Hace dos años, escribí en «Diez preguntas para hacerte al comienzo de un nuevo año» que el cierre de un año y el comienzo de uno nuevo es un tiempo ideal para «considerar bien sus caminos» (Hag 1:5). En otras palabras, muchos encuentran que es una época apropiada para revisar nuestro caminar con Jesús y para reconsiderar nuestras prioridades. Con ese fin, sugiero diez preguntas más.
1. ¿Cuál es la decisión más importante que debes tomar?
Si bien algunos de nosotros ya tenemos grandes decisiones que se avecinan, muchos no las tienen. Por supuesto, incluso en un año «normal», suelen surgir decisiones importantes. Sin embargo, ¿cuál es la decisión que puede que no estés obligado a tomar, pero que sería sabio tomar? Tal vez se relacione con tu vida espiritual o tu vida familiar; tal vez es una que impactará la eternidad de alguien. La decisión puede considerar una de las preguntas a continuación, entonces puede que encuentres útil regresar a esta pregunta cuando termines las demás.
2. ¿Cómo puedes simplificar tu vida?
La mayoría de las personas que conozco se sienten abrumadas. Puede que estés pensando: «toda mi vida necesita ser simplificada!», y puede que tengas razón. No obstante, también puede ser abrumador pensar en simplificar todo, y eso probablemente resulte en no simplificar nada. Para adaptar el viejo dicho: el viaje de mil millas para simplificar tu vida comienza con un paso. Identifica el área en la que simplificar podría tener el mayor efecto, y luego determina un paso que puedas tomar en esa dirección. Lucha contra la inercia con un cambio práctico y simplificador.
3. ¿Cuál es la necesidad más importante que sientes el peso de cumplir?
La necesidad puede estar relacionada con el ministerio o con una persona en tu iglesia, tu vecindario o tu ciudad, o incluso con algo a mayor escala, como ayuda ante un desastre natural, la injusticia, el hambre mundial o misiones globales. No puedes satisfacer cada necesidad que ves, pero ¿qué paso podrías tomar?
4. ¿Qué hábito te gustaría más establecer?
Tal vez esta pregunta suena como una anticuada resolución de Año Nuevo. Sin embargo, el hecho es que cada uno de nosotros puede casi inmediatamente identificar una práctica regular que, si se arraigara en nuestras rutinas, sería de bendición para nosotros y para otros, y le daría gloria a Dios. Quizás sería sumar alguna disciplina espiritual sencilla. Tal vez el Espíritu Santo te está impulsando a comenzar un nuevo hábito en una de las áreas habituales de consideración, como el ejercicio, la dieta o el sueño. O podría ser algo como una nueva rutina en las tareas del hogar, en el matrimonio o en la vida familiar, o en el uso de tecnología. De la manera que sea, ora, haz un plan y ¡comienza!
5. ¿A quién quieres animar más?
Escoge una persona —un miembro de tu familia o de tu iglesia, un amigo, un vecino o un colega— que se ha sentido abrumado por las circunstancias o las cargas. Resuelve decirle una palabra de ánimo a esa persona cada vez que la veas.
6. ¿Cuál es tu objetivo financiero más importante y cuál es el paso más importante para lograrlo?
Los objetivos para la mayordomía financiera suelen estar relacionados con dar al Reino de Dios, reducir la deuda, ahorrar para obtener algo especial o generar un nuevo ingreso. Sin embargo, quizás necesitas desarrollar un mejor fundamento bíblico para administrar tu dinero. Considera leer un libro del tema, pedir consejo de un amigo cristiano sabio o hablar con un profesional. Decide qué poner primero en tu lista y haz un avance que sea medible.
7. ¿Cuál es el mejor paso que puedes dar para mejorar tu vida laboral?
La Biblia anima no solo a trabajar, sino a trabajar bien. Proverbios 22:29 dice: «¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; no estará delante de hombres sin importancia». Es común caer en las rutinas y los plazos de nuestro trabajo, y desarrollar una mentalidad de simplemente: «ir a trabajar y hacer mi trabajo». ¿Cómo puedes convertirte en alguien más «diestro en su trabajo» este año? Determina mejorar una habilidad relacionada con el trabajo y agrega valor a tu labor.
8. ¿De qué manera puedes bendecir a tu pastor (o a otro que te ministra)?
Como alguien con veinticuatro años de ministerio pastoral a tiempo completo o parcial y veintiocho años de experiencia en formación de ministros, puedo atestiguar que la mayoría de los pastores reciben quejas y críticas cada semana. A menudo, son aguijoneados varias veces por semana. Este año determina convertirte en el tipo de miembro de la iglesia que anima a aquellos que Dios usa para ministrarte. Sé específico acerca de algún comentario perspicaz que hicieron que fue útil para ti. Diles que su fidelidad en el ministerio es un estímulo continuo en tu propio caminar con Jesús.
9. ¿Qué paso que puedes dar para enriquecer el legado espiritual de tu familia?
El paso más importante que puedes dar es proveer un ejemplo de carácter cristiano consistente en tu vida personal y compromiso con tu cuerpo de Cristo local. Quieres que tus hijos y nietos te vean mantener tu vida devocional en casa y servir en tu iglesia. Así que tal vez el enriquecimiento de tu legado espiritual comienza con un paso práctico en una de estas esferas. Más allá de esto, quizás ninguna otra cosa tenga un mayor impacto en la futura vida espiritual de tu familia que comprometerte con una práctica de culto familiar sencilla, pero regular.
También puedes considerar otras ideas para llevar a tus hijos y nietos a Cristo. Por ejemplo, podrías enviarles correos electrónicos de contenido espiritual. Podrías escribirles una nota o una carta a mano, que posiblemente guardarán, ya que rara vez reciben algo escrito a mano. Podrías llevar un diario en el que registres tu camino espiritual, oraciones por ellos u otras reflexiones en su beneficio. O podrías utilizar una Biblia diferente cada año en tu lectura devocional e incluir tus reflexiones, así como notas para un hijo o nieto, y luego regalárselo al final del año.
Yo grabo un vídeo para mi hija y cada uno de mis nietos en sus cumpleaños, contando algunos de los momentos más destacados de sus vidas y de nuestra familia en el último año, recordándoles mi amor y expresando mis oraciones por ellos. Tengo una carpeta en mi archivador con información importante que mi familia necesitará después de mi muerte, y allí les indico la ubicación de estos vídeos en mi ordenador.
10. ¿Qué libro, además de la Biblia, te apetece más leer?
¿Las crecientes presiones de tu vida han desplazado los beneficios y placeres de la lectura? Este año, ¿podrías elegir un libro que sabes que realmente te resultará útil y leer solo una página por día? Leer una página al día equivaldría a leer dos libros completos. Puede que no parezca mucho, pero es mucho mejor que no leer nada. Además, según algunos datos, esto te ubicaría por encima de la mitad de la población estadounidense en cuanto al número de libros leídos cada año.
Sal al encuentro del año
Si estas preguntas te han parecido estimulantes, quizá quieras imprimirlas o copiarlas en un diario para reflexionar sobre ellas con más detenimiento y oración. Considera la posibilidad de incorporarlas a tu devocional de hoy o de mañana, o de reservar unos minutos para reflexionar sobre ellas con un bolígrafo y una taza de café.
Si no somos intencionales, podemos darnos cuenta de que pasamos más tiempo pensando en nuestra lista de Navidad que en todo el año de nuestras vidas que nos espera.