Cuando el filósofo francés René Descartes dijo célebremente: «pienso, luego existo», él estaba, entre otras cosas, estableciendo una tendencia que ha alcanzado completo cumplimiento en nuestra época: comenzar las respuestas a las preguntas más grandes de la vida con un «yo». Ahora nos encontramos viviendo en la «era del yo»[1]. Si la unidad básica de la vida es el «yo», entonces el objetivo fundamental de la vida es mi propio sentido de realización, sobre todo la sexual.
Tal contexto hace que la vida cristiana de los solteros sea aún más desafiante y el pastoreo saludable de sus vidas mucho más urgente. Cada generación ha enfrentado la presión de considerar la ética sexual cristiana como innecesariamente restrictiva. Sin embargo, hoy enfrentamos la formidable presión cultural de ver esa ética como un peligro para nuestra salud psicológica y una amenaza existencial para el bien de la sociedad. Sin un pastoreo cuidadoso, muchos de nuestros solteros quedarán atrapados en las aguas revueltas de estas corrientes sociales y se alejarán de Cristo.
Entonces, ¿cómo podemos pastorear a los solteros en tiempos como estos? Existen tres verdades en las que necesitamos sumergir especialmente a la iglesia y en particular a nuestros solteros.
1. El estado civil no es el determinante principal de la realización y la felicidad
Es fácil pensar que sí lo es. Culturalmente, el mensaje que escuchamos en constante repetición es que una vida sin alguien románticamente significativo apenas es vida en absoluto (sin duda una vida que no puede ser plena). Un amigo vio tres películas de una vez en un vuelo de larga distancia: una comedia, una de superhéroes y una más seria. Me contó que cada una de ellas reflejaba este mismo mensaje: eres un gran perdedor si no estás satisfecho románticamente.
A veces el mensaje en la iglesia no es diferente. Podríamos no poner al matrimonio en el lugar de realización romántica, pero le atribuímos el mismísimo significado. Gran parte de la vida de la iglesia está estructurada en torno a matrimonios y familias que puede ser difícil saber cómo encajar como soltero. A menudo hablamos del matrimonio como si fuera el propósito de la vida cristiana, algo con lo que nos graduamos de la soltería.
Por lo tanto, es entendible que muchos en nuestras iglesias sientan que la oportunidad de casarse sea el único determinante más significativo de si es que básicamente pueden ser felices en la vida. Los mensajes a nuestro alrededor parecen reforzar esto.
No obstante, la Biblia nos muestra una manera de pensar muy diferente. No es la opción de soltero o casado lo que determinará más profundamente nuestra potencial felicidad futura; la de estar o no en Cristo lo es. El repetido mensaje de Pablo a sus amigos filipenses no fue «regocíjense en el matrimonio siempre» ni siquiera fue «regocíjense en la realización romántica», sino «regocíjense en el Señor siempre» (Fil 4:4). En Él es donde se encuentran nuestra felicidad y realización. Cuando encontramos nuestro supremo contentamiento en Cristo, nos damos cuenta de que finalmente no importa si estamos casados o solteros. No nos perderemos lo mejor que la vida tiene para ofrecer si tenemos a Cristo.
La experiencia pastoral confirma esto. Incluso los mejores matrimonios nos desilusionarán a veces. He conocido y pastoreado muchas personas que pensaron que casarse satisfaría los anhelos más profundos de la vida, solo para descubrir que incluso pueden expandir esos anhelos. Una vida en Jesús, no un anillo en el dedo, es lo único que puede verdaderamente satisfacer .
2. El matrimonio y la soltería no se tratan de nosotros
En 1 Corintios 7:7, Pablo describe al matrimonio y a la soltería como regalos de Dios. Ambos nos son dados como buenos regalos de nuestro generoso Creador. Ninguno debe rebajarse ni menospreciarse. Cada uno debe recibirse con agradecimiento. Como todos los buenos regalos de Dios, deben ser bien administrados. Al igual que los dones espirituales de los que Pablo hablará más adelante en la misma carta, el matrimonio y la soltería no son fines en sí mismos; son para «el bien común» (1Co 12:7).
Entonces, el punto final de la soltería —y el matrimonio, de hecho— no es mi propio sentido de realización o satisfacción. Es fácil practicar la «soltería egoísta» (tomar las libertades y las oportunidades de la soltería puramente como una manera de servir a nuestra propia felicidad). Podemos tomar la falta de compromiso marital o de responsabilidad parental simplemente como un medio para hacer lo que queremos. No obstante, esto no es seguir el diseño de Dios para nosotros. Si lo que nos atrae es la falta de otras personas que nos restrinjan, entonces no solo hemos perdido el propósito de la soltería, sino el propósito de la vida cristiana.
La positividad de Pablo respecto a la soltería —a menudo sorprendente para nuestros oídos contemporáneos— se centra en las oportunidades que presenta para el servicio, no para la autorrealización. En lugar de las restricciones de la familia, está la «constante devoción al Señor» (1Co 7:35). Este es un resultado tan deseable para Pablo que él podía «desear […] que todos […] fueran como yo»: solteros. Por tanto, lo que debe motivar a los solteros sobre la posibilidad de permanecer solteros no es retrasar un compromiso ni tener un ingreso disponible, sino la libertad de servir al Señor en maneras que no serían posibles ni aconsejables si estuvieran casados.
3. La soltería piadosa es justo lo que necesitamos en la era del yo
A medida que asimilamos la era del yo en la que nos encontramos, podríamos darnos cuenta de que muchas de las oportunidades que los solteros tienen para una «devoción constante» a Cristo y a su causa son precisamente lo que necesitamos en tiempos como este.
Toma solo un ejemplo: la era del yo carece desesperadamente de comunidad. Los solteros no son los únicos que tienen algo que contribuir en esto, pero hay una manera única en la que la soltería puede usarse para lubricar las comunidades dentro de nuestras iglesias. Muchos solteros tienen una capacidad mayor para hacer amistades que los casados. Dicho de manera simple, es posible «acoger más personas». Esa capacidad mayor puede posibilitarles a los solteros entablar amistades con un espectro más amplio de personas, para formar amistades profundas entre generaciones y otros grupos. Los solteros podrían tener más oportunidades que otros para moverse y ser un medio para conectar diferentes grupos demográficos, vinculando personas que de otra manera tendrían pocas posibilidades de encontrarse. Los solteros pueden ser geniales para presentar personas distintas. Los solteros pueden ser un instrumento único para ayudar a fomentar las mismas formas de comunidad robustas y diversas que necesitamos en este momento cultural.
O considera las maneras en que la soltería piadosa puede ser una respuesta para la profunda confusión que muchos experimentan cuando se trata de identidad y sexualidad. Hay mucha carga en realizarse romántica y sexualmente: se ha convertido en uno de los más grandes bienes en la sociedad contemporánea occidental. Ahora considera al cristiano soltero que satisface sus anhelos más profundos en Cristo y vive sirviendo con alegría a otros. Esas personas son un contrapunto profético para el mundo que nos rodea. La vida no se trata de mí; el sexo no se trata de mí. Hay Alguien que es el Novio, tan completo en todas sus perfecciones que puede eclipsar incluso las experiencias románticas más intensas que este mundo tiene que ofrecer. Uno cuya vida futura con su pueblo es tan completa y plena que no necesitaremos estar casados ni ser dados en matrimonio en la era venidera (Mt 22:30).
La era del yo probablemente estará con nosotros por algún tiempo. Sin embargo, la respuesta a toda las aparentes «eras» irrefutables de este mundo es el Evangelio de ese Hombre soltero, Jesucristo, cuya Palabra siempre nos llevará por buenos caminos y cuya vida con nosotros es suficiente para todas nuestras más grandes necesidades y anhelos.
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.
[1] Para saber más de esto, ver la obra hito de Carl R. Trueman, El origen y el triunfo del ego moderno: Amnesia cultural, individualismo expresivo y el camino a la revolución sexual (Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2022) . Una versión más condensada y más accesible es el libro de Carl R. Trueman, Strange New World: How Thinkers and Activists Redefined Identity and Sparked the Sexual Revolution [Extraño nuevo mundo: cómo los pensadores y los activistas redefinieron la identidad y provocaron la revolución sexual, disponible solo en inglés por ahora] (Wheaton, Illinois: Crossway, 2022).
Sam Allberry
Sam Allberry es uno de los pastores de la iglesia anglicana St Mary's en Maidenhead, Reino Unido. También es autor del libro Is God Anti-Gay? [¿Está Dios contra los homosexuales?]. Puedes encontrarlo en Twitter como @SamAllberry.