Incluso los más fieles a Dios necesitan ocasionalmente una pausa para pensar respecto a la dirección de sus vidas. Es tan fácil avanzar haciendo malabares de una ajetreada semana a otra sin siquiera detenerse a reflexionar respecto hacia dónde vamos y hacia dónde deberíamos ir.
Una vez, cuando el pueblo de Dios descuidó su relación con Él, el Señor los reprendió por medio del profeta Hageo: «¡Consideren bien sus caminos!» (Hag 1:5). Él los animó a reflexionar sobre algunas de las cosas que les estaban ocurriendo a ellos y a evaluar su descuidada espiritualidad a la luz de lo que Dios les había dicho.
Diez preguntas
El comienzo de un nuevo año es un tiempo ideal para detenerse, mirar y ver hacia dónde vamos. Un gran momento para que consideremos bien nuestros caminos. Para ese fin, a continuación expongo algunas preguntas para hacernos con mucha oración en la presencia de Dios.
1. ¿Qué puedes hacer este año para aumentar tu deleite en Dios?
Nuestro deleite en Dios viene primeramente a través de los medios de gracia que Él nos ha dado. Él ha prometido bendecirnos más directa y consistentemente a través de medios como su Palabra, la oración y la iglesia. Una sugerencia específica que les daría sería que incluyan algo de meditación en la Escritura junto con su lectura diaria. Es mejor leer menos (si es necesario) y, sin embargo, como resultado de la meditación, recordar algo, que leer más y no recordar nada.
2. ¿Hay alguna oración imposible que puedas hacer?
Existen más de una docena de declaraciones que dicen «pero Dios» en la Escritura, como en Romanos 5:8, que dice: «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». Situaciones que son humanamente imposibles fueron transformadas con un «pero Dios» (Ef 2:1-7). ¿Cuál sería una oración para orar el año que viene que pueda ser considerada como un «pero Dios»?
3. ¿Qué es lo más importante que puedes hacer para mejorar tu vida familiar?
Si tu familia no practica la adoración familiar, comenzar ahí es la única y mejor recomendación que podría hacerte. Solo diez minutos al día, simplemente leyendo la Biblia, orando y cantando juntos (un evento que no requiere preparación) es todo lo que se necesita. Mi pequeño libro titulado Adoración en familia puede darte más información.
4. ¿En qué disciplina espiritual quieres progresar más este año?
¿Será una disciplina espiritual personal (esto es, una que practiques solo) o una disciplina espiritual interpersonal (una que practiques con otros creyentes)? Una vez que decidas, determina el próximo paso a seguir y cuándo lo darás.
5. ¿Cuál es la única y principal cosa que te hace perder más el tiempo en tu vida y cómo puedes redimir ese tiempo?
¿Las redes sociales? ¿La televisión? ¿Los deportes? ¿Los pasatiempos? Es fácil que cualquiera de estos (o algo más) tome gran parte de nuestros corazones y tiempo. ¿Es necesario el arrepentimiento? Intentar parar, en sí, probablemente no es la respuesta. Reemplazar aquella cosa activamente con algo mejor nos ayuda a «aprovecha[r] bien el tiempo, porque los días son malos» (Ef 5:16).
6. ¿Qué es lo nuevo y más útil que podrías hacer para fortalecer tu iglesia?
Aunque a menudo enfatizamos el hecho de que los creyentes individuales son el cuerpo de Cristo (1Co 6:15), el Nuevo Testamento en realidad dice esto una vez y siete veces que la iglesia es el cuerpo de Cristo (Ef 5:23). No debemos permitir que nuestro frecuente énfasis en nuestra relación personal con Cristo minimice la importancia de nuestro servicio a Jesús por medio de su cuerpo. ¿Cómo tu iglesia puede ser más fuerte este año gracias a ti? ¿Sirviendo? ¿Dando? ¿Orando?
7. ¿Por la salvación de quién orarás más fervientemente este año?
Orar frecuente y fervientemente por la salvación de alguien nos hace más sensibles a las oportunidades para compartir el Evangelio con esa persona. ¿Te comprometerás a orar por la salvación de al menos una persona cada día de este nuevo año?
8. ¿Qué es lo más importante que, por la gracia de Dios, intentarás hacer para que este año sea diferente del anterior?
Obviamente, la soberanía de Dios gobierna sobre todas las cosas y no existe nada que podamos hacer acerca de mucho de lo que Él trae a nuestras vidas. Por otro lado, bajo su soberanía, Él nos da una medida de responsabilidad sobre muchas áreas de la vida. ¿En cuál de estas áreas te gustaría ver más un cambio respecto al año pasado? Podrías descubrir que la respuesta a esta pregunta se encuentra en una de sus respuestas dadas a las preguntas anteriores. ¿A cuál de ellas sientes que el Espíritu Santo está llevando tu atención con mayor urgencia?
9. ¿Qué podrías hacer para mejorar tu vida de oración este año?
Para muchos, podría ser tan simple como asignar un tiempo exclusivamente para la oración en lugar de simplemente orar «sobre la marcha». Para otros, podría ser aprender la simple práctica bíblica de orar la Biblia.
10. ¿Qué cosa puedes planificar hacer este año que será sumamente importante en diez años? ¿En la eternidad?
Fechas tope de corto plazo tienden a dominar nuestra atención. El ajetreo y la fatiga a menudo limitan nuestra visión a solo lograr pasar el día. Sin embargo, no permitas que la tiranía de lo urgente te distraiga de ocuparte de aquello que estás descuidando que podría tener un enorme impacto a largo plazo en tu alma, en tu familia y en tu iglesia.
Considera tu nuevo año
El valor de muchas de estas preguntas no está en su profundidad, sino en el simple hecho de que enfocan un problema o compromiso. Por ejemplo, el simple hecho de proponerse como meta alentar a una persona en particular este año es más probable que te ayude a recordar alentar a esa persona que si no lo hubieras establecido como meta.
Si encontraste útiles estas preguntas, quizás podrías escribirlas en algún lado: en tu teléfono, en tu computador, en tu calendario o donde sea que pongas tus recordatorios, así puedes revisarlas frecuentemente.
Espero que este artículo te ayude a considerar bien tus caminos, para planificar y poner metas y vivir este nuevo año con diligencia bíblica, recordando el principio de que «los proyectos del diligente ciertamente son ventaja» (Pr 21:5). Pero en todas las cosas, asimismo, recordemos nuestra dependencia en el Rey que dijo: «separados de Mí nada pueden hacer» (Jn 15:5).