La idolatría que abordamos en la publicación anterior es la raíz del árbol. Veamos ahora el fruto de este árbol.
Dependiente de una persona
Generalmente, el pecado de idolatrar a una amiga se llama dependencia emocional o codependencia en el mundo de la consejería. D’Ann Davis del ministerio Living Hope lo describe de esta manera:
Comúnmente, quienes luchan con la dependencia emocional están buscando una relación personal súper intensa con una mejor amiga que satisfaga todas sus necesidades y que haga que todas las otras relaciones sean innecesarias. Normalmente, quien está en la lucha ama exacerbar todas sus necesidades y anhela conectar con una persona que pueda ser su todo (básicamente, su ídolo o dios, con d minúscula). Estará muy afianzada en la idolatría relacional, ya sea que se dé cuenta o no. No querrá desperdiciar todos esos preciados segundos en desarrollar lentamente una amistad a lo largo de los años; ella querrá intimidad ahora, así que la cambia por intensidad[1].
Cuando tu sentido de bienestar emocional está atado a otra persona, cuando tu seguridad se encuentra en una amiga en lugar de en Dios, es pecado. Bíblicamente, esto es idolatría: darle más peso y valor a una persona que a Dios. Puede suceder en cualquier relación: padres con hijos, esposo con esposa, novio con novia o entre dos amigas.
Este tipo de dependencia pecaminosa es dañina cuando se da desde una de las partes. Sin embargo, es aún peor cuando dos personas son mutuamente dependientes la una de la otra. Si idolatras a una amiga, pero ella no corresponde tus sentimientos, a menudo te verás forzada a lidiar con tus inseguridades y con tu esperanza puesta en el lugar equivocado. Sin embargo, cuando tu amiga corresponde esos sentimientos intensos de necesidad, la dependencia emocional frecuentemente avanza sin ningún control (p. ej. «si mi amiga, que cree en Jesús, piensa que esto está bien, entonces debe estar bien»). Lamentablemente, para el mundo, una amistad mutuamente dependiente se denomina mejores amigas.
Esta idolatría pecaminosa podría parecer incluso piadosa en primera instancia. Dos amigas codependientes podrían orar juntas, hablar mucho sobre Jesús y apoyarse en extremo la una a la otra. La conversación y la actividad espiritual de la amistad podría dar un sentido falso de que nada es incorrecto. Sin embargo, importa poco cuánto hablemos sobre Jesús o hagamos cosas por Jesús si nuestra esperanza y confianza no está solo en Él.
Síntomas de la idolatría en una amistad
Existen algunos síntomas comunes de este tipo de idolatría. Hice un listado de preguntas, basándome en una lista que Lori Rentzel creó para ayudar a diferenciar entre la interdependencia normal de las amistades saludables y la dependencia pecaminosa no saludable de una amistad idólatra.
A medida que lees la lista a continuación, debes ser consciente de que estas son características comunes generales en amistades no saludables. Este no es un listado de comprobación infalible y algunas de estas cosas podrían deberse a otras raíces.
Entonces, ¿cómo puedes saber si una amistad está amenazando con tomar el lugar de Dios en tu corazón? Estas son un par de preguntas que te puedes hacer respecto a tu relación:
- ¿Sientes celos cuando tu amiga pasa tiempo con otros? ¿Sientes una sensación de posesividad hacia ella?
- ¿Prefieres pasar tiempo a solas con tu amiga? ¿Te frustras fácilmente cuando otros se unen?
- ¿Has perdido interés en otras amistades? ¿Perdiste el deseo de hacer nuevas amigas?
- ¿Eres indecisa, o incluso poco dispuesta, para planificar cosas (a corto o largo plazo) que no incluyan a tu amiga?
- ¿Sientes la libertad de «hablar por» tu amiga con otros?
- ¿Evitas el conflicto con tu amiga por temor a perder intimidad en la relación?
- ¿A menudo pagan por las comidas y gastos la una de la otra o hacen grandes compras juntas?
- ¿Es frecuente que pasen la noche juntas, a menudo compartiendo de preferencia la misma cama?
- ¿Las palabras de adulación y elogio son comunes en su amistad? (p. ej., «eres la única que me entiende» o «no sé qué haría sin ti»).
- ¿Usan apodos o lenguaje especial la una con la otra?
- ¿Funcionan como una pareja? ¿Otros las ven como inseparables?
- ¿Le pides permiso con frecuencia a tu amiga para hacer cosas?
- ¿Eres físicamente más cariñosa con esta amiga que con otras amigas? ¿Son físicamente cariñosas de una manera que incomoda a los demás?
- ¿Permaneces en constante comunicación con esta amiga (mensajes de texto, llamadas telefónicas, Snapchats, correos electrónicos)?
- ¿Sientes que no puedes vivir sin esta amiga? ¿Sientes que la necesitas para florecer?
Si tu respuesta es sí a alguna de estas preguntas, vale la pena considerar si tu amiga se está transformando, o se ha transformado, en algo que solo Dios debe ser. Pero ten ánimo, Jesús es un Salvador capaz y compasivo para todo aquel que se vuelva a Él. No hay situación, no importa cuán complicada pueda parecer, que sea demasiado para Él. Admitir nuestro pecado y confesárselo a Él, es donde comienza la sanidad. «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» (1Jn 1:9).
Recuerda, las cosas en la lista anterior no son el problema, sino síntomas del problema. El asunto primordial tiene que ver con una adoración en el lugar equivocado: darle más peso y valor a una persona más que a Dios. Cuando sentimos que necesitamos a otra persona más que a Dios, tenemos un problema de idolatría. Debido a que somos pecadores, siempre existe la tentación de buscar en la creación el gozo que solo el Creador puede ofrecer. Cada una de nosotras necesita estar consciente de esta tendencia y estar alerta.
El peligro del pecado sexual
Cuando idolatramos a uno de los buenos regalos de Dios (el matrimonio, la familia, los hijos, los amigos, la comida, el trabajo), distorsionamos el propósito del regalo. Todo el bien que Dios quiso que tuviéramos a través del regalo de la amistad es expulsado por nuestra adoración a la amistad. La idolatría en la amistad pervierte el diseño y la función de la amistad y esto hace que ya no sea más una ayuda para nuestro caminar con Dios, sino un obstáculo.
Una manera en que esta distorsión se manifiesta es en el afecto físico antinatural y, a menudo, en el pecado sexual. Si consideramos los pasajes de Romanos que estudiamos en el artículo anterior, esto no debería impactarnos. El pecado sexual de esta naturaleza es el resultado de la adoración en el lugar incorrecto: adoración a la criatura, no al Creador. La adoración en el lugar incorrecto es el centro de cualquier pecado.
Por lo general, a los demás les cuesta creer que una amistad entre dos chicas cristianas que nunca han tenido pensamientos homosexuales pueda volverse sexual. Sin embargo, ocurre más seguido de lo que piensas. Ha sido desgarrador para mí caminar junto algunas amigas cercanas en el desastre del pecado sexual que comenzó como una amistad infectada por la idolatría.
Déjenme clarificar: no estoy hablando de la lucha con la atracción a personas del mismo sexo o con el asunto de la identidad de género; hablo del pecado de idolatrar a una amiga y llegar a ser dependiente de ella, lo que puede llevar al afecto físico íntimo y al comportamiento sexual. La mayoría de las veces, las chicas en estas amistades nunca tuvieron sentimientos homosexuales antes y a menudo aún desean una relación romántica con un hombre. A veces, las mujeres que están casadas con hombres se encuentran en pecado sexual con una amiga. ¿Cómo es esto posible? Porque comenzaron a buscar satisfacer sus deseos por intimidad y seguridad en una amiga, no en Dios. Y cuando elevamos a una amiga al lugar que solo Dios debe tener en nuestra vida, abrimos la puerta para que entre este tipo de pecado sexual. Todas somos pecadoras y, por lo tanto, susceptibles. Todas somos pecadoras; por lo tanto, la semilla de todo pecado está en nuestros corazones. Como todos los pecados, comienza al rehusarse a ir a la Fuente de aguas vivas, Dios mismo, y en lugar de ello, decidir correr tras cisternas rotas para encontrar vida, gozo y paz (Jer 2:12-13).
En una amistad idólatra, la interacción física normal entre amigas (abrazarse, andar del brazo, darse la mano por un rato como cuando oran), puede llegar a más: darse mucho la mano, andar de la mano entrelazando los dedos, dormir en la misma cama de preferencia, acurrucarse juntas o solo sentir la necesidad de tocarse constantemente la una a la otra. Si se prolonga esta intimidad física, fácilmente puede llevar a la actividad sexual antes de que incluso te des cuenta de lo que está ocurriendo.
Hay consecuencias graves al entrar a cualquier relación sexual fuera del matrimonio. Esto no quiere decir que Dios no pueda redimir todo nuestro pecado y transformarlo en bien. Pero no podemos tratar a la ligera cualquier tentación hacia el pecado sexual. Si una amistad te está tentando a cualquier expresión sexual, ¡huye! (1Ti 2:22; 1Ts 4:3). Huye rápidamente de cualquier amistad que te tiente a ser demasiado íntima físicamente. Es mejor cortar algo que una vez fue útil e incluso bueno que permitir que te lleve a pecar (Mt 5:29-30).
En la parte 4, veremos el propósito de las amistades bíblicamente, y cómo se ve una amistad saludable. En la parte 5, abordaremos cómo encontrar libertad si es que ya cruzaste la línea sexualmente.
Lee el artículo completo de D’Ann que mencioné al principio aquí [disponible solo en inglés].
Obtén el libro de Lori Rentzel sobre dependencia emocional aquí [disponible solo en inglés].
ARTÍCULOS DE LA SERIE:
Este recurso fue publicado originalmente en el blog de Kelly Needham.
[1] N. del T.: traducción propia.