¿Por qué hay tantos adictos al trabajo en la iglesia? ¿Por qué son tantos los cristianos que son exitosos en su carrera profesional a costa de sus cónyuges e hijos? ¿Por qué nos cuesta encontrar tiempo para el ministerio, para la oración y para la lectura de la Escritura, pero pasamos demasiado tiempo en la oficina o en la bandeja de entrada del trabajo?
Podrías argumentar que este es un problema de prioridades, en donde ponemos nuestra carrera profesional por sobre Dios y la familia; no estaría en desacuerdo. Podrías proponer que tenemos un problema de agenda por lo que revisar nuestra rutina diaria y establecer restricciones de tiempo daría una solución. ¡Sin duda eso sería útil!
No obstante, no creo que esto vaya lo suficientemente lejos. Debemos admitir que tenemos un problema de identidad que resulta en prioridades erradas y agendas desbalanceadas.
Tenemos un problema de identidad porque olvidamos quién es Dios, quiénes somos nosotros y qué se nos ha dado en Cristo por gracia. «Porque el que carece de estas virtudes es ciego o corto de vista, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados» (2P 1:9, énfasis del autor).
Cuando sufrimos de un problema de identidad, buscamos horizontalmente lo que ya nos ha sido dado verticalmente. Esta es la aplicación del tema de hoy: debido a que el trabajo es una dimensión importante en nuestras vidas, se torna muy tentador buscar nuestra identidad en ese espacio.
Cuando buscas identidad en tu trabajo, encontrarás muy difícil resistir sus desafíos, demandas y promesas de recompensa.
Existen tres identidades atractivas que podemos descubrir en nuestro trabajo:
1. Identidad en el logro y el éxito
«Soy lo que he logrado».
Un camino de logros parece hacer una declaración sobre quién eres y qué puedes hacer. Sin embargo, el entusiasmo del éxito de hoy se desvanecerá y necesitarás que el próximo éxito te dé fuerzas para seguir, y luego otro éxito tras ese. Sin darte cuenta, el éxito habrá pasado de ser algo que disfrutabas a ser algo con lo que no puedes vivir.
2. Identidad en el poder y el control
«Tengo el control; por lo tanto, soy alguien».
En un mundo donde la mayoría de nosotros tiene una variedad de personas que nos dicen qué hacer cada día, es intoxicante ser la persona que tiene el poder. Sin embargo, las personas que han puesto su identidad en el éxito y usan a otros para lograr siempre lo que se proponen, dejan un rastro de matanza personal y espiritual detrás de ellos.
3. Identidad en la riqueza y en las posesiones
«Soy del tamaño del montón de cosas que he acumulado».
Puesto que somos personas físicas viviendo en un mundo físico y debido a que Dios nos ha dado la capacidad de reconocer y disfrutar la belleza, es tentador definir la «buena vida» como una llena de cosas hermosas. Debo aclarar que desear cosas hermosas no es malo en sí mismo, pero si pones tu identidad en obtenerlas, mantenerlas y disfrutarlas, otras áreas de tu vida sufrirán.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando estás comprometido a encontrar cada día una identidad más profunda verticalmente en Jesús?
El mayor logro en tu vida no será algo que hayas hecho, sino lo que Jesús ha hecho por ti en la cruz.
Aprenderás a descansar en tu falta de control, sabiendo que por gracia, has sido adoptado por el Padre quien tiene autoridad sobre todo, para su gloria y para tu bien.
Y serás liberado de trabajar continuamente para acumular más de lo que esperas que te dé placer, ¡porque estás cada vez más satisfecho en Cristo!
Dios te bendiga.
Preguntas para reflexionar
- ¿Tu vida de trabajo está apropiadamente equilibrada? ¿Qué podría revelar tu agenda respecto a tus prioridades?
- Ahora, hazle esta pregunta a alguien que te conozca: «¿están sufriendo mis compromisos espirituales y relacionales debido a mi trabajo?». (Despide a tu abogado defensor interno antes de preguntar. Recuerda, ¡no existe nada que pueda ser expuesto de ti que no haya sido ya pagado por la sangre de Jesús!).
- Debajo de las prioridades y la agenda, ¿podría haber un ídolo de identidad? ¿Cómo te hace sentir tu trabajo respecto a ti?
- ¿Cuándo fue la última vez que sentiste una «emoción» por un logro, por ejercer autoridad o por comprar algo? ¿Cuánto duró ese entusiasmo antes de que buscaras otro?
- ¿Qué soluciones prácticas puedes llevar a cabo esta semana para equilibrar tu vida laboral, social y espiritual?