Me encontraba en la tienda de comestibles, en el pasillo para pagar, cuando vi a la chica. Nunca antes había visto nada tan perturbador en esa tienda.
Ahí estaba, justo frente a mis ojos, desnuda de la cintura hacia arriba. No estoy exagerando. Afortunadamente llevaba jeans… ¡pero no llevaba camiseta!
Miré hacia todos lados para ver si alguien a mi alrededor estaba tan escandalizado como yo.
Ni siquiera pestañearon.
A nadie pareció importarle en lo más mínimo. Me empecé a frustrar. ¡¿Por qué una tienda de comestibles familiar le permitiría a esta mujer sin camiseta lucirse en la fila para pagar?! Habría niños pequeños y padres confiados expuestos a su desnudez.
Finalmente salí de la tienda sobresaltada, por decir lo menos.
«¿Dónde quedó nuestra dignidad de mujeres?», pensé.
Aunque fue chocante para mí ver a esta mujer en topless en mi tienda de comestibles, hay dos cosas que agradezco: (1) Estaba en la cubierta de una revista, no en persona; y (2) usaba su brazo para cubrir parcialmente su desnudez.
Desde ese día he estado pensando cada vez más en la idea del «respeto a las mujeres». Como chicas del siglo XXI, exigimos verbalmente respeto de quienes nos rodean y nos enfadamos si no se nos valora como seres humanos dignos.
Queremos que los demás nos traten con mucho respeto, y sin embargo, ni siquiera nos respetamos nosotras mismas.
El movimiento de liberación sexual.
Gracias al movimiento de liberación sexual, ahora se nos enseña que el «poder femenino» es la libertad de mostrar toda nuestra piel. Nuestra cultura dice: «¡Finalmente nos hemos liberado de las ataduras de la modestia y somos libres para hacer alarde sexual de nosotras mismas como queramos!».
Lo usual era que las mujeres de todo el mundo sintieran vergüenza por las revistas Playboy y los sitios web pornográficos. Se consideraba una gran deshonra que las chicas alardearan de sus cuerpos desnudos para que los hombres las codiciaran. Sin embargo, tan solo unos cuantos años más tarde, muchas de estas compañías son dirigidas por mujeres.
Desde personas famosas hasta la chica común de la calle, la sociedad ha perdido casi completamente el valor y la autoestima que acompañan a la modestia.
Como señala Mary Cassian, «En la actualidad, hay poca diferencia entre el aspecto de una prostituta y el de una mujer que el mundo define como sexy y atractiva».
Mientras más nos destapamos, más perdemos.
Nuestra cultura nos enseña que «si quieres lucir ardiente, debes mostrar lo tuyo». Su cosmovisión nos dice que la desnudez debería aceptarse públicamente y que no deberíamos avergonzarnos de ella. Nos prometen comentarios elevados con su mensaje de liberación sexual… Pero lo que no mencionan es la letra pequeña.
Lo que la mayoría de las chicas y las mujeres quieren es ser valoradas y respetadas, pero tristemente, eso es exactamente lo que estamos desechando. Al exponer las partes más íntimas de nuestro cuerpo para que todos las vean, estamos adiestrando al mundo para que nos miren como «objetos» en vez de seres humanos con dignidad.
Cuando vendemos nuestra desnudez en las portadas de las revistas, estamos enseñando a los hombres (y a las mujeres) a vernos como un artículo que se debe comprar. Mientras más destapamos nuestros cuerpos, más desechamos nuestra dignidad.
Cuando no valoramos ni protegemos nuestra propia desnudez, estamos inconscientemente adiestrando a los hombres para hacer lo mismo. Cuando exponemos las partes más íntimas de nuestro cuerpo a la vista del público en general, degradamos el valor de ellas. Un tesoro solo será un tesoro mientras sea valioso y difícil de hallar.
Dios creó a las chicas para ser hermosas.
En este punto quiero dejar muy claro que, aquí, nuestra belleza y sexualidad femenina no son el enemigo. De hecho, una de las cosas más bellas de ser chica es que Dios nos diseñó para ser precisamente eso: hermosas. No hay nada malo en nuestra belleza y sexualidad como tales.
Nuestro mundo pecaminoso ha tomado lo que Dios diseñó para ser sagrado y precioso y lo ha convertido en algo común y barato.
A las chicas, Dios nos ha dado verdaderamente la capacidad (y el deseo) de ser sexualmente atractivas y seductoras para el género opuesto. Sin embargo, este atractivo no es para cualquier hombre a nuestro alrededor. Dios nos creó de esta forma con el objeto de cautivar a UN hombre: nuestro esposo.
Proverbios 5:19b habla a los esposos sobre sus esposas y les dice: «¡Que su amor te cautive todo el tiempo!». Este versículo también podría traducirse así: «Que su amor te embriague, entusiasme y deslumbre todo el tiempo».
Reserva tu atractivo sexual para un solo hombre.
Dios es el creador del encanto sexual y determinó que fuera usado con un propósito específico. El mundo te dirá que uses tu encanto sexual para atraer a los hombres y captar su atención, pero eso solo es venderte a bajo precio.
Dannah Gresh dice: «El propósito de Dios para ti como una obra maestra cuidadosamente moldeada es embriagar a un solo hombre usando toda tu belleza. Ese es el objetivo. Cuando te vistes presuntuosamente, produces la excitación de muchos hombres. Eso es errar el tiro».
Tu encanto sexual es un don divino cuyo propósito es embriagar totalmente a tu esposo. Cuando usas vestimentas poco recatadas y causas la excitación de cualquier hombre que va pasando, estás usando tu atractivo sexual de una forma impía.
Tu cuerpo es extremadamente valioso, así que trátalo con respeto.
Siendo una chica cristiana, tu cuerpo es más que simplemente la bella obra artística de Dios: en realidad, es el templo de Dios. «¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios» (1 Corintios 6:19-20).
Puesto que el Espíritu Santo vive dentro de nosotras, deberíamos tratar nuestros cuerpos con gran respeto y dignidad. Al respetar el templo de Dios actuando y vistiéndonos con pureza, le damos honor a Él.
No apoyes las mentiras culturales de que la «libertad sexual» es el mejor camino a seguir. Es un callejón sin salida que solo te dejará con hambre de más. En lugar de eso, usa tu hermoso cuerpo para glorificar a Dios dándole valor a tu desnudez y reservando tu encanto sexual para un solo hombre
- ¿Te sientes atraída por el mensaje cultural de que hagas «alarde de lo tuyo»? Si tu respuesta es sí, ¿por qué?
- ¿De qué maneras te sientes tentada a atraer a los hombres con tu belleza?
- ¿Ves la modestia como una herramienta que les da valor a las partes más íntimas de tu cuerpo?
- Puesto que tu cuerpo es el templo de Dios, ¿de qué maneras deberías mostrarle respeto?