¿Cuándo fue la última vez que te quejaste?
Vivo en la ciudad de Filadelfia y el último invierno que tuvimos fue el peor que jamás hayamos tenido. Desde noviembre hasta marzo, lo único que escuchaba era: “hace mucho frío; odio la nieve; no puedo esperar para que llegue el verano”.
En Filadelfia también el calor llega a ser incómodo en verano y adivinen qué es lo que comencé a escuchar: “hace demasiado calor; está tan húmedo; no aguanto hasta que llegue el otoño”.
Quizás seas una persona poco común que no se queja del clima, pero de algo debes quejarte. ¿Alguna vez te has parado frente a tu ropero, lleno de ropa, y has dicho quejándote, ”no tengo qué ponerme…”? ¿Alguna vez has abierto tu refrigerador, abastecido con comida, y has dicho suspirando, “no hay nada para comer…”?
Esta es la realidad: donde sea que vivas, sea quien sea con quien estés, sea cual sea el momento del día, sin tener en cuenta las circunstancias, ¡tienes la maravillosa habilidad para quejarte sobre cualquier cosa!
FILIPENSES 2:14
El Apóstol Pablo, en su carta a los santos de Filipos, escribe: “HÁGANLO TODO sin quejas ni contiendas”. (Filipenses 2:14, énfasis mío).
¿Puedes imaginar un solo día sin que se arruine de alguna forma por culpa de la queja? Imagina que despiertas una mañana completamente libre de estrés y presión. Imagina que te acuestas en la noche y duermes con un corazón satisfecho con todo lo vivido durante el día.
Imagina que eres un padre o madre que no se queja de su hijo. Imagina que eres un esposo o esposa que no se queja de su pareja. Imagina que eres un ciudadano que no se queja de su vecino o del gobierno. Imagina que eres un trabajador que no se queja de su jefe o de su empleado.
Sin duda, el mundo y las personas que viven en él van a causar problemas en tu vida. Es cierto que existe una razón santa para quejarse y para orar por cambios (Romanos 8:22-23). Sin embargo, la mayoría de las veces, tu queja revela un corazón egoísta y las cosas que deseas (Lucas 6:45).
Quisiera mirar las dos palabras que usa Pablo, “quejas y contiendas”, e investigar lo que dicen sobre lo que hay en nuestro corazón.
QUEJAS: “MEREZCO ALGO MEJOR”
Las quejas tienen que ver con la parte emocional. Otra forma de traducir esta palabra sería “gruñido”, que es una traducción onomatopéyica; es decir, la palabra audible representa su definición. Si te quejas diciendo la palabra “gruñir” una y otra vez, suena en sí como una queja. Tal vez deberías esperar hasta que estés solo para intentarlo.
Con las quejas queremos decir, “¡merezco algo mejor!”. Al quejarnos, nos ponemos en el centro del universo, por lo que hacemos que todo se trate de nosotros. Cuando no obtenemos lo que queremos, en el momento mismo en que lo que queremos y exactamente como lo queremos, nos quejamos. Es la representación audible de un corazón capturado por el claustrofóbico reino del yo.
CONTIENDAS: “YO SÉ LO QUE ES MEJOR”
La palabra “contiendas” puede traducirse como “discusiones” (Biblia de las Américas). Simplemente, al decir eso queremos decir, “¡yo sé lo que es mejor! Si yo gobernara el mundo, haría diferente esto, esto otro y esta otra cosa”. Piensas que la soberanía y sabiduría de Dios son discutibles.
Claro está, nunca comprometeríamos públicamente nuestra teología, pero en esos momentos privados de tu vida, de verdad estás poniendo en duda quién debería ser Dios. Tal vez no irías tan lejos como reemplazar a Dios, ¡pero tratarías de agregar un puesto para ti en la Santa Trinidad!
SIETE RECORDATORIOS
¿Qué deberías hacer cuando sientes el impulso de quejarte o de armar contiendas? Siempre digo que uno mismo es el predicador con más influencia en su propia vida, porque nadie se predica tanto a sí mismo como uno lo hace. Por lo tanto, ¡predícate!
A continuación, entrego siete de mis versículos favoritos que me recuerdan por qué no necesito quejarme ni armar contiendas. Existen docenas, seguramente incluso cientos, así que encuentra unos pocos que puedas grabar en tu corazón y colgártelos al cuello (Proverbios 6:21):
QUEJAS: lo único que merecemos es la muerte (Salmo 103:10), pero en vez de eso se nos ha regalado vida (Romanos 3:24) y todo lo que necesitamos para vivir (2 Pedro 1:3), por lo que no debemos preocuparnos (Mateo 6:25-32).
CONTIENDAS: Dios ha estado presente desde el principio (Génesis 1:1), él ha diseñado la historia completa de tu vida (Hechos 17:26) y su plan es para su gloria y para tu bien (Jeremías 29:11).
Esta autopredicación será útil, pero tú (o tu pastor) nunca serás tu propio salvador. Tu única esperanza se encuentra en aquel que descendió de su reino celestial para liberarte de la esclavitud al reino del yo.
¡Acércate al Rey del Reino de Dios y experimenta el gozo y la paz que él puede traer a tu alma!