Y los fariseos y los escribas murmuraban: «Este recibe a los pecadores y come con ellos» (Lc 15:2).
Hoy prenderemos las luces de la entrada de nuestra casa, pondremos un cartel y estaremos regalando barras de chocolate extra grandes a cientos de niños, mamás, papás y adolescentes. Algunos murmurarán que recibiremos a pecadores; sin embargo, también dijeron esto de Jesús.
Luz del mundo
Muchos cristianos creen que entregar dulces en Halloween no es una buena idea. Asumen: «si les damos dulces, soy partidario de todo lo que representa este día y, por tanto, comprometo mi testimonio como cristiano». Sí, Halloween puede representar algunas cosas realmente diabólicas. Sí, es un día en que las personas adoran a Satanás, a los demonios y la oscuridad espiritual. Sí, es una excusa para el pecado no arrepentido. Sin embargo, ¡somos la luz del mundo! La luz fue diseñada para la oscuridad. «No […] se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija».
Mientras más oscuro el día, más luces brillan. «Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos». ¿Quién necesita ver la luz de Cristo? ¿Los santos? ¿O los pecadores?
Y sucedió que estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y sus discípulos; porque había muchos de ellos que lo seguían. Cuando los escribas de los fariseos vieron que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a sus discípulos: «¿Por qué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?» (Mr 2:15-17).
El Evangelio de Jesucristo es para los pecadores. ¿Cómo Jesús, el médico, se involucró con quienes estaban enfermos? Él se juntaba con ellos, se vinculaba con ellos, comía con ellos. Si nuestro Amo, Jesús, pasó tiempo con los pecadores de esta manera, ¿cómo podemos considerarnos demasiado «santos» para hacer lo mismo? Fueron los fariseos quienes se veían a sí mismos demasiados santos como para involucrarse con los pecadores a nivel de suelo. Seamos como Jesús, no como esos fariseos espiritualmente arrogantes.
Halloween misional
Por un momento, imaginemos que Jimmy y yo somos misioneros en un país extranjero. Acabamos de llegar y aún estamos conociendo la cultura y la vida cotidiana de los habitantes de este país. Muy pocos conocen a Jesús y el culto a los ancestros es la práctica religiosa más común. Hemos estado orando por una manera de poder conocer a más personas y para tener algunas oportunidades de compartir a Jesús. Entonces, escuchamos sobre un gran festival de veneración a los ancestros para la cual toda la ciudad saldrá. Si tan solo prendes la luz de la entrada de tu casa, ellos se acercarán a tu puerta para cantar canciones de veneración a sus ancestros.
Como misioneros, ¡daríamos gracias a Dios por tan grande oportunidad! En lugar de pasar días buscando un solo momento para poder conocer a alguien y conversar sobre la fe, ¡ahora hay muchos que vendrán a nuestra puerta con su mente ya puesta en cosas espirituales! ¡No puedo imaginar una oportunidad más perfecta para conocer a estos extranjeros y hablarles de mi fe!
¡Esto es exactamente lo que Halloween puede ser para los seguidores de Jesús en este país! Ya debiéramos estar siendo misionales en nuestros vecindarios, buscando alcanzar a nuestros vecinos con las buenas noticias de Jesús. Por tanto, ¡qué día más perfecto para conocer a las familias que viven a nuestro alrededor! Además de eso, ya existe un aire de espiritualidad ese día. Sí, tiene un sentido espiritual diabólico, pero es una plataforma para sacar el tema de la vida, la muerte, el infierno, el cielo y ¡el Gran Dios que venció a Satanás en la cruz por medio de su increíble gracia al sacrificar a su Hijo por los pecadores como nosotros!
Jesús recibió a los pecadores, así que de igual manera, recibamos a los pecadores hoy.
Transfórmalo para bien
Existe una manera de involucrarnos con las personas en Halloween sin realmente celebrar el día en sí. Nosotros somos muy cuidadosos de no tener ninguna decoración tradicional de Halloween como fantasmas, telarañas, monstruos, etc. Al contrario, intentamos etiquetarnos como la casa «locamente generosa» de nuestra calle, ¡para declarar la naturaleza generosa de nuestro Dios al enviar a su Hijo!
Hay una canción que nos encanta cantar en nuestra iglesia llamada Sovereign Over Us [Soberano sobre nosotros] de Aaron Keyes que dice: «Aun cuando el enemigo quiera hacernos mal, Tú lo cambias para bien y para tu gloria»[1]. Halloween es un día que Satanás ha dispuesto para mal, pero Dios en nosotros lo aprovecha para el bien de otros por medio de compartir el Evangelio y la gloria de Dios al apuntar a su gracia.
Verás, Halloween es una gran festividad en nuestro vecindario. Cada año, cientos de personas llegan a nuestra puerta. ¡El año pasado fueron 700! Este año compramos 1000 barras de chocolate gigantes (anticipando una gran multitud) y nuestro grupo en casa de la universidad nos está ayudando en oración, entregando dulces, dándole la bienvenida a las personas al pie de la escalera y buscando oportunidades para hablar de Jesús. Después de ser amadas, recibidas y bendecidas con enormes barras de chocolate, apuntamos a cada persona a Jesús por medio de letreros que están en la salida de nuestra casa que proclaman Romanos 6:23: «Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro».
Nosotros también somos pecadores
No olvidemos que la única razón por la que somos salvos es porque Jesús se dignó a entrar a la inmundicia de nuestra vida, a encontrarnos donde estábamos y nos extendió su gracia y amor ahí. No somos menos pecadores que aquellos que buscamos alcanzar. ¡Simplemente somos grandes pecadores con un Salvador mayor! No caigamos en la trampa de los fariseos, pensando, en nuestra religiosa arrogancia, que somos mejores que quienes no lo conocen, pues Jesús mismo dijo: «En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes [líderes religiosos]» (Mt 21:31).
Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero (1Ti 1:15).
Recordemos la responsabilidad que el Señor nos dio en noches como la de hoy, no para huir de la oscuridad, sino que para cubrirla con la luz amorosa del Evangelio. «Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura”» (Mr 16:15).