Lo escucho demasiado, demasiado a menudo: «¡ayuda! ¡Mis hijos están viendo porno!». Hace un par de días una mamá me escribió para decirme que ella y su marido les habían permitido a sus jóvenes hijos adolescentes acceder a Internet para jugar un videojuego en línea, pensando en que les habían enseñado y habían entrenado lo suficientemente bien a sus hijos para resistir cualquier tentación que encontraran allí. No obstante, estaban equivocados y acaban de darse cuenta de ello durante los últimos cuatro meses: cuando mamá y papá salían de casa para tener un cita o para hacer algún trámite, los niños habían estado viendo pornografía. ¿Qué deben hacer? ¿Cómo deben responder?
He puesto mucha atención durante los últimos años a la batalla contra la pornografía y me gustaría ofrecer una respuesta que consta de dos partes. Hoy abordaré la respuesta inmediata y la próxima semana quisiera ayudarte a armar un plan que protegerá a tu familia en el futuro, para impedir que aquellos que quieren mirar porno lo vean y para proteger a aquellos que aún no saben que existe. Por hoy, quisiera compartir algunas sugerencias para saber cómo responder cuando descubres que tus hijos han estado viendo o han estado buscando pornografía.
No te desesperes
Cada padre reacciona de manera diferente cuando se da cuenta de que sus hijos están viendo pornografía. Algunos lo tratan de una manera realista, mientras que otros responden con más emoción y pueden encontrarse a sí mismos al borde de la desesperación. Aunque esta situación es difícil y dolorosa, no significa que se va a acabar el mundo; no significa necesariamente que tus hijos no son salvos y sin duda no significa que no puedan ser salvados. Al mirar porno, ellos han abierto una ventana a su corazón y ahora tienes la oportunidad de abordarlo de una manera provechosa. La desesperación solo interferirá con tu capacidad de hacer esto efectivamente.
Ten cuidado con la vergüenza
Podría existir la tendencia a agravar la vergüenza con más vergüenza al querer asegurar que tus hijos sientan la vergüenza que deberían sentir. Sin embargo, ten cuidado con la vergüenza. Nuestro objetivo es que el Espíritu Santo convenza a nuestros hijos de culpa más que hacer que mamá y papá los hagan sentir una profunda vergüenza. Es muy probable que te sientas avergonzado o que sientas que has fracasado como padre, y esto podría llevarte a ser más duro de lo que debes ser. Tu objetivo no es convencer a tus hijos de su vergüenza ante mamá y papá, sino que seguir al Espíritu Santo mientras Él los convence de su culpa ante Dios.
Haz preguntas
Hagas lo que hagas, necesitas comunicarte con tus hijos. Es fácil para un padre asumir que él sabe por qué sus hijos han estado mirando pornografía, pero me he dado cuenta a lo largo de los años que existe una gran cantidad de razones. Algunos niños ven pornografía meramente desde la lujuria y la curiosidad; algunos lo hacen primordialmente para alimentar la masturbación; algunos lo hacen desde un deseo de ser desobedientes y de actuar en contra de las figuras de autoridad en sus vidas; algunos lo hacen como una respuesta al abuso que han sufrido en el pasado.
Aunque la tentación sea aporrear a tus hijos con razones por las que no deberían mirar porno, usarás más efectivamente tu tiempo si puedes calmarte, hacer muchas preguntas y tener una conversación con ellos. Descubre cuál es el atractivo; descubre qué necesidad parecieran estar satisfaciendo. Prepárate para una discusión incómoda sobre temas que no quieres conversar, como la masturbación e incluso el abuso. No permitas que su mal comportamiento te distraiga de abordar sus corazones.
Anda al Evangelio
Dije antes que al ver pornografía tus hijos han abierto una ventana en sus propios corazones. Los han abierto y han alumbrado un pecado particular. Han mostrado que no están satisfechos, que son lujuriosos, que son desobedientes a Dios y a sus padres. Y para eso es justamente el Evangelio: para los insatisfechos, para los lujuriosos y para los desobedientes. Todo esto presenta una poderosa oportunidad para ir directamente al Evangelio. El Evangelio les ofrece perdón, pero también les ofrece la esperanza de superar este pecado, la esperanza de que pueden ser rescatados de la culpa del pecado, de que pueden encontrar una satisfacción más profunda y más perdurable de lo que promete la pornografía. Como siempre, el corazón es el centro del asunto.
Ruégales
Creo que como padre tienes muchas oportunidades para enseñar a tus hijos, pero solo unas pocas oportunidades para realmente rogarles. Este es un tiempo para rogarles, para rogar por sus vidas y para rogar por sus almas. Tú eres mayor y más sabio que tus hijos, entiendes mejor la Biblia que tus hijos y conoces el costo a largo plazo de un compromiso con el pecado sexual. Si existe un tiempo para rogarles por sus vidas y por sus almas, es este. Deja que Salomón te comparta sus palabras:
Ahora pues, hijos míos, escúchenme,
Y no se aparten de las palabras de mi boca.
Aleja de la extraña tu camino,
Y no te acerques a la puerta de su casa;
No sea que des tu vigor a otros
Y tus años al cruel;
No sea que se sacien los extraños de tus bienes
Y tu esfuerzo vaya a casa del extranjero;
Y al final te lamentes,
Cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido,
Y digas: “¡Cómo he aborrecido la instrucción,
Y mi corazón ha despreciado la corrección!
No he escuchado la voz de mis maestros,
Ni he inclinado mi oído a mis instructores.
He estado a punto de completa ruina
En medio de la asamblea y la congregación (Proverbios 5:7-14).
No estás luchando solo por su pureza personal, sino que por sus vidas. ¡Ruégales para salvar sus vidas y salvar sus almas!
Toma medidas de acción
Al mirar pornografía, tus hijos han quebrantado tu confianza y han demostrado ser indignos de ella. Necesitarán ganar y recuperar esa confianza por un tiempo mientras demuestran ser responsables y obedientes. Necesitarás involucrarte activamente en el entrenamiento de tus hijos para que usen bien sus privilegios y para que usen el Internet y sus dispositivos digitales sin este tipo de comportamiento. Necesitas un plan que considere sus dispositivos y su falta de carácter cristiano. Hablaré sobre este plan la próxima semana.