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Nota del editor: esta es la respuesta a una de las diferentes preguntas que los oyentes del pódcast Ask Pastor John le hacen al pastor John Piper.

Bienvenidos a una nueva semana del pódcast. Esta semana, en nuestro plan de lectura bíblica de los Navigators, comenzamos nuestras lecturas de mayo. El mes número cinco está sobre nosotros. Y eso significa que comenzamos el nuevo mes en los primeros cuatro capítulos de 1 Samuel, leyendo la historia de un papá llamado Elí y sus indignos hijos. Ese es el lenguaje que usa la Biblia, 1 Samuel 2:12 dice: «pero los hijos de Elí eran hombres indignos». Esa es una evaluación brutal justo desde el comienzo de su historia, una que continúa en 1 Samuel 2:12-36 y luego la retoma en 1 Samuel 4:12-22.

Con una historia tan impactante en la agenda, comenzamos esta semana hablando sobre la crianza de los hijos, porque claramente hay un vínculo entre nuestra crianza y nuestros hijos, ¿cierto? Hijo fallido, padre fallido. Bueno, tal vínculo nunca cuenta la historia completa de la crianza como vamos a escuchar hoy mientras miramos las garantías sobre la crianza que leemos en el libro de Proverbios.

Todo esto surgió en un episodio de APJ el 2015 que quiero volver a compartir con ustedes hoy. La pregunta la hizo una mamá primeriza llamada Brenda. Ella preguntó: «pastor John, tengo una hija de casi 2 años y ya le estoy enseñando de Jesús y compartiendo mi fe con ella. Sin embargo, recientemente he escuchado sobre muchos hijos adultos que crecieron en un fuerte hogar cristiano (algunos que incluso tuvieron padres que fueron líderes en la iglesia) que al final dejaron la fe en su adultez. Este se ha convertido en el mayor temor para mi hija. ¿Puedes explicar Proverbios 22:6 y darme consejos prácticos sobre cómo puedo ayudar a mi hija a tener una relación verdadera y auténtica con Jesús, una que ella no abandone en el futuro?».

Quisiera saber más sobre esta pregunta de lo que sé, incluso después de 43 años de criar cinco hijos, pero quisiera basar todo lo que digo, tanto como sea posible, en la Biblia y no sólo en mis limitaciones personales. Por lo tanto, intentaré decir algo. Hablemos sobre Proverbios 22:6 primero y luego abordaremos lo que puedes hacer para maximizar la probabilidad de que tu hija siga al Señor.

Proverbios 22:6 dice: «instruye al niño en el camino que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él». Y el problema que todos sentimos es que la promesa a mitad del versículo («no se apartará de él») parece tan absoluta que, cada vez que un hijo adulto de una familia cristiana se aleja del camino de la sabiduría o del camino de la fe en Jesús, tenemos que concluir que eso se debe a un fracaso en los padres de obedecer la primera mitad del versículo; en concreto, entrenar al hijo apropiadamente. Esa es una carga bastante pesada para la mayoría de los padres. Pero si eso es lo que el texto quiere decir, entonces debemos estar dispuestos a llevarla.

Antes de decir lo que pienso que esa promesa en realidad significa, hay pasajes en la Biblia donde la desobediencia de los hijos de adultos (apartándose de la fe y haciendo naufragar sus vidas) se atribuye a los fracasos de los padres.

Fracasos parentales

Por ejemplo, Adonías, el hijo de David (David, el hombre conforme al corazón de Dios), «se ensalzaba diciendo: “yo seré rey”. Y preparó para sí carros, hombres de a caballo y cincuenta hombres que corrieran delante de él. Su padre nunca lo había contrariado preguntándole: “¿por qué has hecho esto?”» (1R 1:5-6). Ahora, esa es una crítica muy intencional a David. Como padre nunca se había tomado el tiempo de decir: «no hagas eso», porque no quería disgustar a Adonías. Y claramente, este escritor bíblico está atribuyendo la rebeldía de Adonías contra su propio padre a su fracaso en reprenderlo. Así es. Cometemos errores, y nuestros errores tienen terribles consecuencias.

Este es otro ejemplo: los hijos de Elí, el sacerdote. Un profeta fue a Elí y le dijo: «¿por qué pisotean mi sacrificio y mi ofrenda que he ordenado en mi morada, y honras a tus hijos más que a mí, engordándose ustedes con lo mejor de cada ofrenda de mi pueblo Israel?» (1S 2:29). Guau. Cuando Elí escuchó que Dios había matado a sus hijos por desobedientes, se cayó hacia atrás, se quebró el cuello y murió porque era viejo y gordo (1S 4:18). Y dice que engordó porque honraba a sus hijos por sobre Dios, porque sus hijos estaban sacando las mejores partes de los sacrificios para comer, y su padre amaba tanto la comida que no criticaba a sus hijos. 

Oh, él criticaba su fornicación en el templo, pero mantenían sus trabajos, y seguían mal usando los sacrificios. Lo que esto muestra es que un papá puede ser muy selectivo al disciplinar y al criticar a sus hijos, y claramente el profeta aquí quiere criticar a Elí por honrar a sus hijos por sobre Dios al fracasar en reprenderlos por la manera en que manejaban el sacrificio. 

Por lo tanto, el punto es simplemente no ignorar Proverbios 22:6, como si no hubiera alguna correlación entre la manera en que crías a tus hijos y en qué se convierten. Es decir, soy papá, ¡por todos los cielos! Sé que este es un enorme peso que llevar para todos nosotros; cuando nuestros hijos no hacen las cosas que nosotros pensamos que deben hacer o hacen cosas que nosotros pensamos que no deben hacer, miremos hacia atrás, y digamos: «¿pude haberlo hecho mejor?». Y la respuesta casi siempre es sí.

No existe un proceso infalible

No obstante, habiendo dicho todo eso, dudo que la segunda mitad de Proverbios 22:6 («aun cuando sea viejo no se apartará de él»), dudo que el escritor de Proverbios tenga la intención de que la tomemos como una promesa absoluta sin excepciones. Y tengo tres razones por las que no creo que eso significa que sea un proceso infalible: que si crías hijos de una manera piadosa, nunca se apartarán de la fe.

1. Los hijos malos siguen a los reyes buenos (y viceversa) 

Cuando lees la historia de los reyes de Israel, a un rey bueno y fiel a veces le sucede un hijo malo. Y a un mal rey a veces le sucede un buen hijo. No parece haber ningún esfuerzo de parte del escritor inspirado para decir que los padres fieles tienen hijos fieles y los padres infieles tienen hijos infieles. No parece haber ningún esfuerzo en hacer eso. El escritor parece estar bien con apuntar que este rey piadoso va a tener un hijo impío (y viceversa).

2. El único Padre perfecto que ha existido tuvo un hijo rebelde 

El único Padre perfecto que jamás haya existido tuvo un hijo que se descarrió. Israel es el hijo de Dios y fue rebelde casi toda su existencia, a pesar de todas las formas paternales que Dios tuvo con su hijo. Este es un ejemplo: en Oseas 11:1-2, Dios dice: «cuando Israel era niño, Yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamaban los profetas, tanto más se alejaban de ellos». Este es Dios, el Padre perfecto, suplicando por su hijo. Y ¿qué obtiene de esto? Una vida (es decir, una historia, toda la historia de Israel, toda la historia del Antiguo Testamento) muestra que este hijo es rebelde.

3. Rara vez un proverbio es una afirmación absoluta 

Creo que este es el punto más importante contextualmente. Proverbios 22:6 es un proverbio: por su naturaleza misma, son generalizaciones sobre la manera en que la vida es normalmente, en lugar de promesas sobre cómo tendrá que ser siempre. Sólo tienes que leer Proverbios y verás esto.

Por ejemplo, en Proverbios 22:29 dice: «¿has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes […]». Bien, realmente, ¿vamos a forzar al escritor a querer decir que cada carpintero o cada albañil de Israel que hace bien su trabajo va a tener una posibilidad de ir al palacio y estar frente al rey? Seguramente, no es la manera en que debemos tomar este proverbio y muchos otros. El punto del proverbio es hacer la generalización de que la excelencia en nuestro trabajo generalmente es reconocida por personas con discernimiento y conlleva grandes beneficios (algo así).

El ejemplo más claro de cómo funcionan los proverbios es, por supuesto (todo el que ha estado estudiando Proverbios sabe esto), Proverbios 26:4-5. Proverbios 26:4 dice: «no respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él». El versículo 5, el siguiente versículo, dice: «responde al necio según su necedad se merece, para que no sea sabio ante sus propios ojos».

Ahora, esto revela la naturaleza de los proverbios. «La prisa produce errores»; «una puntada a tiempo ahorra nueve». Son opuestos, ¿no es así? «La prisa produce errores». ¿Es ese un proverbio verdadero? Sí. «Una puntada a tiempo ahorra nueve». ¿Es ese un verdadero proverbio? Sí. Bien, ordenan cosas diferentes. Sí, por eso Proverbios 26:9 dice esto: «como espina que se clava en la mano de un borracho, así es el proverbio en boca de los necios».

En otras palabras, puedes usar los proverbios para clavar espinas en la gente. Tienes que ser sabio para incluso saber qué hacer con un proverbio. No puedes sólo tomar proverbios y asumir que se explican por sí mismos. Requiere sabiduría saber cómo manejar un proverbio. «Como manzanas de oro en engastes de plata es la palabra dicha a su tiempo» (Pr 25:11). No obstante, tienes que conocer el tiempo y el lugar para usar un proverbio.

Por lo tanto, por esas tres razones, no creo que Brenda deba cargar el horrendo peso de pensar que si ella pudiera hacerlo perfectamente, garantizaría que su hija de casi 2 años fuera una creyente sólida cuando tenga 22. Ella no puede llevar esa carga.

Consejos para la crianza piadosa

Por tanto, esto es lo que quiero decirte; sólo un par de cosas.

  1. En general, criar hijos a la manera de Dios los llevará a la vida eterna. Generalmente, creo que eso es cierto.
  2. Esto incluirá poner nuestra esperanza en Dios; orar fervientemente por nuestra sabiduría y por su salvación en todo momento hasta la tumba. No ores solamente hasta que se conviertan a los 6 años. Eso no es muy inteligente. Ora todo el tiempo hasta la tumba por la conversión y por la perseverancia de sus aparentes conversiones.
  3. Satúralos con la Palabra de Dios. «Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo» (Ro 10:17).
  4. Sé radicalmente consistente y auténtico en tu propia fe; no sólo en comportamiento, sino que en afectos. Los niños necesitan ver cuán precioso es Jesús para mamá y papá, y no sólo cómo lo obedecen o cómo van a la iglesia o cómo leen devocionales o cómo hacen sus deberes. Ellos necesitan ver el gozo y la satisfacción en el corazón de mamá y de papá de que Jesús es el más grande amigo en el mundo.
  5. Moldea la preciosura del Evangelio. A medida que nosotros, los padres, confesamos nuestros propios pecados y dependemos de la gracia, nuestros hijos verán: «oh, no tienes que ser perfecto. Mamá y papá no son perfectos. Aman la gracia. Aman el Evangelio porque Jesús perdona nuestros pecados. Y sé, entonces, que Él puede perdonar mis pecados».
  6. Sé parte de una iglesia amorosa, saturada de la Biblia. Los niños necesitan estar rodeados por otros creyentes y no sólo por mamá y papá.
  7. Exige obediencia. No seas perezoso. Hay muchísimos padres jóvenes hoy que me parecen muy perezosos. No están dispuestos a levantarse y hacer lo que es necesario hacer para encausar a este niño. Por lo tanto, debemos llevar a cabo nuestros castigos y cumplir especialmente todas nuestras promesas de cosas buenas que decimos que vamos a hacer por ellos.
  8. Dios salva a niños de crianzas fracasadas e incrédulas. Dios es soberano. No somos nosotros, finalmente, quien salva a nuestros hijos.
  9. Descansa en la soberanía de Dios sobre tus hijos. No podemos cargar el peso de su eternidad. Eso es asunto de Dios. Debemos echar todo eso sobre Él.
Publicado originalmente en Desiring God. Usado con permiso.
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John Piper
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John Piper

John Piper es fundador y profesor de desiringGod.org y rector de Bethlehem College & Seminary. Por 33 años, sirvió como pastor de la Iglesia bautista Bethlehem en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros, dentro de ellos se encuentran: Sed de Dios: meditaciones de un hedonista cristiano, y más recientemente, Por qué amo al apóstol Pablo: 30 razones.
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