Aunque solo pesa tres capítulos y golpea mucho más fuerte que su peso, Nahúm está clasificado como uno de los libros menos predicados de la Biblia. Cada vez que predico Nahúm, le pregunto a la congregación que levante sus manos si ha escuchado una serie de sermones sobre este libro o si lo han leído recientemente. Mi experiencia, además de un rastreo reciente de páginas web de predicaciones, revela una escasez de sermones sobre Nahúm. La triste realidad es que difícilmente alguien está pensando o predicando este libro, y cuando lo leemos, no es difícil ver por qué.
No obstante, aquí te entrego siete razones por las que debes predicar este maravilloso libro de la Biblia.
1. Predica Nahúm para que las personas escuchen la secuela de Jonás
Nahúm es la secuela de la Biblia de esa terrible exposición de cómo un profeta orgulloso rechazó el llamado de Dios a predicarle a Nínive, la capital del temible imperio de Asiria. ¿Por qué Jonás rechazó el mandamiento de Dios a predicarle a Nínive? Porque sabía que Dios es lento para la ira y rico en misericordia (Jon 4:1-2) y temía que Dios renunciara a juzgar a los terribles asirios. Él sabía que era típico de Dios tener misericordia con pueblos como ellos.
Nahúm se desarrolla 100 años más tarde, después de varias generaciones asirias.El aparente arrepentimiento genuino (Jon 3) había sido expuesto como algo efímero. Nínive se había arrepentido de su arrepentimiento y recurrieron nuevamente a la brutal conquista y a la opresión en base a saqueos contra sus enemigos. Atacó y destruyó el reino del norte de Israel antes de que sus carros invadieran entonces el reino del sur de Judá. Abrumó a las ciudades lejanas y sitió Jerusalén. En este tiempo de aflicción, Nahúm es enviado con un mensaje de retribución divina.
Si Jonás nos recuerda que el Señor es misericordioso y bondadoso, lento para la ira y rico en misericordia pactual, Nahúm nos recuerda que él por ningún motivo absolverá al culpable (Ex 34:6-7).
2. Predica Nahúm para mejorar la comprensión de tu congregación sobre Dios
Nahúm 1:9 literalmente dice: «¿Qué piensas respecto al Señor?». Lamentablemente, a menudo se traduce como: «Lo que traman contra el Señor», porque se asume que se está dirigiendo a los enemigos de Dios. Sin embargo, este verso viene en un pasaje donde Dios se dirige tanto a su pueblo como a sus enemigos, y en un libro donde las ideas de que Dios está a favor de su pueblo y en contra de sus enemigos se entrelazan como los espinos enmarañados del 1:10. Nahúm quiere corregir nuestra comprensión sobre Dios de maneras que desafíen la de nuestra cultura y nuestras suposiciones de subcultura cristiana.
3. Predica Nahúm para ayudar a tu congregación a apreciar el enojo celoso de Dios
Muchas personas piensan que si Dios existiera, entonces debe ser una máquina expendedora celestial suave y cariñosa. Nahúm nos recuerda que Dios es un vengador celoso (1:2-3). Lejos de ser un monstruo de ojos verdes, el Señor es correctamente celoso por lo que es como Creador.
Mientras Judá se estremecía en sus botas cuando el gran camión militar de Asiria marchaba sin descanso hacia el sur, bien podría haberse preguntado si Dios estaba dispuesto o era capaz de hacer algo. Sin embargo, el celo de Dios lo obliga siempre a actuar para proteger su nombre y a su pueblo, incluso si significaba enfrentar al imperio más poderoso del mundo. Dios puede ser lento para la ira, pero Nínive no debe equivocarse al tomar la paciencia de Dios como impotencia. Podría haber retenido su castigo, pero Nahúm nos advierte del juicio justo de un vengador celoso. Las sombras se prolongan sobre Asiria y, en una viva imagen de la jungla y del campo de batalla, Nahúm 1-3 nos aseguran que el Dios paciente definitivamente la castigará con completa victoria y total exposición.
4. Predica Nahúm para persuadir a tu congregación de que a Dios le importa poderosamente la justicia
Nuestro mundo pregunta dónde estaba Dios el 9/11 o durante el holocausto; muchos cristianos preguntan por qué Dios permite el brutal sufrimiento que sus hermanos y hermanas enfrentan alrededor del mundo. Nahúm nos recuerda que a Dios sí le importa la justicia. Nos recuerda que el enojo justo de Dios es poderoso, como un viento turbulento y tempestuoso que causa estragos, agitando el mar, secando los paisajes más fértiles y provocando que los cerros y las montañas tiemblen (1:3-5).
No obstante, eso nos deja un par de preguntas clave: ¿quién puede permanecer ante el justo juicio del Creador soberano? ¿Quién puede soportar su temible enojo (1:6)? Las respuestas son obvias: nadie puede permanecer porque Asiria no es invencible o imparable; Dios lo es. Sin duda, Nínive debió haber sabido que la fuerza, la seguridad y el éxito humano no pueden salvar imperios (3:8-10). Las apariencias a menudo demuestran ser engañosas (3:12-17) si Dios está decidido a vencer el mal (3:18-19).
5. Predica Nahúm porque ofrece consuelo sólido de parte de un Dios que incomoda
Nahúm no es tanto una advertencia de calamidad para los enemigos de Dios; más bien, es una palabra de consuelo para el pueblo de Dios. En hebreo, «Nahúm» significa consuelo. Quizás no fue el nombre del escritor; podría haber sido parte de la poesía del libro: una visión de consuelo, aunque de una fuente extraña. Incluso es posible que Elkosh sea un juego de palabras sobre una manera hebrea de referirse a un Dios severo; ¡este libro sin duda ofrece consuelo de un Dios incómodo!
Lejos de asumir que Dios no está consciente de la persecución que los cristianos vivieron en el Medio Oriente, o de la presión de una obligatoria cultura de diversidad en el lugar de trabajo, o de la oposición que conocemos en nuestro propio ministerio del Evangelio, Nahúm nos recuerda que a Dios le importa el sufrimiento de su pueblo. Él no está sorprendido por la fuerza de nuestros enemigos y no duda de la certeza de su victoria (1:7–2:9).
Nahúm ilustra todo esto en llamativos ricos pasajes que nos predicarán si no nos interponemos. Solo un Dios poderoso que conoce y se preocupa por su pueblo puede ser una fortaleza cuando golpea el sufrimiento; solo este Dios puede ser un refugio ante un diluvio desbordante como Asiria.
6. Predica Nahúm porque nos anima a ser más agradecidos por Jesús
Por supuesto, como el Nuevo Testamento nos recuerda, hubo solo un gran hombre que podía pararse frente a la mirada judicial de Dios; solo Jesús obedeció perfectamente a su Padre celestial. Nuestra única esperanza es volvernos de nuestra rebelión y refugiarnos en la muerte de Cristo en la cruz en nuestro lugar.
A medida que vemos la realidad de tener un Dios soberano por nosotros, confiaremos que a Cristo le importamos y actuará para traer justicia. Nos regocijaremos en esta promesa de que está con nosotros siempre por su Espíritu incluso hasta el fin del tiempo (Mt 28:20). Debemos maravillarnos por las maravillosas noticias de que Cristo ha conquistado a nuestros más grandes enemigos: Satanás, el pecado y la muerte, debemos mirar hacia adelante y esperar el día en que todos vean la victoria de Jesús.
A medida que captamos la enormidad de que Nínive tuviera al Señor de los ejércitos como su enemigo (2:13; 3:5), debería profundizar nuestro aprecio de todo lo que soportó Cristo cuando cargó con la ira de Dios por nosotros —o que soportó mientras clamaba: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mr 15:34)—. Al restregar nuestras narices con el horror y humillación de los enemigos de Dios, Nahúm nos ayuda a ver la maravilla de nuestra salvación. Debe hacernos rogarle a Dios que tenga misericordia sobre aquellos que enfrentarán su juicio final sin el refugio seguro que Jesús provee.
7. Predica Nahúm para ayudar a tu congregación a perseverar hasta el retorno del Señor Jesucristo
En el año 612 a.C., dentro de los veinte años después de que se escribió Nahúm, el imperio babilonio vino y borró a Asiria de la faz de la tierra. Nínive, su aparente inexpugnable capital, pasó a la oscuridad hasta 1842 cuando los arqueólogos descubrieron sus restos al norte de Mosul en Iraq.
La reacción a la desaparición de Nínive sería aplausos, como en Apocalipsis 19 cuando Babilonia es finalmente destruida y el pueblo de Dios responde en regocijo ante el juicio justo de Dios. Nahúm nos recuerda que el fin vendrá (para todos). Jesús ganará, por lo tanto no debemos darnos por vencidos.