La familia está bajo ataque. Como cristianos, estamos acostumbrados a escuchar sobre divorcio, pornografía, matrimonio homosexual y muchos otros problemas morales. ¿Has considerado cuántos de estos asuntos morales están directamente relacionados con la familia? Si nos fijamos, veremos que la noción misma de familia, tal como la Biblia la describe, está bajo un fuerte ataque sostenido. Eso significa que tu familia está bajo ataque.
Sabemos que una noción claramente cristiana de familia es crucial para criar a nuestros hijos en la disciplina e instrucción del Señor. Sin embargo, hay más en juego que criar a la siguiente generación de cristianos. La familia es crucial en al menos otras dos formas: nos enseña verdades fundamentales de la fe cristiana y sirve como un modelo importante de ministerio. Permíteme explicarlo.
Dios nos enseña mediante la familia
Dios usa la familia para enseñarnos. Existen varias áreas de la vida y de la doctrina cristianas que Dios elige explicarnos por medio de metáforas, y una muy común es la familia. Hay partes de la vida y de la doctrina cristianas que solo podemos entender correctamente si primero entendemos la familia como Dios la creó y el propósito que le dio.
Dios usa la familia para enseñarnos de su naturaleza. La relación entre padres e hijos es un destello distante de las relaciones dentro de la Deidad y, en especial, de la relación de la primera persona de la Trinidad con la segunda: Dios Padre y Dios Hijo. Solo podemos describir y entender la relación de Dios Padre con Dios Hijo si entendemos la relación de los padres terrenales con los hijos terrenales. Si Satanás puede distorsionar o destruir la familia, puede distorsionar y destruir nuestra habilidad para entender la naturaleza trinitaria de Dios.
Dios usa la familia para enseñarnos su Evangelio. Dios nos dice que cuando nos justifica por la fe en Jesucristo, Él nos adopta como sus hijos e hijas. Por lo tanto, sabemos que la relación de los padres con sus hijos no es fortuita ni insignificante, no es una mera parte del plan de Dios para su pueblo. Por el contrario, la relación de los hijos que son traídos a la familia de sus padres está diseñada para enseñarnos sobre nuestra relación con Dios y sobre la intimidad de nuestra relación con Él. Si Satanás puede distorsionar o destruir la familia, puede distorsionar y destruir nuestro entendimiento del Evangelio.
Dios usa la familia para enseñarnos acerca de su iglesia. Pedro llama a la iglesia «la familia de Dios» (1P 4:17, NVI) y Pablo se refiere a ella como «la casa de Dios» (1Ti 3:15). Como cristianos, pertenecemos a la misma familia porque estamos unidos unos a otros por nuestra adopción como hijos e hijas del mismo Padre. Es precisamente porque somos hijos e hijas del mismo Padre que los cristianos se refieren unos a otros como «hermanos» y «hermanas». Si Satanás puede distorsionar o destruir la familia, puede distorsionar y destruir nuestro entendimiento de la iglesia.
¿Lo vas percibiendo? Para comprender la naturaleza de Dios, el Evangelio de Dios y la iglesia de Dios, primero debemos comprender la familia. Cuando un padre abandona a su familia, las metáforas se distorsionan. Cuando una familia tiene dos padres y ninguna madre, las metáforas se distorsionan. Incluso cuando una pareja cristiana decide no tener hijos por motivos egoístas, las metáforas se distorsionan. Sin embargo, una familia sólida, basada en la Escritura, sirve como una imagen poderosa de todas estas verdades.
Cómo una familia puede ministrar
Tu familia está bajo ataque debido a todo lo que representa. Tu familia también está bajo ataque debido a lo que hace. Dios diseñó a tu familia para que sirva como un tipo de ministerio para la iglesia y el mundo.
La familia ministra a la iglesia local. Puesto que la iglesia es fundamentalmente una familia espiritual, aprendemos a funcionar como tal al observar el modelo de las familias saludables. Esto significa que edificar familias sólidas y bíblicas es esencial para la vida y la salud de la iglesia. Cuando Pablo le explicó a Timoteo cómo relacionarse con otras personas en la iglesia, le dijo que se relacionara con los ancianos como padres, con las ancianas como madres y con las más jóvenes como hermanas. Le señaló que observara a la familia y se comportara como se comporta una familia. Cuando Pablo le habló a Timoteo sobre los líderes de la iglesia, le dijo que sería capaz de reconocer a los ancianos de la iglesia al buscar hombres que sean buenas figuras de padres terrenales (ver 1Ti 3:4-5). Si un hombre es capaz de supervisar y gobernar su propia casa, bien puede estar preparado para supervisar y gobernar la iglesia, debido a que ambas tareas dependen de muchos de los mismos talentos y habilidades. Por lo tanto, la familia ministra a la iglesia enseñándole cómo sus miembros se relacionan entre sí (¡como hermanos y hermanas!); enseñándole a reconocer los líderes (¡los buenos padres!), e incluso enseñándole un poco de cómo es Dios (¡los mejores padres, pero infinitamente más!).
La familia ministra al mundo. La familia también ministra al mundo. Fue el deseo de Dios que todos estuviéramos preparados, al menos en alguna medida, para escuchar el Evangelio. Él diseñó la familia para que fuera un modelo universal de algunas de las verdades más profundas y preciosas sobre quién es Él y lo que está realizando en este mundo: Él es Padre; quiere adoptarnos como sus hijos; los cristianos son hermanos y hermanas. Las familias saludables y centradas en la Biblia son una parte crucial para el pre-evangelismo, son una manera de presentar a todos en el mundo las categorías básicas por medio de las cuales pueden entender la fe cristiana. Si perdemos o distorsionamos la noción de padre, si perdemos o distorsionamos la noción de padres, si tomamos a la ligera la noción de hermano y hermana, perdemos los conceptos mismos que nos permiten explicar quién es Dios y lo qué está haciendo.
La familia nos enseña sobre la naturaleza de Dios, su Evangelio y su iglesia, y la familia ministra tanto a la iglesia como al mundo. Por tanto, no es de extrañar que Satanás siempre esté atacando a la familia y no se detendrá ante nada para atacar a tu familia. Si puede destruir la familia, puede destruir estas metáforas y estos ministerios tan poderosos. Si puede distorsionar o destruir la familia, puede opacar el Evangelio para aquellos que aún no son salvos.
Cuando los propósitos de Satanás son claros, el desafío para el cristiano también lo es: necesitamos edificar familias cristianas claramente sólidas, vibrantes, basadas en la Biblia y centradas en el Evangelio como una parte esencial para proteger nuestra fe y vivirla.