¿Qué tiene que decir la Biblia respecto al tiempo de soltería? Ya sea que estés soltera o no, espero que tomes tiempo para asegurarte de que tu punto de vista sobre esta etapa de la vida sea bíblico y no uno influenciado por la cultura que te rodea. Recuerda, algunas de nosotras que estamos casadas, podríamos entrar nuevamente en esta etapa. No se nos promete estar para siempre con nuestros esposos, y cualquiera de nosotras puede enviudar un día. Por lo tanto, primero, veamos un par de versículos que podrían no parecer aplicables a la soltería inmediatamente, pero que en realidad tienen implicaciones directas.
Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús (Ga 3:27-28).
Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común (Hch 2:44).
Todas las cosas en común
Lamentablemente, tendemos a categorizarnos a nosotras mismas y a otros de acuerdo a nuestro estado civil. Al mirar a nuestro alrededor, subconscientemente, vemos a los que están dentro de las paredes de nuestra iglesia según grupos de solteros, casados, casados con hijos y así sucesivamente. Este tipo de división no debe existir en el cuerpo de Cristo. Como afirman los versos citados anteriormente, no existen divisiones para quienes están vestidos con Cristo, sino que todos los que creen deben tener todas las cosas en común. Esta división de casados y solteros es innecesaria e inútil para la unidad en el cuerpo de Cristo.
Además, a menudo se cree la mentira de que aquellos que se encuentran en la categoría de casados son automáticamente más maduros que los solteros simplemente porque están casados. Bíblicamente, no existe precedente de que la soltería sea un estado menor. Tampoco existe un patrón bíblico que diga que los casados se transforman automáticamente en personas maduras. La sabiduría comienza con el temor del Señor, no con el matrimonio (Sal 111:10; Pr 9:10).
Los casados han contribuido frecuentemente con este problema de división tanto, si es que no más, como los solteros. Si tú, casada, encuentras que no puedes tener amigas solteras o relacionarte con ellas, entonces has basado demasiado tu identidad en tu matrimonio y no en Cristo.
El don de la soltería
Sin embargo, quiero que estén libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor. Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, y sus intereses están divididos. La mujer que no está casada y la virgen se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Esto digo para su propio beneficio; no para ponerles restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar su constante devoción al Señor (1Co 7:32-35).
La soltería es un don. Debe ser un tiempo para nosotras de aprender lo que le agrada al Señor y de dedicar nuestra atención solo a Él. La Biblia no nos da otra manera de ver esta etapa de la vida. Eso significa que en todas nuestras conversaciones sobre soltería y matrimonio, necesitamos hablar y actuar como si esto fuera una verdad absoluta.
Marshall Segal habla de esto en desiringgod.org:
Pablo entiende el matrimonio como una especie de Plan B problemático de la vida y el ministerio cristiano. Cásate si debes, pero te advierto: seguir a Jesús no será más fácil cuando te unes a otro pecador en un mundo caído. Aunque el matrimonio podría traerte alegría, ayuda y alivio en ciertas áreas, inmediatamente multiplica tus distracciones porque eres íntimamente responsable por esa otra persona, por sus necesidades, sueños y crecimiento. Es un gran llamado y uno bueno, pero uno exigente que te mantendrá lejos de otras cosas buenas. Por lo tanto, para quienes aún no están casados, nuestra soltería (temporal) es un don. Realmente lo es. Si Dios te lleva al matrimonio, nunca más conocerás un tiempo como el que estás viviendo ahora. El tiempo de soltería no son meramente las ligas menores del matrimonio. Tiene el potencial de ser un periodo único de devoción sin reservas a Cristo y de ministerio sin distracciones a otros.
Ya sea que estés soltera o casada, ¡proyectemos todas una visión mayor del tiempo temporal de nuestra soltería! Digamos la verdad: es un don. Soñemos juntas sobre cómo se vería usar la ventaja de la soltería para el avance del Reino de Dios con el tiempo y la influencia que se les da en ese tiempo.
Compartimos la misma lucha
¿Qué significa tener todas las cosas en común a pesar de nuestros estados civiles? Primero que todo, creo que significa no identificarnos principalmente con nuestros estados civiles, sino que con nuestros estados espirituales como hijas de Dios. Como pecadoras redimidas, todas estamos en el mismo bote: todas despertamos cada día con una necesidad desesperada de creer que Jesús es suficiente.
Compartimos la misma lucha, ya sea que estemos casadas o solteras. Solo que las consecuencias de nuestra falta de fe se ven diferentes. Para la mujer no casada, fallar en mirar a Jesús como Salvador podría significar obsesionarse con chicos ficticios de películas emocionales y románticas o con chicos reales en sus vidas, teniendo un novio tras otro. Para una mujer casada, fallar en mirar a Jesús como Salvador normalmente significa poner expectativas excesivas en su marido, buscando en él cosas que no puede ni fue llamado a entregarle. Sin embargo, cada una de nosotras necesita responder diariamente la pregunta: «¿es Jesús verdaderamente suficiente para mí?». Ya sea que estemos casadas o solteras, luchemos juntas como hermanas en Cristo por una fe profunda y que permanece en Cristo.
Solteras en el liderazgo
La mayoría de las cristianas solteras sienten la sutil jerarquía de estar debajo de las cristianas casadas en relación a las vidas a las que les pueden hablar. ¡No permitamos esto! Cualquier estudiante de la Palabra es capaz de hablar la verdad en amor, ya sea que estés soltera o casada. ¡Necesitamos animar a las solteras maduras en nuestras iglesias a hablar! Anímalas a hablar sobre temas de matrimonio y de crianza. Cuando aparece un tema relacionado a estos, pregúntales lo que piensan. A menudo tienen una perspectiva más objetiva y una opinión que dice la verdad de todas formas.
Recuerda, la sabiduría comienza con el temor del Señor. Algunas solteras son más maduras y sabias que las casadas de la misma edad. Si es así, trátalas como tales e invita a creyentes no casadas a tomar roles de liderazgo. Invítalas a hablarle a la vida de otros; a hablar la verdad en amor.
Valora su sufrimiento
Elisabeth Elliot (quien enviudó dos veces), definió el sufrimiento como «tener lo que no quieres o querer lo que no tienes». Esto significa que una mujer no casada que quiere estar casada, experimenta un poco de sufrimiento.
Lamentablemente, muchas personas menosprecian este tipo de sufrimiento con comentarios trillados como: «tan solo piensa en todo el tiempo libre que tienes» o reducen su propia experiencia actual: «en realidad, no es tan maravilloso». Sin embargo, extrañamente alguno ni soñaría con decirle este tipo de cosas a una mujer que se encuentra en medio de la agonía de la infertilidad o de un aborto involuntario. Necesitamos darle el peso debido al sufrimiento de aquellas mujeres que tienen anhelos frustrados por casarse. Como la mujer infértil, debemos valorar sus anhelos, escuchar su corazón, orar para que esos deseos sean satisfechos, y siempre estar apuntándola a Jesús como el único lugar donde se encuentra la plenitud de gozo.
Unidad en la diversidad
No somos una iglesia de personas casadas con un par de solteros incluidos. Somos una iglesia de cristianos. Debemos tener todas las cosas en común y ser unificados en Cristo. Debido a que nuestra unidad está basada en un objeto tan fuerte como Jesús, ¡puede haber gran diversidad también! Esto quiere decir todo tipo de diversidad: racial, económica, educacional, generacional y relacional. Promovamos este tipo de unidad en nuestras iglesias al tener todas las cosas en común en Cristo como cristianas casadas y no casadas.
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