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Tres razones por las que debes predicar 1 y 2 Samuel
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Tres razones por las que debes predicar 1 y 2 Samuel

Los libros de 1 y 2 Samuel (al menos parte de ellos) son bien conocidos de igual manera por los cristianos y no cristianos. De estas antiguas páginas se han sacado inspiradoras películas, libros y analogías de deporte. Y sin embargo, muy pocas personas alguna vez han escuchado una serie de sermones sobre estos maravillosos libros. Los libros de 1 y 2 Samuel fueron escritos para ayudar a los lectores a entender por qué Israel se transformó en una monarquía, cómo esa monarquía tuvo éxito y fracasó, y cómo esa monarquía finalmente apunta a Jesús, quien gobernará con amor y justicia por siempre. Debes considerar comenzar una serie expositiva de 1 y 2 Samuel en el futuro cercano por al menos estas tres razones:
  • Entregan contexto para entender el resto de la Escritura
  • Describen una imagen matizada de «héroes» y «villanos»
  • Nos enseñan a tener esperanza en Dios en lugar de en el gobierno humano
1. Entregan contexto para entender el resto de la Escritura
Muchos cristianos confesarán que a medida que leen sus Biblias regularmente, no tienen una buena comprensión de los orígenes de la monarquía de Israel. No pueden decir cuándo, cómo o por qué Israel se convirtió en una monarquía o qué tiene que ver la monarquía de Israel con Jesús y su Reino. Mientras predicas estos libros, obtendrás respuestas claras a estas preguntas. La razón por la que Israel se convirtió en una monarquía, según Dios mismo, es porque «me han rechazado a mí para que yo no sea rey sobre ellos» (1S 8:7). El resto de los libros (y en realidad, el resto del Antiguo Testamento) sirve como una advertencia para nosotros: «esto es lo que pasa cuando rechazas a Dios para ser tu Rey». Cuando los reyes y el pueblo de Israel recibieron a Dios como su legítimo Rey, adorándolo y obedeciéndolo, ellos experimentaron una gran bendición. Sin embargo, cuando lo rechazaron, adorando ídolos y rebelándose contra Dios, experimentaron gran juicio. Nuestros primeros padres, Adán y Eva, rechazaron a Dios y no quisieron que fuera Rey sobre ellos. Nuestras congregaciones necesitan saber esto: su rechazo de Dios como Rey no lleva a bendición, sino que a juicio. Los libros de 1 y 2 Samuel entregan bastantes oportunidades para que nosotros enseñemos esta verdad y apuntemos a Jesús: el descendiente de David. Al contrario de Adán, de Eva y de todo el resto en la historia del mundo, Jesús obedecería a Dios perfectamente. Además, él vino a morir por los pecados de su pueblo, el mismo pueblo que se rehusó a recibir a Dios como su legítimo Rey. Y eso no es todo: Jesús volverá de nuevo a inaugurar su gobierno perfecto y eterno donde se sentará en el trono de David para siempre como una bendición permanente para ellos.
2. Describen una imagen matizada de «héroes» y «villanos»
Las historias memorables contienen personajes memorables y dos de los personajes más memorables en toda la Biblia son Saúl y David, los primeros dos reyes de Israel. Saúl es considerado un villano y, en muchos sentidos, el título está bien merecido. Él rechazó a Dios y desobedeció sus mandamientos. Él estaba más preocupado de cuidar su reputación que de caminar en fe y en arrepentimiento. El poder se le fue a la cabeza y lo corrompió a tal punto que incluso Dios lo rechazó para ser rey; intentó asesinar al hombre que Dios había escogido para sucederlo. Sin embargo, Saúl no era completamente malo. Él demostró misericordia hacia aquellos que inicialmente no lo querían para que los liderara, él lideró a Israel para vencer a sus enemigos y le dio a Dios todo el crédito por sus primeras victorias. David es considerado un héroe, y en muchos aspectos, el título está bien merecido. Él amaba a Dios con todo su ser y buscó obedecerlo completamente. Él demostró gran fe en Dios y gran lealtad a Saúl, incluso mientras Saúl buscaba matarlo. No obstante, David también pecó enormemente contra Dios, Betsabé y Urías al cometer adulterio y asesinato; trajo disciplina sobre Israel cuando su orgullo lo llevó a contar al pueblo. Cuando predicas 1 y 2 Samuel, se hace claro que ningún ser humano es perfectamente bueno o completamente malo. Al contrario, las intenciones y las acciones de toda persona son una especie de mezcla de bien y de mal. Esto entrega bastantes oportunidades para mostrar que Jesús (el único hombre perfecto) es el Salvador que Saúl necesita, que David necesita y que nosotros necesitamos.
3. Nos enseñan a tener esperanza en Dios en lugar de en el gobierno humano
Dado nuestro clima político actual, quizás no existe una mayor razón para predicar 1 y 2 Samuel. Cualquier estudiante de historia sabe que las personas siempre caen en la tentación de confiar en el gobierno humano en lugar de en el gobierno de Dios. Y en Estados Unidos, al menos, aún no hemos aprendido la lección. Cada ciclo de elecciones, los miembros de ambos partidos políticos principales (junto con miembros de los medios de comunicación) trabajan para convencer a los votantes que nuestros problemas serán solucionados si elegimos al candidato correcto. Sin embargo, si elegimos al candidato incorrecto, se desarrollará un caso de catástrofe, y nuestros peores miedos se harán realidad. Y les creemos. ¿Por qué otra razón las personas celebran como lo hacen cuando su candidato es electo o gritan de frustración cuando no lo es? En 1 Samuel, el pueblo de Israel está convencido de que todos sus problemas derivan del hecho de que no tienen un rey (como todas las otras naciones). Como muchas personas hoy, ellos creyeron que si tan solo tuvieran a la persona correcta en el cargo correcto, sus problemas desaparecerían. A través de Samuel, Dios les advirtió lo que sucedería si nombraban un rey para que los gobernara. Ese rey abusaría de su posición de poder, les cobraría grandes impuestos y los llevaría a clamar a Dios por libertad. No obstante, nombraron a uno de todas formas, convencidos de que ellos sabían mejor. Incluso el rey David, que era la mejor imagen de Jesucristo entre todos los reyes de Israel, pecó de muchas maneras. Estos libros son tan útiles porque nos ayudan a darnos cuenta de que ningún ser humano (a excepción de Jesucristo) jamás va a resolver completamente todos nuestros problemas. Por medio 1 y 2 Samuel, se hace claro que Jesús es el Rey que necesitamos.  

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda.
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Tres razones por las que debes predicar 2 Timoteo
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Tres razones por las que debes predicar 2 Timoteo

Cuando prediqué 2 Timoteo el año pasado, muchos miembros de la iglesia me dijeron que ellos nunca habían escuchado un solo sermón del libro. Quizás los pastores han evitado 2 Timoteo, porque es una de las «epístolas pastorales», y asumimos que pertenece más a la sala de clases del seminario que al púlpito. O tal vez rehuimos de hacerlo puesto que se centra demasiado en el sufrimiento (un tema que nos hace sentir incómodos en una era que idolatra la comodidad). Cualquiera sea la razón por la que pudiéramos estar evitando este libro, quiero que consideres predicar una serie expositiva de esta importante epístola. Aquí hay tres razones por qué hacerlo. Primero, el Evangelio debe ser preservado para ser proclamado Una de las primeras razones por las que Pablo le escribió a Timoteo es porque el Evangelio estaba bajo ataque. Los falsos maestros se habían infiltrado en la iglesia y estaban agregándole cosas al Evangelio (diciendo que para salvación se necesitaba más que arrepentimiento y fe en Cristo) o quitándole cosas al Evangelio (diciendo que para salvación se necesitaba menos que arrepentimiento y fe). Y Pablo sabía que si el Evangelio puro no era preservado, no quedaría ninguna buena noticia para proclamar. Por supuesto, el Evangelio aún está siendo atacado hoy, tanto fuera como dentro de la iglesia. La mayoría de los cristianos espera los ataques inevitables del mundo, pero pocos están preparados para los ataques que vienen desde dentro de la iglesia. A lo largo del tiempo, algunas iglesias agregan cosas al Evangelio y terminan predicando un mensaje de salvación por la fe en Cristo más obras. Otras iglesias le quitan cosas, predicando un mensaje de salvación aparte del arrepentimiento y la fe en Cristo. La segunda carta a Timoteo es relevante hoy, porque nos recuerda que el Evangelio debe ser primero preservado a fin de ser proclamado. Lejos del Evangelio puro de Jesucristo, la iglesia no tiene ningún mensaje de esperanza para el perdido y el mundo agonizante. Segundo, muchos cristianos no están preparados para sufrir Un tema prominente en 2 Timoteo es el sufrimiento. Pablo le recuerda a Timoteo muchas veces sus cadenas e inminente muerte, y llama a Timoteo a «participa[r] conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios» (1:8), «sufr[ir] penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús» (2:3), y «sufr[ir] penalidades» (4:5). Él escribe: «Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos» (3:12). Claramente, el sufrimiento es un gran tema en 2 Timoteo, así como también a lo largo del resto del Nuevo Testamento. Jesús, los apóstoles y muchos de la iglesia del primer siglo sufrieron tremendamente por predicar la buena noticia. Y sin embargo, muchos cristianos hoy parecen no estar preparados para sufrir por Cristo. Me he encontrado con muchos creyentes que abiertamente niegan el evangelio de la prosperidad, pero aún así parecen creer que mientras tengan una vida devocional regular, eviten el pecado grave y habitual, y participen en la iglesia local, entonces evitarán el sufrimiento. Cuando el sufrimiento inevitablemente llega en forma de un revés económico, de una enfermedad grave, de una muerte en la familia o de persecución por la fe, algunos creyentes que profesan la fe comienza a cuestionar la bondad de Dios, o incluso su existencia. Sin minimizar la dificultad de esas pruebas, debemos recordarle a la iglesia lo que la Biblia enseña sobre el sufrimiento. Jesús dijo: «En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo» (Jn 16:33). Pablo escribió:
Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza. Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5:3-5).
Esta carta es un libro importante para predicar, porque prepara a tu congregación para el sufrimiento que inevitablemente encontraremos en esta vida, y para soportarlo con esperanza y gozo en lugar de desesperación. Tercero, los pastores (y los aspirantes a pastores) necesitan instrucción y aliento Al ser yo mismo un plantador de iglesia, me anima ver la cantidad de hombres jóvenes entusiasmados por plantar nuevas iglesias. Al mismo tiempo, me preocupa que estemos enviando a muchos de ellos a plantar antes de que tengan una comprensión firme de lo que exactamente están plantando y qué será lo que exactamente harán como pastores de una iglesia local. Una cosa es comenzar un servicio de iglesia; otra cosa completamente diferente es plantar una iglesia local saludable que, Dios mediante, resista el paso del tiempo. Hay pocos libros en la Escritura que instruyan y alienten tan bien tanto a pastores como a pastores aspirantes como 2 Timoteo. Pablo compara el ministerio pastoral con el difícil llamado de un soldado cuyo único propósito es buscar complacer al oficial que lo reclutó y ganar la guerra; a un atleta que compite según las reglas; y a un labrador quien, después de plantar, regar y esperar pacientemente, puede esperar disfrutar de los primeros frutos de su cosecha. A menudo asumimos que todo lo que el apóstol Pablo tocó se convirtió en oro. Sin embargo, debemos recordar que Pablo experimentó muchas de las mismas frustraciones, decepciones y  reveses en su ministerio que todos los pastores experimentan. Él y su mensaje fueron rechazados por la mayoría de las personas que lo escucharon, él fue lanzado a la cárcel múltiples veces, algunos de sus amigos más cercanos y compañeros en el ministerio lo abandonaron, y muchas personas que sí creían en el Evangelio aún luchaban con andar en santidad y obediencia. Esta segunda carta a Timoteo es un libro maravilloso para pastores y aspirantes a pastores porque nos recuerda que el ministerio pastoral es un llamado alto y maravilloso que implica una vida de trabajo duro, persecuciones y reveses. Nos recuerda que el ministerio pastoral vale absolutamente la pena. Cuando Pablo cierra el cuerpo de su carta, escribe: «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2Ti 4:7-8).

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.
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Reseña: La iglesia poscuarentena
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Reseña: La iglesia poscuarentena

Al final de un largo y difícil año, una lectura corta y fácil sería todo lo que la mayoría de nosotros podría manejar (especialmente, si en ese libro se aborda la pandemia). Entonces, cuando mi amigo Steve me informó que nuestra asociación de pastores locales estaría leyendo y discutiendo La iglesia poscuarentena, estaba contento —admito— por la brevedad del libro. En un poco más de 100 páginas, el libro de Rainer es lo suficientemente corto para quizás olvidar que usaste mascarilla todo el tiempo que lo estuviste leyendo. En su conclusión, Rainer señala: «Sin lugar a dudas, el mundo ha cambiado. Sin lugar a dudas, la cultura occidental ha cambiado; y se ha movido en gran medida contra las iglesias. Sin lugar a dudas, la mayoría de los líderes de las iglesias no han sido capacitados ni equipados para esta nueva etapa». Sin embargo, lejos de ser pesimista sobre el futuro de la iglesia «poscuarentena», Reiner ve una multitud de oportunidades para un ministerio que exalta a Cristo, en el poder del Espíritu Santo, centrado en la Palabra y basado en la iglesia. Rainer no intenta entregar muchas respuestas en el libro. Él entiende que nadie sabe con certeza cuáles serán los efectos a largo plazo de la pandemia en las iglesias y en el ministerio cristiano. Lo que intenta hacer —y lo hace bastante bien— es levantar buenas preguntas para los líderes de la iglesia a fin de que las consideren en oración. Él lo hace en forma de seis desafíos:
  1. Reúnete de manera diferente y mejor
  2. Aprovecha tu oportunidad para alcanzar el mundo digital
  3. Vuelve a relacionarte con la comunidad cercana a tu iglesia
  4. Lleva a la oración a un nivel nuevo y poderoso
  5. Reconsidera el uso de tus instalaciones para oportunidades incipientes
  6. Realiza cambios duraderos que marcarán la diferencia
Así como el mundo nunca fue el mismo después del 9/11, el mundo ya es diferente de lo que era hace un año. La expresión es cliché a esta altura, pero sin duda hemos entrado a «la nueva normalidad». Por lo tanto, hacer y responder buenas preguntas determinará en gran medida la efectividad de nuestro ministerio en los meses y los años que vendrán. A continuación, muestro tres grandes preguntas que el libro de Reiner levantó para mí y mi iglesia.

¿Cómo abordaremos la programación de la iglesia?

Previo a la pandemia, muchas iglesias guiadas por programas simplemente les estaban pidiendo demasiado a sus miembros. Los ministerios con programas intensos dejan poco tiempo para que los miembros tomen parte en discipulados familiares, evangelismo intencional u hospitalidad. En estos ministerios, los miembros fieles de la iglesia a menudo se fatigan e incluso se sienten culpables por lo que no están haciendo, aun cuando sus calendarios están llenos de actividades de la iglesia. Quizás un buen resultado de la pandemia es que le dio a las iglesias una oportunidad para un reinicio difícil: una oportunidad para considerar si es que sus programas ministeriales valían la pena. Muchos programas pueden, y deben, seguir siendo parte de la vida de la iglesia. Otros programas ya estaban muriendo, o necesitaban morir, porque no estaban contribuyendo a la misión de la iglesia. Rainer correctamente ve a la pandemia como una oportunidad para evaluar todo lo que estamos haciendo y para empezar nuevamente solo aquellos programas que guían al objetivo.

¿Cómo utilizaremos las instalaciones de la iglesia?

Según Rainer, la mayoría de las iglesias tienen un 10 % de tasa de ocupación. Esto significa que en el 90 % del tiempo restante no usan sus instalaciones. Es una mala administración y, muchas veces, se debe a que los líderes de la iglesia temen abrir las puertas a la comunidad porque podrían entrar personas y «desordenar» las hermosas instalaciones que han construido y pagado. No obstante, la pandemia ha revelado la verdad desde el principio: la iglesia son las personas, no el edificio. El edificio de la iglesia es una herramienta para el ministerio, no un fin en sí mismo. Cuando vemos nuestras instalaciones como herramientas, se abren las puertas (perdón el juego de palabras) para suplir necesidades y compartir a Cristo en nuestra comunidad. Rainer nota: «La clave es ver el edificio de la iglesia desde la perspectiva de la comunidad y no la de los miembros de su iglesia». Eso no significa que priorizamos a la comunidad por sobre los miembros de la iglesia, sino que se consideran las necesidades de la comunidad cuando tomamos decisiones sobre qué instalaciones comprar o construir y sobre cómo usarlas para alcanzar a nuestros vecinos para Cristo.

La pregunta del millón de dólares: ¿qué haremos con las transmisiones en vivo?

No tengo idea de cuáles son los números exactos, pero supondría que previo a marzo de 2020, la mayoría de las iglesias no transmitían en vivo sus servicios de adoración. ¡Mi propia iglesia (una iglesia joven, con conocimientos de tecnología en una ciudad universitaria) no transmitía en vivo el nuestro! Unos nueve meses después, estimaría que una vasta mayoría de iglesias transmite sus servicios de adoración. De todos los cambios que han ocurrido en el último año, podría exponer las razones por las que nada tendrá un mayor efecto, para bien o para mal, en el ministerio de la iglesia local que este dramático cambio hacia los servicios de adoración transmitidos en vivo. Al conversar con un grupo de pastores la semana pasada, compartí que no tenía idea de qué hacer respecto a la transmisión en vivo una vez que la pandemia estuviera bajo control. Mi primer instinto es dejar de ofrecerlo a penas la mayoría esté cómoda adorando en persona nuevamente. Estoy de acuerdo con Rainer: «No me disculpo por defender la asistencia fiel. La iglesia reunida, ya sea en un edificio, en una casa o en un campo [...]». Creo que la reunión regular en persona para escuchar la Palabra de Dios leída y proclamada, para cantar y orar, para la comunión y el servicio, simplemente no es opcional para los cristianos. Al mismo tiempo, cada iglesia tiene hombres y mujeres mayores que no pueden reunirse constantemente con la iglesia. Las familias se enferman a lo largo del año y deben quedarse en casa los domingos. Los trabajadores de servicios de emergencia regularmente tienen que trabajar en el Día del Señor. ¿Estamos tan comprometidos con el principio de reunirnos en persona que eliminaríamos la opción para que estos hermanos y hermanas vean, y en cierto sentido, participen, en nuestros servicios de adoración? Los lectores de 9Marks bien podrían dar diferentes respuestas a esta pregunta. Rainer dice que mantengamos la transmisión en vivo. Mark Dever diría que la cortáramos (¡o que nunca hubiéramos comenzado una en primera instancia!) Según tu inclinación, considerarás la respuesta de Rainer como una fortaleza o como una debilidad del libro. Sin embargo, debemos hacernos la pregunta anterior, responder cuidadosamente y en oración, y luego avanzar en humilde fe de haber tomado la mejor decisión para nuestra iglesia local.

¿Debes leer este libro?

En la introducción del libro, Rainer relata haber hablado con un pastor que le dijo que él no podía esperar a que las cosas volvieran a ser normales. Rainer respondió que él «creía que jamás volveríamos a la normalidad previa a la cuarentena». Estoy de acuerdo con Rainer. No creo que las cosas jamás vuelvan a la manera que solían ser. A los asesores se les paga para venir a una organización desde afuera y señalar las cosas que podrían no ser obvias para quienes están dentro. Se les paga, esencialmente, para hacer buenas preguntas. No toda pregunta que Rainer levantó será relevante para tu iglesia, pero muchas de ellas sí, y responder esas preguntas te ayudarán a ministrar con más fidelidad la próxima etapa. Creo que eso vale un par de pesos.

La iglesia poscuarentena: seis desafíos urgentes + oportunidades que determinarán el futuro de tu congregación. Thom S. Rainer. Editorial Patmos, 106 páginas.

Esta reseña fue publicada originalmente en 9Marks.