Este artículo es parte de la serie Querido pastor publicada originalmente en Crossway.
Una temporada agotadora para pastores
En diciembre de 2020, encontré un meme en internet en el que se veían cinco baños portátiles en fila en una obra en construcción. Los cinco estaban en llamas. El meme decía: «si el 2020 fuera una vela aromática…».
Eso suena muy atinado. La combinación de pandemia global, aislamiento social masivo; comunidades, aulas y congregaciones vacías; y la temporada política más divisiva de mi vida crearon la tormenta perfecta que ha dejado a casi todos —especialmente a pastores— sintiéndose agotados, solos, inseguros, abrumados, desanimados y paralizados por el miedo de que lo que digamos o hagamos hará que nos llamen la atención, nos ataquen, nos cancelen o algo peor.
En un reciente intercambio de textos con otro líder y pastor cristiano, mencioné varias razones por las que, como pastor, me estoy sintiendo más cansado que nunca en mi llamado. Mi amigo respondió: «de hecho, todos estamos listos para que se termine el 2020, incluso si tenemos que esperar hasta el 2030 para que eso suceda».
Mientras escribo esto, es septiembre de 2021 y el año 2020 aún no parece mostrar indicios de desaparecer. Si hubiera una competencia por la palabra del año, los contendientes incluirían palabras como polarizado, racializado, tribalizado, politizado, dividido e indignado.
Los pastores sienten el peso de dichas palabras porque quedamos atrapados en el cruce de fuego que existe entre cristianos e incluso entre nuestros propios miembros de la iglesia. Cuanto más diversas sean nuestras iglesias, más riesgoso será para nosotros sufrir tales fuegos cruzados. Entre los cristianos, hay tantas opiniones —sobre vacunarse, usar mascarillas y sobre estar en el lado correcto o incorrecto de la historia— como personas.
No es raro que los pastores seamos tratados como si fuéramos la cuerda en un tira y afloja entre las partes en disputa. Cuando optamos por no llevar la agenda y la política de otras personas a nuestros púlpitos (nuestro primer llamado es predicar a Cristo, no «las temáticas»), puede ser solo cuestión de tiempo antes de que se nos acuse de ser demasiado «de izquierda» o demasiado «de derecha», ¡a menudo al mismo tiempo! Estoy comenzando a entender por qué Paul Tripp, siendo él mismo consejero y pastor, ha llamado al pastorado un llamado muy peligroso.
El agotamiento que proviene por intentar mantener todo funcionando en un clima tan hostil, eventualmente, dejan una marca en los pastores. El factor del cansancio es tan pronunciado que, según los investigadores, más del 30 % de los pastores está activamente buscando dejar el ministerio. Dentro de mi propia red de amigos y colegas pastores, los porcentajes son más altos que eso. Puedo entender, entonces, por qué muchos lo han considerado. Desde que empezó la pandemia, las complejidades y demandas del ministerio han sido implacables. He renunciado a un tiempo sabático programado y a casi todos mis días de vacaciones asignados para poder quedarme en mi puesto. No soy la excepción en esto, sino la regla, como la mayoría de los pastores puede confirmar.
Solidaridad con Cristo
Entra Jesús, quien nos recuerda que en este mundo tendremos aflicción. Nadie debería estar alarmado por la existencia de aguijones en la carne o pruebas de fuego, porque es en dichas pruebas que recibimos la oportunidad de compartir lo que Pablo llamó la comunión de los sufrimientos de Jesús. Cuando las personas nos persigan y digan cosas falsas o engañosas de nosotros, podemos regocijarnos, porque así trataron a los profetas que vinieron antes que nosotros. Grande es nuestra recompensa en el cielo, nos asegura nuestro Señor. Las cosas agotadoras que nos pasan a nosotros también son las cosas que le pasaron a Él primero. A medida que sufrimos cosas similares, entramos en una más profunda y más íntima solidaridad con Cristo.
Una vez escuché una anécdota sobre Santa Teresa de Ávila y una conversación que ella tuvo con el Señor. Era un tiempo de profundo cansancio y sufrimiento para ella. Ella le preguntó al Señor por qué Él permitía que las cosas se volvieran tan difíciles para sus hijos, a lo que Él aparentemente respondió: «así es como trato a mis amigos». A lo que Teresa respondió: «bueno, entonces, ¡no es de sorprender que tengas tan pocos amigos!».
En medio de temporadas como el año 2020, que se sienten como un largo e implacable invierno, las promesas del Evangelio y el descanso que provee siguen en pie. En el Evangelio hay recursos no solo para pasar el momento, sino también para florecer en tiempos de cansancio. Nos brinda recursos que nos ayudan para nutrirnos e involucrarnos en comunidades y testimonios contraculturales. Como ha dicho Don Carson, como «una banda de enemigos naturales que se aman gracias a Jesús», los cristianos son capaces, en Cristo, de buscar la armonía entre personas y grupos que no podrían unirse fuera de Cristo. En Cristo, los muros divisorios de hostilidad entre hombre y mujer, judío y gentil, esclavo y libre fueron derribados en las comunidades de la primera iglesia. Si Cristo lo pudo hacer en ese momento, ¿no podría también hacerlo en este momento?
Un testigo del Evangelio
Esta podría ser nuestra mejor oportunidad actual para el testimonio contracultural: simplemente ser amables unos con otros en Cristo, especialmente a través de nuestras diferencias. Debe haber una razón por la cual el Sr. Rogers es popular nuevamente y Ted Lasso una serie de televisión tan celebrada. El mundo está torcido, desgastado por la batalla y cansado. Anhela un tipo de gracia y amabilidad que el Sr. Rogers y Ted Lasso nos ofrecen. Ambos encarnan el proverbio que nos dice que la respuesta amable quita la ira (Pr 15:1). Ambos también nos señalan a Cristo mismo, cuya octava y más memorable declaración «YO SOY» invita a todos los que están cansados a acudir a Él para descansar, «que yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas» (véase Mateo 11:25-30).
Pastores, es importante reconocer que la invitación de Jesús de ir a Él viene diecisiete capítulos antes de que Jesús nos pida que vayamos y hagamos algo por Él. Su gran invitación viene antes de su Gran Comisión. Siendo esto cierto, probablemente no era necesario que yo renunciara a mi tiempo sabático y a mis vacaciones para quedarme en mi puesto. Tal vez incluso estuvo mal hacer eso. Es en Cristo, no en mi voluntad o sabiduría, que todas las cosas se mantienen unidas.
Cualquiera sea el caso, una cosa es segura: en este (o cualquier otro) clima hostil, solo me convertiré en alguien que gentilmente trae descanso en la medida en que yo entre en el descanso sabático de Cristo. Si nosotros, los pastores, vamos a encarnar sus caminos amables y humildes en la cultura, primero debemos abordar la cultura desordenada, inquieta y ansiosa que puede residir en nuestros propios corazones.
Es bueno recordarnos a nosotros mismos y a otros que no hay un atajo que evite Mateo 11 (la gran invitación de venir a Cristo en nuestros corazones) para llegar a Mateo 28 (la Gran Comisión de ir y hacer para Él en el mundo). Para ser como Cristo en el mundo, debemos entrar en el área de descanso y permanecer con Cristo. Porque el fruto del Espíritu, incluido el fruto de mansedumbre que trae descanso, solo puede crecer y ser compartido cuando nosotros mismos confiamos y descansamos en Cristo.
Lo que esto significa para ti, pastor, es que el día de descanso también fue hecho para ti.