El matrimonio está bajo ataque; siempre lo ha estado. El mundo, la carne y el diablo, todos se oponen rotundamente al matrimonio y especialmente a los matrimonios que son marcadamente cristianos. El matrimonio, después de todo, es dado por Dios para fortalecer a su pueblo y glorificarse a sí mismo; no es de extrañar, entonces, que esté constantemente en un gran campo de batalla.
Recientemente, he estado pensando sobre algunos de los principales enemigos del matrimonio cristiano y, en realidad, en los principales enemigos que veo atacar cautelosamente a mi propio matrimonio. Estos son seis enemigos mortales para el matrimonio y, en particular, para el matrimonio cristiano.
Descuidar los fundamentos
El enemigo del matrimonio que merece estar en el primer lugar de la lista es este: descuidar los fundamentos; descuidar los fundamentos bíblicos. La Biblia deja en claro que el matrimonio es una institución decretada por Dios y una institución que tiene el propósito de glorificar a Dios al exhibir algo sobre Él. El gran misterio del matrimonio es que la relación pactual de un esposo con su esposa es un retrato de la relación pactual de Cristo y su iglesia. El matrimonio es de Dios, sobre Dios, para Dios y por Dios, por lo que si descuidamos a Dios es bajo nuestro propio riesgo. Sólo cuando los fundamentos bíblicos están en su lugar es que somos capaces de comprender correctamente cómo un esposo y una esposa deben relacionarse, cómo deben tomar sus roles separados y cómo deben buscar darle gloria a Dios tanto individualmente como en pareja. Construir el matrimonio sobre cualquier otro fundamento es descuidar la roca en favor de construir sobre la arena.
Descuidar la oración
La oración es nuestro sustento, el medio a través del cual alabamos a Dios, expresamos nuestra gratitud, confesamos nuestro pecado y suplicamos ayuda. La pareja que ora junta está confesando ante Dios que son dependientes de Él, que no son capaces de florecer sin Él. La oración privada es esencial para la vida cristiana y la oración como pareja es esencial para el matrimonio cristiano. En ella, al arrodillarse junto a la cama o al sentarse junto a la chimenea, el esposo y la esposa se reúnen juntos con el Señor, alabándolo por su bondad y su gracia, confesando sus pecados contra Él y contra el otro, y rogando su sabiduría y ayuda. Cuando la oración cesa, la pareja está proclamando tácitamente que ellos pueden sobrevivir y florecer por su propia cuenta, que no necesitan la ayuda continua de Dios en cada momento. La ausencia de la oración es un gran enemigo del matrimonio.
Descuidar la comunidad
Otro gran enemigo del matrimonio es la falta de comunidad: la comunidad de la iglesia local. Satanás ama cuando él puede obligar a alguien a retirarse de la iglesia; cuánto mejor cuando puede alejar a una pareja o a toda una familia. Cuando un matrimonio se va de la iglesia o incluso se retira para sólo hacer lo mínimo, está dejando el lugar donde se supone que deben ver matrimonios saludables moldeados, donde pueden adorar juntos codo a codo, donde encontrarán amigos ante quienes pueden abrir sus matrimonios para que así ellos puedan ver y diagnosticar sus luchas. El matrimonio florece en el contexto de la iglesia local y se marchita fuera de ella.
Descuidar la comunicación
Así como Satanás quiere que una pareja deje de comunicarse con Dios por medio de la oración, él también quiere que una pareja deje de comunicarse el uno con el otro. La comunicación libre, abierta y regular es clave para cualquier relación, y en el matrimonio más que cualquiera. Cuando una pareja es capaz y está dispuesta a comunicarse, son capaces de admitir y trabajar en las dificultades, son capaces de compartir tanto las alegrías como las tristezas que son inevitables en una vida en común. Demasiadas parejas dejan de comunicarse o tal vez nunca aprenden a hacerlo. En lugar de resolver los problemas, ellos permiten que permanezcan, que se infecten y lleguen a ser tóxicos. La comunicación es clave para un matrimonio saludable y la falta de comunicación es un enemigo peligroso.
Descuidar los intereses compartidos
Cuando una pareja tiene citas es raro para ellos encontrar que no tienen nada en común, que tienen pocos intereses compartidos. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, se convierten en marido y mujer y se acostumbran a la vida normal, ellos fácilmente pueden caer en rutinas separadas. Ahora viven juntos solos, dos personas viviendo sus vidas separadas bajo el mismo techo. Los intereses compartidos motivan tiempos compartidos, conversación compartida, pasión compartida. Puede ser un pasatiempo, una actividad e incluso un programa de televisión, pero debe ser algo. Descuidar los intereses compartidos es un gran enemigo para un matrimonio saludable.
Descuidar el sexo
Dios fue bueno en proveer el extraño y misterioso regalo del sexo a fin de unir a un esposo con su mujer de una manera única. El sexo es el súper pegamento de un matrimonio saludable, y sin embargo, la mayoría de las parejas nunca están lejos de descuidarlo o de reemplazarlo con pornografía o algo, o cualquier otra cosa. La Biblia exige que un esposo y su mujer mantengan relaciones sexuales en todas las circunstancias, salvo en las muy contadas: de mutuo acuerdo, por un tiempo corto, a fin de concentrarse en la oración. Hay momentos inevitables cuando nada parece más difícil que buscar la relación sexual y nada parece más fácil que descuidarla, pero descuidar el sexo es desobedecer directamente a Dios. Descuidar el sexo es ignorar uno de los grandes e indispensables regalos de Dios.
Si Satanás no puede destruir un matrimonio, al menos se empeñará a debilitarlo. Descuidar cualquiera de estas seis cosas es invitar su presencia y darle la bienvenida a su influencia.