Amor. Sexo. Estas son las palabras que están más de moda en la actualidad. Aunque son palabras maravillosas y hermosas, no siempre significan lo mismo para cada persona. De hecho, cada persona parece tener su propia versión de lo que en realidad significa amor. Cuando se trata de relaciones románticas, esto es especialmente verdad.
Como mujeres cristianas, nuestra comprensión del amor y de la intimidad sexual nos empujará hacia la santidad centrada en Cristo o hacia la satisfacción egocéntrica. Construirá o romperá nuestras relaciones. Fortalecerá o destruirá nuestros futuros matrimonios.
Si no somos intencionales para definir el amor y el sexo de acuerdo con la Palabra de Dios, abrazaremos cualquier versión que se adapte a la ocasión.
En nuestra sociedad actual, la palabra amor se ha transformado en un punto de partida para la actividad sexual. Es socialmente normal asumir que si tú «amas» a tu novio debes expresarle tu amor por medio del sexo, ¿no es así?
Esta línea de pensamiento suena bastante convincente desde afuera. Especialmente, porque el sexo es algo tan hermoso e íntimo. Solo tiene sentido que el sexo sea nuestra expresión natural con aquel que amamos. Sin embargo, eso es precisamente donde la engañosa mentira entra sigilosamente. Ahí es donde nos alejamos de la versión de amor de Dios y nos vamos hacia nuestra propia definición personal.
Aquí es donde nuestra comprensión de la Palabra de Dios es crucial. Si no estamos sobre un fundamento sólido de la verdad de Dios (Sal 1), seremos fácilmente derribados. Sí, tener relaciones sexuales con tu novio suena bien, pero un rápido vistazo a la Palabra de Dios revelará por qué no es una expresión auténtica del amor bíblico verdadero.
En primer lugar, la Biblia nos revela que Dios es el diseñador y el creador del sexo y del amor (Gn 1:27-28; 2:24). El sexo y el amor son regalos de Dios. En segundo lugar, como el Creador, Dios es el único que tiene la autoridad para decirnos qué es el amor y cómo se debe abordar el sexo.
Primero hablemos sobre el diseño de Dios para el sexo
Desde el principio de la creación en Génesis 1 hasta el final del Nuevo Testamento, vemos el hermoso diseño de Dios para el sexo y los parámetros en los que se debe disfrutar. La Biblia nos revela una y otra vez que el sexo es una expresión de amor que se debe disfrutar dentro del contexto del matrimonio.
Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Génesis 2:24).
Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin deshonra (Hebreos 13:4).
A pesar de lo que enseña la sociedad moderna, Dios diseñó el sexo solo para el matrimonio.
El sexo es una expresión de amor dentro del pacto matrimonial
Según la Palabra de Dios, tener relaciones sexuales fuera de este pacto no es considerado una expresión de amor, sino una consecuencia del pecado y de la lujuria (Gá 5:19; 2Ti 2:22; Ef 5:3, etc.). A lo largo de la Biblia, vemos destellos de las vidas de personas que desobedecieron descaradamente el diseño de Dios para el sexo… y con pasión (piensa en Judá, David, Amnón, etc.). Estos ejemplos nos recuerdan que pasión no equivale a amor bíblico.
Al contrario, el verdadero amor, como se define en la Palabra de Dios, es lo más alejado de la pasión llena de lujuria; lo más lejano al egoísmo; lo más lejano a la impureza.
Demos un rápido paseo por la Biblia y veamos cómo Dios define el verdadero amor:
El verdadero amor bíblico es…
- Honroso (1P 2:17)
- Puro (Fil 4:8)
- Autocontrolado (1Ts 4:4-5)
- Paciente (Gá 6:9)
- Centrado en otros (Jn 15:12)
- Fija sus ojos en Jesús (Heb 12:1-2)
- Fiel (Pr 3:3-4)
- Contenido (1Ts 4:3)
La definición de amor de Dios nos ayuda a entender por qué tener relaciones sexuales fuera del matrimonio no es una expresión verdadera de amor. No es puro; no honra a Cristo; no es fiel; no es autocontrolado; no es contenido; no es paciente; no es honroso.
En 1 Tesalonicenses 4:1-5 se nos dice:
Por lo demás, hermanos, les rogamos, y les exhortamos en el Señor Jesús, que tal como han recibido de nosotros instrucciones acerca de la manera en que deben andar y agradar a Dios, como de hecho ya andan, así abunden en ello más y más. Pues ustedes saben qué preceptos les dimos por autoridad del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor, no en pasión degradante, como los gentiles que no conocen a Dios.
Como mujeres cristianas, somos llamadas a abrazar el diseño de Dios para el verdadero amor y la intimidad sexual en todas las áreas de nuestras vidas.
Tener una comprensión sólida y una sana doctrina en relación al diseño de Dios para el amor y el sexo es crucial para cada una de nosotros. En lugar de comprar la versión mundana del amor que lleva al pecado sexual, seremos equipadas para abrazar el amor con santidad y pureza centrada en Cristo. Veremos la intimidad sexual a través de los lentes de la Escritura y la apreciaremos dentro del contexto bíblico.
Mientras más entendamos la versión de Dios del amor verdadero y bíblico, más seremos equipados para honrarlo a Él (y a otros) en nuestras relaciones románticas.
Para sumergirte más profundamente en el diseño de Dios para el verdadero amor y sexo, asegúrate de adquirir una copia de El amor definido por Dios: el diseño radical de Dios para las relaciones duraderas.
En tu propia vida, ¿cómo has visto que una «verdad parcial» te ha llevado por el camino incorrecto?