Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del pódcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.
Han pasado casi tres años desde nuestro último episodio sobre citas, pastor John. He mencionado brevemente las citas en un par de episodios desde entonces, pero no ha habido ningún episodio dedicado al tema por mucho tiempo (la sequía más grande que hemos tenido para un tema tan grande en nuestro pódcast, que podrás apreciar al revisar mi resumen de todos esos muchos episodios en el libro Ask Pastor John [Pregúntale al pastor John]). Titulé esta sección: «Sobre citas, ídolos románticos y la fornicación» (pp. 141-165). Se ha dicho mucho ya, pero no todo; no, puesto que todos ustedes nos sorprenden con grandes preguntas, como esta: ¿un pastor soltero puede salir con alguien dentro de su iglesia local? ¿Podría? ¿O por qué no?
Este es el correo electrónico: «pastor John, ¡hola! Soy un interno pastoral de 23 años y estudiante de un Máster en Divinidad preparándome para entrar pronto al ministerio pastoral a tiempo completo, más pronto de lo esperado. Soy un hombre soltero y me parece desafiante salir con alguien mientras estoy en este camino pastoral. En primer lugar, encuentro que muchas mujeres jóvenes se intimidan por los estereotipos de la esposa de pastor: administrar un sueldo escaso, mantener una imagen pública impecable y ministrar a las mujeres de la iglesia. Todos llamados altos. En segundo lugar, debido a la gran cantidad de trabajo y estudio, conozco muy pocas mujeres fuera de mi iglesia. En tercer lugar, dudo si salir con alguien de mi iglesia, por mi posición dentro del equipo pastoral. ¿Qué consejo le darías a alguien en mi situación? ¿Es apropiado que los pastores usen aplicaciones de citas? Y si esto es incluso remotamente posible, ¿cómo podría un pastor tener citas sabiamente dentro de su propia iglesia? Mientras más cerca estoy de convertirme en pastor, más pequeña me parece la posibilidad del matrimonio. Apreciaría tu sabiduría y ánimo en este tema».
Bien, estoy sonriendo, porque creo que el 95 % de nuestros oyentes no está en esta categoría de ser pastor (o casi pastor) a quien le gustaría encontrar esposa, pero apuesto que el 90 % de ellos no apagarán el programa. Se preguntan: «¿qué va a decir el pastor John?». Y bueno, yo también me lo pregunto. Sólo que yo tengo la opción de detenerme y pensar en esto.
Me voy a enfocar en el pastor joven, no sólo en el seminarista o el aprendiz. Sé que ahí es donde está, pero estoy pensando en un pastor joven. Esto es lo que pienso (quizás es un pastor asociado o un pastor de jóvenes o quizás es el pastor a cargo, pero con 27 o 28 años): está soltero y le gustaría casarse. ¿Qué tengo que decirle? Comenzaré y terminaré con la gloriosa verdad de la providencia misteriosa de Dios.
1. Cree en la providencia de Dios
Hay dos misterios de la providencia de Dios que nunca dejan de asombrarme. Me asombran todos, pero estas dos simplemente me dejan pasmado. Uno es el misterio de cómo Dios en su providencia llama a las personas al servicio cristiano, vocacional a tiempo completo en la iglesia o en el campo misionero. ¿Cómo ocurre eso? Esto me parece increíble y maravilloso. Un año, hay una persona estudiando en la escuela (quizás un estudiante de tercer, cuarto año o secundaria o quizás trabaja en un oficio o profesión vendiendo zapatos, por ejemplo, como lo hacía uno de nuestros misioneros). Y luego diez años después, ahí está: un misionero devoto, a tiempo completo de toda la vida en un lugar difícil y distante. ¿Cómo rayos pasó eso? ¿Qué hizo Dios para que eso ocurriera?
El otro misterio es cómo Dios en su providencia junta a un hombre y una mujer de quién sabe dónde (separados por miles de kilómetros, diez mil kilómetros) de tal manera que se conocen, confían el uno en el otro, se aman el uno al otro tan profundamente que se casan y viven juntos por sesenta años. Recuerdo cómo llegué a conocer y a enamorarme de Noël, mi esposa, como un regalo inesperado, inmerecido e inexplicable de providencia.
Por lo tanto, ahí es donde voy a comenzar. Sólo quiero decirles a los pastores jóvenes, a los pastores solteros, crean eso. Crean en la providencia de Dios. Él está haciendo algo. Sí, Él está haciendo algo de maneras que ustedes ni siquiera pueden ver.
2. Busca una mujer dispuesta al ministerio
Lo siguiente que quisiera decirle a este joven pastor o pastor aspirante es que si una mujer se desanima al pensar en ser parte de tu ministerio a tiempo completo, ella no es la mujer correcta. Quieres a una mujer que no sólo tolere tu llamado, tu carga, tu pasión, tus riesgos en el ministerio, sino una mujer que ame el pensamiento de lanzarse a ello junto a ti. Así es cómo Dios la ha estado moldeando para ser. Ella quiere compartir ese tipo de vida, caminando a la orilla de la eternidad (con todas sus dificultades, riesgos y desafíos).
Y puedes creer (sí, puedes) que Dios está levantando muchas de esas mujeres en nuestro tiempo. Él siempre ha estado haciendo esto: mujeres que quieren encontrar y ser encontradas por un amante confiable, fuerte y amoroso de Dios que quiera vivir su vida radicalmente al servicio de Cristo. Eso es lo que ellas quieren. Han estado soñando con esto. Quieren vivir ese tipo de vida y les encantará hacerlo con un esposo que piense igual. Créelo; espéralo. Ella está ahí fuera.
3. Pídele ayuda a tu iglesia
La tercera cosa que diría es esta: sé realista, maduro y sincero con los líderes de tu iglesia (pastores o laicos mayores, maduros y confiables). Diles cómo piensas, cómo te estás sintiendo, cuáles son tus esperanzas y pídeles que te acompañen en oración para trabajar hacia un resultado feliz de encontrar a la mujer de Dios para ti. Ahora, si esto suena pragmático en lugar de romántico, lo es. Encontrar a una esposa cristiana compatible debe ser un proyecto comunitario práctico que involucra a la familia y a la iglesia, no es una búsqueda solitaria reservada. Simplemente supéralo. No es la manera en que necesitas pensar sobre eso.
Cuando digo «pide su ayuda», quiero decir que les pidas oración. ¡Oh! A lo largo de los últimos cincuenta años, he orado específicamente con muchos jóvenes en especial. Ellos son los que se sienten más libres —creo— de acercarse después del servicio y decirme: «quiero casarme. ¿Orarías conmigo?». Y oraba con ellos. Todos los que puedo recordar están casados. No hay vergüenza en esto, en ir donde un amigo o un pastor y decir: «ora para que Dios me guíe hacia la mujer con la que podría pasar mi vida».
Y además de oración, pídele a tus líderes consejo. Pídeles que mantengan sus ojos abiertos en lo que respecta a sus redes cercanas y lejanas. Mi esposa mantenía sus ojos abiertos en la iglesia buscando esposos para sus hermanas, por ejemplo. Ella le presentó a tres de sus hermanas a los hombres con los que se casaron en nuestra iglesia, ella lo hizo muy intencionalmente. Esto fue bastante intencional. Sí, puede ser incómodo, pero puede ser glorioso. Puede ser glorioso. Sé un joven maduro y confiado. Esta no será tu última pincelada con la incomodidad. Así que madura, ponte los pantalones de chico grande y ten confianza en que estos amigos están por ti y pueden ayudarte en este proceso.
4. Considera las aplicaciones con precaución
La cuarta cosa que me gustaría decir es que no me opongo en principio a las aplicaciones de citas. La forma en que conoces a una persona no es tan crucial como la forma en que disciernes su carácter. Ese es otro desafío y no va a ocurrir en tu aplicación. No obstante, quiero hacer esta advertencia: me parece que un pastor es una persona bastante pública y el secreto que rodea el uso de aplicaciones de citas podría dañar tu reputación como alguien que quiere ser totalmente sincero con su iglesia y especialmente con sus líderes. Ahora, esto no es un veto (no tengo un voto de veto aquí contra las aplicaciones de citas), pero es una advertencia. Le daría preferencia a las redes abiertas que tienes en lugar de a las secretas.
5. Entrégate al ministerio
Lo quinto que me gustaría decir es esto: persigue diversas iniciativas ministeriales, como viajes misioneros de corto plazo (tú podrías liderarlo o sólo participar); proyectos del ministerio de misericordia (como ayudar en un huracán en Nueva Orleans por lo que tu iglesia llena un bus y va a ayudar a poner sacos de arena o rescatar casas) o viajes educativos donde la naturaleza de la aventura podría ser autoseleccionada. En todos estos ministerios a los que vas, podrían ser autoseleccionados por el tipo de mujer que iría también. Muchas parejas se conocen por seguir su corazón ministerial en algún proyecto y se conocen en el proceso.
6. Descansa en la providencia de Dios
Y finalmente, volvería a la misteriosa y maravillosa providencia de Dios.
He visto a Dios juntar a dos personas de las maneras más improbables. Por ejemplo, dos personas en nuestra iglesia querían ser misioneros, ambos estaban solteros y ambos querían casarse. No se conocían. Se rindieron y simplemente dijeron: «bueno, se acabó. Probablemente, no me voy a casar». Decidieron entregarse completamente a la misión. Ambos fueron enviados por varias agencias misioneras, destinados a uno de los lugares más difíciles del mundo. Y ¿adivina qué? Se conocieron ahí básicamente después de haberse rendido y dicho: «bien, no ocurrió en nuestro país. Sin duda no va a ocurrir en el campo misionero». Y no fue verdad.
Así que confía en la misteriosa providencia de Dios. Enfócate en hacer tu ministerio con todas tus fuerzas. Atraviesa las puertas que Él pone frente a ti. Ora sin cesar y confía en el buen tiempo de Dios.