnolencia, nuestros corazones pueden estar atontados cuando Dios nos llama día a día a despertar a la realidad que él ha puesto en marcha. A lo largo de toda la Biblia, y en una densa y concentrada medida en Efesios, Dios nos da la ayuda que necesitamos para ver correctamente.
Con una visión espiritual adecuada del plan de Dios, ¿cuán diferente serían nuestras perspectivas en esas reuniones de equipo, en el ejercicio que haremos en el parque, en la caminata hacia el pozo o en el tiempo que pasaremos en la mecedora con un bebé? ¡Cuán brillante y colorido sería el día si los ojos de nuestros corazones estuvieran abiertos e iluminados a la esperanza a la que Dios nos ha llamado! ¡Cuán consolados y humillados estaríamos si nos diéramos cuenta de que somos la herencia gloriosa de Dios! ¡Cuán confiados y felices estaríamos al evangelizar si nos diéramos cuenta de la grandeza inconmensurable de su poder hacia nosotros que creemos!
La Palabra de Dios derrama su luz perfecta sobre lo que él está haciendo, ayudándonos a ver la imagen más grande de su plan para reunir todas las cosas en su Hijo. Cada minuto es emocionante (ahora y para siempre) para todos aquellos que están vivos y conscientes en él.