Ana tenía veintidós años y estaba llegando a los veintitrés sin novio y luchaba con confiar en Dios. Vivía en un pequeño pueblo, trabajaba en un pequeño negocio e iba a una pequeña iglesia. Solo digamos que los prospectos de hombres (o la falta de ellos) en el pueblo también eran pequeños.
El anhelo en el corazón de Ana de finalmente conocer y casarse con el hombre de sus sueños estaba llegando a ser imperioso. ¿Cómo podría ser posible que permaneciera contenta con su vida cuando el verdadero amor no se ve por ninguna parte?
Aunque el corazón de Ana anhelaba a un chico, tomó la dura decisión de entregarle sus deseos a Dios y esperar pacientemente en sus tiempos. El estado civil de Ana no cambió de inmediato, pero su perspectiva y actitud hacia sus circunstancias tomó una apariencia completamente nueva.
Ana pasó de estar desanimada por sus circunstancias actuales respecto a los chicos a creer que Dios verdaderamente tenía un plan para su vida amorosa.
La inquietud y la impaciencia no cambian nada a excepción de nuestra paz y gozo. La paz no habita en cosas externas, sino que en el corazón preparado a esperar confiada y tranquilamente en Aquel que tiene todas las cosas seguras en sus manos —Elisabeth Elliot.
¿Alguna vez te has sentido como Ana? Sé que yo sí.
Muchas veces pensé: seré mucho más feliz si tuviera un novio. Cuando decido permanecer en ese pensamiento, básicamente le estoy diciendo a Dios que su plan para mi vida no está cumpliendo mis expectativas. Si solo Dios tomara alguno de mis consejos y me diera un hombre, entonces sería feliz.
Pienso que es tiempo de que nos recordemos a nosotras mismas quién es Dios y lo que hace. Un gran pastor del pueblo lo resume con estos cuatro simples hechos sobre Dios.
«El amor de Dios es perfecto. La sabiduría de Dios es infinita. El control de Dios es soberano. El objetivo de Dios es bueno» —Bob Welch.
¿Qué mejor que confiarle nuestra vida amorosa a Dios? Él nos ama con un amor perfecto y obra soberanamente todas las circunstancias de la vida para bien. Él contiene toda la sabiduría y tiene un plan único para cada una de nuestras vidas.
¿Por qué cuestionaríamos a tan increíble Dios?
Él ve el futuro y sabe a quién y qué necesitamos en nuestras vidas para ayudarnos a glorificarlo mejor a Él.
«Porque sol y escudo es el Señor Dios; gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad» (Sal 84:11).
En lo que respecta a tener a un chico en tu vida, tienes que escoger la opción de Ana. Debes compartirle los deseos de tu corazón a Dios y luego dejarlo en su control. Tienes que confiar en que Dios te conoce mejor que tú misma, y en su tiempo perfecto, te traerá un hombre (o no).
«No siempre es fácil sentir ganas de confiar en Dios. No obstante, confiar en Él es un asunto de decidir confiar por lo que sabemos, a pesar de lo que sentimos» —Jerry Bridges.
Cuando enfocas tus pensamientos en el carácter perfecto de Dios, permite que confiar en Él sea mucho más fácil.
Si continuamente mantienes tus ojos enfocados en las verdades de la Palabra de Dios, el desánimo no tendrá lugar para entrar. Mientras busques a Cristo para que te dé satisfacción estarás llena de alegría.
Hay muchas chicas alrededor del mundo que tienen novios; sin embargo, aún siguen tristes. ¿Por qué? Porque están buscando a un chico para que les dé alegría. No importa lo increíble que pueda parecer tener un novio, él nunca podrá satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón.
«Jesús les dijo: “Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”» (Jn 6:35).
Solo Cristo puede satisfacer tus deseos más profundos.
Quiero desafiarte a escribir el verso que cité anteriormente (Salmo 84:11) y que lo memorices. La próxima vez que estés luchando con confiar en el plan de Dios para tu vida, recita ese verso.
Pregúntate a ti misma si andas en integridad; es decir, ¿estás viviendo un estilo de vida que honra a Cristo? Si la respuesta es no, descubre el asunto del pecado y cámbialo. Si la respuesta es sí, puedes tener completa confianza de que Dios no retendrá nada bueno para ti.
Eso significa cualquier cosa que Él piense que es buena; no lo que tú crees que es bueno.
Después de todo, Él es el Dios perfecto, infinito, soberano y bueno. Sin duda, podemos confiar en que Él nos dará lo que Él sabe que es mejor, incluso en nuestra vida amorosa.
Hablemos sobre esto…
- ¿Realmente confías en que Dios tiene un plan para tu vida amorosa?
- ¿Estás tentada a creer la mentira de que un novio puede satisfacer los anhelos más profundos de tu corazón?
- ¿Cómo puedes encontrar satisfacción solo en Cristo?
- Escribe el Salmo 84:11 y recuérdate a ti misma esa verdad en cualquier momento en el que te sientas deprimida por tus circunstancias actuales.