¿Alguna vez has sido defraudado por un amigo?
Escoge cualquier amistad; es más, escoge tu amistad más satisfactoria y ponla a prueba con estas preguntas:
- ¿Alguna vez te has sentido incomprendido?
- ¿Alguna vez te hirió lo que la otra persona dijo?
- ¿Alguna vez sentiste que no habías sido escuchado?
- ¿Alguna vez fuiste traicionado?
- ¿Alguna vez has tenido que tratar un malentendido?
- ¿Alguna vez estuviste en desacuerdo con una decisión?
- ¿Alguna vez le has guardado rencor a tu amigo?
- ¿Alguna vez te sentiste solo aun cuando las cosas iban bien?
- ¿Alguna vez dudaste del compromiso de la otra persona?
- ¿Alguna vez tuviste problemas para resolver un conflicto?
- ¿Alguna vez has deseado no tener que dar o servir?
- ¿Alguna vez te has sentido usado?
¿Podrías responder con un «sí» a cada una de las preguntas en la lista? ¿Podría tu amigo decir «sí» a las mismas preguntas, pero hechas sobre ti?
Incluso la amistad más armoniosa será complicada y requerirá mucho trabajo en este lado de la eternidad. ¿Cuánto más se aplica a las relaciones que no se dan naturalmente o con personas que no son nuestros amigos?
Es por esta razón que la Biblia incluye tantos mandamientos y exhortaciones a ser pacientes, amables, perdonadores, compasivos, gentiles y humildes.
Revisa la lista de preguntas nuevamente. Todos fallamos la prueba de la amistad. ¿Te sientes desanimado y abrumado por esta realidad y la cantidad de trabajo que esa amistad requerirá?
Si quedara en nuestras manos, nada bueno ocurriría. Sin embargo, tenemos buenas amistades y cada una es un regalo de la gracia de Dios.
Piensa en lo que Dios nos ha dado para ayudarnos a navegar la amistad en un mundo caído. Él nos ha dotado con su Palabra, nos ha enriquecido con sabios principios. Él nos ha proporcionado su Espíritu, convenciéndonos cuando nos equivocamos, dándonos poder para buscar perdón y capacitándonos para mostrar compasión por aquellos que han sido injustos con nosotros. Él nos ha provisto una comunidad de hermanos cristianos, donde recibimos corrección y ánimo continuos.
¡Tenemos todo cuanto concierne a la vida, a la piedad y a la amistad! (2Pe 1:3).
El error que cometemos es interpretar el «divino poder» de Dios como algo que solo nos libera de los problemas de la vida. En realidad, ese poder nos otorga la capacidad de perseverar en medio de esos problemas.
No está mal desear el don de Dios del alivio, pero demasiado a menudo perdemos (o nos desilusionamos por) su generoso don de fortalecimiento.
Cuando surja una dificultad en tu amistad, y ocurrirá, nunca estarás desprovisto de poder. Si bien, el pecado y el conflicto resultante son una realidad siempre presente, ¡no están a la altura de Jesucristo!
Esta es una manera profunda y radical de pensar sobre tus amistades. Debe ayudarte a ser más realista, menos temeroso y cada vez más confiado.
Dios te bendiga.
Preguntas para reflexionar
- ¿Alguna vez has sido defraudado por un amigo, hace poco o significativamente en el pasado?
- ¿Podría ser que tú hayas defraudado a un amigo inconscientemente durante estos días o semanas? ¿Hay algo que debas confesar, incluso aunque ellos no lo hayan mencionado aún?
- ¿Estás enojado, herido o frustrado con un amigo, pero temes exponérselo? ¿A qué le temes? ¿Cómo puedes abordar este tema bíblicamente?
- ¿Alguna vez un amigo te ha confrontado por haberlo defraudado? ¿Cómo respondiste y qué reveló tu respuesta sobre tu corazón?
- ¿Qué cosa puedes hacer esta semana para ser un mejor amigo? Sé específico y práctico, y ¡avanza con la esperanza y optimismo del Evangelio!