Tim Challies es un seguidor de Jesucristo, esposo de Aileen y padre de tres niños. Se congrega y sirve como pastor en Grace Fellowship Church en Toronto, Ontario. Es autor de libros, entre los cuales puedes encontrar: Discernimiento: una disciplina práctica y espiritual, Limpia tu mente y Haz más y mejor; es cofundador de Cruciform Press y escribe regularmente en challies.com.


RESEÑA: EL CASO DE CRISTO

El caso de Cristo: una investigación exhaustiva. Lee Strobel. Editorial Vida, 316 páginas.
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RESEÑA: RADICAL

Radical. David Platt. Editorial Unilit, 205 páginas.
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RESEÑA: LOCO AMOR
Hoy en día, existen muchas críticas sobre la iglesia de Estados Unidos.
Las criticas vienen tanto desde adentro como desde afuera; de aquellos que aman la iglesia y de aquellos que la odian. Todos sabemos que hay algo que no está bien, ¿pero qué es? En muchos casos la receta es la misma mientras que la cura varía ampliamente. En su primer libro Loco amor, Francis Chan, Pastor de Cornerstone Church en Simi Valley, California, orador habitual en Passion Conferences y otros eventos y quien grabó el video evangelístico “Detente y piensa”, en el cual él camina kilómetros sosteniendo una tabla de surf y toma su oportunidad de desafiar a la iglesia. “Este libro”, dice, “está escrito para quienes quieren más de Jesús; es para quienes están aburridos con lo que ofrece el cristianismo estadounidense; es para quienes no quieren estancarse, quienes preferirían morir antes de que mueran sus convicciones”. Es un libro que está pensado para cambiar la forma en que los cristianos viven sus vidas.
Loco amor: asombrado por un Dios incesante. Francis Chan. Editorial Casa Creación, 173 páginas.
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RESEÑA: ¿CONOZCO A DIOS?

¿Conozco a Dios?, Tullian Tchividjian. Editorial Vida, 192 páginas.
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RESEÑA: EL DIOS OLVIDADO
Probablemente, llamar al Espíritu Santo “el Dios olvidado” sería un tanto exagerado o tal vez lo estaríamos subestimando. Algunos cristianos parecieran mostrar pocos indicios de tener alguna teología del Espíritu Santo, mientras que otros parecen enfatizarlo a costa de otra doctrina bíblica. Lo que parece claro es que pocos cristianos lo entienden de forma correcta. En este nuevo libro, Francis Chan dice, “Desde mi perspectiva, el Espíritu Santo es trágicamente abandonado y, para todo propósito práctico, olvidado. Aunque ningún evangélico negaría su existencia, estoy dispuesto a apostar a que hay millones de asistentes a las iglesias en todo lugar que no pueden decir con confianza que han experimentado su presencia o su acción en sus vidas en este año anterior. Y muchos de ellos no creen que puedan experimentarla”.

El Dios olvidado: cómo revertir nuestra trágica desatención al Espíritu Santo. Francis Chan. Editorial Casa Creación, 192 páginas.
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RESEÑA: CAVA MÁS PROFUNDO
Llevo ya dos décadas siendo cristiano y no puedo negar que la Biblia es un libro difícil de entender. Ciertamente algunas de sus partes son tan simples que aun un niño puede explicarlas, pero conocerla bien, saber cómo todo encaja y cómo se aplica a mí habiendo sido escrita hace tantos años requiere dedicación, trabajo duro y destreza. Muchos libros enseñan cómo hincarle el diente a la Palabra y aprender de ella, pero pocos lo hacen de una manera que sea fácil de entender para los cristianos nuevos o jóvenes. Cava más profundo, de Nigel Beynon y Andrew Sach, contribuye muy bien a llenar ese vacío.

- La intención del autor
- El contexto
- La estructura
- Las palabras conectoras
- El vocabulario
- La traducción
- La repetición
- El género
- El cronograma bíblico
Cava más profundo: herramientas para desenterrar los tesoros de la Biblia. Nigel Beynon y Andrew Sach. Torrentes de Vida, 176 páginas.
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RESEÑA: LA DIFÍCIL DOCTRINA DEL AMOR DE DIOS

La difícil doctrina del amor de Dios. Donald A. Carson. Publicaciones Andamio, 102 páginas.
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RESEÑA: PACTO MATRIMONIAL

Pacto matrimonial: perspectiva temporal y eterna. John Piper. Tyndale Español, 180 páginas.
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RESEÑA: LA CRUZ DEL REY

La Cruz del Rey: la historia del mundo en la vida de Jesús. Timothy Keller. Publicaciones Andamio, 290 páginas
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RESEÑA: CÓMO ESTUDIAR E INTERPRETAR LA BIBLIA

- La analogía de la fe. Esto significa que la Escritura interpreta la Escritura, o que un pasaje apoya y explica a otro. También significa que una parte de la Escritura nunca corrige a otra, porque la Escritura no necesita corrección.
- La interpretación literal. Esto significa que la Escritura debe ser escudriñada como literatura, prestando atención a la gramática, la elección de palabras y el género. Sólo porque la Biblia es un libro especial no significa que podamos ignorar la interpretación literal común.
- El análisis de género. Esto significa que la Escritura debe ser analizada según su género y es crucial que distingamos entre géneros tales como la historia y la poesía.
- El método gramático-histórico. Este es un método para interpretar la Escritura que se concentra, entre otras cosas, en las construcciones gramaticales y el contexto histórico. Es el método tradicional de la hermenéutica y asimismo el más seguro.
- Paternidad literaria y fechado. Es importante entender la fecha y la autoría de cada libro o pasaje en particular.
- No cambie las reglas de interpretación para la Biblia. Léala como cualquier otro libro.
- Trate de empatizar con los personajes bíblicos.
- Las narraciones históricas deben ser interpretadas por el método didáctico.
- Lo implícito ha de interpretarse por lo explícito.
- Determine el significado de las palabras usando la lexicografía, la etimología y el contexto.
- Note la presencia de paralelismos.
- Note la diferencia entre el proverbio y la ley.
- Observe la diferencia entre el espíritu y la letra de la ley.
- Tenga cuidado con las parábolas.
- Tenga cuidado con la profecía vatídica o predictiva.
Cómo estudiar e interpretar la Biblia. R.C. Sproul. Unilit / Spanish House, 131 páginas.
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RESEÑA: DEJE DE COQUETEAR CON LA IGLESIA

Deje de coquetear con la iglesia. Joshua Harris. Editorial Unilit, 140 páginas.
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RESEÑA: CÓMO PASTOREAR EL CORAZÓN DE SU HIJO
En la vida hay muchas cosas que, siendo fáciles de hacer mal, son mucho más difíciles de hacer con excelencia. No necesité ser padre mucho tiempo para descubrir que, aunque no sería difícil criar hijos, hacerlo con excelencia sí sería sumamente difícil. En los seis años que han seguido al nacimiento de mi hijo mayor he buscado frecuentemente ayuda y consejo para ser un padre excelente. Desafortunadamente, mi esposa y yo hemos recibido poca instrucción en esta área. Gracias a Dios se han escrito muchos libros sobre este tópico, así que a menudo hemos consultado estos recursos en busca de la sabiduría e instrucción que sabemos que necesitamos.

Cómo pastorear el corazón de su hijo. Tedd Tripp. Editorial Eternidad/Shepherd Press, 224 páginas.
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RESEÑA: BONHOEFFER; PASTOR, MÁRTIR, PROFETA, ESPÍA

Bonhoeffer: Pastor, mártir, profeta, espía. Eric Metaxas. Grupo Nelson, 656 páginas.
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RESEÑA: GÁLATAS PARA TI

Gálatas para ti. Timothy Keller. Poiema Publicaciones, 214 páginas.
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RESEÑA: LA DISCIPLINA DE LA GRACIA

La disciplina de la gracia: el rol de Dios y el nuestro en la búsqueda de la santidad. Jerry Bridges. Centros de Literatura Cristiana, 254 páginas.
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RESEÑA: CINCO COSAS QUE CADA CRISTIANO NECESITA PARA CRECER

Cinco cosas que cada cristiano necesita para crecer. R.C. Sproul. Editorial Portavoz, 80 páginas.
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RESEÑA: VERDAD TOTAL
A menudo he lamentado el excesivo uso que los cristianos le han dado a la expresión «transformador de vidas». No es inusual escuchar a las personas salir de un sermón o una conferencia particularmente cautivante diciendo: «¡Esto transformó mi vida!». La verdadera medición y prueba de un cambio en la vida se produce en el tiempo, porque sólo con el tiempo sabremos verdaderamente lo que ha tenido un impacto significativo sobre nuestras vidas. Ahora, habiendo establecido que no uso el término con liviandad, quisiera sugerir que Verdad total, de Nancy Pearcey, puede ser sencillamente un libro transformador de vidas. Como creyentes gastamos colectivamente millones de dólares e incontables horas leyendo sobre vida cristiana: cómo tener hogares mejores, familias mejores, vidas mejores, cómo descubrir nuestro propósito, redescubrir nuestra alma masculina o femenina, y así hasta el infinito; hasta el hartazgo. A algunos les gusta complementar con el estudio de la teología, o la historia de la iglesia, y se trata de grandes intereses. Pero si compramos tantos libros y leemos tanto, ¿por qué dedicamos tan poco tiempo a examinar y estudiar la cosmovisión? Este es el primer libro que aborda predominantemente este tópico.

VALORES Elección individual
HECHOS Obligan a todos
En el nivel superior se encuentran los valores, que son meras preferencias individuales, y en el nivel inferior están los hechos obligatorios para todos. Los hechos representan el conocimiento extraído y demostrado por la ciencia, y de esta forma, se consideran objetivos y racionales. Por otro lado, en el nivel superior están los valores que se consideran subjetivos y productos de la tradición. De este modo, no son obligatorios más allá de la conciencia del individuo y son esencialmente irracionales. No tienen mucho que decir sobre la realidad. Esta división se ha extendido a todos los aspectos de la sociedad. La tesis de este libro es que «la clave para redescubrir el gozo y el propósito resultó ser una nueva concepción del cristianismo como una verdad total —intuición que abrió la presa y derramó las aguas vivificadoras del evangelio en el terreno reseco de su vida[—]». El primer paso en la recuperación de una cosmovisión cristiana es entender la cosmovisión bifurcada inherente a nuestro mundo postmoderno. Habiendo entendido que hemos hecho distinciones falsas entre lo secular y lo sagrado, podemos empezar a integrar nuestra fe en cada área de la vida para dar un testimonio coherente a través de ella. Los políticos están comenzando a darse cuenta de que la política fluye desde la cultura. Con el fin de cambiar la política de nuestras naciones, primero debemos influenciar la cultura, y para hacerlo, debemos reclamar una cosmovisión cristiana. «Los cristianos normales que trabajan en negocios, industria, política, factorías, etcétera, son "las tropas de vanguardia de la Iglesia [...]" [...] en el combate espiritual. "¿Nos estamos tomando en serio el deber de apoyarles en el combate?" [...]. La iglesia no es otra cosa que un campo de instrucción para enviar laicos preparados para predicar el evangelio al mundo». Pearcey expone continuamente aquellas áreas que han sido contaminadas por una cosmovisión secular y explica cómo los cristianos necesitan reclamarlas. Luego de que Pearcey desconstruyera completamente la cosmovisión postmoderna de nuestra sociedad en los primeros capítulos del libro, descubrí que yo no tenía una idea tan clara de la forma en que podría reconstruir una cosmovisión cristiana. Sin embargo, quizás esto es porque no hay respuestas fáciles —no hay un acrónimo simpático como C.O.S.M.O.V.I.S.I.Ó.N. que me permita seguir un programa de 11 pasos para reconstruir una cosmovisión—. La clave es reconocer la deficiencia de sostener una cosmovisión de dos niveles y, sumergiéndose en la Escritura, permitir que Dios nos moldee como a Él le parezca adecuado. La cosmovisión de un cristiano debe surgir necesariamente del estudio y la aplicación de la Palabra de Dios. Necesito entender y creer que la verdad cristiana es un todo unificado que abarca toda la vida de la misma forma. Al leer libros escritos por intelectuales y no por pastores y maestros, he descubierto frecuentemente que la teología de ellos se halla más moldeada por los intelectuales católicos del pasado que por la teología protestante. Este no es el caso de Pearcey. Ella llega a un buen equilibrio de alabanza y crítica en su presentación del protestantismo, definiendo en términos generales las acciones y motivos de los reformadores y los creyentes de la historia. De manera similar, ella alaba a diversos estudiosos católicos (tales como Aquino) por las contribuciones que hicieron, pero es necesariamente severa al discutir sus defectos. A lo largo del libro, la autora mantiene este importante equilibrio. Fue maravilloso ver que Pearcey presenta una teología importante y profunda que se alinea claramente con las percepciones reformadas de la Escritura. Estoy de acuerdo con Al Mohler, que dijo «Verdad total es uno de los libros más prometedores que han aparecido dentro de las publicaciones evangélicas en muchos años. Debería estar en cada hogar cristiano, y debería llegar rápidamente a las manos de cada joven cristiano. Este importante libro debería ser parte de su equipo para estudiar en la universidad, y las iglesias deberían usarlo como texto para el desarrollo de una cosmovisión cristiana». Pearcey le ha dado forma a una obra maestra que es intelectualmente estimulante pero al mismo tiempo accesible y práctica. Desafiará, motivará y producirá cambios. La recomiendo enfáticamente.Verdad total: libera el cristianismo de su cautiverio cultural. Nancy Pearcey. YWAM Publishing, 576 páginas.
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Reseña: La oración

La Oración: experimentando asombro e intimidad con Dios. Timothy Keller. B&H Español, 336 páginas.
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RESEÑA: CÓMO INSTRUIR EL CORAZÓN DE TU HIJO

Cómo instruir el corazón de tu hijo. Tedd & Margy Tripp. Poiema Publicaciones, 192 páginas.
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RESEÑA: MUJER VERDADERA 101: DISEÑO DIVINO

Mujer Verdadera 101: Diseño Divino. Nancy Leigh DeMoss, Mary Kassian. Editorial Portavoz, 272 páginas.
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31 días de pureza



Día 2: mi identidad
¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. (1 Co 6:9-11).Como hombres, enfrentamos la tentación de obtener nuestra más profunda identidad en nuestra sexualidad. Para algunos, la identidad se encuentra en la capacidad sexual; mientras que para otros, se define por los fracasos sexuales. Los corintios, como nosotros, sufrieron una confusión de identidad. Ellos olvidaron en quiénes se habían convertido en Cristo y comenzaron a definirse a sí mismos por otras cosas en vez que por su Salvador. En 1 Corintios 6:9-11, Pablo les recuerda a los corintios (¡y a nosotros!) que la identidad de los cristianos se encuentra en un lugar diferente y mejor: en una persona. Ya no somos identificamos como «inmorales» ni «homosexuales». Pablo pone esa vieja identidad en el pasado al decir, «y esto eran algunos de ustedes». Nuestra nueva identidad es la de personas que han sido lavadas, santificadas y justificadas. Puesto que hemos sido salvados por Cristo, se nos ha dado su identidad. Abracemos esa nueva y mejor identidad y definámonos por quienes somos en Cristo. Señor, gracias por establecer mi identidad en Cristo para que así el pecado y el fracaso ya no me definan más. Puesto que me has comprado y me has unido con Jesucristo, sé que todo lo que él tiene me es dado a mí. Ayúdame a creer que estoy escondido en Cristo para que ya no viva yo sino que Cristo viva en mí. Ayúdame a vivir como si eso fuera verdad. Cuando soy llevado a encontrar mi identidad en mi sexualidad, despierta mi corazón para vivir mi identidad en Cristo. En tiempos de victoria, ayúdame a recordar que es solo por medio del nombre de Cristo que vivo en libertad del cautiverio del pecado. Soy todo tuyo. Amén.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 5: confiesa tu pecado
¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, Cuyo pecado es cubierto! ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño! Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió Con mi gemir durante todo el día. Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; Mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. Te manifesté mi pecado, Y no encubrí mi iniquidad. Dije: «Confesaré mis transgresiones al Señor;» Y tú perdonaste la culpa de mi pecado (Sal 32:1-5).Dios tuvo que usar la mano dura de la disciplina para que David entendiera una simple verdad: necesitamos confesar nuestros pecados a Dios. No confesamos nuestros pecados para que así Dios sepa lo que hicimos (él ya sabe cada acto e incluso cada pensamiento e intención de nuestros corazones). Confesamos ese pecado para nuestro propio beneficio, para reconocerlo ante él y para buscar su perdón. Aunque Dios nos asegura que en el momento de nuestra salvación todos nuestros pecados son perdonados (pasados, presentes y futuros), aún necesitamos confesar nuestro pecado ante el Señor como un reconocimiento de que cada pecado es, en última instancia, contra él, que cada pecado proviene de una falta de deleite en lo que él promete y que hemos dañado nuestra comunión con él consciente y voluntariamente. ¿Confiesas tu pecado ante el Señor? Murmullar «perdóname» una vez a la semana no es suficiente. Confiesa tu pecado (incluso ese vergonzoso pecado sexual) honesta, humilde y conscientemente. Dios los conoce todos, pero él escuchará tu confesión y, debido a lo que Cristo ha hecho, será su gozo entregarte completo perdón y reconciliación. Esta es su promesa para ti: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» (1Jn 1:9). Padre, soy un pecador. «Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra hay deleites para siempre» (Sal 16:11). Y aún así, con demasiada frecuencia, busco placer en aquello que tú prohibes. Me permito a mí mismo creer que tus placeres son inadecuados y que algo o alguien ofrece lo que necesito o lo que merezco. Te confieso mi pecado. Confieso que mi corazón ha deseado lo que tú dices que es maldad; mi mente ha meditado en lo que tú dices que es pecaminoso; mis ojos han mirado con lujuria en vez de amor. Confieso mi pecado, lo reconozco ante ti y recibo tu perdón con alegría.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 7: huye de la tentación
Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro (2 Timoteo 2:22).Estamos en guerra. Nuestros enemigos, el mundo, la carne y el diablo, siempre se oponen a nosotros. Una batalla constante arde dentro de nosotros, fuera de nosotros y a nuestro alrededor. Como hombres, hemos sido creados para ser valientes y audaces, para permanecer firmes y sin miedo en la batalla. A lo largo de todo el Nuevo Testamento se nos pide que permanezcamos, que permanezcamos fuertes en esta pelea. Y sin embargo, hay un área en el que se nos ordena huir: «huyan de las pasiones juveniles». Debemos huir de la lujuria, correr rápido y lejos del deseo y de la oportunidad de cometer pecado sexual. «¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa? ¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos sin que se quemen sus pies?» (Pr 6:27-28). Por supuesto que no. Solo un tonto podría intentarlo. Huye, mi hermano. Aprende cómo y cuándo correr y no te avergüences de hacerlo. No juegues con el pecado sexual; no lo tomes a la ligera. No te rías ni te burles de cada pecado por el cual Cristo murió. No te permitas ni la más mínima probada ni el más breve vislumbre de lo que Dios prohíbe. No hay vergüenza en huir, pero quizás sí conoces muy bien la vergüenza que hay en caer. Padre, me dices que huya del pecado sexual. Me dices que «la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre ustedes, como corresponde a los santos» (Ef 5:3). Sin embargo, demasiadas veces he jugado con el pecado sexual, he decidido permitirme a mí mismo solo un vislumbro o solo una probada. Y luego, de alguna manera, me sorprendo cuando esa pequeña probada me lleva a una caída completa, a una glotonería total. No hay a nadie más a quien culpar que no sea a mí mismo, porque he escogido ignorar tu Palabra. Enséñame mi propia debilidad y muéstrame tu gran fortaleza. Cuando esté tentado, déjame huir hacia a ti y buscar refugio en ti, en tus promesas, en tu fortaleza.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 12: confía en sus promesas
No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla (1 Corintios 10:13).Nuestro Dios es un Dios que hace promesas y que las cumple. Lo que él dice, él hará; lo que él ofrece, él proveerá. Una de sus grandes promesas es que él estará con nosotros en medio de nuestras tentaciones. Incluso en esos momentos cuando Satanás personaliza una tentación que se acomoda perfectamente a nuestros deseos, incluso ahí (especialmente en ese momento) Dios promete estar con nosotros y que en su fortaleza podremos resistir. Todo lo que necesitamos hacer es tomar lo que él ofrece. Hermano mío, solo has pecado porque decidiste pecar. Solo has pecado porque decidiste rechazar la vía de escape que Dios te ha ofrecido. Dios no promete que no serás tentado o que no serás tentado más allá de tu capacidad natural para resistir esa tentación. Sin embargo, él sí promete que está justo ahí en la tentación y que, si lo miras a él y te aferras a sus promesas, podrás resistir. Cuando la tentación viene, aférrate a sus buenas promesas, aférrate a su buena misericordia. Con su ayuda, podrás soportar cada tentación sin pecar. Padre, oro para que me ayudes a armarme con tus promesas. Deja que mi mente y mi corazón se llenen con tu Palabra para que en el momento de tentación pueda ser como Jesús y enfrente cada prueba y cada tentación con tu verdad. Sé que hoy y todos los días seré tentado, así que déjame creer que tú proveerás una salida para cada situación que enfrente. Soy demasiado débil para depender en mí mismo. Por favor, enséñame a depender de ti, a confiar en tus promesas, porque tus promesas son verdaderas y buenas.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 9: amistad espiritual
Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca (Hebreos 10:24-25).La amistad es un gran don de Dios. La amistad espiritual compartida en Cristo, es un don aún más grande. Proverbios nos asegura que «en todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para tiempo de angustia» (17:17). El hermano nace para el tiempo en el que nos codeamos con nuestro pecado, batallando duro contra él, comprometidos a hacerlo morir. En esos momentos, necesitamos amigos para que oren por nosotros, para que nos apoyen, nos digan verdades y nos prediquen el Evangelio. El pecado prospera en la oscuridad. Cuando nos encontramos con el agua hasta el cuello por nuestro pecado, nuestra tendencia es huir y escondernos, especialmente de los amigos. Nuestra culpa nos hace huir de la rendición de cuentas y de la amistad. No hagas eso. Ve las amistades piadosas que Dios te ha dado como los regalos que son. Mientras batallas contra el pecado y mientras batallas por la pureza sexual, invita a un amigo a acompañarte en tus luchas. Invítalo a orar contigo y por ti, invítalo a que te haga preguntas profundas y difíciles, invítalo a ir contigo en este viaje. Y cuando los treintaiún días de pureza hayan terminado, esa amistad solo seguirá progresando. Padre, oro para pedirte que yo pueda buscar y valorar la rendición de cuentas bíblica y la amistad genuina. Esta vida es demasiado difícil y soy demasiado pecador como para hacerlo solo. Por eso, oro para que me concedas ese amigo, que él y yo seamos como Jonatán y David, unidos, sin vergüenza, cada uno buscando el bien del otro. Y oro para que yo sea el tipo de amigo que ama en todo tiempo y que está ahí para mi hermano en tiempos de adversidad. Amén.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 13: humildad
…Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes (1 Pedro 5:5).La humildad no se da fácil ni naturalmente en los pecadores como tú y como yo. Nos tenemos en muy alta estima a nosotros mismos, a nuestras virtudes, a nuestras tendencias y a nuestra capacidad de resistir el pecado. Sin embargo, una y otra vez, la Biblia nos dice que Dios tiene un afecto especial por quienes son humildes. Dios le da la espalda a los orgullosos y no escatima su gracia con aquellos que son humildes. De hecho, Dios se opondrá activamente a los orgullosos de la misma manera en que bendecirá a los humildes. Pocas cosas nos exponen como nuestra incapacidad de alejarnos del pecado y como nuestra falta de deseo por hacer lo que es correcto. Por lo tanto, pocas cosas nos ofrecen una mejor oportunidad para volver al Señor en humilde dependencia. Dios está activamente con los humildes. Dios desea verter sus bendiciones en los humildes. Mientras buscas dejar el pecado de la inmoralidad sexual, y buscas vestirte de la virtud de la integridad sexual, debes humillarte ante Dios. Hazlo admitiendo tus tendencias a pecar y hazlo reconociendo libremente tu incapacidad ante Dios. Haz esto, sobre todo, mirando a Cristo, «el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz». Padre, confieso humildemente que no puedo ganar esta batalla por mí mismo. Soy demasiado débil. Soy demasiado pecador. Tiendo demasiado a lo que es malo. Así que, tanto como puedo, me humillo ante ti. Te pido que me recuerdes cuán humilde debo ser. Te pido que me recuerdes a mi humilde Salvador, que se hizo carne por mí, que obedeció la ley por mí, que fue a la cruz por mí, que sangró y murió para que yo tenga vida.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 15: comprométete con la iglesia
Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca (Hebreos 10:24-25).En el Nuevo Testamento no existe el concepto del cristiano solitario: el hombre que afirma ser un creyente, pero que deliberada o desinteresadamente se permite alejarse de la iglesia local. Así como el lobo ronda al rebaño de ovejas, buscando a una que se descarríe de su pastor, Satanás ronda a la iglesia, buscando a quien se aleje de la comunidad cristiana. Todo cristiano depende de una iglesia local y nos arriesgamos al descuidarla, puesto que es en la iglesia donde experimentamos poderosamente los medios de gracia que Dios nos da: la Palabra, la oración y los sacramentos (u ordenanzas). No podemos crecer o siquiera sobrevivir sin ellas. Tampoco debemos esperar hacerlo. También, es dentro de la iglesia donde experimentamos de forma única la alegría de imitar a Cristo al dejar de lado nuestros propios deseos con el fin de amar y servir a otros. Por lo tanto, hermano mío, no vayas simplemente a la iglesia: sé un miembro activo, que sirve y que participa en esa iglesia. No esperes ser capaz de dar muerte al pecado o buscar santidad sin la iglesia local. Padre, te agradezco por el regalo de la iglesia local. Estoy agradecido de que por medio de ella puedo experimentar esos maravillosos medios de gracia. Te doy gracias por haberme llevado a mi iglesia y oro para que puedas ayudarme a comprometerme más y más con ella, para que pueda amar a las personas que traigas a ella, para que pueda tener amistades profundas y significativas ahí, que pueda servir fielmente a tu pueblo al moverlos al amor y a las buenas obras.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 16: administra el don de Dios
¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios (1 Corintios 6:19-20).A lo largo de la batalla por la pureza, la sexualidad puede sentirse como una carga y una maldición. Podríamos incluso encontrarnos a nosotros mismos deseando que Dios nos hubiese hecho seres asexuados o que nos quite todos esos sentimientos y deseos. Sin embargo, sabemos que Dios es un Padre amoroso que mira a su pueblo con bondad. ¡Este Padre nunca nos dará algo que sea malo para nosotros! En su primera carta a la iglesia en Corinto, Pablo aborda la inmoralidad sexual que se cometía entre las personas de ese lugar. El reprende a la iglesia por esta inmoralidad y les da esta orden: glorifiquen a Dios con sus cuerpos. Este es un mandamiento que le da a los casados y a los no casados. Nuestra sexualidad se nos ha confiado como un regalo de Dios. Servimos como administradores fieles cuando lo usamos solo en las maneras en las que Dios dispuso. Para aquellos que están casados, eso se traduce en disfrutar el sexo regular y alegremente con sus esposas; para aquellos que son solteros, en negarse constante y alegremente a esos deseos físicos. En cualquiera de esos casos, nuestros cuerpos le pertenecen a Dios, no a nosotros; nuestra sexualidad le pertenece a Dios, no a nosotros. Hermano mío, sé un fiel administrador de lo que Dios te ha confiado. Padre, dices que puedo y debo glorificarte con mi cuerpo. Creo que me has dado la sexualidad como un regalo. Quizás no siempre entienda por qué lo hiciste, porque no siempre se siente como un regalo. Sin embargo, sí entiendo que tú eres bueno y amable y que me amas. Oro para que pueda ser un fiel administrador de este regalo, que en el día final veas cómo he administrado este regalo y me digas, «bien hecho, siervo bueno y fiel».
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 19: una medida radical
Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio.” Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno (Mateo 5:27-30).En el contexto de la pureza sexual, Jesús establece un desafío radical. «Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo». Entendemos que Jesús no estaba hablando literalmente, pero esto no indica que esté sugiriendo algo ridículo. Cuando lo acusamos de ser exagerado, minimizamos la fuerza de sus palabras y quizás nos estamos dando una escapatoria. Sin embargo, Jesús está haciendo una pregunta muy seria en este texto: ¿amas tu pecado sexual lo suficiente como para ir al infierno por él? Si estás comprometido a batallar contra el pecado, necesitas comprometerte a deshacerte de aquellas cosas que te llevan a pecar. No juegues con el pecado cuando debes estar huyendo lejos, muy lejos de él. Si tu iPhone te lleva a pecar, córtalo; si tu computador te lleva a pecar, arráncalo. Como una parte integral de tu compromiso con la pureza sexual, como un medio para obtener la victoria, toma una medida radical contra tu pecado. ¿Qué te está pidiendo Dios que cortes o que arranques? Padre, oro para que pueda tener la valentía y la integridad para tomar una medida radical. No me dejes jugar con el pecado. No me dejes continuar probando el pecado y actuar sorprendido cuando me doy un festín. Impide que alguna vez piense a la ligera de cualquier pecado que requirió el sufrimiento y la muerte de Jesucristo. Muéstrame dónde están mis patrones de pecado incrustados tan profundamente que necesito cortar algo o sacar algo por mi propio bien y para tu gloria.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 22: la casa de la ramera
Ahora pues, hijos míos, escúchenme, Y no se aparten de las palabras de mi boca. a Aleja de la extraña tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa; No sea que des tu vigor a otros Y tus años al cruel; No sea que se sacien los extraños de tus bienes Y tu esfuerzo vaya a casa del extranjero; Y al final te lamentes, Cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido, Y digas: "¡Cómo he aborrecido la instrucción, Y mi corazón ha despreciado la corrección! No he escuchado la voz de mis maestros, Ni he inclinado mi oído a mis instructores. He estado a punto de completa ruina En medio de la asamblea y la congregación (Proverbios 5:7-14).Estas palabras fueron escritas miles de años antes de que cualquiera hubiese soñado con un computador; milenios antes de que existieran las cámaras, las pantallas y los iPads y tantos de los medios que hoy transportan tentaciones sexuales. Y sin embargo, son tan aplicables a nosotros como lo fueron para Salomón, hace todos esos años. Aquí el padre sabio le escribe a su hijo y le advierte que se mantenga lejos de la casa de la ramera, lejos del lugar de la tentación sexual y del pecado sexual. Él sabe que si su hijo camina al borde del precipicio, inevitablemente caerá al abismo. Hace un par de días, oramos para que Dios nos diera voluntad para arrancarnos y cortar lo que sea que nos lleve a pecar. ¿Lo has hecho? Ahora, Salomón nos advierte que necesitamos mantenernos lejos, lejos de cualquier área de tentación. No podemos caminar al borde del precipicio y pretender mantenernos firmes en nuestros pies. ¿En qué camino andas que te lleva al pecado sexual? ¿Qué patrón sigues antes de caer en el pecado sexual? ¿Acaso sucede cuando ves Facebook mecánicamente? ¿Acaso sucede cuando te quedas despierto hasta muy tarde? ¿Cuando pasas por fuera de la casa de una prostituta? Lee la advertencia de Salomón, ora para que Dios te dé su sabiduría y ten cuidado con los pasos que das. Padre, te pido que me muestres los patrones que sigo que me llevan al pecado sexual. No quiero acercarme a la puerta de una prostituta. No quiero acercarme a un sitio porno. No quiero ir a ningún lugar donde mis ojos y mi mente tiendan a vagar hacia la impureza. No quiero caminar al borde del precipicio y pretender que esta vez no voy a caer. Gracias por tu amable advertencia, dada por medio de Salomón. Ahora dame tu sabiduría, dame tu fuerza, dame tu protección. Permíteme hacer, por mucho tiempo, solo lo que es correcto.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 28: victorias de gracia
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas (2 Corintios 5:17).Dios nos dice que la victoria sobre el pecado es segura (incluso aquellos pecados a los que nos hemos aferrado por tanto tiempo). Esto puede ser difícil de creer cuando miramos al pasado y vemos solo fracaso tras fracaso. Puede ser difícil de creer cuando el poder del pecado es tan fuerte y cuando ceder al pecado promete tal satisfacción. Sin embargo, debemos creer que en Cristo somos nuevas criaturas (lo viejo ha pasado y lo nuevo ha llegado). En Cristo nos estamos convirtiendo en lo que somos, aferrándonos cada vez más a lo que somos en él. Donde una vez nos deleitamos haciendo el mal, podemos tener confianza de que un día nos deleitaremos en evitar el mal. Donde una vez odiamos hacer lo que es correcto, podemos tener confianza de que un día nos deleitaremos en hacer lo que es bueno. Realmente podemos esperar y creer que ese cambio radical sucederá. Sin embargo, podría tomar mucho tiempo y podría haber muchas luchas entre los dos extremos. Rara vez sucede de un día para otro. En ese periodo en el que batallas con esfuerzo contra el pecado, en el que estás desarrollando nuevos patrones para hacer lo que es correcto en vez de hacer lo que Dios prohíbe, asegúrate de celebrar las pequeñas victorias. Cada una de ellas es una evidencia de la gracia de Dios en tu vida. Cuando decidas hacer lo correcto en vez de lo pecaminoso, da gracias a Dios. Cuando hayas pasado más tiempo de lo que jamás habías pasado antes sin sucumbir a la tentación, celebra con un amigo y da gracias al Señor. Celebra su gracia adorando su nombre. Padre, te doy gracias porque en Cristo soy una nueva creación. Creo en lo que dices: lo viejo ha pasado y las cosas han sido hechas nuevas. Déjame ser quien soy en Cristo. Déjame aferrarme a todo lo que Cristo ofrece. Te doy gracias por darme gracia (gracia para ver mi pecado, gracia para odiar mi pecado y gracia para superar mi pecado). Todo esto es una evidencia de tu obra en mi vida y te agradezco por eso. Ayúdame a celebrar día a día lo que estás haciendo en mí y por medio de mí.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 29: una mente renovada
Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto (Romanos 12:2)Nuestros cuerpos siguen a nuestras mentes. Este es el testimonio consistente de la Escritura, que siempre pone a la mente antes que al cuerpo. A lo largo de su vida, el cristiano debe estar renovando su mente con la Palabra de Dios, para llevarla a cautiverio y llevarla conforme a ella. A medida que lo hace, sus palabras y sus obras, e incluso sus pensamientos, lo seguirán forzosamente. Si existe cualquier área en donde dejamos que nuestros cuerpos dicten nuestros pensamientos y nuestras acciones, aquí estamos en el contexto de la pureza sexual, en esos momentos en los que el cuerpo parece gritar debido a la insatisfacción. Cuando nos revolcamos en el pecado sexual, llenamos nuestras mentes con lo que es impuro, como si Filipenses 4 nos ordenara pensar sobre todo lo que es falso, todo lo que es deplorable, todo lo que es injusto, todo lo que es impuro, todo lo que es horrible, todo lo que es crítico, si hay alguna depravación, algo digno de reprender, pensamos sobre esas cosas. Y, como es lógico, nuestros cuerpos siguen a nuestras mentes. Es muchísimo mejor prestar atención y practicar Filipenses 4 que nos ordena a pensar en lo que es bueno, noble y puro. «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten» (Fil 4:8). Piensa en esas cosas, hermano, y deja que Dios transforme tus pensamientos y tus afectos. Padre, oro para que puedas hacer tu obra de renovar mi mente. Sé que mi comportamiento sigue a mis pensamientos, por eso oro para que me ayudes a pensar sobre lo que es verdadero y hermoso. Todo lo verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amoroso, todo lo loable, si hay alguna excelencia, si hay algo digno de alabanza, oro para que me ayudes a pensar en esas cosas y a amar pensar sobre esas cosas.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Día 30: una perspectiva eterna
al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (2 Corintios 4:18).A veces nos quedamos atrapados en el momento en que perdemos todo sentido de perspectiva. Nos transformamos en el hombre que se para ante la vista panorámica de una montaña, pero que solo ve el suelo bajo sus pies. Lo que ve es real, pero es demasiado pequeño y demasiado limitado. Necesitamos alzar nuestros ojos para captar una perspectiva más amplia: la perspectiva eterna. Como Pablo, necesitamos fijar nuestros ojos en lo invisible y en lo eterno. Esta vida importa, pero la vida es corta. Cuando ponemos nuestra vida en el contexto de la eternidad, esta no es más que el sonido más fugaz; la carrera más corta entre dos fechas en una lápida. Mientras que otra noche de batalla contra el pecado sexual puede ser la noche más larga y más difícil de nuestras vidas, no es más que un tic del reloj en el contexto de la eternidad. «Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación» (2Co 4:16-17). Incluso esta tentación, esta aflicción, es tan ligera cuando la comparamos con el gozo que nos espera. Padre, ayúdame a mantener mis ojos fijos en lo que es invisible y eterno. Ayúdame a ver mi vida y mis momentos de tentación dentro del contexto de la eternidad. Aunque estas tentaciones pueden sentirse muy pesadas y muy difíciles, quiero saber y creer que no son más que aflicciones ligeras y momentáneas comparadas con el peso eterno de la gloria incalculable que has preparado para mí. Anhelo el día en el que estaré contigo para siempre. Prepárame para ese día al darme tu gracia para batallar contra el pecado sexual hoy y cada día.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Las bendiciones de crecer en un hogar cristiano
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


Jovencito, jovencita: sé un ejemplo
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


Sé un ejemplo: no te rindas ante las bajas expectativas
- ¿Qué quiere decir Pablo cuando se refiere a Timoteo como «joven»?
- ¿Por qué Timoteo tiene que preocuparse de que lo menosprecien?
- ¿Qué significa para Timoteo ser un ejemplo?
Después de que hayamos respondido estas preguntas estaremos listos para discutir los rasgos de carácter que Timoteo debe ejemplificar: palabras, conducta, amor, fe y pureza.
No te rindas ante las expectativas bajas
Necesitamos dar un paso hacia atrás un poco para establecer el contexto de nuestro pasaje. Estamos leyendo una carta que fue escrita hace unos 2000 años por el apóstol Pablo para el pastor Timoteo. Pablo es el mayor, el mentor, mientras que Timoteo es el joven, el discípulo. Pablo ha viajado con Timoteo, le ha enseñado, ha sufrido con él, ha plantado y pastoreado iglesias junto con él. Han estado juntos tanto tiempo y han pasado por tantas cosas juntos que más tarde Pablo puede recordarle, «pero tú has seguido mi enseñanza, mi conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia, mis persecuciones, sufrimientos…» (2Ti 3:10-11). Pablo ha modelado la vida cristiana y Timoteo lo ha imitado. Ahora Timoteo se está instalando como pastor de la iglesia en Éfeso mientras que Pablo ha seguido su camino para llevar el Evangelio aún más lejos, para plantar aún más iglesias. Sin embargo, Pablo es un buen mentor, un buen amigo. Aunque él ha seguido su camino, no se ha olvidado de Timoteo. Él conoce sus fortalezas y sus debilidades, sus luchas y sus tentaciones. También sabe todo sobre su llamado a ser pastor, un líder de la iglesia. Todo eso viene a su mente mientras se sienta a escribir esta carta de ánimo, de guía y de instrucción. Cuando llegamos a nuestro versículo escuchamos que Pablo le dice a Timoteo «que nadie menosprecie tu juventud». Es un mandato, una orden. «¡No lo permitas! No permitas que nadie en esa iglesia te menosprecie por tu juventud». Leemos la palabra «juventud» hoy y nos imaginamos a Timoteo como un chico de apenas veinte años, alguien del grupo de jóvenes o quizás que está recién comenzando la universidad o su carrera profesional. Sin embargo, a medida que leemos sobre la vida de Pablo y hacemos un cálculo matemático básico, nos damos cuenta de que Timoteo era un poco más mayor que eso (probablemente más cercano a la mitad de sus treinta). En nuestra opinión, es todo un adulto, pero en aquella cultura, muy bien podría haber sido un joven sin experiencia que ni siquiera había comenzado a afeitarse. En los días de Timoteo, se consideraba que la edad de madurez era cuarenta años y aquellos que eran mayores no tendían a pensar bien de nadie que fuera más joven. Sin duda es probable que ellos no pensaban que los jóvenes podrían ser un ejemplo que valiera la pena seguir. Incluso los cristianos son tentados a creer que para ser maduro de carácter es necesario tener al menos unos cuarenta años. En ese día, en esa ciudad, Timoteo era joven. Sin embargo, aún así Pablo dice, «que nadie menosprecie tu juventud». Si la palabra «menospreciar» para ti es un poco fuerte, entonces quizás podemos ofrecerte sinónimos como «despreciar» o «desdeñar». Ahora lo ves, ¿cierto? Pablo no quiere que Timoteo le dé razones a las personas para que lo desprecien por ser joven. Él no quiere que a Timoteo le falte la confianza de que incluso a su edad puede ser un modelo de madurez cristiana. No quiere que Timoteo se rinda ante las expectativas bajas que tienen las personas mayores, y así darles motivos para que digan, «¡lo sabía!». ¿Has sentido eso alguna vez? ¿Has sentido el peso y el dolor de esas bajas expectativas? ¿Te has encontrado con personas mayores que actúan como si no hubiera nada que puedan aprender de ti, no si tienes dieciséis, dieciocho o veintidós? ¿Has sentido como si no tuvieras nada que aportar, como si cualquier cosa que dijeras generara solo silencios incómodos o miradas de desaprobación? ¿Has llegado a la conclusión de que las personas mayores no tienen mejor razón para despreciarte que el hecho de que seas joven? Probablemente, te ha pasado en un momento o en otro, así que continúa leyendo. Sigue leyendo porque lo que Pablo dice después es hermoso y contracultural. Él no le dice a Timoteo que demande el respeto de aquellos cristianos mayores. Él no le permite a Timoteo autocompadecerse o suplicar que los mayores lo respeten. No, Pablo tiene una solución muchísimo mejor.Sé un ejemplo
«No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes…». ¿Cómo va a interceptar Timoteo la tendencia de las personas mayores hacia la falta de respeto? ¿Cómo podrá evitar estar en una posición de haber fallado y que luego todo el mundo lo mire como diciendo «te lo dije»? Al ser un ejemplo; al servir como un modelo de piedad. Él debe ser el tipo de persona que los cristianos mayores tendrán que respetar porque verán su carácter humilde y piadoso; su conducta pura y desinteresada. Timoteo debe «ser ejemplo». Este es un término relacionado al arte. Cuando estás en clase de arte, el profesor podría poner un modelo en medio del salón y te diría que lo pintes o lo esculpas. Ese es el ejemplo y tú, el artista, debes estudiarlo, aprender todo sobre él y luego hacer tu mejor reproducción. En este caso, la obra de arte es la vida de Timoteo. Él debe vivir una vida de piedad pública y ser un ejemplo para que otros vean esta obra de arte y la imiten. Incluso las personas mayores que tienden a ser irrespetuosas con él verán su vida y entenderán que él es un modelo de pensamiento y de vida cristiana. Su ejemplo los atraerá cuando él supere con creces sus bajas expectativas. Timoteo no debe preocuparse por lo que otras personas piensen de él. Él no debe exigir respeto por la fuerza de la voluntad o por la fuerza de la personalidad. Él está para ganarse el respeto del resto por medio de la manera en que vive. John Stott dice, «las personas no van a despreciar su juventud si pudieran admirar su ejemplo». Y esto es verdad para ti también. Las personas a tu alrededor, mayores o jóvenes, no serán distraídas por tu juventud si es que pueden admirar tu ejemplo. Y tú, como Timoteo, realmente puedes ser un ejemplo; es más, Dios te llama a ser un ejemplo. Tu juventud no es una excusa para la impiedad o la inmadurez espiritual. Ahora mismo, hoy, Dios te llama a ser un ejemplo; un ejemplo de piedad, de carácter y de madurez. Existen muchas maneras en las que puedes servir a tu iglesia: puedes preocuparte por los niños en la guardería, puedes apilar las sillas al fondo del salón, puedes dirigir los automóviles en el estacionamiento. Existen muchas cosas buenas, todas buenas maneras de servir a otros. Continúa haciendo estas cosas y sigue buscando oportunidades para servir. Sin embargo, la forma más grande, la mejor, la más primordial para servir a tu iglesia es buscar la piedad, crecer en sabiduría y conocimiento, en carácter y en obediencia. Sé un ejemplo, da el ejemplo, haz que tu vida sea una hermosa obra de arte. Continuaremos la próxima semana al comenzar a ver los rasgos que Timoteo debe ejemplificar: palabra, conducta, amor, fe y pureza.Preguntas para reflexionar
- ¿En qué momentos has sentido que cristianos mayores te han despreciado por tu edad? ¿Tuvieron razones para hacerlo? ¿Cómo respondiste?
- Lee Filipenses 2:1-11 y piensa en lo que Jesús modela ahí. ¿Demandó respeto o estaba contento con ser un ejemplo? ¿De qué manera Jesús sirvió a la iglesia?
- Pablo invirtió tanto tiempo en Timoteo que Timoteo comenzó a imitar a Pablo en su manera de pensar y de actuar. ¿Conoces a alguien a quien te gustaría pedirle que te mentoree de esa manera? ¿Conoces a alguien que quizás esté deseando que te ofrezcas para mentorearlo? ¿Qué puedes hacer al respecto?
- ¿De qué manera crees que estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia? Ora y agradece a Dios por cada uno de ellos. ¿De qué forma crees que no estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia? Ora y pídele a Dios que su gracia te cambie.
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Sé un ejemplo en palabra
- en palabra
- en conducta
- en amor
- en fe
- en pureza
Estas características se clasifican en dos grupos. La palabra y la conducta se exponen en principio externamente, mientras que el amor, la fe y la pureza con características primordiales del yo interno. Por consiguiente, Timoteo debe asegurarse de que sus palabras y obras sean admirables; también, debe examinar su corazón para asegurarse de que su amor, su fe y su pureza sean igualmente ejemplares, sabiendo que estas características internas finalmente serán expuestas por medio de lo que dice y de lo que hace. En las próximas semanas, quisiera hacerlas aplicables para ti y para mí. Nuestro primer desafío es considerar lo que significa ser un ejemplo en palabra.
Sé un ejemplo en palabra
No debes avanzar mucho más en la lectura de la Biblia para ver el poder de las palabras. De hecho, sólo necesitas llegar hasta el tercer versículo del primer libro para verlo. En Génesis 1:3, Dios habla y comienza a darle existencia al mundo. Al final del capítulo 2, por medio de la palabra, hizo que existiera todo lo que existe, dentro de ello la humanidad. Él declaró que todo fue hecho bueno; muy bueno. ¡Las palabras de Dios son poderosas! Luego viene el capítulo 3 y comenzamos a ver el peligro del mal uso de las palabras. Aquí Satanás dice palabras con la intención de engañar al ser humano; Adán dice palabras con la intención de culpar a su mujer por su propio pecado; Eva dice palabras con la intención de desviar su culpa. Cuando todo está dicho y hecho, el mundo nunca volverá a ser el mismo, así que en Génesis 4, los hermanos se matan entre ellos y le mienten a Dios sobre eso; Lamec hace un alarde vergonzoso sobre la importancia de sí mismo y desde ahí las cosas sólo empeoran. Las palabras pueden provocar tanto bien; sin embargo, también pueden provocar mucho daño. No es de extrañar, entonces, que la Biblia aborde nuestras palabras. No es una sorpresa que Pablo aborde las palabras de Timoteo: «sé ejemplo de los creyentes en palabra». Mientras Pablo dice esto, él usa una de esas palabras griegas que ya podrías conocer: logos o λόγος, si lo prefieres. Es la palabra griega para palabra, para la comunicación que sale de nuestras bocas (y más aún, las palabras que salen de nuestros pulgares y dedos cuando tipeamos y tecleamos en lugar de hablar).De la abundancia
Pablo quiere que Timoteo sepa que sus palabras tienen poder para crear o para arruinar su ministerio; pueden animar o destruir a otros. Como predicador y líder, Timoteo dirá muchas palabras y cada una de ellas tendrá el poder para demostrar que es un ejemplo a seguir o un desastre a evitar. ¿Por qué las palabras son tan importantes? Jesús da la respuesta en Lucas 6:45: «[...] de la abundancia del corazón habla su boca». La alarmante verdad es que la boca revela lo que está en el corazón. Es como si el corazón se desbordara, entonces lo que está en el corazón sale fluyendo de la boca. Las palabras feas revelan una fealdad interior y las palabras hermosas revelan una belleza interior. Santiago hace la pregunta, «¿Acaso una fuente echa agua dulce y amarga por la misma abertura?» (Stg 3:11). Obviamente no. El agua amarga viene de una corriente amarga, así como las palabras amargas viene de un corazón amargo. Pablo sabía todo esto y quería que Timoteo también lo supiera. En sus otras cartas, Pablo insiste que ciertas formas de hablar son completamente inapropiadas para los cristianos y deben evitarse a cualquier costo. Estas son las formas de hablar relacionadas con el viejo hombre, con la vieja forma de vivir: falsedad, enojo, amargura, calumnias, malicia, palabras abusivas y conversaciones obscenas. Todas ellas no son apropiadas para los cristianos y dañará su credibilidad. Deben buscar otra forma de hablar y son aquellas asociadas al nuevo hombre, con la nueva manera de vivir: verdad, edificación, exhortación, ternura, perdón y agradecimiento. Estas son adecuadas para los cristianos y dan evidencia de su santidad y de madurez espiritual[1]. El desafío para Timoteo era dar muerte a todas esas viejas maneras de hablar y darle vida a todas las nuevas formas de hablar. Él tenía que asegurarse de que cada palabra que saliera de su boca fuera buena, verdadera y ejemplar. Su ministerio, su credibilidad, su utilidad para Dios dependían de ello. El desafío de Timoteo es tu desafío. Hoy el mundo te da más oportunidades que nunca para usar tus palabras (expresarlas cara a cara, tipearlas en Facebook o en un mensaje de texto, decirlas por medio de Snapchat). Te comunicas constantemente y cada una de tus palabras importan. Cada una de tus palabras expone tu corazón. ¿Tus palabras son un ejemplo para que otros imiten?Preguntas para reflexionar
- ¿A quién conoces que sea un ejemplo en palabra como lo ordena la Biblia?
- El patrón bíblico para vencer el pecado siempre es «despojarse» y luego «revestirse» o «hacer morir» los antiguos patrones y hábitos, y luego «dar vida» a nuevos patrones y hábitos. Con respecto a tu forma de hablar, ¿qué cosas dices de las cuales necesitas despojarte o darle muerte? ¿Cuáles son algunas formas virtuosas de hablar con las que necesitas revestirte o a las que debes dar vida?
- Piensa en cómo algunos de estos proverbios te desafían. «En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, pero el que refrena sus labios es prudente» (10:19). «El que guarda su boca, preserva su vida» (13:3). «El corazón del justo medita cómo responder, pero la boca de los impíos habla lo malo» (15:28). «El que responde antes de escuchar, cosecha necedad y vergüenza» (18:13). ¿Por qué no le pides a otra persona que te evalúe a la luz de estos proverbios?
- ¿De qué manera crees que estás siendo un buen ejemplo para tu iglesia en tu manera de hablar? Ora y agradece a Dios por cada uno de ellos. ¿De qué manera crees que no estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia en tu manera de hablar? Ora y pídele a Dios para que su gracia te cambie.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


¿Eres un ejemplo en tu conducta?
Hoy quiero asustarte un poco; por lo menos quiero intimidarte. En realidad, quiero que la Biblia te asuste y te intimide, que te ponga un desafío tan difícil que sepas que no hay posibilidad de que puedas cumplirlo por ti mismo. Este es un desafío para cualquier cristiano, pero yo lo estoy dirigiendo particularmente a los cristianos más jóvenes, a personas que están en sus dieci- o venti-algo.
He estado trabajando en una serie de artículos que echa un vistazo a algunas palabras que Pablo le escribió a Timoteo (el mentor mayor le escribe una carta a su ahijado más joven): «no permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza» (1Ti 4:12). Ya hemos visto que Pablo quiere que Timoteo haga de su vida una obra de arte que otras personas puedan ver e imitar. Aún como un hombre joven, Timoteo debe ser ejemplar, ser digno de imitar. La semana pasada vimos lo que significaba para Timoteo ser un ejemplo en palabra y hoy queremos ver lo que significó para él ser un ejemplo en su conducta.Sé un ejemplo en tu conducta
Estoy seguro de que sabes que como cristiano debes vivir como un ejemplo en la forma en la que te comportas. Se les advierte a los hermanos mayores que sean un ejemplo para sus hermanos y hermanas menores. A los jóvenes cristianos se les dice la importancia de vivir como cristianos ante un mundo de no creyentes que los observa. Cuando estás en la escuela o en el trabajo, cuando interactúas con tus vecinos o con tus clientes, incluso cuando estás en una reunión familiar, tienes que comportarte de formas distintivamente cristianas. No harás lo que los no creyentes hacen, no verás lo que los no creyentes ven, no te reirás de las cosas que los no creyentes se ríen. Debes vivir como sal y luz (Mt 5:13-16), sobresaliendo del mundo que te rodea. Lo sabes. Te lo han dicho. Sin embargo, ¿sabías que debes ser un ejemplo de carácter y de madurez cristiana ante otros cristianos, incluso cuando esos cristianos son mayores, más sabios y más piadosos que tú? Ese es un pensamiento espeluznante, un desafío intimidante. No obstante, así fue exactamente como Pablo desafió a Timoteo. Timoteo era un hombre joven, lo suficientemente joven como para que otros cristianos mayores lo hubiesen mirado en menos, convencidos de que no había forma en que ellos pudieran aprender cualquier cosa de un hombre joven. Y aun así Pablo le dijo que era su responsabilidad ser un ejemplo para ellos en su conducta. «Conducta» es una palabra muy general. Es una palabra amplia que se refiere a toda la vida. En todo lo que él hace, en todo su comportamiento, Timoteo debe ser un ejemplo. En cada esfera de su vida él debe ser un ejemplo. No existe área de la vida en que «sé ejemplo de los creyentes… en conducta» no abarque. Esto era una verdad para Timoteo y también lo es para ti. No estás exento de ser un ejemplo en conducta cristiana simplemente porque eres joven. Debes ser un ejemplo «en casa, en la iglesia, en el almacén, en la autopista, en el patio del recreo, en la barbería» (según Philip Ryken). Kent Hughes dice, «en la monotonía diaria de la existencia (en la gasolinera, en la fila del almacén, en el partido de fútbol, en el lavado de autos) [tú] debes ser un ejemplo para todos los que creen». Todo el tiempo, de todas las maneras posibles, en toda la vida, Dios te desafía a ser un ejemplo de piedad para otros cristianos. ¿Eres ese ejemplo de piedad? ¿Otros creyentes te ven como alguien que modela lo que significa comportarse como un cristiano? Te dejaré a ti la reflexión de la totalidad de tu vida porque quiero enfocarme sólo en una: la forma en la que te comportas cuando estás con tu iglesia local. Cuando te juntas con otros cristianos, ¿te ven modelando una conducta cristiana? ¿Otros cristianos, e incluso cristianos mayores, te ven como un modelo de piedad? ¡Este es tu deber dado por Dios! Desde la perspectiva de un cristiano mayor, uno que está a pocas semanas de llegar a los 40, puedo dar fe de que pocas cosas son más animantes para mí que estar rodeado de jóvenes que ejemplifican el carácter cristiano. Me encanta ser desafiado al ver jóvenes llevando vidas piadosas. Por lo tanto, quisiera desafiarte a que te encargues de ser un ejemplo para los creyentes en tu conducta dentro de la familia de la iglesia. A continuación, quisiera compartirte algunas maneras en las que los jóvenes cristianos pueden hacer esto:- Estar ahí. Asiste a todos los servicios. Haz que la asistencia a la iglesia sea una gran prioridad que sólo puede ser interrumpida por las circunstancias más inusuales. Si un deporte va a provocar que no vayas a la iglesia semana tras semana, necesitas pensar muchísimo sobre si es un intercambio justo. No permitas que cada tos y cada resfrío te amarre a tu casa un domingo por la mañana. Haz tus tareas antes del domingo así puedes dedicar el domingo al Señor. ¡Sólo puedes ser un ejemplo para otras personas si estás rodeado de otras personas!
- Darse completamente. Una vez que llegues a la iglesia, sé alguien que se entrega a los demás completamente. Una de las mejores formas de hacer esto es siendo amistoso, conociendo personas y teniendo conversaciones con ellas. Tu tentación será ir hacia personas que son muy similares a ti. Así que desafíate a ti mismo a conocer personas que son diferentes a ti (mucho más mayores o más jóvenes, de diferente origen étnico, personas con capacidades diferentes). Busca personas que en otras circunstancias pasan desapercibidas y comienza a conocerlas.
- Ser un siervo. Busca maneras para servir en la iglesia y, en especial, en aquellos ministerios de baja visibilidad. Muchas personas se sienten especialmente llamadas y equipadas a cantar o a tocar un instrumento al frente del salón, pero la mayoría de nosotros estamos mucho mejor equipados para sacar la basura y para poner las sillas. Ofrécete como voluntario para los trabajos menos atractivos, aquellos que nadie más quiere hacer. Y luego hazlos con gozo y sin exigir agradecimiento.
- Estar visible. Mientras adoras, sé un ejemplo para los creyentes al cantar con gozo. Mientras escuchas los sermones, sé un ejemplo para los creyentes al escuchar con atención. Mientras pones en práctica lo que has aprendido, sé un ejemplo para los creyentes en tu humildad y diligencia. Mientras haces comunidad, sé un ejemplo para los creyentes en tu disposición a salir de tu zona de comodidad.
Preguntas para reflexionar
- ¿Te intimida saber que eres llamado por Dios a ser un ejemplo en tu conducta incluso (¡y especialmente!) ante otros cristianos?
- ¿De qué maneras estás siendo un buen ejemplo en tu conducta? Ora y agradécele a Dios por ellas. Según crees, ¿de qué maneras estás siendo un mal ejemplo en tu conducta? Ora y pídele a Dios que te perdone y te dé gracia para cambiar.
- ¿Cuáles son algunas de las formas en las que sirves en tu iglesia local? ¿Cuáles son algunas de las formas en las que piensas que debes servir a tu iglesia local?
- ¿Encuentras difícil o poco natural hacer comunidad con personas que son diferentes a ti? ¿Qué harás al respecto?
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Sé un ejemplo vivo del amor vivo de Dios
El arte se desarrolla de diferentes formas. Visita un museo o una galería de arte y verás esculturas, alfarería, caligrafía y, por supuesto, pinturas. Aunque todas ellas son hermosas y valiosas a su manera, la Biblia ordena que exista otra forma de arte, una que es más importante y más perdurable. Es un arte vivo. Francis Schaeffer dijo, «ninguna obra de arte es tan importante como la propia vida de un creyente. En este sentido, cada cristiano está llamado a ser un artista. …La vida cristiana tiene que ser algo verdadero —debe haber verdad en ella— y algo hermoso —debe encontrarse belleza en la misma—, en medio de un mundo perdido sumido en la desesperación». Ninguna obra de arte es más hermosa ni más preciosa que una vida que se vive para Dios imitando a su Hijo.
En 1 Timoteo 4, Pablo le escribe a Timoteo para decirle que él es responsable de hacer su vida esa obra de arte. Él debe «ser un ejemplo» ante otros cristianos y, especialmente, para aquellos en su iglesia local. Aunque él aún es joven, debe tener confianza en la capacidad que le ha sido dada de vivir una vida ejemplar. Hace un par de semanas he estado sumergiéndome profundamente en este pasaje, teniendo en mente a los cristianos más jóvenes. Después de haber visto lo que significó para Timoteo ser un ejemplo en palabra y en conducta, ahora estamos listos para considerar su amor.Sé un ejemplo en amor
«No permitas que nadie menosprecie tu juventud», dijo Pablo, «sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor…». Ya hemos visto que palabra y conducta se refieren a las dos formas en que se manifestará externamente el comportamiento de Timoteo (por medio de sus palabras y de sus acciones). Timoteo debía asegurarse de que todo lo que él decía y todo lo que él hiciera fuera digno de imitar. Pablo ahora comienza a desafiar a Timoteo en sus cualidades interiores. Incluso en el hombre interior él debe ser ejemplar, debe servir como modelo de virtud y de madurez cristiana. No es sorpresa que el amor encabece la lista de virtudes interiores que hace Pablo, puesto que el amor es el principal de todas las gracias. Como él dice en otra parte, «ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor» (1Co 13:13). El amor es una característica distintiva de un cristiano: «amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor» (1Jn 4:7-8). El amor debe marcar todo lo que hacemos: «todas sus cosas sean hechas con amor» (1Co 16:14). Sin embargo, ¿qué es el amor? ¿Cuál es el amor que Timoteo debe tener? Si has estado en la iglesia por un tiempo, cualquiera sea, probablemente te has encontrado con la palabra griega que Pablo usa aquí: agape. Es probable también que sepas que el griego tiene varias palabras que traducimos como «amor», cada una con su propio matiz. Agape es tan sincero como es posible. Se refiere al estima o al afecto, a la consideración o a la preocupación. Timoteo debía examinar su corazón para asegurarse de que estuviera preocupado por las personas de su iglesia, de que él estaba deseando lo mejor para ellos, de que él estaba entusiasmado por equiparlos y protegerlos e incluso de que sentía cariño por ellos. Su corazón debía ser cálido, no frío. Al mismo tiempo, él debía saber que lo que sentía y lo que creía internamente al final se manifestaría externamente. Necesitamos entender que según la Biblia el amor no es sólo un sentimiento o una emoción sino que es algo que resulta en acción. El amor no es menos de lo que sentimos; al contrario, ciertamente es más. ¿Acaso no te alegra saber que Jesús no sólo sintió amor por ti, sino que en última instancia actuó en amor por ti? ¡Sus sentimientos no habrían hecho mucho más por nosotros! La medida final del amor no es lo que sientes por otros, sino lo que haces por ellos. La preocupación de Pablo no era sólo que Timoteo sintiera amor por otros, sino que también actuara amorosamente. ¿Por qué esto era algo que Pablo necesitaba mencionar específicamente? ¡Porque es difícil amar a las personas! Amar a otros es el tipo de desafío que pone a prueba lo mejor del hombre. Es un desafío porque está el pecado (nosotros somos pecadores y ellos son pecadores, y siempre hay problemas cuando el pecado se encuentra con el pecado). Sin embargo, amar a quienes son difíciles de amar es cómo demostramos nuestra obediencia a Dios; es cómo mostramos nuestra conformidad con Él; es cómo manifestamos nuestra humildad en semejanza a Cristo; finalmente, es cómo evidenciamos nuestra salvación. El amor que extendemos a otros es el mismo amor que Dios nos ha extendido a nosotros por medio de Cristo. El joven Timoteo debía ser un ejemplo de amor cristiano, amor que él sentía internamente y que actuaba externamente. El entorno especial para mostrar su amor era su iglesia local, puesto que era ahí donde debía ser un ejemplo para otros creyentes. El desafío para Timoteo se ha convertido en tu desafío. Tú, también, eres llamado a amar. Eres llamado a amar a las personas de tu iglesia local y a servirlas como un modelo de lo que significa amarlos bien, amarlos creativamente, amarlos por completo, amarlos incluso (¡especialmente!) si son difíciles de amar. Es probable que sean difíciles de amar porque son personas difíciles; pueden ser difíciles de amar porque son diferentes a ti (son mayores o menores; están en una etapa diferente en la vida; fueron educados de una manera distinta; son diferentes étnicamente); podrían ser difíciles de amar porque eres tímido y ellos son atrevidos. No obstante, el desafío permanece. Este es el desafío: intenta comenzar una amistad (una amistad real) con alguna persona de tu iglesia que sea al menos diez años mayor que tú. Intenta comenzar una amistad con alguien que sea al menos diez años menor que tú. Intenta comenzar una amistad con alguien que tenga capacidades diferentes. No necesitas hacer todo esto hoy o esta semana, pero en las semanas y en los meses que vienen, ve si puedes formar amistades genuinas con personas que son diferentes a ti. Tú te beneficiarás, ellos se beneficiarán y Dios recibirá la gloria.Preguntas para reflexionar
- ¿A quién conoces que sea un ejemplo en amor entre los creyentes? ¿Cómo manifiesta esta persona su amor por otros?
- Considera lo que A.W. Pink dice: «la medida de tu amor por otros puede ser determinada en gran parte por la frecuencia y el fervor de tus oraciones por ellos». ¿Oras por otros? ¿Cómo puedes orar por ellos con más frecuencia y más fervor?
- ¿De qué maneras crees que estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia en la manera en que amas a otros? Ora y agradece a Dios por cada uno de ellas. ¿De qué maneras crees que no estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu iglesia en la forma en que amas a otros? Ora y pídele a Dios que te dé su gracia para cambiar.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


¿Tienes la fe para ser fiel?
Una fe fiel
Hoy estaremos pensando en la fe, pero no quiero separar la fe del amor, la palabra que le precede. En las cartas de Pablo, a menudo, él une estas dos palabras. Él hace esto en Tesalonicenses, tres veces en sus cartas a Timoteo y una vez en su carta a Filemón. Estos son un par de ejemplos: «pero ahora Timoteo ha regresado de ustedes a nosotros, y nos ha traído buenas noticias de su fe y amor...» y «doy gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, porque oigo de tu amor y de la fe que tienes...». No estamos seguros de por qué Pablo tan a menudo conecta estas palabras, pero supongo que es porque ambas son marcas necesarias de un cristiano. Un cristiano debe tener y mostrar fe. Un cristiano debe tener y mostrar amor. Un cristiano sin fe ni amor no es un cristiano en lo absoluto. Cuando vemos a Pablo decirle a Timoteo que sea un ejemplo de los creyentes en amor, no es sorpresa que inmediatamente mencione la fe también. Cuando pensamos en lo que Pablo quería decir con fe, nos enfrentamos a dos opciones. Podría ser que Pablo le estaba diciendo a Timoteo que él necesitaba ser un ejemplo en su fe: su seguridad en Dios, su confianza en Dios, su dependencia en Dios para salvación y todo lo que viene con ella. Por otro lado, podría haber sido que Pablo le estaba diciendo a Timoteo que él debía ser un ejemplo en fidelidad: al vivir esa fe salvadora, al comprometerse con la vida cristiana, al ser fiel con todo lo que la Biblia le pide como cristiano y como ministro. El griego original puede ayudar a apoyar ambas opciones y los comentarios escritos por los teólogos expertos están un poco divididos entre los dos conceptos. John Stott dijo que la palabra «podría significar confianza en Dios y en Cristo o fiabilidad, una fidelidad cristiana fundamental o ambas». Sin embargo, me pregunto si es que realmente necesitamos elegir entre ellas, puesto que ambas están íntimamente relacionadas. Debes tener fe para ser fiel y no puedes tener verdadera fe sin mostrar fidelidad. La fe más profunda conduce a la vida cristiana más fiel. Así que quizás, es mejor concluir que primero Pablo quiere que Timoteo sea un ejemplo en fe, en su seguridad inquebrantable en Jesucristo, en su confianza en la Palabra de Dios y en su dependencia en las promesas de Dios, en todo lo que Pablo le enseñó como su amigo, pastor y mentor. Spurgeon dijo: «la fe es creer que Cristo es lo que dijo ser, y que hará lo que ha prometido hacer, y luego esperar esto de Él». Sin duda, Pablo no quería menos que esto para su joven amigo. Él quería que Timoteo tuviera una fe ejemplar. Si una persona en su iglesia preguntara, «¿qué significa tener fe?», deberían poder mirar a Timoteo y encontrar la respuesta. La persona que tiene ese tipo de dependencia total en Dios necesariamente vivirá una vida a toda prueba. Su fe lo llevará a la fidelidad. Jerry Bridges dice, «la persona fiel es una que es dependiente, fiable y leal, alguien con quien contar en todas sus relaciones y que es absolutamente honesta y ética en todos sus asuntos». Su seguridad sólida en Dios no está reducida sólo a su hombre interior, sino que fluye en toda su vida y en cada una de sus decisiones y responsabilidades de la vida. Su fe es tan buena, tan fuerte, como para que se mantenga oculta. Timoteo debe mostrar esta fidelidad ejemplar con el fin de tener un contentamiento completo para vivir cada palabra de la Escritura. Él debe comprometerse a la obediencia, a la santidad y al amor. Si una persona en su iglesia preguntara, «¿qué significa ser fiel?», ellos debería poder mirar a Timoteo y encontrar la respuesta. Pablo quería que Timoteo supiera que mientras él viviera, sirviera y ministrara a su iglesia, él debía ser un ejemplo en fe y en fidelidad. Él debía tener esa fuerte fe interior así como también la evidencia de la obra externa de esa fe. Aunque él era más joven que muchos de los miembros de su iglesia, él aún debía ver esto como su responsabilidad. Timoteo debía estar seguro de que, incluso como un hombre joven, él en realidad podía tener una fe y una fidelidad digna de imitar. La fe de Timoteo comenzaría con la Escritura, con una seguridad inquebrantable en la verdad y en la veracidad de la Biblia. Las próximas palabras que Pablo le escribe a Timoteo son, «ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza. [...] Reflexiona sobre estas cosas; dedícate a ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente a todos». Timoteo debía llenarse con la Palabra, luego, debía dejar que esa Palabra fluyera de él. Su fe en la Palabra y en el Dios de la Palabra se desbordaría en fidelidad. Y este es tu desafío como persona joven en la iglesia hoy. Debes tener fe, fe que está enraizada y cimentada en Dios a medida que Él se revela por medio de la Palabra. Llénate de la Palabra. Sé un hombre o una mujer de la Palabra. Ocúpate en la lectura de la Escritura. A medida que haces esto, tu fe crecerá, y a medida que tu fe crece, así también lo hará tu fidelidad. Timoteo, el hombre de la Palabra, pudo ser un ejemplo a los creyentes en fe y en fidelidad. Así que tú también puedes.Preguntas para reflexionar
- No puedes ser fiel sin fe y no puedes tener fe sin la Biblia. Por lo tanto, ¿amas la Biblia? ¿Estás llenando tu corazón y tu mente con la Biblia? ¿Estás reafirmando tu fe con un conocimiento cada vez mayor del carácter y de las obras de Dios a medida que Él se revela a sí mismo por medio de la Biblia? ¿Cuál será tu próximo plan de lectura bíblica?
- Existe la tentación de creer que la fidelidad se demuestra mejor en maneras grandiosas y públicas. Sin embargo, la Biblia ordena fidelidad en las cosas pequeñas y después entrega la oportunidad de ser fiel en cosas más grandes (Lc 16:10). F.B. Meyer hace el siguiente desafío: «no desperdicies tu tiempo esperando y anhelando grandes oportunidades que podrían nunca llegar. Sin embargo, lidia fielmente con las pequeñas que reclaman tu atención». ¿Cuáles son algunas de esas «pequeñas cosas» en las que puedes demostrar tu fidelidad hoy o esta semana?
- ¿De qué manera crees que estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu congregación en fe y en fidelidad? Ora y agradece a Dios por cada una de ellas. ¿De qué manera crees que no estás siendo un buen ejemplo para las personas de tu congregación en fe y en fidelidad? Ora y pídele a Dios que su gracia te transforme.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


RESEÑA: BELLEZA VERDADERA

Belleza verdadera. Carolyn Mahaney y Nicole Whitacre. Poiema Publicaciones, 144 páginas.
Este reseña fue originalmente publicada en Tim Challies


RESEÑA: LA SANTIDAD DE DIOS
Hace un par de días, me senté y me hice el tiempo para leer La santidad de Dios de R.C. Sproul. Este es uno de esos libros que, si yo fuera más organizado, agendaría para leer cada año. Aunque el Dr. Sproul escribió buenísimos libros en su vida, realmente creo que este es el mejor.

La santidad de Dios. R.C. Sproul. Publicaciones Faro de Gracia, 269 páginas.
Este reseña fue originalmente publicada en Tim Challies


Sé un ejemplo en tu pureza
Bajas expectativas
En un artículo anterior, mencioné que uno de los desafíos de ser un cristiano joven es decidir no sucumbir ante las bajas expectativas de aquellos que son mayores que tú. Y si existe algún área de la vida en la que los cristianos mayores tienen bajas expectativas respecto a los más jóvenes, es la pureza. Seamos honestos: esto no es completamente inmerecido. No es por nada que Proverbios, un libro escrito teniendo en mente a jóvenes, habla tanto sobre las consecuencias del pecado sexual y las alegrías de la pureza sexual. No es por nada que tan sólo un par de versículos más adelante Pablo insista en que Timoteo trate «a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza» (1Ti 5:2) y que cuando le escribe a Tito, él insiste en que las mujeres más jóvenes necesitan ser prudentes y puras (Tit 2:5). Y no es por nada que aquí el viejo Pablo le dice al joven Timoteo: «sé un ejemplo en pureza». ¿Qué espera de los jóvenes la cultura que nos rodea (personas en sus dieci- y veinti-algo)? Espera que uses estos años para explorar, para experimentar, incluso para explotar. Espera que vivas estos años salvaje y libremente, que vivas la vida loca. Millones de comedias, películas y canciones pop insisten en que estos son los mejores años de tu vida y que los perderás y no serás una persona completa si es que acallas o reprimes esos deseos. Sólo tienes un par de años antes de que estés atado con responsabilidades, ¡así que mientras tanto vuélvete loco! ¡Sé libre! Sé un ejemplo de la búsqueda del placer hedonista.Altas expectativas
Frente a tan bajas expectativas, la Biblia viene con las más altas expectativas. Pablo mira al joven Timoteo y le da la responsabilidad de ser ejemplo con su actitud, con su imaginación, con sus acciones. Cuando las personas mayores de su iglesia preguntaban, «¿qué significa vivir una vida de pureza?», debían poder apuntar al joven Timoteo para encontrar su ejemplo. Ahora, ese es un gran desafío, pero es exactamente el tipo de desafío que es digno de la Biblia. La Biblia nunca permite que la juventud sea una excusa para la impureza sexual o cualquier otra falta de santidad. ¿Ves cuán contracultural es la Palabra de Dios? ¿Dónde si no en la Biblia podríamos encontrar algo más inesperado que esto? ¡Joven cristiano, tú, tú, de todas las personas, debes ser un modelo mismo de la pureza sexual! Dios espera que las personas mayores que están luchando con la pureza sexual sean capaces de mirarte y decir, «quiero ser como él» o «quiero ser como ella». Los jóvenes cristianos que están luchando con el pecado deben poder mirarte para encontrar su ejemplo. Todos deben estar de acuerdo: él, ella, es un ejemplo.Pureza interior, pureza exterior
Pero ¿cómo? ¿Cómo puedes ser este tipo de ejemplo? ¿Qué involucra esta vida ejemplar? Cuando Pablo le da la responsabilidad a Timoteo de ser puro, sin duda él está pensando en la vergüenza y la desgracia que vendría sobre Timoteo y sobre toda su iglesia si es que hubiese sido encontrado cometiendo pecado sexual. Sin embargo, sabemos a partir de la lectura de la Biblia que Pablo no solo quería que Timoteo se abstuviera de cometer pecado sexual. En primer lugar, él quería enfatizar una pureza interior. Después de todo, lo que está en el exterior siempre es un reflejo de lo que está en el interior. Él quería que Timoteo tuviera manos puras, por supuesto que sí, pero también quería que tuviera un corazón puro y una mente pura. Manos puras. «Las manos» simbolizan todo el cuerpo, por supuesto. Tus acciones deben estar marcadas por la pureza. No debes cometer pecado sexual, pero no pecar no es suficiente. No, debes tomar acciones que sean consistentes con una vida santa y pura. Necesitas vivir de tal manera que no muestres lujuria hacia otros; al contrario, debes expresar amor hacia ellos. Esto es mortificar el pecado y vivir para la justicia. Corazón puro. Por supuesto, las acciones que tomas serán un reflejo de lo que está sucediendo dentro de tu corazón. Cuando la Biblia habla del corazón se refiere a los deseos, a tu parte interior que anhela satisfacción. Tus anhelos finalmente se manifestarán en tu vida, así que necesitas asegurarte de que estés anhelando lo que es correcto y bueno, lo que es puro y santo. Mente pura. Para tener un corazón puro y unas manos puras primero debes tener una mente pura. Necesitas ser cuidadoso con lo que permites entrar en tu mente: lo que ves, lo que lees, lo que escuchas. Como Pablo escribió en otra parte, «todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten» (Fil 4:8). No debes permitirte vivir en un mundo de fantasía, un mundo en el cual imagines y medites en lo que Dios prohíbe. La pureza consiste en acciones puras, por supuesto, pero también en deseos y en pensamientos puros. Charles Simeon lo dice bien: «cada palabra y cada mirada, sí, e incluso cada pensamiento, deben estar bien protegidos, con el fin de que Satanás no se aproveche de nosotros y que ni siquiera un susurro de escándalo se levante contra nosotros». Este es el estándar de Dios: ni siquiera el más mínimo susurro de escándalo.Sé un ejemplo
Joven cristiano, Dios te da una tarea importante: sé un ejemplo de los creyentes en pureza. Él no te pediría lo que no puedes hacer. Al menos, Él no te exigirá lo que no puedes hacer cuando el Espíritu Santo de Dios mora en ti, el Espíritu Santo que está mucho más comprometido con tu santidad de lo que tú lo estás con tu pecado. Es su gozo santificarte; es su deleite ayudarte a convertirte en un ejemplo en pureza (y en palabra, en conducta, en amor, en fe). Amigo mío, dale a los creyentes un ejemplo.Preguntas para reflexionar
- ¿Cuál es tu lucha más grande en el área de la pureza? ¿Qué acciones estás tomando para combatir este pecado y vivir para la justicia? ¿Con quién cuentas para ayudarte en esta lucha por medio de la conversación y de la oración?
- ¿Realmente crees que tú —incluso tú— puedes ser un ejemplo en pureza? ¿Realmente crees que tu ejemplo puede marcar una diferencia para los demás?
- ¿De qué maneras crees que estás siendo un ejemplo para las personas de tu iglesia en pureza? Ora y agradece a Dios por cada una de ellas. ¿De qué maneras no estás siendo un ejemplo para las personas de tu iglesia en pureza? Ora y pídele a Dios que te dé su gracia para cambiar.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


El mandamiento que olvidamos
Tres razones para conocer y obedecer este mandamiento
Comenzaremos de inmediato con tres razones por las cuales es crucial que conozcamos y obedezcamos el quinto mandamiento. Todos somos hijos. Es biología de la más básica: cada ser humano es la descendencia de dos seres humanos. Algunos siempre han conocido y respetado a ambos de sus padres; otros, solo han conocido a uno de ellos o solo han conocido a sus padres adoptivos; hay personas que incluso crecieron lejos de sus padres en una familia de acogida; hay quienes han sobrevivido a sus padres. Cualquiera sea la situación, el quinto mandamiento se aplica a cada uno de nosotros por la razón más simple de todas: todos nosotros somos hijos. No existe ser humano que esté fuera de esto porque no hay persona que no tenga padres. Por supuesto, también sabemos que los mandamientos de Dios deben considerarse tanto de forma literal como bajo principios. Las condiciones del mandamiento van más allá de la simple relación de los hijos con sus padres, y se extiende a toda otra posición de autoridad y sumisión. El orden correcto del gobierno de la familia, del gobierno de la iglesia, del gobierno civil depende de este mandamiento. De esta manera, también, es universal. Todos somos hijos bajo una autoridad, por lo que todos necesitamos escuchar este mandamiento y prestarle atención. Este mandamiento viene con promesa. La segunda razón es que este mandamiento viene con promesa. Es sabio y bueno obedecer el mandamiento para que así podamos disfrutar las bendiciones prometidas; en cambio, es necio y peligroso desobedecer el mandamiento y perder las bendiciones prometidas. Cuando Pablo le escribe a los hijos de Éfeso, él les recuerda la promesa de Dios por su obediencia: «Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra» (Ef 6:1-3). Dios le promete una larga y buena vida a aquellos que obedezcan este mandamiento. Dios se complace cuando obedecemos, así que Él naturalmente nos concede sus bendiciones (Col 3:20). Pronto exploraremos la naturaleza de esas bendiciones. Dios le da a este mandamiento un lugar de especial honor. Ahora agregaremos una tercera razón para entender y obedecer este mandamiento: Dios le da un lugar de especial honor. Los creyentes han dividido los diez mandamientos en dos grupos o en dos tablas por mucho tiempo. El primer grupo explica nuestro deber hacia Dios y el segundo explica nuestro deber hacia nuestros semejantes. Este mandamiento cae de lleno entre los dos grupos y de esa manera nos recuerda que nuestros padres tienen un rol único en nuestras vidas. Nuestros padres son los representantes divinos de Dios para nosotros, de modo que cuando honramos y obedecemos a nuestros padres, honramos y obedecemos a Dios. No existe obediencia o amor a Dios sin obediencia y amor hacia nuestros padres. Si excluimos este mandamiento, hemos socavado los diez. Hemos caído en una desobediencia grave y peligrosa. Todos somos hijos, debemos buscar la bendición de Dios y necesitamos darle importancia a este importante mandamiento de Dios. Por esta razón y por muchas otras no podemos ignorar más al mandamiento que olvidamos.Una advertencia
Antes de concluir este artículo de introducción, me gustaría darte una advertencia. Hay algo en lo profundo de nuestro ser que cuando escuchamos un mandamiento, de inmediato buscamos la excepción. «Pero tú no conoces a mis padres»; «pero no conozco a mis padres»; «pero mis padres no me reconocieron»; «pero mis padres fueron abusivos». Vamos a ver las excepciones, veremos que el honor toma diferentes formas y se adapta a las diferentes situaciones. No obstante, debemos ver el principio antes de ver las excepciones. Discutiremos qué hacer en situaciones donde ha habido abuso o donde ha habido una relación particularmente conflictiva. No quiero justificar ni quitarle importancia a las experiencias que han sido horribles. Sin embargo, antes de que podamos hacer cualquier otra cosa, necesitamos entender y admitir esto: no hay un «si es que» en el quinto mandamiento. Debemos honrar a nuestros padres; no hay excepciones.Conclusión
Permíteme terminar con un adelanto de lo que vendrá a medida que avanzamos en esta serie. En el próximo artículo exploraremos el honor y la obediencia como formas básicas en las que cumplimos el quinto mandamiento. Después discutiremos el rol de la cultura (como la cultura del honor/vergüenza o de la culpa/inocencia) para entender y obedecer este mandamiento. Consideraremos el papel de los padres para ser dignos de honor y luego pasaremos a los casos difíciles como el descuido, el abuso y el abandono (casos donde el honor es difícil de entregar o donde la obediencia sería pecaminosa). Por último, veremos formas muy prácticas en las que todos podemos honrar a Dios al honrar a nuestros padres.Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


El honor de un hombre es la vergüenza de otro
Un tipo de cultura
El primer tipo de cultura valora la autonomía y la independencia como grandes virtudes. Los padres esperan volver a tener su independencia finalmente a medida que sus hijos dejan el hogar y esperan una jubilación de descanso y entretención, mientras que sus hijos esperan obtener independencia permanente de sus padres. La cultura tiende a idealizar la diversión y la libertad de la juventud mientras demoniza las responsabilidades de la adultez. La edad no está asociada a la sabiduría y al respeto, sino que al miedo o incluso a la burla por la pérdida de las facultades físicas y mentales. Los adultos que están envejeciendo le temen a la pérdida de independencia que viene. Esta cultura tiene pocas expectativas y exigencias fijas relacionadas con las maneras en que los hijos adultos deben honrar a sus padres que están envejeciendo. Los padres podrían esperar mucho menos que llamados telefónicos o visitas en las festividades más importantes. A medida que los padres envejecen, los hijos podrían involucrarse en su cuidado, pero sin ser los cuidadores principales o sin llevarlos a vivir con ellos. Al contrario, a medida que los padres envejecen existe una expectativa de que se retiren o se vayan a un hogar de ancianos y vivan sus últimos días ahí. En lo que respecta a las finanzas, los padres deben apoyar a sus hijos hasta que se independicen, pero no hay mucha expectativa de que los hijos les devolverán el favor más adelante en la vida. Al contrario, los padres deben ahorrar diligentemente para su propio retiro y financiarlo ellos mismos. Cuando los padres necesitan ser cuidados, esa responsabilidad es distribuida entre los hijos que están dispuestos a hacerlo y no recae sobre un hijo en particular según el género o el orden de nacimiento. Estas bajas expectativas son compartidas de la misma manera por padres e hijos. Un entrevistado dijo, «mis padres me dijeron que cuando sean ancianos, debemos llevarlos a un hogar de ancianos. Odiarían interrumpir nuestras vidas en cualquier manera». Los hijos adultos no quieren interrumpir sus vidas para cuidar de sus padres; los padres ancianos no quieren ser un inconveniente para sus hijos por necesitar cuidado. Si es que hay algo de qué avergonzarse en esta cultura, es que los padres no ahorraron diligentemente para cubrir su propio cuidado.Otro tipo de cultura
El otro tipo de cultura valora el honor y el respeto como grandes virtudes mientras temen y evitan cualquier cosa que traiga vergüenza. Estas culturas respetan a los ancianos y asocian la edad con sabiduría y autoridad, mientras que asocian la juventud a la locura. A menudo tienen títulos y términos para las personas mayores y costumbres que muestran respeto y deferencia hacia ellos. Estas culturas dan poco valor a la independencia y a la autonomía, y mucho más valor al deber hacia la familia. El honor es demostrado en obediencia y sacrificio mientras que la vergüenza es demostrada en desobediencia y egoísmo. Por consiguiente, incluso se espera que los hijos adultos honren a sus padres al pasar tiempo con ellos, al obedecerlos y al buscar tomar en cuenta su sabiduría en las grandes decisiones de la vida. Y así como los padres se han sacrificado por sus hijos, los hijos más tarde tendrán que corresponder con sacrificios que beneficiarán a sus padres. Las acciones o el comportamiento de los hijos a cualquier edad realzará o disminuirá la reputación de la familia. En general, existe una fuerte jerarquía dentro de la familia donde el hijo mayor (o quien haya nacido primero en algunas culturas) asume la mayor responsabilidad de cuidado y provisión. Se espera que, a medida que sus padres envejecen, él los lleve a vivir con él a su casa, puesto que esto trae honor tanto al hijo como a los padres. Dejar a sus padres en un hogar de ancianos o de retiro podría traer gran vergüenza a la familia completa: vergüenza para el hijo por no cumplir con su deber y vergüenza para los padres por no criar bien a su hijo.Dos consideraciones
Estas son dos descripciones muy generales, por supuesto, pero sospecho que puedes reconocer los dos tipos de cultura. La primera existe mayormente en las naciones occidentalizadas mientras que la segunda existe en sociedades de honor y vergüenza y, en varias maneras, abarca a la mayoría de la población mundial. Las diferencias entre ellas se hacen evidentes por decirlo menos. Tomen en consideración lo siguiente: un adulto norteamericano puede decir, «mis padres viven en una casa de retiro» y las personas pensarán que la familia ha hecho algo bueno y noble. Después de todo, mamá y papá ahorraron diligentemente y ahora pueden pagar la estadía en una buena comunidad de retiro; los hijos están contentos de que sus padres estén siendo cuidados por profesionales y de que están rodeados por personas que están en la misma etapa de la vida. Sin embargo, si un adulto indio dice, «mis padres viven en una casa de retiro» sus pares se horrorizarían y pensarían que la familia ha hecho algo lamentablemente vergonzoso. Después de todo, el hijo que se rehúsa a cumplir con sus obligaciones demuestra que sus padres no lo criaron bien. Ahora esos padres son cuidados por profesionales fríos en lugar de ser cuidados por hijos amorosos y están rodeados de extraños en vez de estar rodeados por miembros de la familia. El honor de una cultura es la vergüenza de la otra. Esto nos fuerza a confrontarnos con un par de consideraciones: En primer lugar, nuestras presuposiciones culturales podrían estar mal, pero así como un pez no reconoce el agua donde nada, a nosotros nos cuesta reconocer el rol que desempeña la cultura en la que vivimos. Un tipo de cultura podría exigir demasiado poco mientras que la otra podría exigir demasiado. Una cultura podría legitimar la deshonra mientras que la otra podría idolatrar el honor. Como cristianos necesitamos pensar cuidadosa y bíblicamente en lugar de simplemente aceptar lo que dicta la cultura. Es posible que los hijos occidentales deban esforzarse para convencer a sus padres de que deben ser honrados mientras que personas de otras culturas podrían necesitar rehusarse a conformarse con alguna expectativa impuesta sobre ellos. En segundo lugar, necesitamos mostrar honor en maneras que sean apropiadas a nuestra cultura y sean significativas para nuestros padres y aún seguir siendo fieles a la Escritura. De esta manera, la manera en que yo le muestro honor a mis padres se ve muy diferente a la de un amigo ghanés o cubano que está sentado a mi lado en mi iglesia. No debo honrar a mis padres de la manera que un ghanés lo hace necesariamente y mis amigos no deben honrar a sus padres de la forma en que un canadiense lo hace necesariamente. Podemos y debemos aprender los unos de los otros, pero sin juicio por lo que podría parecer deshonra o sobre-honra. Hablaremos más sobre la cultura a medida que avanzamos hacia una discusión acerca de las formas en particular en las que podemos y debemos mostrar honor a nuestros padres.Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


Dulces promesas de bendición; terribles amenazas de juicio
Un mandamiento con promesa
Los diez mandamientos desempeñan un rol crucial en nuestro mundo: enseñan a los seres humanos a vivir de la manera que Dios quiere que vivamos. El Dios que nos creó revela su Ley para llevarnos a tener vidas más completas y satisfechas. Estos mandamientos le dicen a personas rebeldes y trastornadas cómo vivir en sumisión y en orden. El quinto mandamiento, entonces, les habla a personas que tienden a rebelarse contra la autoridad; es decir, todos nosotros, y dice: «Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te ha mandado, para que tus días sean prolongados y te vaya bien en la tierra que el Señor tu Dios te da» (Dt 5:16). ¿Notaste que Dios concede bendiciones para quienes cumplen este mandamiento? Siglos después, el apóstol Pablo escribía con seguridad para señalar esto cuando aborda a los hijos en la congregación de Éfeso. Él dice, «hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra» (Ef 6:1-3). Estas dos oraciones contienen tres razones por las que los hijos deben honrar a sus padres y también contienen dos grandes promesas para aquellos que lo hacen. ¿Por qué los hijos deben honrar a sus padres?- En primer lugar, porque la naturaleza lo exige. Pablo simplemente dice, «esto es justo». Esta es la forma en que Dios creó a la humanidad: que los hijos honren a sus padres. Todos los humanos a lo largo de la historia tienen conocimiento de esto y tienen esta expectativa.
- En segundo lugar, porque la Ley de Dios lo exige, Pablo cita el quinto mandamiento para mostrar que Dios exige honor como una parte importante de su voluntad revelada para la humanidad.
- En tercer lugar, porque el Evangelio lo exige. Pablo les dice a los hijos que obedezcan a sus padres «en el Señor». Aquellos que han puesto su fe en el Señor son llamados a seguirlo en todo. El Evangelio les asegura a los hijos que pueden honrar alegremente a sus padres y el Evangelio les da la motivación para hacerlo realmente.
¿Qué sucede con aquellos que prestan atención a la naturaleza, a la Ley y al Evangelio para honrar a sus padres? Dios los bendice: «para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra». La bendición de Dios para aquellos que obedecen el quinto mandamiento toma forma en dos maneras: una larga vida y una buena vida. Estas bendiciones son un motivo para obedecer y una consecuencia natural de tal obediencia.
Una larga vida; una buena vida
Los diez mandamientos fueron dados por Dios para un pueblo en especial en un contexto único. En ese tiempo, tener una larga vida y vivir en la Tierra Prometida eran las pruebas máximas de bendición divina. Estas eran señales de que el pueblo estaba en el favor de Dios, que estaban experimentando la buena vida prometida que viene por la fidelidad a sus obligaciones con el pacto. Por otro lado, una vida corta o una vida en exilio eran las máximas pruebas de desaprobación divina, de que estaban experimentando las maldiciones que vienen al quebrantar las obligaciones del pacto. Necesitamos entender, como lo hicieron los israelitas, que estas promesas no estaban garantizadas. Dios no quiso comunicar, «honra a tus padres y te garantizo que vivirás para celebrar al menos ochenta cumpleaños». Tampoco quiso decir, «si tienes una corta vida es prueba de que deshonraste a tus padres». Al contrario, Él quiso señalar la verdad de que aquellos que honran a sus padres generalmente tienen una mejor vida que aquellos que no lo hacen. ¿Por qué? Porque aquellos que honran a sus padres están haciendo las cosas a la manera de Dios, viviendo de la manera en que Dios diseñó que los humanos vivieran. Entonces, ¿qué hay en la promesa de esta buena y larga vida? Dennis Rainey lo dice en forma de preguntas seguidas de una respuesta: «¿quieres vivir con el favor de Dios sobre ti? ¿Quieres sentir la bendición y la buena mano de Dios sobre tu vida? Entonces, obedece su mandamiento». Él también señala un beneficio oculto: honrar a nuestros padres completa nuestra transición a la adultez. A medida que buscamos formas deliberadas de honrar a nuestros padres, comenzamos a corresponder el amor que ellos nos han dado desde el momento en que nacimos. Completamos la relación al extenderles amor, así como ellos siempre nos han extendido el suyo. El amor, el cuidado, el honor ahora es mutuo, de la forma en que Dios lo diseñó. Hemos crecido.Una corta vida; una miserable vida
Mientras el quinto mandamiento establece los términos de bendición por la obediencia, también implica las consecuencias por la desobediencia. Estas consecuencias se explican con mayor detalle en otro lugar en la Biblia, primero en la ley civil y luego en la literatura de sabiduría del Antiguo Testamento. Cuando Dios reveló la ley que gobernaría a la nación de Israel, Él incluyó un castigo para aquellos que violaran flagrantemente y sin arrepentimiento el quinto mandamiento. Podría sorprendernos darnos cuenta de que este era el mismo castigo para el asesinato y otros horrendos crímenes:- «El que hiera a su padre o a su madre, ciertamente morirá. El que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente morirá» (Ex 21:15, 17).
- «Todo aquel que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente se le dará muerte; ha maldecido a su padre o a su madre, su culpa de sangre sea sobre él» (Lv 20:9).
- «Si un hombre tiene un hijo terco y rebelde que no obedece a su padre ni a su madre, y aunque lo castiguen, ni aun así les hace caso, el padre y la madre lo tomarán y lo llevarán fuera a los ancianos de su ciudad, a la puerta de su ciudad natal. Y dirán a los ancianos de la ciudad: “Este hijo nuestro es terco y rebelde, no nos obedece, es glotón y borracho.” Entonces todos los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta que muera. Así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá esto y temerá» (Dt 21:18-21).
¡Y pensar que hoy nosotros esperamos rebelión de nuestros niños y adolescentes! ¡Y pensar que hoy pensamos tan ligeramente de este tipo de desafío! La Ley de Dios sólo muestra cuán en serio toma Dios el quinto mandamiento. Entonces, ¿por qué lo tratamos con tanta liviandad?
El libro de Proverbios expone aún más el horror y las consecuencias de deshonrar a los padres:- «El que asalta a su padre y echa fuera a su madre es un hijo que trae vergüenza y desgracia» (Pr 19:26).
- «Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en medio de las tinieblas» (Pr 20:20).
- «Al ojo que se burla del padre y escarnece a la madre, lo sacarán los cuervos del valle, y lo comerán los aguiluchos» (Pr 30:17).
Aunque está enmarcado en un lenguaje poético, la imagen es clara: las bendiciones más dulces están reservadas para aquellos que obedecen el quinto mandamiento y los juicios más horribles están reservados para aquellos que no lo cumplen. Dios espera y exige que los hijos honren a sus padres.
El deber del honor
Tú y yo no vivimos en el antiguo Israel. Ya no estamos más bajo las leyes civiles de la nación de Dios. Sin embargo, las bendiciones de Dios también se extienden a nosotros. Después de todo, Pablo les asegura libremente a los hijos de Éfeso que Dios los bendecirá cuando honren a sus padres. Ellos reconocerían, como nosotros, que la tierra prometida ya no es válida. (¿Te fijaste que en Efesios 6, Pablo cita el Antiguo Testamento, pero no menciona la parte sobre la tierra que el Señor tu Dios te da?). Pero la regla general se mantiene: si vivimos a la manera de Dios, recibimos el favor de Dios; si desafiamos la manera de Dios, perdemos el derecho al favor de Dios. Le debemos a nuestros padres el deber del honor y funciona así: honra a Dios al honrar a tus padres y espera que te vaya bien; deshonra a Dios al deshonrar a tus padres y espera que las cosas no vayan bien. Es la forma en que Dios estructuró su mundo.Una pregunta
Dios extiende su bendición a aquellos que honran a sus padres. La Biblia no establece ninguna limitación al respecto. No hay indicaciones de que el deber del honor expire cuando crecemos o nos casamos o nos independizamos económicamente. No existe indicación que diga que se haya anulado cuando nuestros padres son injustos, crueles o incluso imposibles o completamente abusivos. Discutiremos más esto en las próximas publicaciones, después de haber visto el complejo asunto de la desobediencia. Sin embargo, por ahora, permíteme dejarte con esto: ¿quieres ser bendecido? ¿Quieres experimentar el favor de Dios? Entonces, honra a tus padres. En cuanto a lo que puedo ver, es así de simple, así de directo: Dios tiene bendiciones para entregarle a aquellos que obedecen este mandamiento.Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


Obediencia momentánea; honor para siempre
Honra y obedece
En ambas descripciones de los diez mandamientos (en Éxodo y en Deuteronomio), Dios le ordena a los hijos a honrar a sus padres y a sus madres. Esta no es una palabra que se trate sobre la obediencia. Sin embargo, cuando leemos las aplicaciones del mandamiento a lo largo de la Biblia, vemos que la obediencia es un componente clave del honor que los hijos les deben a sus padres. Esto levanta preguntas: ¿la obediencia a tus padres es permanente o temporal? ¿El honor siempre requiere obediencia? Si quiero honrar a mis padres, ¿necesito seguir obedeciéndolos a lo largo de mi vida? Para contestar estas preguntas, necesitamos examinar el honor y la obediencia, buscando aquello que es similar y aquello que los distingue.Obedecer
Lo que el quinto mandamiento no requiere es tan importante como lo que sí requiere. El quinto mandamiento no es «obedece a tu padre y a tu madre»; al contrario, dice, «honra a tu padre y a tu madre». Sin embargo, es claro que la Biblia pone mucho énfasis en que los hijos obedezcan a sus padres. Encontramos el lenguaje de la obediencia en muchas de las interpretaciones y aplicaciones del quinto mandamiento. Pero, a medida que cavamos más profundo, encontramos algo interesante: el lenguaje de la obediencia tiende a venir en pasajes que hablan a los hijos más pequeños y que aún son dependientes de sus padres. Cuando nos encontramos con pasajes que les hablan a los hijos adultos, encontramos un cambio sutil hacia un lenguaje de respeto y provisión. Por consiguiente, la obediencia es una forma particular de honor; una forma particular en la que los hijos más pequeños pueden honrar a sus padres. Todos los hijos deben honrar a sus padres en todo momento. Sin embargo, cuando los hijos son pequeños, el honor muy a menudo toma forma de obediencia. Esta es la razón por la que cuando Pablo interpreta el quinto mandamiento para los hijos más jóvenes (Ef 6:1-3 y Col 3:20) él dice, «hijos, obedezcan a sus padres». Obedecer es someterse a la voluntad de una persona que tiene una posición de autoridad por derecho legítimo, obedecer sus exigencias o sus requerimientos. Es, como les enseñamos a nuestros hijos, «hazlo ahora, hazlo bien y hazlo con un corazón contento». La obediencia es la muestra de honor de un niño. Es correcto que los padres esperen y exijan obediencia de sus hijos y es correcto que los hijos muestren honor a sus padres por medio de esa obediencia. Es la obediencia a los padres la que entrena a los hijos a someterse a cualquier otra autoridad, dentro de ellas Dios mismo. Es bajo el entrenamiento y la disciplina de los padres que los hijos están preparados para vivir vidas ordenadas en este mundo. John MacArthur lo dice bien:«Los hijos que respetan y que obedecen a sus padres construirán una sociedad ordenada, armoniosa y productiva. Una generación de hijos indisciplinados y desobedientes producirá una sociedad caótica y destructiva».En lo que concierne a los padres y sus hijos más pequeños, la obediencia es una medida temporal que dura mientras los hijos estén bajo la autoridad de sus padres. La infancia es un periodo de entrenamiento bajo la tutela de los padres. Los padres fuerzan a sus hijos a obedecer con el fin de que aprendan a honrar y luego pasen el resto de sus vidas honrando a sus padres, a sus profesores, a sus jefes y a sus gobiernos. El entrenamiento de un padre en obediencia se reflejará en un honor de toda la vida.
Honrar
Pero ¿qué es el honor? Bíblicamente, la palabra honor se refiere a peso o a importancia. Para honrar a nuestros padres debemos darle gran dignidad y gran valor a nuestra relación con ellos. John Currid explica, «el punto es que un hijo no debe tomar a sus padres a la ligera o pensar de ellos ligeramente. Deben ser considerados con gran seriedad y valor». Podemos aprender cómo se ve el honor al examinar los pasajes que describen los juicios que le ocurren a aquellos que deshonran a sus padres. Estos son los pasajes de la ley civil y de la literatura de sabiduría que vimos la última vez: Levítico 20:9; Proverbios 30:17, etc. ¿Qué encontramos? Los hijos que deshonran a sus padres son rebeldes y se resisten tercamente a la disciplina lo que los lleva a la rebelión. Podrían ser verbalmente abusivos, burlándose y maldiciendo a sus padres. Podrían incluso ser físicamente violentos con ellos. Si vamos al Nuevo Testamento, encontramos que su deshonra podría verse como el rechazo a cuidar de sus padres o a proveer para sus necesidades físicas y económicas (Mr 7:8-13; 1Ti 5:8). De este modo, para honrar a nuestros padres debemos respetarlos y reverenciarlos, debemos hablar bien de ellos y tratarlos con bondad, con amabilidad, con dignidad y con estima. Debemos asegurarnos de que son cuidados e incluso de proveer para ellos cuando sea necesario. Dennis Rainey dice, «el honor es una actitud que va acompañada de acciones que le dice a tus padres, “son dignos; tienen valor. Son las personas que Dios puso soberanamente en mi vida”». Todo eso y mucho más está vinculado a esta pequeña palabra.Obedece hoy; honra por siempre
Necesitamos considerar por qué el básico requerimiento del quinto mandamiento no es obediencia sino honor. Estoy convencido de que existen al menos dos razones: con el tiempo, ya no estaremos obligados a obedecer a nuestros padres e incluso antes hay momentos en los que no podemos o no debemos obedecerles. Dicho de otro modo, existen momentos en los que podemos desobedecer a nuestros padres y aun así honrarlos. El fin de la obediencia. Llega un momento cuando obedecer a los padres ya no es apropiado. El deber de los padres es criar a sus hijos para que sean independientes, para que vivan fuera de la autoridad de los padres. En la mayoría de los casos, la relación de padres a hijos será alterada permanentemente cuando llegue el momento del matrimonio cuando «el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer» (Gn 2:24). A medida que un hijo se independiza de sus padres deja su supervisión y autoridad. Ya no les debe más obediencia de la misma manera o al mismo grado. El pecado de la obediencia. También podría haber ocasiones en las que la obediencia es pecaminosa, como cuando los padres les ordenan a sus hijos a pecar o cuando les ordenan a sus hijos a desobedecer a Dios o al gobierno. Cuando esto sucede, un hijo debe desobedecer a mamá y a papá con el fin de obedecer a una autoridad superior. Otra ocasión para la desobediencia aceptable es cuando los padres exigen obediencia de sus hijos adultos o cuando sus exigencias de obediencia son autoritarias o abusivas. En tales casos, el hijo no está obligado por Dios a obedecer. El mandamiento básico para la humanidad no es «obedece a tu padre y a tu madre» porque la obediencia termina y a veces puede ser pecaminosa. Al contrario, el mandamiento de Dios es «honra a tu padre y a tu madre» porque el honor nunca termina y nunca es incorrecto.Perfecto honor; perfecta obediencia
Tenemos un modelo bíblico de honor y obediencia. Ambos son perfectamente demostrados en Jesús. Aunque era Dios, nació de padres terrenales y por voluntad propia, honró y obedeció alegre y perfectamente a sus padres. Vemos la obediencia en su infancia en Lucas 2:51, «Descendió con sus padres y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos...». Vemos su honra hacia ellos cuando, en los momentos previos a su muerte, Él aseguró provisión para su madre: «Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien él amaba que estaba allí cerca, dijo a su madre: "¡Mujer, ahí está tu hijo!". Después dijo al discípulo: "¡Ahí está tu madre!" y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa» (Jn 19:26-27). Y así como Jesús honró y obedeció a su madre y a su padre terrenal, Él honró y obedeció a su Padre celestial. En todo lo que hizo, habló bien de su Padre, dirigió la gloria a Él y llevó a cabo su voluntad. Y, por supuesto, obedeció a su Padre: «Y hallándose en forma de hombre, se humilló él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil 2:8). Sin perder un rastro de autonomía o dignidad, Jesús honró y obedeció. Si queremos honrar y obedecer a nuestros padres debemos aprender de Jesús. Él, como siempre, es el ejemplo de cómo obedecer perfectamente la perfecta Ley de Dios.Conclusión
En nuestro próximo artículo, veremos asuntos relacionados con la cultura para ver cómo cambia nuestra comprensión del honor. Más adelante miraremos algunos de los casos difíciles en los que dar honor es especialmente difícil. También sacaremos a la luz algunas ayudas prácticas para mostrarnos aún más claro cómo podemos honrar a nuestros padres. Y, por supuesto, necesitamos tomar en consideración cómo nosotros, como padres, podemos asegurarnos de ser dignos de honor. Terminemos con una nota feliz. Sabemos que existen dos grandes bendiciones envueltas en honrar a nuestros padres: una larga vida y una buena vida. Si cavamos un poco más profundo en el Nuevo Testamento encontramos que hay una bendición aún más grande. «Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es agradable al Señor» (Col 3:20). Nuestro honor hace feliz a Dios. ¿Por qué? Porque al honrar a nuestros padres estamos honrando al Dios que nos dio a esos padres. Después de todo, tu honor hacia ellos agrada y glorifica a Dios.Este recurso fue originalmente publicado en el blog de Tim Challies.


Seis maneras prácticas de honrar a tus padres
Honor a quien se le debe honor
En un artículo previo, señalé que honrar a los padres es una forma de honrar toda autoridad, dentro de ellas a Dios mismo. Como dice Tim Keller: «es el respeto a los padres lo que funda la base para todos los tipos de respeto y todos los tipos de autoridad». También señalé que no existe un punto final para este mandamiento: debemos honrar a nuestros padres en la infancia y en la adultez, puesto que nuestra deuda con ellos es de un honor que nunca termina. ¿A qué se refiere Dios con el honor que debemos darles a nuestros padres? Voy a ofrecer seis sugerencias generales, aunque sin duda surgirán muchas más. Les advierto de antemano: en cada caso, nacerá la tentación de decir, «sí, pero tú no conoces a mis padres. No sabes quiénes son o lo que me hicieron». Entiendo que en algunos casos puede ser difícil o casi imposible mostrar honor. En nuestro próximo artículo, discutiremos algunos de los casos difíciles. Sin embargo, por ahora, consideremos simplemente algunas formas prácticas en las que podemos mostrar honor a nuestros padres.Perdonándolos
Tal vez la manera más importante de honrar a nuestros padres es perdonándolos. La verdad es que no existen los padres perfectos. Ningún padre ha cumplido con las expectativas de sus hijos y, muy probablemente, incluso con sus propias expectativas. Nuestros padres han pecado contra nosotros. Han tomado decisiones insensatas, han tenido expectativas poco realistas, han dicho y hecho cosas que nos han herido profundamente. Por esa razón, muchos niños entran a la adultez controlados por el enojo y la amargura. Son incapaces de superar los errores o los pecados de sus padres. La mejor forma en la que podemos honrar a nuestros padres es perdonándolos. Y, en realidad esto es posible, puesto que servimos e imitamos a nuestro Salvador perdonador. En la Biblia, vemos la disposición de Jesús a perdonar a aquellos que lo habían herido. En el mismo momento en que los clavos atravesaban su carne, él clamó, «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23:34). Al estar a los pies de la cruz y al considerar tal Salvador, ¿quiénes somos nosotros para negarles el perdón a nuestros padres? Honramos a nuestros padres al extenderles gracia y perdón.Hablando bien de ellos
Otra manera en la que podemos honrar a nuestros padres es hablar bien de ellos y rehusarnos a hablar mal de ellos. Vivimos en una época en la que se considera noble ventilar nuestras quejas y terapéutico sacar nuestra ropa sucia. No pensamos mucho antes de decirle al mundo lo que pensamos exactamente sobre nuestros gobernantes, nuestros jefes, nuestros padres. Sin embargo, la Biblia nos advierte que le debemos honor y respeto a todas las autoridades que Dios ha puesto sobre nosotros (Ro 13:7). Nos advierte que nuestras palabras tienen el poder para dar honor o para deshonrar. No podemos olvidar que en el Antiguo Testamento el castigo por maldecir a los padres es el mismo castigo por agredirlos (Ex 21:15-17; Lv 20:9), puesto que la raíz es la misma. Maldecir a los padres o atacarlos es violar el quinto mandamiento al igual que el sexto. Necesitamos hablar bien de nuestros padres. Necesitamos hablar bien de ellos mientras estén vivos y después de que hayan muerto; necesitamos hablar bien de ellos a nuestros hermanos, a nuestros cónyuges, a nuestros hijos; necesitamos hablar bien de ellos a nuestras iglesias y comunidades, modelando un tipo de honor y respeto contracultural que desapareció hace mucho tiempo y que hace falta en tantos contextos. Cristianos, hablen bien de sus padres y rehúsense a hablar mal de ellos.Estimándolos en público y en privado
Una tercera forma de honrar a los padres es estimándolos tanto privada como públicamente. En un poderoso sermón sobre el quinto mandamiento, Tim Keller anima a los hijos a «respetar la necesidad [de sus padres] de verse a sí mismos reflejados en [ellos]». Los padres anhelan ver cómo han impactado la vida de sus hijos, como ellos son un reflejo de sus fortalezas, de sus valores. «Ustedes no se dan cuenta de cuán importante es que les den crédito a sus padres cuando puedan. No se dan cuenta cuán importante es solo decir, “ya saben, todo lo que aprendí sobre el ahorro de dinero, lo aprendí de ustedes”; decir, “ya sabes, papá, eso es algo que tú siempre me enseñaste y lo aprecio demasiado”». Estas son medidas simples, pero que traerán gran alegría y honor a nuestros padres. Podemos estimarlos de manera privada en una conversación uno a uno o podemos hacerlo públicamente, quizás por medio de discursos o de sermones o incluso en las conversaciones que se dan en las festividades. Dennis Rainey va más allá y llama a los hijos a que escriban un tributo formal a sus padres, a presentárselos y a leerlo en voz alta en presencia de ellos. Podemos honrar a nuestros padres al estimarlos.Buscando su sabiduría
Honramos a nuestros padres cuando buscamos su sabiduría a través de los altibajos de la vida. La Biblia asocia constantemente la juventud a la necedad y la vejez a la sabiduría (Pr 20:29; Job 12:12) y nos dice que aquellos que han tenido larga vida han acumulado mayor sabiduría. Hacemos bien, entonces, en confiar en ellos para comprender las cosas de la vida, en buscar su apoyo cuando nos enfrentamos a tomar decisiones más grandes. En algunas culturas, se espera que esto se haga y, en otras, se rechaza. Sin embargo, de cualquier manera, buscar la ayuda de nuestros padres les da honra, incluso si al final no podemos o no debemos hacer caso a lo que nos dicen.Apoyándolos
También podemos honrar a nuestros padres al apoyarlos. Aún no me refiero al apoyo económico, sino que a otras formas de amor y de cuidado. Pienso en David, en un momento particular muy difícil de su vida, cuando estuvo agobiado por las preocupaciones y fue atacado por sus enemigos. En ese contexto, él clamó a Dios y dijo, «no me rechaces en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas» (Sal 71:9). David le temía a la combinación de la edad y el aislamiento; de la vejez y la soledad. Así también les sucede a nuestros padres ancianos. Cuando somos jóvenes, ganamos fuerza y anhelamos independencia. ¡Nuestros padres nos crían para ser fuertes e independientes! Sin embargo, existe una contrapartida aquí, un traspaso de testimonio, puesto que a medida que nuestros padres envejecen, se debilitan y comienzan a perder independencia (Ec 12:1-8). Honramos a nuestros padres al darles la seguridad de que no los abandonaremos cuando sean viejos. De la misma manera en la que ellos nos cuidaron, nosotros cuidaremos de ellos. Es nuestra responsabilidad y debe ser nuestro gozo. En una época en que millones de adultos mayores viven solos, son enviados a hogares de ancianos y hospitales, y son atendidos por profesionales en lugar de familiares, los cristianos tienen la oportunidad de mostrar un honor especial. Kent Hughes dice que incluso si los padres no tienen necesidades económicas, «aún existe una obligación cristiana por un cuidado práctico y amoroso. Es posible contratar enfermeras, pero debe haber más: un sustituto no puede hacerlo. El descuido y abandono emocional no son una opción, tal conducta “es peor que [la de] un incrédulo”».Proveyendo económicamente para ellos
Finalmente, podemos honrar a nuestros padres al proveer económicamente para ellos. En 1 Timoteo 5, vemos que Pablo le dice a Timoteo cómo honrar a las viudas dentro de la iglesia. Al dar la instrucción, entrega dos principios importantes: los hijos deben recompensar a sus padres (v. 4) y los cristianos que no proveen para los miembros de su familia se comportan peor que los incrédulos (v. 8). Los comentaristas son casi unánimes al extender estos principios a los hijos con sus padres ancianos. Lo que es común en algunas culturas es controversial en otras, dentro de ellas la mía. Stott señala que «las culturas africanas y asiáticas que han evolucionado hacia la familia extendida en lugar de hacia la familia nuclear son una crítica clara a la cultura occidental en ese asunto». Cuando los hijos son pequeños, Dios espera que los padres provean para ellos (2Co 12:14). Sin embargo, según Stott, «cuando los padres envejecen y se debilitan, los roles y las responsabilidades se invierten». Hughes dice, «los hijos y las hijas cristianas son responsables por el cuidado [económico] de las viudas y, como el texto lo extiende, de sus padres y abuelos indefensos». William Barcley dice lo mismo: «la crianza de los hijos requiere un sacrificio tremendo y es correcto que los hijos hagan sacrificios por sus padres a cambio». Podríamos considerar también Marcos 7:9-13 y la dura reprimenda que Jesús le hizo a los fariseos por rehusarse a cuidar de sus padres. Quizás no hay una forma de honor que se oponga más profundamente a la cultura occidental que esta. Pero esto es claro: la Biblia llama a los cristianos a tomar la responsabilidad especial de proveer para los miembros de su familia. Este mandamiento se aplica de igual manera para los padres de hijos pequeños y para los hijos de padres ancianos.Conclusión
Dios llama a todos los hijos de todas las edades a mostrar honor a sus padres; a rehusarse a deshonrar a sus padres. Él nos llama a honrarlos como resultado de honrarlo a Él. Nos llama a ser personas que respetan su soberanía al respetar a los padres que Él consideró adecuado darnos. ¿De qué maneras Dios te está llamando a mostrarles honor a tus padres?Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


Cómo honrar a aquellos padres que «no merecen honor»
Un contexto diferente para el honor
Quiero comenzar cambiando brevemente nuestro contexto. Los padres no son las únicas personas que Dios nos dice que debemos honrar. Ellos no son la única fuente de autoridad con la que lucharemos para honrar. En Romanos 13, Pablo escribe sobre las autoridades civiles y dice esto: «Paguen a todos lo que deban: al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor» (Ro 13:7 [énfasis del autor]). Es importante reconocer que Pablo escribió estas palabras mientras estaba bajo el reinado de los gobernantes tiránicos romanos. Sin embargo, aún en este contexto, él exhortó a los creyentes de su tiempo a honrar y respetar al gobierno. Douglas Moo señala que la historia de la interpretación de este pasaje «es la historia que intenta evitar lo que parece ser su significado puro» y advierte que «no debemos oscurecer [su significado] en una avalancha de calificaciones». El pasaje enseña que toda autoridad es finalmente una extensión de la autoridad divina de Dios delegada a los seres humanos, «porque no hay autoridad sino de Dios» (Ro 13:1a). También nos enseña que toda autoridad es una muestra de la soberanía de Dios, puesto que «las [autoridades] que existen, por Dios son constituidas» (Ro 13:1b). Existe un tipo de honor que debemos dar ya sea que la otra parte se lo haya ganado o no. Se lo debemos en virtud de estar en un puesto dado por Dios. Moo concluye, «el gobierno es más que una molestia que debemos aguantar; es una institución establecida por Dios para cumplir algunos de sus propósitos en la tierra». Por lo tanto, cuando honramos a nuestros gobernantes, honramos a Dios; cuando deshonramos a nuestros gobernantes, deshonramos a Dios.Del gobierno a la familia
Mucho de lo que es verdad sobre las autoridades civiles también es verdad para los padres. Del mismo modo que la soberanía de Dios es expuesta al levantar gobernantes para liderar una nación, la soberanía de Dios es expuesta al escoger padres para que den a luz un hijo. De la misma manera en que Dios delega autoridad y responsabilidad en el gobierno, Dios delega autoridad y responsabilidad en nuestros padres. Así como Dios espera que honremos al gobierno como una extensión de su autoridad y de su soberanía, Dios espera que honremos a nuestros padres como una extensión de su autoridad y soberanía. Y así como honrar a los gobernantes es honrar a Dios, también honrar a los padres es honrar a Dios. Debemos darles a nuestros gobernantes y a nuestros padres todo lo que se les debe, dentro de eso honor. No hay excepción para los malos gobiernos ni para los malos padres. (Para más información relacionada a la conexión entre el quinto mandamiento y Romanos 13, ver El catecismo menor de Westminster, pregunta y respuesta 63, 64 y 65. También El catecismo de Heidelberg, pregunta y respuesta 104).Honrando lo deshonroso
Por lo tanto, ¿cómo honramos a los padres que se han comportado de una forma deshonrosa y aborrecible? Esto a veces pues ser muy difícil. A menudo esto requerirá que ejercitemos gran sabiduría y que nos movamos por líneas muy delgadas. Sin conocer casos individuales, hablar en general puede ser difícil y peligroso. Afortunadamente, Dios nos puso bajo el cuidado de pastores y guías para ayudarnos a navegar por dificultades como estas y hacemos bien en buscar su cuidado y consejo. Ofreceré algunas sugerencias generales, pero te pediría también que pienses, ores y te acerques a otros para obtener sabiduría. En el caso específico de abuso, Dennis Reiney entrega una guía sabia en su libro sobre el quinto mandamiento. Distingue entre el honor y la obediencia. En un artículo previo, aprendimos que el honor no siempre involucra obediencia. Cuando los padres exigen lo que Dios prohíbe, debemos referirlos a las máximas autoridades de Dios o al gobierno. Cuando los padres sobrepasan sus límites y exigen obediencia de sus hijos adultos, también podemos rehusarnos a obedecerlos. Sin embargo, incluso mientras nos rehusamos a obedecer, aún podemos honrarlos. En lugar de explotar de enojo o de hacer un gran show de rebeldía, podemos responder con dignidad, tranquilidad y respeto, y aún así con una determinación de hierro. Esto podría hacer que nuestros padres no respondan mejor, pero al menos seremos inocentes ante los ojos de Dios. Distingue entre la persona y la posición. Incluso si honrar a nuestros padres por medio de una relación podría ser imposible o poco sensato, aún podemos honrar la paternidad y la maternidad por la posición que tienen. Podemos aprender cómo la Biblia describe el diseño de Dios para los padres y determinar que sólo hablaremos bien de ellos. Los militares exigen que los soldados respeten el rango si no respetan al hombre y en cierto nivel podemos hacer lo mismo con los padres: honrar su posición cuando no podemos encontrar nada honorable en su persona. El hijo adoptado podría nunca llegar a conocer a sus padres biológicos, pero aun así podría evitar hablar mal de ellos y aún puede hablar bien sobre la maternidad y la paternidad. Distingue entre el honor y la relación. En algunos casos, las acciones del pasado han sido tan deplorables que el hijo debe separarse de sus padres. Por ejemplo, Dios no exige que los hijos que fueron abusados sexualmente por sus padres no arrepentidos sigan sosteniendo una relación cercana con ellos en la adultez. Quizás lo mejor que pueden hacer para honrar a Dios en esta situación es rehusarse a deshonrar a sus padres. En tales casos, honrar a Dios puede significar enfrentar honestamente el trauma, dejando la venganza en sus manos y reconociendo ante Dios que Él no cometió un error al escoger a sus padres. Podría significar extender perdón a los padres (si es que lo buscan) o al menos una disposición a perdonarlos (si es que no lo buscan). Significa dejar ir la amargura, confiando en Dios a través del dolor y reflexionar profundamente en la muestra de su compasión en la cruz. Como mínimo significa absolver a Dios de toda culpa por lo que sucedió y confiar en que estas cosas no ocurrieron lejos de su soberanía. Distingue entre el honor y el acuerdo. A algunos hijos les preocupa que honrar a los padres signifique estar de acuerdo con las odiosas posiciones que tienen. Un hijo cuyos padres son racistas podría creer que honrar a sus padres significa tolerar esas creencias racistas. Sin embargo, el honor puede ser extendido de tal manera que es genuino, pero aun así decidido. Después de todo, somos llamados a honrar a nuestros gobiernos a favor de la libre elección incluso mientras tenemos firmes posturas provida y desafiemos al gobierno a cambiar. Honrar a nuestros padres no significa necesariamente aprobar todo lo que han hecho o todo lo que ellos creen. He sido desafiado en esto por Caleb Kaltenbach quien, en su libro Messy Grace [Gracia confusa], cuenta cómo aprendió a honrar y respetar a sus padres homosexuales sin comprometer sus convicciones cristianas. Distingue entre el honor y el permiso. Honrar a tus padres no significa que permitas su pecado o sus patrones pecaminosos. No significa cubrir lo que hicieron o lo que continúan haciendo o esconderlo de las autoridades civiles. Quienes fueron abusados no deshonrarán a sus padres si descubren ese abuso y buscan procesarlos con el máximo rigor de la ley. Estas son cinco distinciones que podrían ser útiles a medida que consideramos los casos difíciles. Sin embargo, debemos estar conscientes de que también pueden ser peligrosas. Debemos cuidarnos de no caer en una definición de honor que sea tan estrecha que no tenga sentido. Como personas convencidas de la necesidad de honrar a nuestros padres, necesitamos meditar en Deuteronomio 5:16, Romanos 13:1-7 y otros pasajes clave, y luego responder a la convicción de Dios. Él nos ayudará, Él nos guiará a toda verdad, a toda obediencia (Jn 16:13).Honor a quien se le debe honor
Mientras más leo y estudio la Escritura, más concluyo que Dios le pide cosas imposibles a su pueblo. Al menos, Él pide cosas que serían imposibles sin su presencia, sin su sabiduría y sin su poder. En los casos difíciles, honrar a los padres puede ser imposible; no obstante, el llamado aún sigue: «Paguen a todos lo que deban: …al que honor, honor». Para muchas personas este es el desafío más profundo; para todos nosotros, es un desafío para el cual necesitaremos desesperadamente la gracia de Dios.Este recurso fue publicado originalmente en el blog de Tim Challies.


RESEÑA: DESTELLOS DE GRACIA

Destellos de Gracia: cómo atesorar el evangelio en tu hogar. Gloria Furman. Poiema Publicaciones, 208 páginas.
Este reseña fue originalmente publicada en Tim Challies


Un plan familiar para combatir la pornografía
Un plan familiar para combatir la pornografía
Un plan riguroso necesita considerar tres tipos de dispositivos:- Dispositivos fijos: estos son los dispositivos que solo se ocuparán en casa. Entre ellos están las computadoras de escritorio en la oficina de la casa o los televisores con conexión a Internet y las consolas de videojuego. Los padres pueden tener un nivel de control significativo sobre estos dispositivos.
- Dispositivos móviles: estos son las computadoras portátiles, las tablets, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos que pueden usarse en casa pero también fuera de ella, en cualquier lugar. Los padres pueden tener un menor grado de control sobre estos dispositivos.
- Dispositivos de otras personas: estos son las computadoras que los niños podrían usar en la casa de otra persona o en las tablets que otros niños podrían mostrarles a sus amigos. Los padres no tienen ningún control sobre estos dispositivos.
En todo esto hay dos objetivos generales: prevenir que aquellos que quieren buscar pornografía la encuentren y proteger a aquellos que no quieren encontrarla pero que de una u otra manera están expuestos a ella; frustrar a quienes quieren ver porno y proteger a quienes no quieren verlo. Y aunque el plan está preparado específicamente para combatir la pornografía, también ayudará a combatir otros peligros que hay en Internet.
El plan familiar para evitar la pornografía tiene cuatro pasos: planificación, preparación, reunión y monitoreo.Planificación
Un antiguo refrán dice: si fallas en planificar, planeas fallar. El refrán se aplica bien a lo que intentamos llevar a cabo aquí. Un plan exitoso necesitará considerar cada dispositivo que hay en tu hogar que combine una conexión a Internet con una pantalla. Comencemos a trabajar.Paso 1: haz un inventario
Necesitas saber exactamente cuántos dispositivos con conexión a Internet tienes en tu casa. Para hacer esto, necesitas hacer un inventario. Haz una lista de todos los dispositivos con conexión a Internet que tienes: computadoras de escritorio, computadoras portátiles, tablets y teléfonos inteligentes. No olvides la Playstation 3, la Xbox, los televisores inteligentes, Apple TVs, iPods y las e-reader tablets. Incluso en un dispositivo Kindle se pueden hacer búsquedas de Internet. Hace poco, una familia contó lo impactados que estaban después de hacer esto, pues descubrieron que tenían ¡22 dispositivos que considerar!Paso 2: considera el presupuesto
Decide si es que puedes gastar dinero mensual, regular y frecuentemente en la seguridad de Internet. Cuando acceder a la pornografía solía tener un costo monetario, hoy muchas veces evitarlo tiene un costo monetario. Un presupuesto de USD$20 a USD$25 al mes le permitirá a tu familia aprovechar las opciones preferenciales.Paso 3: descubre
Ahora que has hecho tu inventario y que tienes una mejor idea de los dispositivos que tu plan necesita considerar, es momento de descubrir las opciones disponibles para proteger a aquellos que los usan. Hay cuatro características generales de protección que están disponibles para nosotros:- Filtración. La filtración detecta y bloquea contenido inadecuado (por ejemplo: si tu hijo realiza una búsqueda en Internet de «chicas desnudas», bloqueará la búsqueda; si tu hijo hace clic por error en un enlace que lleva hacia una página web pornográfica, bloquea el acceso al sitio).
- Rendición de cuentas. Existe un software de rendición de cuentas que rastrea las páginas web visitadas en los diferentes dispositivos y luego elabora y entrega reportes constantes (por ejemplo, si tu hijo visita una página web pornográfica y realiza una búsqueda de «chicas desnudas», este software lo notará y lo incluirá en el reporte que te enviarán por correo).
- Controles parentales. Los controles parentales bloquean ciertas funciones de los dispositivos modernos (por ejemplo, impedir el uso del buscador de Internet en un iPod Touch; impedir el uso de la aplicación de Facebook en una tablet).
- Comunicación. No podemos depender de la tecnología para resolver todos nuestros problemas, por eso el plan también debe incluir una comunicación constante, intencionada y abierta.
Puesto que ninguno de ellos ofrece una protección completa, un plan sabio debe tener la combinación de los cuatro. El plan familiar para combatir la pornografía usa las siguientes herramientas:
- OpenDNS [software disponible solo en inglés]. OpenDNS usa filtros para bloquear automáticamente páginas web inadecuadas para cada dispositivo conectado a la red de tu casa. Se activa al hacer un pequeño cambio en el router que tienes.
- Covenant Eyes [software disponible solo en inglés]. Covenant Eyes rastrea las páginas web visitadas por los computadores de tu casa y envía reportes constantes por correo electrónico; también ofrece un filtro opcional que puede ser configurado específicamente para cada miembro de tu familia.
- Controles parentales. Los controles parentales le permiten a los padres desactivar algunas funciones en los dispositivos.
- Reuniones. La herramienta más indispensable es la comunicación continua, intencionada y abierta entre los padres y sus hijos.
Paso 4: discute
Antes de comenzar a implementar el plan, podría ser una buena idea reunirte con tu familia para explicarles lo que estás a punto de hacer y lo que esperas lograr con ello. Le causarás molestias a tu familia y pondrás reglas que los impactarán, por lo que sería sabio discutir estas cosas con ellos.Preparación
Comencemos a poner este plan en acción. Esto podría tomar un par de horas, por lo tanto, aparta un tiempo y prepárate un café, y ¡manos a la obra!Paso 1: crea contraseñas
Contraseña maestra. Lo primero en la lista es crear tu contraseña maestra. Tu plan completo podría fallar si eliges una mala contraseña o fallas en protegerla. Crea una buena contraseña (algo que sea difícil de adivinar y que combine letras con números) y asegúrate de guardarla en un lugar seguro si es que no tienes certeza de recordarla. También necesitarás crear una contraseña maestra de cuatro dígitos para los dispositivos móviles. Contraseñas familiares. Además necesitarás crear una contraseña para algunas personas de tu casa. Crea contraseñas que sean fáciles de recordar para ellos, pero difíciles de adivinar para otros. Asegúrate de registrar estas contraseñas en un lugar seguro. Si tus hijos usan dispositivos móviles, también podrías necesitar crear contraseñas para que tus hijos usen esos dispositivos (normalmente un código de cuatro dígitos). Nuevamente, asegúrate de que sabes esos códigos y de guardarlos en un lugar seguro.Paso 2: regístrate y crea cuentas
Al tener las contraseñas listas, es momento de registrarse en los servicios que usarás. OpenDNS. Comenzaremos con OpenDNS.- Visita la página web de OpenDNS (www.opendns.com) y regístrate para poder usarlo. Busca OpenDNS Family Shield que es bastante bueno para comenzar y es gratis. Una alternativa es usar OpenDNS Home VIP que es una solución opcional y preferencial y cuesta USD$19,95.
- Crea un usuario para ti usando tu contraseña maestra.
- Mira las diferentes opciones de filtrado y selecciona aquellas que son apropiadas para tu familia. Lo que sea que selecciones aquí se aplicará a todos los dispositivos que accedan a Internet en la red de tu hogar.
- Nota: lo mejor sería seleccionar el filtro que bloquea más en vez de menos cosas y aflojarlo si es que y cuando encuentres que está bloqueando demasiados sitios web.
Covenant Eyes. Ya te registraste para filtrar las páginas web; ahora es momento de registrarte en el software de rendición de cuentas.
- Visita Covenant Eyes (www.covenanteyes.com) y crea una cuenta usando tu contraseña maestra.
- Agrega a cada miembro de tu familia como usuario y asígnales las contraseñas que creaste para cada uno de ellos.
- Registra cada usuario para monitorear la rendición de cuentas y configura el envío de reportes a tu correo electrónico cada 3 o 7 días. Escoge un nivel de rendición de cuentas apropiado para su edad y madurez.
- Si quieres tener un filtro para un usuario específico además del filtro general de OpenDNS, configúralo también. Usa un nivel de filtro apropiado para la edad y la madurez de cada persona. También podría ser sabio deshabilitar el acceso a Internet durante ciertas horas (por ejemplo, deshabilitar todo acceso a Internet para tus hijos después de las 21:00h y antes de las 7:00h).
- Nota: lo mejor es seleccionar el filtro y la rendición de cuentas que más bloquea y que más reporta y aflojar los niveles de filtro siempre y cuando se haya transformado en algo engorroso.
Computadoras. Ahora necesitas crear cuentas de usuario en cada una de las computadoras de escritorio y portátiles que tengas en tu casa (y en las tablets si es que permiten tener más de un usuario).
- En cada computadora de tu casa necesitarás crear una cuenta para cada persona que lo use. Esto quiere decir que si hay cinco personas en tu familia y cada una de ellas usa el computador, necesitarás crear cinco cuentas (una para cada uno).
- Crea una cuenta para ti usando la contraseña maestra y asegúrate de ser el administrador.
- Luego crea una cuenta de usuario para cada miembro de la familia usando la contraseña que creaste para ellos; asegúrate de que no puedan ser administradores.
Permíteme hacerte una advertencia: este paso puede ser laborioso, especialmente si tienes muchas computadoras. ¡Persevera!
Paso 3: instala el software
Ahora que hemos creado nuestras cuentas, podemos instalar y activar OpenDNS y Covenant Eyes. Instala OpenDNS en tu router. OpenDNS se activa con un simple cambio en el router de tu casa y se maneja a través de una interfaz en línea en www.opendns.com. Necesitarás visitar la página web de OpenDNS para aprender cómo cambiar la configuración apropiadamente. Apenas lo hagas, tu filtro se activará. Así de simple, ya comenzaste a proteger a tu familia. Instala Covenant Eyes en cada computadora portátil y de escritorio que haya en tu casa. Visita www.covenanteyes.com, entra a tu cuenta, descarga el software apropiado e instálalo. Entra en cada cuenta de cada computador y asegúrate de que el software Covenant Eyes esté funcionando apropiadamente (busca el ícono de «un ojo abierto»). Dispositivos móviles. Si decidiste permitir acceso al buscador en tus dispositivos móviles, instala el buscador de Covenant Eyes en esos dispositivos (como de costumbre puedes descargar la aplicación desde la tienda de aplicaciones). Nota: si quieres tener Covenant Eyes en tus dispositivos móviles, también necesitarás usar los controles parentales (ver más adelante) para bloquear el acceso a cualquier otro buscador en esos dispositivos. Consolas de videojuegos. Quita el acceso al buscador de Internet en todas las consolas de videojuegos. Además, considera sacar el acceso a YouTube, Netflix y otros sitios de videos. Otros dispositivos. Revisa tu inventario y ve qué otros dispositivos necesitas considerar. Tu plan solo será exitoso si atacamos cualquier debilidad.Paso 4: aplica controles parentales
Configura controles parentales en todos los dispositivos móviles. Para hacer esto efectivo en los dispositivos de tus hijos, necesitarás configurar una contraseña de control parental y usarla para asegurarte que solo tú tienes acceso a los controles parentales. Estas son las configuraciones que recomiendo para los dispositivos que usan tus hijos:- Asegúrate de que los dispositivos se bloqueen apenas dejen de usarse.
- Desactiva la búsqueda de Internet. Si tus hijos necesitan hacer una búsqueda en Internet, instala el buscador de Covenant Eyes y usa los controles parentales para bloquear el acceso a cualquier otro buscador.
- Desactiva la opción para instalar nuevas aplicaciones sin ingresar tu contraseña.
- Deshabilita la opción de cambiar su propia contraseña o la información de su cuenta.
- Considera desactivar Facebook, Twitter y otras aplicaciones de redes sociales (ya que estas aplicaciones a menudo tienen un buscador incorporado que les permitirá visitar páginas web evitando cualquier software de rendición de cuentas).
- Considera deshabilitar el acceso a la cámara si te preocupa que tus hijos puedan usarla incorrectamente. Sé especialmente cuidadoso con las aplicaciones que combinan las redes sociales con una cámara (Snapchat, Instagram, etc.).
¡Felicidades! Terminaste. Sabes qué dispositivos tienes en tu casa y has considerado cada uno de ellos al instalar software de filtración y rendición de cuentas. Existe solo un problema: ¡toda tu familia está disgustada contigo! Así que ahora es tiempo de tener esa reunión familiar.
Reunión
Tendemos a creer que los problemas causados por la tecnología pueden ser resueltos con más tecnología. No obstante, lo más fuerte, lo mejor y lo que perdura más que incluso la mejor tecnología es el carácter. Sugiero tener una reunión familiar general ocasional para discutir el sistema y reuniones personalizadas regularmente con tus hijos para hacerles las preguntas específicas y pedirles una retroalimentación específica.Paso 1: la reunión familiar
El contenido real de la reunión familiar dependerá en cierto grado de la edad de tus hijos. Estas son algunas ideas de puntos a tratar:- Preocupación. Debido a la preocupación por el bienestar de tu familia, has tomado medidas para protegerlos mientras usan Internet. Explícales que no los ves como criminales o como adictos al porno, sino que deseas protegerlos de los peligros de Internet. Según la edad de tus hijos, este podría ser un buen tiempo para explicarles que existen muchas personas que luchan con la pornografía que es probable que algún día ellos también enfrenten la tentación.
- Privacidad. Tus hijos —y especialmente los más pequeños— no deben tener expectativas de privacidad cuando usen sus dispositivos. Deberían saber que tendrás la libertad de revisar sus dispositivos sin su permiso y que sus acciones en Internet van a generar reportes que vas a revisar. Estás haciendo esto porque los amas y porque quieres protegerlos.
- Contraseñas. Todos necesitan saber la importancia de las contraseñas y las expectativas que tienes de que ellos protejan las suyas. No debiesen compartir sus contraseñas con sus hermanos o con sus amigos.
- Preparación. Necesitas contarle a tus hijos sobre la seguridad de Internet fuera de casa. Habla con ellos sobre lo que deben hacer si están usando dispositivos en las casas de otras personas. Explícales qué deben hacer si alguien les muestra material pornográfico u otro material inapropiado.
- Mamá y papá. Si han decidido establecer los mismos estándares para ustedes mismos —usar un software de filtración y de rendición de cuentas (¡algo que recomiendo!)— este es un buen momento para explicárselo a sus hijos.
Paso 2: reuniones personalizadas
Los padres y sus hijos se beneficiarán tremendamente al tener conversaciones constantes sobre los peligros y las preocupaciones de Internet. Las conversaciones variarán muchísimo según la edad y el nivel de madurez de su hijo. Estas son algunas preguntas que podrías considerar hacer:- ¿Puedes acceder a todo lo que necesitas acceder en Internet?
- ¿Te sientes tentado a buscar cosas en Internet que sabes que no debes buscar?
- ¿Sabes si tus amigos están mirando pornografía y están hablando sobre eso?
- ¿Has visto pornografía desde la última vez que nos juntamos?
Confío en que te has preparado para recibir rechazo o frustración, en especial al principio. Tus hijos probablemente descubrirán que no pueden entrar a ciertos sitios o que necesitan ingresar contraseñas donde antes no. Tu cónyuge podría descubrir que no puede acceder a algunas páginas a las que quisiera entrar. Persevera y aborda cada asunto a medida que aparece.
Monitoreo
El plan está en ejecución y tu familia ahora está siendo beneficiada por cierto nivel de protección. Sin embargo, este no es un plan que puedas poner en marcha y simplemente dejar que tome su propio curso. Requiere monitoreo y mantención.- Reportes de Covenant Eyes. Covenant Eyes te enviará reportes constantes. No esperes que esos reportes sean tan útiles como te gustaría que fueran. Necesitarás tomarte un tiempo (dos o tres minutos) para leer cuidadosamente el reporte buscando cualquier cosa que parezca inadecuada. Investiga con cualquiera de tus hijos cuyo reporte muestre una bandera roja.
- Reportes de OpenDNS. OpenDNS también realiza reportes, en ellos se pueden encontrar las páginas y las búsquedas que ha bloqueado. Aunque no sepas quién es el responsable de esos bloqueos, harías bien en vigilarlos, buscar patrones, etc.
- Reajuste. A medida que tus hijos crecen, te darás cuenta de que tendrás que reajustar sus privilegios. También descubrirás que a medida que crecen enfrentarán mayores tentaciones lo que requerirá menos privilegios. Ten la disposición de hacer reajustes según corresponda.
- Mantención. Covenant Eyes actualiza su software regularmente. Cuando hagan esto, sería bueno que instales las nuevas actualizaciones.
Conclusión
Y este es el plan familiar para combatir la pornografía. Armarlo toma un par de horas de arduo trabajo, pero es un tiempo bien invertido. Aun así, este plan no es infalible (ningún plan es completamente infalible). Siempre habrá maneras de transgredir el plan para quienes están determinados a encontrar esas maneras. Covenant Eyes ocasionalmente bloqueará cosas inofensivas; OpenDNS a veces fallará en filtrar algo que obviamente debió haber filtrado. Sin embargo, el plan será suficiente para la mayoría de las familias en la mayoría de las circunstancias. Vas por buen camino en la forma de entrenar y proteger a tus hijos.Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: LA PREDICACIÓN QUE DIOS BENDICE

La predicación que Dios bendice. Steven J. Lawson. Poiema Publicaciones, 112 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: HÁBITOS DE GRACIA

Hábitos de gracia: disfrutando a Jesús a través de las disciplinas espirituales. David Mathis. Proyecto Nehemías, 240 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


¡Ayuda! ¡Mis hijos están mirando pornografía!
No te desesperes
Cada padre reacciona de manera diferente cuando se da cuenta de que sus hijos están viendo pornografía. Algunos lo tratan de una manera realista, mientras que otros responden con más emoción y pueden encontrarse a sí mismos al borde de la desesperación. Aunque esta situación es difícil y dolorosa, no significa que se va a acabar el mundo; no significa necesariamente que tus hijos no son salvos y sin duda no significa que no puedan ser salvados. Al mirar porno, ellos han abierto una ventana a su corazón y ahora tienes la oportunidad de abordarlo de una manera provechosa. La desesperación solo interferirá con tu capacidad de hacer esto efectivamente.Ten cuidado con la vergüenza
Podría existir la tendencia a agravar la vergüenza con más vergüenza al querer asegurar que tus hijos sientan la vergüenza que deberían sentir. Sin embargo, ten cuidado con la vergüenza. Nuestro objetivo es que el Espíritu Santo convenza a nuestros hijos de culpa más que hacer que mamá y papá los hagan sentir una profunda vergüenza. Es muy probable que te sientas avergonzado o que sientas que has fracasado como padre, y esto podría llevarte a ser más duro de lo que debes ser. Tu objetivo no es convencer a tus hijos de su vergüenza ante mamá y papá, sino que seguir al Espíritu Santo mientras Él los convence de su culpa ante Dios.Haz preguntas
Hagas lo que hagas, necesitas comunicarte con tus hijos. Es fácil para un padre asumir que él sabe por qué sus hijos han estado mirando pornografía, pero me he dado cuenta a lo largo de los años que existe una gran cantidad de razones. Algunos niños ven pornografía meramente desde la lujuria y la curiosidad; algunos lo hacen primordialmente para alimentar la masturbación; algunos lo hacen desde un deseo de ser desobedientes y de actuar en contra de las figuras de autoridad en sus vidas; algunos lo hacen como una respuesta al abuso que han sufrido en el pasado. Aunque la tentación sea aporrear a tus hijos con razones por las que no deberían mirar porno, usarás más efectivamente tu tiempo si puedes calmarte, hacer muchas preguntas y tener una conversación con ellos. Descubre cuál es el atractivo; descubre qué necesidad parecieran estar satisfaciendo. Prepárate para una discusión incómoda sobre temas que no quieres conversar, como la masturbación e incluso el abuso. No permitas que su mal comportamiento te distraiga de abordar sus corazones.Anda al Evangelio
Dije antes que al ver pornografía tus hijos han abierto una ventana en sus propios corazones. Los han abierto y han alumbrado un pecado particular. Han mostrado que no están satisfechos, que son lujuriosos, que son desobedientes a Dios y a sus padres. Y para eso es justamente el Evangelio: para los insatisfechos, para los lujuriosos y para los desobedientes. Todo esto presenta una poderosa oportunidad para ir directamente al Evangelio. El Evangelio les ofrece perdón, pero también les ofrece la esperanza de superar este pecado, la esperanza de que pueden ser rescatados de la culpa del pecado, de que pueden encontrar una satisfacción más profunda y más perdurable de lo que promete la pornografía. Como siempre, el corazón es el centro del asunto.Ruégales
Creo que como padre tienes muchas oportunidades para enseñar a tus hijos, pero solo unas pocas oportunidades para realmente rogarles. Este es un tiempo para rogarles, para rogar por sus vidas y para rogar por sus almas. Tú eres mayor y más sabio que tus hijos, entiendes mejor la Biblia que tus hijos y conoces el costo a largo plazo de un compromiso con el pecado sexual. Si existe un tiempo para rogarles por sus vidas y por sus almas, es este. Deja que Salomón te comparta sus palabras:No estás luchando solo por su pureza personal, sino que por sus vidas. ¡Ruégales para salvar sus vidas y salvar sus almas!Ahora pues, hijos míos, escúchenme, Y no se aparten de las palabras de mi boca. Aleja de la extraña tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa; No sea que des tu vigor a otros Y tus años al cruel; No sea que se sacien los extraños de tus bienes Y tu esfuerzo vaya a casa del extranjero; Y al final te lamentes, Cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido, Y digas: "¡Cómo he aborrecido la instrucción, Y mi corazón ha despreciado la corrección! No he escuchado la voz de mis maestros, Ni he inclinado mi oído a mis instructores. He estado a punto de completa ruina En medio de la asamblea y la congregación (Proverbios 5:7-14).
Toma medidas de acción
Al mirar pornografía, tus hijos han quebrantado tu confianza y han demostrado ser indignos de ella. Necesitarán ganar y recuperar esa confianza por un tiempo mientras demuestran ser responsables y obedientes. Necesitarás involucrarte activamente en el entrenamiento de tus hijos para que usen bien sus privilegios y para que usen el Internet y sus dispositivos digitales sin este tipo de comportamiento. Necesitas un plan que considere sus dispositivos y su falta de carácter cristiano. Hablaré sobre este plan la próxima semana.Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Sean padres dignos de honor
La gloria de los hijos
Comenzaremos con un proverbio apropiado. Proverbios 17:6 nos dice, «corona de los ancianos son los nietos, y la gloria de los hijos son sus padres». Es la segunda mitad de este Proverbio que me interesa en particular. ¿Qué significa «la gloria de los hijos son sus padres»? Incluso aunque debemos reconocer un contexto único del Antiguo Testamento, aún podemos estar de acuerdo con Eric Lane que dice, «para los hijos mismos su gran bendición era tener padres de quienes estar orgullosos: respetados en la comunidad, prósperos en los negocios y rigurosos en criarlos». Es una bendición para los hijos tener padres honorables y es correcto que se enorgullezcan de sus padres y, por supuesto, de sus madres también. En la interpretación y explicación del proverbio de John Kitchen, él enfatiza la importancia de los padres que viven con honor: «los hijos encuentran gran honor en tener padres honorables. Es cierto, el mandamiento requiere que los hijos honren a sus padres y a sus madres (Éx 20:12), pero también le incumbe a los padres darles a sus hijos razones para hacerlo. ¿Qué incentivo terrenal más grande podría existir que vivir como un hombre honorablemente de modo que tus hijos se enorgullezcan de ti y anhelen ser un modelo de tu carácter?». Los padres son el orgullo de sus hijos cuando viven vidas honorables.Vive honorablemente
¿Cómo los padres viven honorablemente? ¿Cómo aconsejarías a un amigo que te dice: «qué hago para vivir una vida digna de honor»? Existen cientos de posibilidades; cientos de maneras de responder. Podemos crear una lista de características que deben marcar al padre cristiano: amor, bondad, paciencia, mansedumbre. Podemos generar una lista de tareas que los padres deben cumplir: pasar tiempo de calidad con sus hijos, orar por ellos, leerles la Palabra de Dios. Podemos sugerir una lista de características y comportamientos que se deben evitar: no exasperen a sus hijos, no los traten injustamente, no fallen en criarlos en la disciplina y en la instrucción del Señor. Hay un sinfín de posibilidades. Sin embargo, quiero ser simple y proponer tres áreas de énfasis. En primer lugar, hagan que su preocupación principal sea su propia piedad. Como padres, existe la tendencia de esperar más de nuestros hijos de lo que esperamos de nosotros mismos. Tenemos grandes expectativas de ellos, pero solo expectativas pequeñas de nosotros. Una vida de honor ante otros comienza con una vida de honor ante Dios. A medida que buscamos a Dios, anhelaremos ser quienes Él quiere que seamos, tener todas las características nobles asociadas con la piedad y dejar todas las características desagradables asociadas con la impiedad. Queremos comportarnos como Dios quiere que nos comportemos, dejando las acciones que son impropias de un cristiano y enfatizar todas aquellas acciones que son dignas. De esa manera, podremos modelar un carácter y un comportamiento maduro, extendiendo y mostrando amor a nuestros hijos, incluso cuando nos exasperan o nos llevan al borde de la desesperación. Viviremos con una conciencia tranquila ante Dios, los hombres y nuestros propios hijos. En segundo lugar, identifiquen e imiten modelos dignos. Especialmente, dentro de la iglesia local, busquen personas que hayan modelado una crianza exitosa. Dios nos ha puesto en comunidades de la iglesia local para que podamos ayudarnos en todos los desafíos y las dificultades de la vida. Dios nos rodea con otros creyentes para que podamos ser modelos a imitar. Sean intencionados en identificar personas cuyos hijos los aman y los honran, cuyos hijos se deleitan al estar con ellos. Aprendan a imitar a esas personas. Pregúntenles a los padres, «¿qué hicieron para que sus hijos los respeten? ¿Cómo los criaron? ¿Qué les enseñaron?». Pregúntenles a los hijos, «¿qué hicieron sus padres que los llevaron a honrarlos? ¿Qué aman de ellos? ¿Por qué les encanta pasar tiempo con ellos?». Hay mucho que podemos aprender por curiosidad y por imitación. En tercer lugar, encomienden a sus hijos a la gracia de Dios. Aprendan a ser piadosos y a imitar modelos dignos, luego encomienden a sus hijos a la gracia de Dios. Es su responsabilidad vivir una vida que sea digna de honor y es su responsabilidad enseñarles a sus hijos la importancia del honor. Sin embargo, al final, el honor debe ser dado por los hijos y no exigido por los padres. Podrían mostrar ser duros de corazón, no estar dispuestos a identificar el amor y la gracia que ustedes les han mostrado, no estar dispuestos a perdonar sus defectos, no estar dispuestos a tomar en cuenta el mandamiento de Dios. Pero ustedes, al menos, vivirán una vida de honor. Tú al menos, habrás cumplido tu tarea dada por Dios. Habrá momentos en los que tendrán que llamar a sus hijos cuando actúen deshonrosamente o, si son cristianos, incluso recurrir a su iglesia. Los líderes de la iglesia deben tomar en serio la responsabilidad de cada miembro de obedecer el quinto mandamiento. Sin embargo, al final sus hijos harán su propio camino en la vida. Ellos elegirán honrar a Dios al honrarlos a ustedes o decidirán deshonrar a Dios al deshonrarlos a ustedes. Incluso si deciden mal, pueden tener consuelo al saber que incluso si sus hijos los abandonan, Dios no lo hará. Padres, facilítenles a sus hijos que ellos les honren. Hagan que sea un deleite para ellos estar orgullos de ustedes. Vivan de tal forma que sus hijos puedan decir: «la gloria de los hijos son sus padres».Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies.


RESEÑA: ADORNADAS

Adornadas: viviendo juntas la belleza del Evangelio. Nancy DeMoss Wolgemuth. Editorial Portavoz, 352 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: SORPRENDIDO POR EL SUFRIMIENTO

Sorprendido por el sufrimiento: el papel del dolor y la muerte en la vida cristiana. R.C. Sproul. Editorial Mundo Hispano, 192 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Siete razones para dejar de mirar pornografía ahora mismo
1. El costo de tu alma
Quisiera comenzar aquí: el costo de tu alma. Si estás consumiendo pornografía y no estás dispuesto a mortificar este pecado, tienes toda razón para estar preocupado por el estado de tu alma. Dios nos promete que al salvarnos nos dará nuevas pasiones y nuevos afectos. No solo tendremos la capacidad, sino que también el deseo de reemplazar el pecado por santidad, de reemplazar inmoralidad por pureza sexual. Si no tienes pesar por tu pecado, si no tienes un deseo real por victoria, si una y otra vez imprudentemente eliges tu pecado por sobre tu Salvador, necesitas preguntarte esto: ¿amo la pornografía lo suficiente como para ir al infierno por ella? Si este pecado continúa dominando tu vida, podría ser una prueba de que no tienes una fe que salva y que da muerte al pecado. Por el bien de tu alma, deja de mirar pornografía.2. El costo de tu prójimo
Incluso aquellos que saben casi nada sobre la fe cristiana saben esto: los cristianos son llamados a «amar a su prójimo como a ellos mismos». Al igual que Jesús, los cristianos deben tener a otros en mayor estima que a ellos mismos y poner las preocupaciones de otros por sobre las propias. De todas las personas, los cristianos deben saber que la pornografía exige un costo alto de aquellos que la crearon: el costo de sus cuerpos, de sus almas, de su bienestar mental, de su dignidad, de su futuro. Una gran cantidad de la pornografía que disfrutas está creada por personas que la hacen contra su voluntad. El simple hecho es que, al ver porno, estás mirando una violación y obteniendo placer de ahí. Te conviertes en un participante voluntario en la violencia sexual y permites que ese actor que está en la pantalla sufra para que tú tengas placer. Por el bien de tu prójimo, deja de mirar pornografía.3. El costo de tu iglesia
En una época cuando la iglesia cristiana está clamando por más y mejores líderes, una generación completa de hombres y mujeres jóvenes se infantilizan a sí mismos por la dedicación que le dan a la pornografía. Están en una pornolescencia, ese periodo entre la convicción de pecado y la determinación a hacer algo para dejarlo. En este tiempo, constantemente eligen la inmoralidad sexual por sobre Dios y su crecimiento espiritual se atrofia. Por el bien de tu iglesia, deja de mirar pornografía.4. El costo de tu familia
Casi no existe un pastor en la actualidad que no haya visto el desmoronamiento de una familia y su caída bajo el peso de la adicción pornográfica. Los hombres están rompiendo sus familias por los placeres ilícitos; las mujeres están rechazando la atención de sus esposos con el fin de leer o de mirar lo que es prohibido y lo que parece prometer mayor y más fácil satisfacción. Los hijos están expuestos a la pornografía por las huellas que sus padres dejan. Con su compromiso con lo que Dios prohíbe y lo que el diablo ama, los padres están invitando a que Satanás entre a sus casas. Por el bien de tu familia, deja de mirar pornografía.5. El costo de tu misión
La comisión del Señor es una comisión urgente porque es un asunto de vida eterna y de muerte. El tiempo es corto y el infierno es eterno, lo que hace que el asunto de los cristianos sea uno urgente. Y sin embargo, muchos cristianos están distraídos por algo tan malo y tan despreciable como la pornografía. La atención de los cristianos es detenida; su energía, reducida; y su utilidad, socavada. Don Whitney lo dice bien: «si existe algún remordimiento en el cielo, solo sería que no usamos más nuestro tiempo en la tierra para la gloria de Dios y para el crecimiento en su gracia. Si esto es así, esto sería la única similitud entre el cielo y el infierno, el cual estará lleno de lamentos agonizantes por el tiempo que fue desperdiciado tan neciamente». Por el bien de tu misión, deja de mirar pornografía.6. El costo de tu testimonio
Los cristianos están llamados a ser diferentes, a sobresalir del resto del mundo por sus deseos y por su comportamiento. Los cristianos deben mortificar el pecado y mostrar el poder de Dios al quitar y destruir cualquier competidor. Y sin embargo, existen muchos cristianos cuyos testimonios son destruidos cuando la vergonzosa verdad sale a la luz y cuando otros descubren que, por un lado, profesan fe en Cristo, pero por otro, los consume la lujuria. Los padres socavan el Evangelio que les han estado contando a sus hijos, los pastores socavan el Evangelio que han estado predicándole a la congregación. Por el bien de tu testimonio, deja de ver pornografía.7. El costo de tu Salvador
Al quitarle importancia a la pornografía, estás restándole importancia a la muerte de Jesucristo. Si eres un cristiano, reconoces en tu profesión de fe que el costo del perdón fue nada menos que la muerte del amado Hijo de Dios. Jesús sufrió y murió por tu pecado. Entonces, ¿cómo puedes tú, como cristiano, jugar con tu pecado y tomarlo a la ligera? ¿Cómo puedes aferrarte a él? Como dice Spurgeon con su habitual elocuencia, «el pecado ha sido perdonado a tal nivel que, por consiguiente, no podemos jugar con él». Por tu Dios, deja de mirar pornografía.Este recurso fue publicado originalmente por Tim Challies.


Cómo amar a tu esposa de la manera en que Cristo amó a la iglesia
Ama a tu esposa con un amor sacrificial
Esposo, ama a tu esposa con un amor sacrificial. Creo que cada esposo está dispuesto a hacer el máximo sacrificio por su esposa. ¿No es así? Si alguien te tuviera a ti y a tu esposa como rehenes y les dijera, «uno de ustedes debe morir», estoy seguro de que tú darías un paso adelante: «toma la mía y perdona la de ella» ¡Bien! Morirás por ella, pero ¿vivirías por ella? Este no es un acto que se realiza una sola vez donde después puedes irte con un resplandor de gloria y luego alguien escribe sobre ti en el diario, sino que es morir día a día a ti mismo por el bien de ella. ¿Estás dispuesto a hacer esos sacrificios diarios? ¿Serás flexible con tu tiempo para que puedas invertir en ella? ¿Serás flexible con tus preferencias para que puedas ceder a las de ella? ¿Dejarás ir algunos de tus sueños para que así ella pueda alcanzar los suyos? ¿Serás completamente severo con tu pecado para que puedas ser amable y amoroso con ella? Por último, ¿vivirás más por su bien que por el tuyo? Esta no es una carga difícil, es un tremendo honor.Ama a tu esposa con un amor santificador
Esposo, ama a tu esposa con un amor santificador. Jesús murió para poder apartar a su novia para el servicio a Dios. Necesitas entender que tu esposa no existe en primer lugar para tu placer, tu gozo o tu comodidad. Ella existe primero para Dios. Sí, ella ha sido apartada para ti, pero solo para que puedas ayudarla a ser aún más apartada para Dios. Tu esposa existe para llevarle gloria a Dios al hacer el bien a otros. Esto significa que tu tarea como su amado esposo es estar comprometido y ser creativo para ayudarla a hacer eso. Es tu deber ayudarla a desatar sus dones, sus talentos, sus pasiones, sus intereses en hacerles el bien a otros y en darle gloria a Dios. Ámala con un amor santificador, un amor que asegura que está siendo apartada para hacer lo que Dios la llama a hacer y a ser quien Dios la llama a ser.Ama a tu esposa con un amor purificador
Esposo, ama a tu esposa con un amor purificador. Si la esposa debe someterse significa que el esposo debe liderar, y una parte clave de ese liderazgo es liderar, guiar y asistirla en el camino hacia la santidad. Esto implica para ti el llamado de que tú crezcas en santidad primero. ¿Cómo es posible que puedas liderarla hacia un lugar en donde nunca has estado o hacia donde te rehúsas a ir? Necesitas identificar tu propio pecado y mortificarlo implacablemente. Te corresponde a ti guiar el camino hacia la santidad, liderar el camino en amor, en carácter, en adoración, en arrepentimiento, en madurez. Y luego tienes el honor de acompañarla mientras ella crece en santidad. Ahora, seamos claros: la santidad no se trata de corregir todas las pequeñas fallas y flaquezas que tú encuentres molestas. No se trata de conformarla perfectamente a tu voluntad. Se trata de ayudarla a crecer en pureza ante Dios. Se trata de ayudarla a mortificar su pecado para que pueda vivir en justicia. Se trata de regocijarse en quien Dios la está transformando. Se trata de identificar la gracia de Dios en su vida. Se trata de animarla en su crecimiento espiritual y de alabar y agradecer a Dios por cada paso que se da. Se trata de ayudarla a ser tan pura y santa como pueda serlo. ¿Amas a tu esposa con un amor purificador?Ama a tu esposa con un amor formado por el Evangelio
Esposo, ama a tu esposa con un amor formado por el Evangelio. Cristo limpia a su iglesia con el agua de la Palabra, que es el Evangelio, y de la misma manera, tú debes limpiar a tu esposa con el agua de la Palabra que es el Evangelio. Esto significa que tu rol de esposo es estar empapado del Evangelio. Tu amor debe ser formado por el Evangelio. Tu voz debe hablar el Evangelio. Tu vida debe mostrar el Evangelio. Necesitas decirle la verdad a tu esposa, liderarla a la Palabra de Dios, recordarle esas preciadas verdades del Evangelio, orar con ella, adorar con ella.
¿Estás limpiando a tu esposa con el agua del Evangelio? Si no haces nada más en el matrimonio, lee la Biblia y ora con tu esposa. Lleva a cabo esta disciplina diaria. Existen pocas cosas que Dios usa en maneras más ricas que un esposo y una esposa juntos en la Palabra y juntos de rodillas.
Ama a tu esposa con un amor con propósito
Esposo, ama a tu esposa con un amor con propósito. Las ceremonias de boda son momentos de gran alegría, pero incluso ahí siempre hay una señal de tristeza porque necesitamos reconocer desde el principio que habrá un fin. Es por esta razón que nos hacemos votos el uno al otro para decir algo como, «hasta que la muerte nos separe». Podrías llevar 60 o incluso 70 años con esa novia, pero en algún momento uno de ustedes morirá y es ahí donde el matrimonio se habrá acabado. Sin embargo, ella no habrá acabado. Tu esposa no dejará de existir en el momento en que muera. No, pues si ella está en Cristo, su vida estará recién comenzando. Ella tiene un futuro glorioso y eterno más allá de la tumba. Necesitas mantener eso en vista. Tu deber como esposo, y tu gran gozo, es ayudarla a prepararse para lo que le espera en la eternidad. Es ayudarla a transformarse hoy en lo que será completamente en el futuro. Es recibir destellos de quién y de qué será ella en la gloria. Tú, amigo mío, tienes el gozo de ayudarla a ir hacia ese gran día. Dios te ha elegido y te ha nombrado como aquel que la va a acompañar, que la va a liderar, que la va a guiar, que la va a proteger, que la conocerá más profundamente, que la amará mejor en su camino hacia la ciudad celestial.Por lo tanto, vive por ella
Por tanto, decide vivir por ella, sacrificar todo lo que tienes por su bien. Ámala con un amor santificador que esté comprometido a apartarla para el gran propósito que Dios tiene para ella. Ámala con un amor purificador que la ayude a mortificar su pecado y vivir para la justicia. Ámala con un amor que esté formado por el Evangelio y cuyo contenido sea el Evangelio. Ámala con un amor con propósito que fija en tu mente y en tu corazón el gran día en el que ella será todo lo que Dios diseñó que sea. ¿La reconocerán en ese día en todo su esplendor, en toda su perfección? Ella será perfecta en ese momento, ni el más pequeño pecado la manchará, ni el rastro más pequeño de depravación la corromperá. Ella será hermosa y estará radiante y gloriosa más de lo que podemos creer. Cristo espera el día para presentar a su iglesia a sí mismo en esplendor, sin una sola mancha o arruga o cualquier cosa parecida, para que sea santa y sin imperfección. Ese es su gran objetivo y él anhela ese día. ¿No deberías entonces fijar en tu mente la imagen de ti presentando a tu esposa a Cristo? «Aquí está la esposa que me confiaste. ¡Acaso no está radiante! ¡Acaso no es hermosa! La he amado. Me he sacrificado por ella. La he limpiado con la Palabra de tu Evangelio. La he visto crecer en justicia y santidad. Ahora te la presento a ti». ¡Qué honor, qué bendición el hecho de que Dios te haya elegido a ti para acompañarla a ese lugar, a ese día!Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: SÚPER OCUPADOS

Súper ocupados: un libro (misericordiosamente) pequeño sobre un problema (sumamente) grande. Kevin DeYoung. Editorial Portavoz, 146 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: UNA GLORIA PECULIAR

Una gloria peculiar: cómo las Escrituras revelan su completa veracidad. John Piper. Editorial Portavoz, 272 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: SEXO, ROMANCE, Y LA GLORIA DE DIOS

Sexo, romance, y la gloria de Dios: lo que necesita saber cada esposo cristiano. C.J. Mahaney. Editorial Unilit, 155 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: DOCE MUJERES EXTRAORDINARIAS

Doce mujeres extraordinarias: cómo Dios formó a las mujeres de la Biblia y lo que Él quiere hacer con usted. John MacArthur. Grupo Nelson, 240 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: UNA GRIETA EN TU SANTIDAD

Una grieta en tu santidad: llenar el vacío entre la pasión por el Evangelio y la búsqueda de la santidad. Kevin DeYoung. Peniel, 208 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Regocíjate con la esposa de tu juventud (y no tan juventud)
Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: UN LÍDER DE CONVICCIONES

Un líder de convicciones: 25 principios para un liderazgo relevante. Albert Mohler. B&H Español, 240 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: BIENAVENTURADOS LOS HUMILDES

Esto es entendible, por supuesto, incluso si no es excusable. Es difícil enseñar con confianza y autoridad sobre un área en el cual el maestro está tan consciente de sus fallas y defectos. Sin embargo, la humildad es la reina de las virtudes y una que todo cristiano debe buscar. En cierto punto, cada maestro o predicador se debe a sí mismo y a sus estudiantes o congregaciones investigar, enseñar y perseguirla por completo. Bridges insiste: «Una vida de humildad no es una opción que un creyente debe escoger o rechazar. Es un mandamiento de Dios». Para enseñar la belleza y el valor de la humildad, así como también, para comenzar a recorrer el camino de la humildad, él recurre a las Bienaventuranzas al decir: «Estas expresiones de carácter cristiano son una descripción de humildad en acción». En otras palabras, cuando Jesús enseñó cómo vivir ante Dios y ante el hombre, él estaba enseñando cómo vivir con humildad. Él continúa: «Puedo garantizarte que si eres honesto contigo mismo y permites que las Bienaventuranzas te busquen, te verás a ti mismo como un pecador más grande de lo que pensabas ser». Esto es cierto. Sin embargo, por supuesto, como lo hace en cada uno de sus libros, Bridges apunta constantemente a la centralidad del Evangelio y a la obra del Espíritu Santo. De esta manera, el propósito del libro no es dejar al pecador revolcándose en su pecado, sino que darle las herramientas para ayudarlo a cambiar y darle la confianza de que Dios está entusiasmado y dispuesto a ayudarlo a cambiar. Este no es el tipo de libro que te dice: «¡Tú puedes hacerlo!» ni «¡Esfuérzate más!», sino uno que depende profundamente en la obra del Evangelio y del poder del Espíritu Santo. No puede existir una verdadera humildad sin ellos. El centro del libro se encuentra en ocho potentes capítulos, cada uno de los cuales aborda una de las Bienaventuranzas. Bridges muestra que la persona verdaderamente humilde es pobre en espíritu, se lamenta por su pecado, es dócil ante Dios y otras personas, tiene hambre y sed de justicia, es misericordioso hacia otras personas, es puro de corazón, es un pacificador y se considera a sí mismo bendecido cuando es perseguido o insultado por una causa justa. Esta es una lista de virtudes intimidante que ninguno de nosotros logrará a este lado de la tumba. No obstante, la extraordinaria lista es un desafío profundo para que podamos tener confianza en que es el gozo de Dios darnos esto en mayor medida mientras lo buscamos a través de su Palabra. Es el gozo de Dios que imitemos a su Hijo, quien fue suprema y hermosamente humilde. Aquellos que han leído a Bridges en el pasado no se sorprenderán al saber que el último capítulo se titula «La humildad y el Evangelio». Aquí Bridges muestra que nuestra humildad nunca puede sobrepasar nuestra comprensión del Evangelio y nuestra confianza en él. «Si te has evaluado a ti mismo honestamente a la luz de los ocho rasgos de carácter en las Bienaventuranzas, probablemente te has visto a ti mismo como un pecador más terrible de lo que pensaste. Quizás incluso quieres unirte al apóstol Pablo como el peor de los pecadores. Si esa es tu autoevaluación, estás en un buen lugar. Es una señal de que tú también estás creciendo en humildad. Sin embargo, ¿qué es aquello que evita que nos desanimemos a medida que nos damos más y más cuenta de que el pecado aún vive en nosotros? La respuesta es el Evangelio». Sin duda lo es. Aunque la humildad es el tema del libro, nunca estuvo separado del preciado Evangelio. Bridges quiere que sus lectores entiendan que «la humildad no es un componente adicional para los súper espirituales; debe ser practicada por todos los creyentes en la vida diaria». Quien lea este libro inevitablemente será convencido de la belleza de la humildad, de su falta de humildad, y será animado al ver que Dios ama ayudar a su pueblo a crecer en la más preciada de las virtudes. Bienaventurados los humildes es un agradable pequeño libro que establecerá el desafío y guiará al lector hacia la solución. En las primeras páginas, Bridges dice: «Este libro puede ser leído completamente en unas dos horas o menos. Podrías hacer eso para tener una visión panorámica del libro. Sin embargo, el valor real de este libro vendrá cuando leas cada capítulo reflexivamente y en oración. Pídele a Dios que te ayude a verte a ti mismo como realmente eres a la luz de cada rasgo de carácter cubierto en las ocho Bienaventuranzas. Luego, pídele a Dios que te ayude a crecer en las áreas en las que ves que estás más necesitado». Hazlo así, de la misma manera. Léelo y considera leerlo con un grupo de amigos. Te beneficiarás tú, se beneficiarán ellos y se beneficiarán todos los que te rodean.El rasgo de carácter de humildad es el segundo rasgo que se enseña más frecuentemente en el Nuevo Testamento, segundo solo después del amor. En una oportunidad, conté cincuenta casos de amor, ya sea como precepto o como ejemplo, en el Nuevo Testamento; conté cuarenta de humildad. Considero a estos dos rasgos como los fundamentos del carácter cristiano. Todos los otros rasgos de carácter, de una u otra manera, se construyen sobre el amor y la humildad.Sin embargo, rara vez escuchamos un mensaje o leemos libros sobre estos dos temas. Creo que esto se debe a que son muy intimidantes para nosotros. Cualquier maestro de Biblia honesto, ya sea que enseñe de manera oral o escrita, se da cuenta cuán cortos se quedan cuando deben ejemplificar cualquiera de estos rasgos de carácter, por lo que existe una reticencia a enseñar sobre un tema donde se ha progresado muy poco.
Bienaventurados los humildes: la bendición de la humildad. Jerry Bridges. Unilit, 144 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: CUANDO PECADORES DICEN "ACEPTO"

Cuando pecadores dicen "acepto": descubriendo el poder del Evangelio para el matrimonio. Dave Harvey. Shepherd Press, 186 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Señales de peligro de una relación amorosa poco saludable
Seguro que todos hemos visto relaciones amorosas que terminan mal. Todos hemos visto ir personas de relaciones imprudentes y poco sanas a matrimonios turbulentos, difíciles o incluso catastróficos. ¿Cómo podemos ayudar a las personas a evitar esto? ¿Cuáles son algunas de las señales de peligro de una relación poco saludable? Los libros de Lou Priolo a menudo han sido útiles para mí en esto y ha demostrado ser así una vez más con un pequeño librillo que él ha escrito sobre este tema. Él entrega una larga lista de señales de peligro, pero quisiera centrarme en solo 6 de ellas, aquellas que he visto con más frecuencia.
Dudas persistentes sobre la relación: la primera señal de advertencia es la existencia de dudas continuas sobre la relación. Existen muchas razones por las que las personas pueden experimentar tales dudas. Algunas de ellas pueden ser válidas y otras pueden ser ridículas y la dificultad está en saber cuál es cuál. Priolo advierte: «La Biblia enseña que, como seguidor de Jesucristo, no debes avanzar hasta que estés seguro de que lo que estás apunto de hacer no es pecado» (ver Ro 14:5, 23). Podemos obtener de la Biblia un «principio de espera» que nos advierte que no actuemos hasta que tengamos confianza de que no será pecaminoso continuar. «Si no puedes continuar para hacer lo que te gustaría hacer sin tener la fe (la seguridad basada en la Escritura) de que puedes hacerlo para la gloria de Dios, es mejor esperar hasta que tu consciencia haya sido formada por la Palabra de Dios». Si tienes dudas serias y persistentes sobre si es sabio continuar hacia el matrimonio, hazte el tiempo y esfuérzate por resolver esas dudas bíblicamente. Temas prohibidos: otra señal de advertencia sobre relaciones amorosas poco saludables es la existencia de temas prohibidos. ¿Hay algunos temas que tu novio o novia se rehúsa a discutir? ¿Existen temas que evitas tocar por temor al enojo o a herir sentimientos? Existen al menos dos señales de advertencia envueltas en tal situación: «Esos tipos de patrones de pensamiento podrían indicar una incapacidad de resolver conflictos bíblicamente por parte de tu pareja o un excesivo deseo de aprobación por tu parte». También podría ser miedo: miedo a la respuesta emocional o incluso física de la otra persona. De cualquier modo, un matrimonio no puede prosperar si una pareja tiene temas que permanecen prohibidos, donde la intimidad relacional puede existir solo si no se tocan ciertos temas. Aprende a conversar con tu futuro cónyuge sobre todo y preocúpate si hay temas que siguen siendo prohibidos. Aumento de la intimidad física: una señal de advertencia muy grave dentro de las relaciones amorosas es el aumento de la intimidad física (intimidad que solo es apropiada dentro del matrimonio). Por supuesto que la expectativa cultural es que una pareja rápidamente aumente el componente físico en sus relaciones hasta que estén seguros de que son compatibles sexualmente. Solo entonces estarán convencidos de que pueden tener un matrimonio sano. Sin embargo, La Biblia entrega muchas y repetidas advertencias sobre la intimidad sexual fuera del matrimonio (lo que incluye, por supuesto, la intimidad sexual antes del matrimonio). De hecho, 1 Tesalonicenses 4 va tan lejos que denomina tal actividad sexual como «degradación» de la otra persona, explotándola para obtener tu propio placer. Preocúpate si tu novio o novia aumenta la intimidad o te presiona para aumentarla. Toma esta falta de dominio propio y esta falta de deseo por la pureza sexual como una señal de advertencia, busca ayuda y consejo de otros. Fuerte oposición de familiares y amigos: es sabio preocuparse por tu relación amorosa si es que tu familia y tus amigos de confianza se oponen a ella (en especial la familia y los amigos cristianos). La Biblia a menudo enseña la importancia de buscar y poner atención a la sabiduría de otros. Su sabiduría no es inerrante, pero aun así podría ser valiosa. Ellos podrían estar viendo cosas que tú no ves. Podrían tener la sabiduría y el conocimiento que a ti te falta. «En la multitud de consejeros piadosos hay sabiduría. … Si las objeciones son bíblicas (si existen razones bíblicas válidas para considerar esperar casarse o reconsiderar casarse), entonces, antes de avanzar, espera hasta que los problemas se resuelvan. Permite que la Escritura sea tu guía en todos los aspectos de fe y práctica». Pregúntales a consejeros confiables sobre tu relación y considera cuidadosamente sus preocupaciones. Falta de armonía espiritual: la Biblia prohíbe que los cristianos se casen con no cristianos, por lo que la armonía espiritual más importante viene al asegurarte de que tu futuro cónyuge es un verdadero creyente. He conversado con muchos esposos y esposas con el corazón destrozado porque se han dado cuenta demasiado tarde de que se casaron con un no creyente. ¡Asegúrate de saberlo! Otro tipo de disonancia espiritual es cuando las diferencias doctrinales fundamentales dividen al matrimonio (problemas como desacuerdos sobre los roles de esposos y esposas o sobre la manera en que Dios guía a su pueblo, ya sea por medio de la Escritura o por medio de otros tipos de revelación). Discutan y decidan lo que creen sobre el bautismo de niños, sobre la asistencia y la membresía de la iglesia. No hay nada más importante para una relación amorosa que la comunicación, por lo tanto tómate el tiempo de conversar todo. Habla, escucha y busca la armonía. Incapacidad de resolver conflictos: otra señal de advertencia grave es la incapacidad de resolver conflictos. Podemos ir tan lejos como para decir que las dos cualidades esenciales de un cónyuge son una fe cristiana compartida y una capacidad para resolver conflictos a la manera de Dios por medio de la Palabra de Dios. Si estas están en su lugar, todo lo demás puede continuar. «La diferencia entre un buen matrimonio y un mal matrimonio no es necesariamente que en el primero hay poco o nada de conflicto y en el último hay demasiado conflicto. La diferencia está en que en un buen matrimonio los conflictos se resuelven bíblica y rápidamente y con una mínima cantidad de pecado». Tendrás conflictos y debes aprender a resolverlos de una manera saludable. También necesitas entender que el conflicto no es necesariamente malo y, de hecho, a menudo es necesario para resolver problemas que aparecen inevitablemente entre seres humanos pecadores. No obstante, un matrimonio sano depende de una pareja que está aprendiendo a resolver sus problemas de una manera constructiva. Estas son solo seis señales de advertencia. Para saber más, y para trabajar en el cuadernillo práctico con el fin de identificar y lidiar con ellas, considera obtener el librillo de Lou Priolo Danger Signs of an Unhealthy Dating Relationship [Señales de peligro de una relación amorosa poco saludable] (disponible solo en inglés)].Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑAS: EL DISCÍPULO RADICAL

El discípulo radical: aspectos del discipulado que con frecuencia se descuidan. John Stott. Ediciones Certeza Unida, 144 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies. | Traducción: Cristian Morán.


RESEÑA: EL SIGNIFICADO DEL MATRIMONIO

EVANGELIO, EVANGELIO Y MÁS EVANGELIO
Desde el principio dije que la característica sobresaliente de este libro —también, su mayor fortaleza— es su profunda dependencia en el evangelio. El matrimonio simplemente no puede entenderse o practicarse sin estar arraigado al evangelio. “Si en los planes de Dios, el evangelio hubiera sido únicamente para la salvación en Jesús, el matrimonio exclusivamente 'funcionaría' en la medida en que nos aproximara al amor que entrega de Dios en Cristo". Por esa razón, el libro no va a ninguna parte hasta que Keller expone Efesios 5, donde se nos dice que el matrimonio es un “misterio profundo” que refleja la relación de Cristo con la iglesia. Junto a nuestra relación con Dios, no hay ninguna otra relación más importante que el matrimonio, “esa es la razón de que, igual que conocer a Dios, el llegar a conocer y amar a nuestra pareja sea una tarea difícil pero sumamente gratificante y plena. Como lo más doloroso, y lo más extraordinario: así es como la Biblia presenta el matrimonio. Y es posible que no haya habido otro momento histórico en nuestra cultura y en nuestra sociedad en el que sea más significativo alzar la voz a favor suyo desde esa perspectiva y singular”. Cuando Keller avanza hacia el tema del capítulo 2, “El poder del matrimonio”, nuevamente construye su argumento a partir del evangelio. Jesucristo no nos dejó solos, sino que nos dio el Espíritu Santo para tener poder sobre el pecado y para vencerlo. “La tarea del Espíritu Santo es, por consiguiente, desvelar el significado de la persona y obra de Jesús a los creyentes, y ello de manera que su gloria, en toda su inconmensurable importancia y bondad, se haga patente en la mente y en el corazón”. Cuando llega a la mente y al corazón, se da a conoceren el matrimonio, confrontando al egocentrismo que es intrínseco en nuestra naturaleza pecaminosa. “Para lograr un matrimonio feliz, es necesario aplicar la capacidad que el Espíritu forma en nosotros para el servicio, lo que supone retirarse del centro, para poner delante las necesidades de los demás. La obra del Espíritu de hacer real el evangelio en nuestras vidas debilita el natural egocentrismo del alma. [...] La profunda felicidad que puede vivirse en el matrimonio tiene gran parte de su fundamento en la renuncia generosa al propio yo ayudados por el Espíritu”. Esta centralidad en el evangelio continúa capítulo tras capítulo, siendo la base de las discusiones de amistad, soltería, sexo y roles complementarios.RENOVACIÓN DEL PACTO
El capítulo sobre sexo merece una mención especial debido a su fuerza y cuidadosa atención a la dignidad. Keller comienza mostrando por qué es tan importante que el sexo permanezca dentro del contexto del matrimonio. Sólo después de eso, trata las formas reales en que un esposo y una esposa se relacionan dentro de la relación sexual. Situando la relación sexual dentro del contexto más amplio del pacto matrimonial, Keller dice que el sexo es un tipo de ceremonia de renovación del pacto en el que “se hace necesario avivar el fuego del corazón y renovar ese compromiso inicial” que ya se hizo. “Tiene que haber, por tanto, una oportunidad para traer de nuevo al recuerdo lo que nuestro marido, o esposa, significa para nosotros, haciendo renovada entrega de nuestra persona en amor y compromiso. Las relaciones sexuales entre marido y mujer son un medio extraordinario y verdaderamente especial de hacer realidad ese pacto”. A continuación, agrega, “cabe decir que el sexo es, muy probablemente, la forma más poderosa instituida por Dios para facilitar esa entrega mutua. El sexo hace posible que dos personas se digan: 'te pertenezco por entero, y de forma permanente y exclusiva'. Y nosotros no debemos hacer del sexo algo inferior a eso”. Se dedican pocas páginas a “La importancia del amor erótico en el matrimonio”, pero son instructivas. Los autores se centran más en las motivaciones de un corazón centrado en el evangelio que en las acciones. “La enseñanza cristiana en ese sentido es que el sexo es primariamente una forma más de comprender a Dios en su creación y de construir una comunidad, y, si somos capaces de disfrutarlo y hacer uso de ellos con esos fines en mente, antes que para satisfacción personal, el resultado será una realización personal mucho más extraordinaria de lo que podríamos pensar”. Me atrevo a decir que para cuando hayas terminado de leer este capítulo, vas a querer correr donde tu pareja y hacer el amor sólo para experimentar todo el gozo y plenitud que trae la relación sexual. No se tratará de probar esto o intentar esto otro —no fundamentalmente—, sino que sólo de disfrutar la belleza de lo que Dios nos ha dado en el regalo del matrimonio y de la relación sexual. Un componente del libro que merece especial atención es su utilidad para los solteros. La iglesia de Keller está compuesta predominantemente por solteros y cualquier cosa que él enseñe tiene que aplicarse a ellos. Esto lo llevó a dedicar gran parte de este libro a la soltería y a la búsqueda del matrimonio. La enseñanza que Keller entrega es animante y útil para aquellos que han elegido una vida de soltería y para los que están buscando un esposo o esposa.CONCLUSIÓN
Este es un libro potente; es mi nuevo libro favorito sobre el matrimonio y el mejor de todos los que he leído en el año 2011. El significado del matrimonio eleva el matrimonio haciéndolo algo hermoso, santo y agradable. Junto con el matrimonio, viene la amistad, la compañía, el sexo y todo lo demás que Dios ha puesto para la relación matrimonial. Este libro celebra el matrimonio y lo hace dentro del contexto más grande de todos: el evangelio de Jesucristo. Haber leído el libro dos veces hizo que me preguntara cómo medirlo o evaluarlo mejor; tal vez hacer estas preguntas podría ser útil: ¿me gustaría leerlo con mi esposa o la animaría a que lo leyera sola? ¿Lo recomendaría a las personas de mi iglesia? En ambos casos, la respuesta es sí. De hecho, traje el libro en audio y lo escuché con mi esposa; su evaluación es igual a la mía: aunque existen muchos libros buenos sobre el matrimonio, este es uno de los que recomendaríamos primero.El significado del matrimonio: cómo enfrentar las dificultades del compromiso con la sabiduría de Dios. Timothy y Kathy Keller. B&H Español, 320 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: PROCLAME LA VERDAD

Proclame la verdad: predique en un mundo postmoderno. R. Albert Mohler, Jr. Editorial Portavoz, 169 páginas.
Esta reseña fue publicada en Tim Challies. | Traducción: Cristian Morán


RESEÑA: EL MINISTERIO DE MUJERES EN LA IGLESIA LOCAL

- ¿Por qué debería una iglesia tener un ministerio de mujeres? ¿Cuál es la apologética bíblica al respecto?
- ¿Quién es responsable del ministerio de mujeres en una iglesia?
- ¿Cómo se relaciona un ministerio de mujeres con el resto de ministerios de una iglesia?
- ¿Cuáles son las tareas del ministerio de mujeres?
- ¿Cómo puede una iglesia implementar un enfoque bíblico para el ministerio de mujeres?
- Necesitamos cultivar mujeres piadosas, femeninas y cristianas.
- Necesitamos promover matrimonios cristianos saludables.
- Necesitamos más determinación para promover el matrimonio monógamo y heterosexual.
- Necesitamos cultivar entre nuestras mujeres cristianas una aceptación grata de un liderazgo espiritual masculino comprometido con Dios, saludable y cristiano.
- Necesitamos ayudar a las mujeres cristianas a apreciar las múltiples áreas de servicio disponibles para ellas en la iglesia y prepararlas efectivamente como mujeres que son para cumplir su ministerio.
- Sumisión: por medio de ella tenemos la oportunidad de abordar útilmente el asunto de la naturaleza del hombre y de la mujer, un asunto que se encuentra al centro de la transición cultural en la que nos encontramos ahora.
- Compasión: la Biblia enseña mucho y muy claramente sobre la masculinidad y la femineidad. Una iglesia que quiere ser bíblica quiere asegurarse de que las mujeres de la congregación abracen e implementen esta enseñanza.
- Comunidad: cuando se niega, se altera o no se practica la masculinidad y la femineidad bíblica, eso lleva a desastres en matrimonios, familias e iglesias. El ministerio de mujeres entrega un ambiente sólido y seguro donde estos asuntos pueden abordarse.
- Discipulado: debemos tener un acercamiento intencional y deliberado hacia el discipulado femenino (y masculino) porque hombres y mujeres son diferentes y estas diferencias necesitan ser reconocidas, tomadas en cuenta y abordadas en el curso del discipulado cristiano.
- Escritura: la negación o el retorcimiento de la enseñanza clara de la Biblia sobre la masculinidad y la femineidad es una de las principales formas en que la autoridad bíblica está siendo socavada en nuestros tiempos. El ministerio de mujeres entrega un foro para entender los asuntos de autoridad bíblica.
El ministerio de mujeres en la iglesia local. Susan Hunt, Ligon J. Duncan. Editorial Mundo Hispano, 192 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: EL ENREJADO Y LA VID

El enrejado y la vid: una visión que transformará tu iglesia: discípulos que hacen discípulos. Colin Marshall y Tony Payne. Torrentes de Vida, 219 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: DISCIPLINAS ESPIRITUALES PARA LA VIDA CRISTIANA
Casi siempre llevo conmigo una libreta o un cuaderno para poder anotar pensamientos a medida que se me van ocurriendo durante el día. Algunos de ellos terminan siendo artículos y otros, material de devocional. La mayoría de las veces, vuelvo a leerlas semanas o meses después y no tengo ni la más mínima idea de lo que quieren decir o de lo que estaba pensando cuando las anoté. Hace poco vi un comentario en un cuaderno que sí tuvo sentido para mí. Había escrito sobre la diferencia entre mi amigo Jason y yo cuando nos sentamos con una guitarra en nuestro regazo y una partitura frente a nosotros. Yo puedo leer la música, rasguear las cuerdas y no hacer más que terribles y desagradables sonidos que poco parecen música. Jason, por otro lado, puede sentarse y hacer música a voluntad, incluso sin partitura frente a él. La diferencia entre Jason y yo no es una habilidad musical innata o la calidad de nuestras guitarras. La diferencia está en la práctica disciplinada. Jason ha dedicado miles de horas a afinar sus habilidades, por lo que parece necesitar poco esfuerzo para tocar música. La libertad de tocar con sus habilidades viene solo a expensas de un esfuerzo disciplinado y dedicado.
- La asimilación de la Biblia
- La oración
- La adoración
- La evangelización
- El servicio
- La mayordomía
- El ayuno
- El silencio y el retiro
- Escribir un diario
- Aprender
Disciplinas espirituales para la vida cristiana. Donald Whitney. Tyndale House Publisher, 384 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: UNA VIDA DE ORACIÓN

Una vida de oración: conectándose con Dios en un mundo lleno de distracciones. Paul E. Miller. Tyndale House Publishers, 304 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: LOS CRISTIANOS TAMBIÉN SE DEPRIMEN

- La crisis: una lista de ocho razones por la que debemos estudiar este tema
- La complejidad: la actitud y el espíritu que los cristianos deben mantener cuando estudian este tema. Aquí Murray le pide a los cristianos que eviten los extremos y busquen el equilibrio; también, que eviten el dogmatismo y busquen la humildad
- La condición: en este capítulo Murray define la depresión y entrega una lista de las formas en que esta puede manifestarse en la vida
- Las causas: en el que podría ser el capítulo más importante del libro, Murray discute las diversas causas de la depresión
- Las curas: existen muchas maneras de curar la depresión. Para responder a la pregunta que todos se están haciendo, Murray recomienda el cuidadoso y medido uso de medicamentos en algunas circunstancias
- Los cuidadores: cómo los amigos, los miembros de la familia y los pastores deben cuidar de quienes están deprimidos
Creo que la mayor fortaleza de este libro está en su liberador mensaje de que la depresión no necesita ser una fuente de vergüenza y que no debe cargar con el tabú que provoca que aquellos que sufren de depresión se escondan en vergüenza. Al mismo tiempo, no debe provocar que otras personas respondan con sorpresa, con recriminación o con juicio. Murray hace un buen trabajo al alinear la depresión (el sufrimiento mental o emocional) con el sufrimiento físico que todos experimentamos en la vida. Aunque podría haber sido provocado o agravado por el pecado, no debemos permitirnos asumir que este siempre es el caso.
Otra fortaleza es el tono medido y pastoral de este libro. Demasiadas publicaciones sobre este tema son víctima de pinceladas generales y juicios amplios. Murray deja en claro que para él la depresión no es extraña; él la ha enfrentado en su ministerio y «entre mis amigos y algunas de las personas que más amo en este mundo». Esto lo lleva a hablar con cuidado, a hablar con sensibilidad y a usar matices donde estos están garantizados. La persona que están lidiando con la depresión, con la ansiedad o con los ataques de pánico encontrará compasión y esperanza en las palabras de este libro y en el mensaje del Evangelio del que depende. Contenido en solo 124 páginas, Los cristianos también se deprimen es un libro suficientemente corto que aquellos que sufren pueden leer, donde un libro de 200 y 300 páginas podría ser demasiado, este es corto, accesible y urgente. Además es una lectura valiosa para aquellos que están intentando ayudar a amigos o a miembros de la familia que están lidiando con la depresión. Es el tipo de libro del tamaño y del precio correcto para comprar un par y tener algunos a la mano, listos para regalar (les garantizo que la oportunidad para esto se presentará pronto). Demostrará ser un recurso valioso para el pastor, para el consejero o para casi todos los demás. Lo recomiendo encarecidamente.Los cristianos también se deprimen. David Murray. Publicaciones Aquila, 124 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


El trabajo del pastor no es arreglar las cosas
Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Cómo animar a ese predicador
Este recurso fue publicado en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: DE CAMINO AL MATRIMONIO

De camino al matrimonio: una guía prematrimonial para una relación fuerte y duradera. Rob Green. Poiema Publicaciones, 174 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


¿Deben los cristianos «autocuidarse»?
Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


¿Cuál es el propósito (y el beneficio) de los devocionales familiares?
Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. | Traducción: María José Ojeda


RESEÑA: VIVIENDO EN LA LUZ: DINERO, SEXO Y PODER

Dios no creó el dinero, el sexo y el poder solo para que fueran tentaciones. Él tenía buenos propósitos en mente. El dinero, el sexo y el poder existen para los grandes propósitos de Dios en la humanidad. No son desviaciones en el camino hacia el gozo en Dios. Junto con todo el resto de la buena obra de Dios, son parte de ese camino. Con ellos, podemos demostrar el valor supremo de Dios. Uno de los propósitos de este libro es mostrarte cómo lograrlo. Por lo tanto, lo que haré es tratar los beneficios del dinero, el sexo y el poder, así como los peligros.A medida que lo hace, él demuestra que «el dinero, el sexo y el poder existen para mostrar que Dios debe ser más deseado que el dinero, el sexo y el poder. Paradójicamente, esa es la única forma en que estas cosas se vuelven más satisfactorias en sí mismas». Es solo cuando Dios es nuestro mayor tesoro y nuestro placer más puro que estas tres cosas puede tomar el lugar que les corresponde. En primer lugar, se encuentra el asunto de las definiciones, ya que no podemos asumir que queremos decir lo mismo incluso con términos tan comunes. El dinero es una forma de moneda, por supuesto, y un medio por el cual se le asigna valor a los objetos o a los servicios, pero es mucho más profundo que eso. «El dinero es un símbolo cultural que utilizamos para mostrar lo que valoramos. Es un medio para mostrar lo que atesoramos; mostrar quién es nuestro tesoro. El uso del dinero es un acto de adoración —ya sea a Cristo o a cualquier otra cosa[—]». De igual manera, el sexo es mucho más que una estimulación erótica o el deseo por la estimulación erótica. «Puede ser un buen uso de ese buen regalo de Dios, o podemos simplemente abusarlo egoístamente. Lo que hace que el sexo sea una virtud o un vicio no es el placer, o el intento de experimentar ese placer o producirlo en otro, sino algo más profundo. Existen asuntos fundamentales de sumisión a la Palabra de Dios y de la condición del corazón». El poder es la capacidad de obtener lo que quieres y «puede ser utilizado para hacer el bien o para hacer el mal. Cómo utilizas tu poder demuestra dónde está tu corazón, lo que amas, lo que más atesoras[:] lo que adoras». Lo que une estas tres cosas es que todas son «formas en las que demuestras el valor supremo de Dios en tu vida, o formas en las que demuestras que piensas que otra cosa tiene ese valor supremo. La manera en que piensas, sientes y actúas respecto al dinero, el sexo y el poder muestra el tesoro de tu corazón —si es Dios o algo que él creó[—]». Cada uno de nosotros ha sido testigo del uso y del abuso de estas tres cosas. Cada uno de nosotros ha estado involucrado en su uso y abuso. Cada uno de nosotros se ha beneficiado de su uso y ha sufrido por su abuso. «Estos son las dos grandes condiciones del corazón en la vida humana: el corazón que atesora a Dios sobre todas las cosas o atesora más otra cosa». Con los asuntos fundamentales en su lugar, Piper sigue un formato predecible y efectivo. Él dedica un capítulo al sexo: «Los peligros del sexo que destruyen tu placer»; un capítulo al dinero: «Los peligros del dinero que destruyen tu prosperidad»; y un capítulo al poder: «Los peligros del poder que destruyen tu ser». En cada caso, él celebra los buenos regalos de Dios, describe sus propósitos dentro de la economía de Dios y nos advierte sobre las formas en que el torcido corazón humano pervierte tales bondades. Por esta razón, en el primero de estos tres capítulos él dice, «Dios debe ser atesorado por sobre el placer sexual y debe ser saboreado en el placer sexual. Los deleites, pasiones y éxtasis del acto sexual diseñados por Dios en el matrimonio son los tipos de placer que Dios mismo concibió y creó. Vienen de él; le pertenecer a él. Él es el tipo de Dios que conoce el placer, que imagina el placer y que crea el placer. Y por tanto, cuando probamos esos placeres, probamos algo de Dios». Por otra parte, el pecado sexual está enraizado en esto: «no atesoramos la gloria de Dios como aquello que es supremamente deseable sobre todas las cosas. Dejamos que la oscuridad de la mentira nos persuada con que uno u otro placer ilícito deben desearse más que a Dios… El pecado sexual crece en tierra de ceguera, de oscuridad y de ignorancia sobre la grandeza y la belleza de Dios que lo satisface todo». Viviendo en la luz es un libro corto, de 128 pequeñas páginas, por lo que a esta altura solo queda explorar dos capítulos. El primero nos habla sobre el plan de Dios para liberar a las personas sobre los peligros del sexo, del dinero y del poder. «El antídoto es despertar a la gloria de Dios que lo satisface todo. Si eso puede suceder (si la enceguecedora belleza del sol puede ser restablecida al centro del sistema solar de nuestras vidas), entonces el dinero, el sexo y el poder gradualmente, o bruscamente, retornarían a la órbita que glorifica a Dios, y descubriríamos para lo que fuimos creados. Escaparíamos del quebrantado sistema solar que creamos cuando cambiamos a Dios por algo más». El último capítulo trata el uso de estos regalos para el bien de otros y para la gloria de Dios. «Atesorar a Dios por sobre todas las cosas convierte al dinero en la moneda de adoración y de amor. …El sexo siempre es una ocasión para mostrar que el Dador del sexo es mejor que el sexo. … Cuando cambiamos la autoexaltación en orgullo a la exaltación de Dios en humildad, ganamos el poder de Dios para servir a otros, no para tratar a algo o alguien con prepotencia». Viviendo en la luz representa un profundo desafío. Ilustra cómo la humanidad pecadora toma las cosas buenas, y especialmente las mejores cosas, y las usa para los propósitos más bajos, más miserables y más egoístas. Describe la importancia, la belleza y el beneficio de ver cada uno como un camino para glorificar a Dios al encontrar satisfacción en él. Léelo y estarás mejor equipado para disfrutar humilde y confiadamente las buenos regalos de Dios del dinero, del sexo y del poder.
Viviendo en la luz: dinero, sexo y poder. John Piper. Poiema Publicaciones, 128 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


RESEÑA: CHICA GAY, DIOS BUENO

Chica gay, Dios bueno: la historia de lo que fui y de lo que Dios siempre ha sido. Jackie Hill Perry. B&H Español, 208 páginas.
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RESEÑA: MATRIMONIO, DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO

Matrimonio, divorcio y nuevo matrimonio: preguntas comunes; respuestas bíblicas. Jim Newheiser. Poiema Publicaciones, 336 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Ocho pecados que cometes cada vez que miras porno
Un ídolo, dicho de manera sencilla, es cualquier cosa que sea más importante para ti que Dios. Es cualquier cosa que haya pesado más que Dios en tu vida (cualquier cosa que ames, en la que confíes o a la que obedezcas más que a Dios), cualquier cosa que haya reemplazado a Dios como alguien esencial para tu felicidad.En el momento en que comienzas a mirar porno, has permitido que este reemplace a Dios como lo esencial para tu felicidad. Has cometido el pecado de la idolatría. Cometes el pecado del adulterio. Este es el pecado más obvio que cometes cuando usas el porno. En Mateo 5, Jesús explica una clara conexión entre la lujuria y el adulterio. «Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón» (vv. 27-28). La pornografía es lujuria y existe para fomentar la lujuria. No obstante, la lujuria es simplemente una forma del amplio pecado del adulterio, la acción o el deseo de involucrarse sexualmente con alguien que no es tu cónyuge. Cometes el pecado del engaño. El engaño es el acto de ocultar o tergiversar tus acciones. Dado que la pornografía genera vergüenza, lo esconderás, lo cubrirás o te rehusarás a confesarlo. Cuando borras tu historial de búsqueda para evitar que tus padres te descubran, cuando lo usas en secreto para evitar que tu cónyuge sepa sobre tu adicción, cuando te rehúsas a confesarlo proactivamente a un compañero con el que rindes cuentas, estás practicando el engaño. Y la Biblia advierte de las alarmantes consecuencias: «El que practica el engaño no morará en mi casa; el que habla mentiras no permanecerá en mi presencia» (Sal 101:7). Cometes el pecado del robo. La piratería y las personas que distribuyen ilegalmente material protegidos por derecho de autor están dañando gravemente a la industria del porno. Algunos cálculos dicen que por cada un video descargado legalmente, cinco son descargados de manera ilegal. Por lo menos el 60 % de todas las descargas ilegales son de contenido pornográfico. Aunque podemos estar contentos de que la industria se encuentre en una situación alarmante, no tenemos derecho a participar en tal robo, pues Dios claramente dice: «No hurtarás» (Ex 20:15). Cuando usas el porno, estás mirando material que ha sido casi definitivamente robado y, en esa manera, participas en su robo. Cometes el pecado de la codicia. El pecado sexual es codicia; una forma de aprovecharse de otra persona para defraudarla con algo que les pertenece justamente. En 1 Tesalonicenses 4, Pablo insiste: «Que nadie peque ni defraude a su hermano en este asunto [del pecado sexual], porque el Señor es el vengador en todas estas cosas, como también antes les dijimos y advertimos solemnemente» (v. 6). La palabra traducida como «defraudar» en este contexto se refiere a tomar de alguien más algo codiciosamente. Es permitir que la codicia motive un fraude, que use injusta e ilegítimamente a otra persona para sus propósitos innobles. Cometes el pecado de la pereza. Somos llamados a vivir una vida para «redimir el tiempo», para entender que vivimos pequeñas y cortas vidas y que somos responsables ante Dios de aprovechar al máximo cada momento (Ef 5:16). La pereza es indolencia, una poca disposición a usar bien el tiempo, y al contrario, refleja una disposición a usar el tiempo para propósitos destructivos en lugar de constructivos. De ese modo, la pornografía es perezosa, un mal uso del tiempo. Es el uso de preciados momentos, horas y días para lastimar a otros en vez de ayudarlos, para promover el pecado en lugar de matarlo, para recaer en vez de crecer, para buscar un ídolo en lugar de al Dios viviente. Cometes el pecado de la agresión sexual. Una persona que conduce el auto de huida de una banda de ladrones de banco será justamente condenado por asesinato debido a cualquier muerte que resulte al cometer ese crimen. La persona que mira la agresión sexual voluntariamente con el propósito de excitarse es justamente culpable de esa agresión sexual. Una cantidad nauseabunda de pornografía es violenta en su naturaleza, exhibiendo a hombres que se aprovechan de mujeres. A veces esas mujeres voluntariamente se exponen a tal degradación y a veces son forzadas o violadas. Ver esas horrendas obscenidades es ser partícipe en ellas y cargar con su mancha moral. Cometes el pecado de ignorar al Espíritu Santo. Como cristiano, tienes el tremendo honor y ventaja de ser habitado por el Espíritu Santo. Una de las maneras en que el Espíritu Santo te ministra es al darte una advertencia interna contra el pecado. Pablo asegura que el Espíritu advierte contra el pecado sexual en particular, luego entrega una dura advertencia: «Por tanto, el que rechaza esto [advertencia] no rechaza a un hombre, sino al Dios que les da a ustedes su Espíritu Santo» (1Ts 4:8). Cometer pecado sexual es ignorar al Espíritu Santo, es reprimir activamente su voz a medida que Él te advierte que no necesitas ni debes cometer ese pecado. Él entrega todo lo necesario para resistir a la tentación (1Co 10:13). Resistir al Espíritu e ignorar su ministerio para ti es una grave ofensa contra un Dios santo. Es pecaminoso desear a otra persona y permitir esa lujuria por medio de la pornografía. No obstante, el pecado ligado a la pornografía es mucho más profundo que la mera lujuria. Se extiende a la idolatría, al adulterio, al engaño, al robo, a la codicia, a la pereza, a la violencia sexual y a ignorar al Espíritu Santo. En Romanos 12:12, se advierte: «De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo». Afortunadamente, lo que Dios exige, Dios lo provee, y Él lo hace por medio del Evangelio. Aquellos que han confiado en Jesucristo pueden tener confianza de que Cristo ha pagado nuestra cuenta, que Él ha satisfecho la ira de Dios contra nuestro pecado, que Él nos ha provisto su propia justicia. Sin embargo, también debemos saber que Él ha hecho esto no para que podamos permanecer en nuestro pecado, sino para que podamos vestirnos «del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad» (Ef 4:24).
Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


A veces es mejor expresar tu sabiduría en silencio
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Día 1: cimentados en el Evangelio
Ahora les hago saber, hermanos, el evangelio que les prediqué, el cual también ustedes recibieron, en el cual también están firmes, por el cual también son salvos, si retienen la palabra que les prediqué, a no ser que hayan creído en vano. Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras (1Co 15:1-4).Es bueno que tengas el deseo de buscar la pureza sexual. Es bueno que te unas a nosotros durante estos treintaiún días. Sin embargo, incluso un buen deseo puede ser motivado por el pecado y dirigido por él. Lo triste es que nunca estamos libres de centrarnos en nosotros mismos, de intentar hacer esto en nuestras propias fuerzas. Nunca estamos libres del legalismo ni de intentar hacer estas cosas para merecer el favor de Dios. Por esta razón, debemos comenzar con el Evangelio y esta es la razón por la que estos treintaiún días deben estar basados en el Evangelio de Jesucristo y deben ser dirigidos hacia él: que Cristo murió por nuestros pecados y que resucitó de entre los muertos. El Evangelio marca toda la diferencia. El Evangelio destruye el egocentrismo al sujetar nuestros corazones con el gran y cada vez mayor deseo de ver a Cristo glorificado. El Evangelio destruye nuestra autosuficiencia al mostrarnos que Cristo tuvo que hacer lo que nosotros no pudimos en nuestras fuerzas. El Evangelio destruye el legalismo al asegurarnos que no tenemos que ganarnos el favor de Dios porque a través de Jesucristo ya lo tenemos. Y así, mientras nos embarcamos juntos en estos treintaiún días de pureza, debemos comenzar, deternos y terminar con el Evangelio de Jesucristo. Padre del cielo, por favor, ayúdame a gloriarme en el Evangelio de Jesucristo. Por favor, quita de mí cualquier deseo de autoglorificación, cualquier rastro de confianza en mí mismo, incluso el más mínimo pensamiento que pueda tener para ganar tu favor. Oro para que por medio de estos treintaiún días, mi deseo sea verte glorificado en mi vida, crecer en mi confianza en ti y descansar en lo que Cristo ha hecho para restaurar la paz y la comunión entre tú y yo. Haz que el Evangelio resuene en mi corazón hoy y todos los días.
Este recurso fue originalmente publicado en Tim Challies | Traducción: María José Ojeda


Reseña: Nadie como Él

Nadie como Él: 10 maneras en que Dios es distinto a nosotros (y por qué eso es algo bueno). Jen Wilkin. Poiema Publicaciones, 160 páginas.
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Reseña: El evangelio según Satanás

[...] el mejor truco del diablo es hacerte creer que sus ideas no son solo tuyas, sino que incluso son de Dios. Así él crea su propio «evangelio», una perversión del verdadero. Este parece ser buenas nuevas, porque aparentemente responde preguntas que siempre hemos tenido, satisface los deseos que siempre hemos sentido, resuelve misterios en los que siempre nos hemos reflexionado. Si él puede darle credibilidad a sus mentiras, muchísimo mejor.Él planta su «evangelio» como uno mejor, más satisfactorio, una versión menos costosa del verdadero Evangelio. Muchos son engañados por él. Lo que los cristianos necesitan hacer es «exponer las mentiras, examinar cómo operan, explorar por qué resultan tan convincentes y explicar cómo vencerlas con la verdad». Eso es exactamente lo que Wilson hace en su libro. Cada capítulo examina y refuta una de estas mentiras, al proponer una alternativa mucho mejor: Dios solo quiere que seas feliz; solo se vive una vez; debes vivir tu verdad; lo que sientes es la realidad; la vida es lo que tú haces de ella; necesitas soltar y dejar que Dios haga; la cruz no tiene nada que ver con la ira de Dios; Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos. Los lectores verán que cada una de estas mentiras resuenan en el mundo moderno, pero en realidad tiene raíces más profundas en el tiempo; cada una ha desafiado a los seres humanos por siglos. Creo que el formato de Wilson es efectivo y su libro servirá a muchas audiencias. Podría desafiar a los no creyentes a volver a examinar su pesimismo y a ser menos despectivos con la fe cristiana. Podría desafiar a los verdaderos creyentes que creen genuinamente en Cristo, pero que son fácilmente persuadidos por los tipos de mentiras que tienen un tono distante de la verdad. Podría desafiar a quienes son teológicamente astutos, pero que quieren examinar sus propias vidas y estar mejor equipados para ayudar a otros a vivir según la Palabra de Dios. Para estas audiencias o cualquier otra, con gusto recomiendo El evangelio según Satanás.
El evangelio según Satanás: ocho mentiras acerca de Dios que suenan como la verdad. Jared C. Wilson. Grupo Nelson, 224 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.
[1] N. del T.: reseña disponible solo el inglés.


Reseña: Dios, la avaricia, y el evangelio (de la prosperidad)

Dios, la avaricia, y el evangelio (de la prosperidad): cómo la verdad desmorona una vida construida sobre mentiras. Costi W. Hinn. Editorial Vida, 240 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Carta al adolescente que abre la caja de su primer teléfono inteligente
Dios tiene un propósito para tu teléfono
La tecnología es un regalo de Dios. Cuando leemos la Biblia, encontramos que en el principio del tiempo, Dios creó dos personas, desnudas y solas en un pequeño jardín, y les dio una tarea mundial: llenar este mundo y ejercer dominio sobre él (Gn 1:28). Para poder llevar esto a cabo, necesitarían inventar tecnologías. Si ellos iban a plantar y a recolectar cosechas para alimentar a su familia, primero necesitarían inventar el arado. Si se iban esparcir a lo largo de la tierra para asentar países y construir ciudades, necesitarían inventar puentes y botes. De esa manera, la tecnología es buena. La tecnología es un medio por el cual podemos llevar a cabo el propósito para el cual Dios nos creó. Entonces, cuando Jesús estuvo en esta tierra, Él le dio a su pueblo una nueva descripción de trabajo que tiene el propósito de acompañar a la primera. Nos dijo que lleváramos el Evangelio, la buena noticia de salvación por medio de Jesucristo, a todo el mundo (Mt 28:18-20). Nuevamente, una de las maneras en la que hacemos eso es al inventar y usar tecnologías. No es sorprendente, entonces, que los cristianos estén siempre tomando atención cuando una nueva tecnología estremece al mundo. Cada tecnología es una oportunidad. Cuando entiendes las órdenes que Dios te ha dado, ves que Dios tiene grandes propósitos en mente para tus tecnologías, e incluso para tu teléfono inteligente. Puedes usar ese teléfono para organizar mejor tu vida y así lograr más de las cosas que más importan; puedes usarlo para comunicarte con otros, así puedes contarles la buena noticia para sus vidas; puedes usarlo para leer la Biblia y hacer una lista de tus oraciones; puedes usarlo en cientos de maneras para servir a los propósitos que Dios te ha dado. ¡Agradece a Dios por tu teléfono inteligente!Satanás tiene un propósito para tu teléfono
Lamentablemente, hay mucho más que contar en esta historia. No pasó mucho tiempo después de que Dios creara al hombre y que le diera esta misión mundial para que cayera en pecado. Adán y Eva determinaron que desobedecerían a Dios y cuando lo hicieron, trajeron el pecado a este mundo. La tecnología no escapó ilesa, pues también existe en este mundo caído. Esta realidad significa que toda tecnología, incluso tu nuevo teléfono, puede usarse para hacer cosas malvadas. Dios tiene un propósito para tu teléfono, pero Satanás también lo tiene. Puesto que este es un mundo que se enfrenta a una gran batalla cósmica entre el bien y el mal, cada nueva tecnología entra a la lucha. Cada tecnología trae algunos beneficios y algunos riesgos. Para cada cosa buena que tu teléfono puede hacer, existen otras cosas malas que también puede hacer. Tendrás ante ti la oportunidad de decidir cada día y en cada momento: ¿lo usarás para bien o para mal? ¿Lo usarás para llevar a cabo las tareas que Dios te ha dado, o lo usarás para entorpecer esas tareas? ¿Usarás tu teléfono para servir a Dios o para servir a Satanás? Agradece a Dios por tu teléfono, pero ruégale sabiduría para usarlo bien.Tu corazón tiene un propósito para tu teléfono
¿Qué amas más de lo que amas a Dios? En esos momentos cuando no encuentras tu alegría y satisfacción en Dios, y en esos momentos cuando el pecado parece tan tentador, ¿qué es lo que te promete alegría? ¿Qué te promete satisfacción? ¿Qué es eso que necesitas tanto que incluso pecarías para obtenerlo? Para algunas personas es el dinero, y están convencidos de que, a menos que tengan mucho dinero, nunca podrán estar verdaderamente satisfechos. Incluso robarán para obtenerlo. Para otros es el poder, y creen que el camino a la felicidad es acumular poder sobre otros. Van a pisotear y acosar personas para obtenerlo. Lo que sea que eso sea para ti, la Biblia lo llama ídolo. Un ídolo es algo que levantas en lugar de Dios (algo que, al menos por un momento, toma el primer lugar en tu corazón). Cualquiera sea tu ídolo, será un tipo especial de tentación para ti cuando uses tu teléfono. Si idolatras el placer sexual, probablemente serás tentado a usar tu teléfono para mirar pornografía. ¿Sabías que más de la mitad de toda la pornografía se ve en dispositivos móviles como los que tienes? Esto significa que muchas personas como tú compran un teléfono inteligente para poder enviarse mensajes de texto con sus amigos y tomar fotografías de sus vacaciones, pero de alguna forma terminan usándolo para mirar pornografía. Usaron esta gran tecnología dada por Dios para hacer daño en lugar de hacer el bien. Si idolatras la popularidad, si lo que te hace sentir bien sobre ti mismo es ser admirado y tener muchos seguidores, entonces serás tentado a usar tu teléfono para buscar ese ídolo. Podrías usar la cámara para tomarte fotografías inapropiadas en Instagram o quizás uses la aplicación de Facebook para decir duras palabras sobre otras personas. Ese teléfono que puede usarse para hacer tanto bien y llevar tanto ánimo ahora es usado para provocar daño. No existen muchas personas que compran un teléfono con la intención de usarlo para dañar a otros o para mirar pornografía. Sin embargo, donde esté tu corazón, ahí también estará la tecnología a la que accedes. La manera en que usas la tecnología revela tu corazón; muestra si es que tu corazón está orientado a Dios y a encontrar verdadero gozo y satisfacción en Él o si es que intentas encontrar gozo y falsa satisfacción en las cosas que Él prohíbe. En cualquier momento, tu corazón tiene un propósito para tu teléfono. Sí, agradece a Dios por tu teléfono inteligente, ruégale por sabiduría para usarlo bien y para guardar tu corazón.Úsalo para la gloria de Dios
Y ahora es tiempo de sacar ese teléfono de la caja y prenderlo por primera vez. Mientras lo sostienes en tu mano, ¿por qué no tomas un momento para orar? Pídele a Dios que te ayude a usar bien ese teléfono. Comprométete ante Él ahora con que, hasta donde te sea posible, lo usarás solo para servir a sus propósitos. Busca uno o dos amigos creyentes para rendir cuentas y revisar tu corazón regularmente. Luego anda y glorifícalo con tu teléfono y por medio de él.Tim Challies © 2015 Desiring God. Publicado originalmente en esta dirección. Usado con permiso.


Reseña: El libro que tu pastor quiere que leas (pero no se atreve a pedírtelo)

- Un arrepentimiento diario y una fe entusiasta
- Pertenencia con compromiso
- Total honestidad
- Velar con atención
- Bondad amorosa
- Expectativas altas
- Sumisión entusiasta
El libro que tu pastor quiere que leas (pero no se atreve a pedírtelo). Christopher Ash. Poiema Publicaciones, 112 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Reseña: El evangelio en el trabajo

Debido a la obra de Jesús en la cruz por nosotros, puesto que Él vive y reina ahora, tenemos identidad, pertenencia, amor, aceptación, perdón, adopción, justificación y recompensa. Todo es nuestro por la eternidad. Porque eso es verdad, somos liberados gloriosamente de tener que buscar esas cosas (o, en lugar de ello, sus imitaciones baratas) en nuestros trabajos. ¿Lo ves? No necesitamos nuestro trabajo para otorgarnos una identidad a nosotros mismos, pues ya tenemos una identidad en Cristo. No necesitamos que nos dé un lugar al cual pertenecer. Ya hemos sido adoptados por Dios gracias a Jesús, y pertenecemos a su familia redimida. No necesitamos trabajar para que nos amen, para que agrademos a otros ni para que nos acepten, tampoco necesitamos demostrarnos que valemos la pena. ¿Por qué? ¡Porque todo eso ya ha sido asegurado para nosotros por Jesús! Por tanto, ¿dónde deja eso al trabajo? ¿Qué rol, entonces, desempeñará en nuestras vidas? Simple, lo deja libre de la imposible exigencia de proveernos algo que nunca tuvo el propósito de darnos y de la excusa de que no importa, ¡y somos libres para vivir vidas de servicio alegre y sincero para nuestro Rey!A medida que los autores desarrollan su tema, entregan una breve teología del trabajo, pero sólida. Luego avanzan hacia asuntos prácticos: elegir una carrera; encontrar ese difícil equilibrio entre el trabajo, la familia y la iglesia; lidiar con jefes y colegas difíciles; ser un jefe cristiano; y compartir el Evangelio en el trabajo. En cada caso, ellos trabajan desde el Evangelio hacia el consejo y la guía práctica. El libro me impactó con mayor profundidad en su discusión sobre el éxito. Los autores redefinen el éxito, alejándolo del dinero, del poder, de la influencia, del cambio o de un estándar respetable de vida. Desde una perspectiva simple, el éxito es mucho más sencillo: se mide en fidelidad. No todos somos igualmente talentosos y no tenemos las mismas oportunidades, por lo que necesitamos ser muy, pero muy cuidadosos de no compararnos con otros. Hacerlo puede ser un error fatal. Al contrario, debemos medir el éxito por la fidelidad a Dios en las cosas que Él nos ha llamado a hacer. Eso fue muy liberador y muy animante para mí. El Evangelio en el trabajo es un libro poderoso y útil exactamente porque el Evangelio realmente sí importa en el trabajo, así como también importa en casa, en la iglesia y en todos los otros lugares. Y puesto que todos trabajamos en algún lugar, en algún momento, este es un libro que todos haríamos bien en leer.
El evangelio en el trabajo: cómo el servicio al Rey Jesús le da propósito y sentido a tu empleo. Sebastian Traeger y Greg Gilbert. Editorial Peregrino, 176 páginas.
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Pecados respetables del mundo reformado
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Reseña: Maternidad redimida

No necesitamos la versión mundana de la maternidad. Necesitamos una maternidad redimida, transformada por la resurrección de nuestro Señor y Salvador. Necesitamos su sangre derramada si hemos de derramar nuestra culpa y nuestros fracasos. Necesitamos su plenitud que llene nuestros vacíos. Necesitamos su sacrificio y su dolor para poder sacrificarnos por otros hasta que duela. Necesitamos sus heridas que sanen nuestras heridas. Necesitamos su expiación para expiar de una vez por todas nuestros pecados. Necesitamos su muerte que nos infunda vida.Maternidad redimida comienza con un par de capítulos que describen el Evangelio, mostrando que se puede entender mejor como una especie de narrativa y explicando cómo esta narrativa del Evangelio se aplica incluso a la maternidad. Concluye con un par de capítulos que tienen el propósito de instruir a las lectoras en la importancia de la instrucción bíblica y a la fluidez del Evangelio aun (o especialmente) durante los largos años de maternidad. Sin embargo, el corazón del libro es una serie de catorce breves capítulos, cada uno de los cuales analiza un tema común entre las mamás y muestra cómo se aplica el Evangelio allí. En cada caso, las autoras siguen la estructura estándar de Creación, Caída, Redención y Consumación. Entonces, por ejemplo, en el capítulo sobre el matrimonio, ellas describen algunos de los desafíos que las esposas y las madres enfrentan; luego, muestran cómo en la creación el matrimonio tenía el propósito de ser una unión; cómo en la caída esa unión fue alterada; cómo en la obra de la redención de Cristo, Él muestra lo que el matrimonio siempre tuvo el propósito de ser; y cómo, en la gran consumación, el propósito del matrimonio será cumplido y el pecado será erradicado. Luego, hay aplicaciones: «puesto que Jesús llevó una vida perfecta en nuestro lugar, la presión que pesaba tanto sobre el esposo como la esposa ha sido quitada, y no hace falta que sean padres perfectos». «Madre [...], Cristo ya dio la talla por ti. Ahora puedes dejar de comparar a tu esposo con los libros de crianza, las conferencias, los blogueros o el vecino de al lado. En lugar de eso, extiende a tu esposo la gracia constante y amor que has recibido de su herencia común en Cristo, celebrando los dones únicos que posee tu esposo». Maternidad redimida es una obra sólida y llena un vacío. Donde muchos libros sobre maternidad son esencialmente legalistas y dan noticias que no son mejores que «necesitas esforzarte más», este enraíza a las madres en la obra consumada de Jesucristo. Muestra acertadamente que el Evangelio realmente marca toda la diferencia no solo en la eternidad, sino que en la vida diaria también. Muestra cómo vivir como si el Evangelio fuera verdad en todas las alegrías y los desafíos de la vida, incluso en la maternidad. Reconozco que no soy exactamente la audiencia central de Maternidad redimida. Dicho esto, siempre estoy al tanto de los recursos en los que puedo confiar y luego recomendar a otros. Estoy encantado de decir que por todo el tiempo que he seguido la obra de Jensen y Wifler, me he beneficiado de ella. Aún mejor, he visto a muchas mamás cristianas que conozco y que aman leer su página web, escuchar su podcast y crecer por medio de ellos. Agradezco que ahora hayan agregado este libro a los muchos canales por medio de los cuales sirven a Dios al servir a su pueblo. Creo que el libro hará exactamente eso.
Maternidad redimida: la esperanza del evangelio para momentos cotidianos. Emily Jensen, Laura Wifler. Editorial Portavoz, 224 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.
[1] Nota del editor: Risen Motherhood es una comunidad de mujeres que, a través de su blog y otros recursos, busca alentar, equipar y desafiar a cada mamá a aplicar el Evangelio en su vida diaria.
[2] Nota del editor: Esto ocurrió con la primera publicación del libro en inglés, en septiembre del 2019.


RESEÑA: ORANDO LA BIBLIA

Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Reseña: El hallazgo de la verdad

El hallazgo de la verdad: 5 principios para desenmascarar el ateísmo, el laicismo y otros sustitutos de Dios. Editorial JUCUM, 319 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.
[1] N. del T.: traducción propia.


Reseña: Tácticas

Voy a enseñarte a gestionar conversaciones para que puedas mantener el control —de buena manera— aunque tu conocimiento sea limitado. Puede que no tengas ninguna experiencia respondiendo a objeciones que se plantean contra lo que crees, o incluso que seas cristiano desde hace poco tiempo, pero no importa. Voy a presentarte algunas maniobras eficaces —yo las llamo tácticas— que te ayudarán a mantener el control.Este acercamiento táctico es uno útil, puesto que te permite «tener el control de la conversación y dirigir el diálogo de forma productiva, exponer las ideas erróneas o incoherentes y sugerir, sobre la marcha, alternativas mejores». Es importante notar que las «tácticas no son triquiñuelas o astutas artimañas que usamos para manipular. No son inteligentes trucos para avergonzar a nuestros interlocutores y forzarlos a aceptar nuestro punto de vista. No pretenden menospreciar o humillar a quienes disienten de nosotros para poder presentarlos como trofeos de nuestras dotes». Al contrario, son maneras de guiar una conversación para exponer un mal razonamiento y luego usarlo como un puente hacia la verdad. Koukl comienza mirando tres habilidades básicas que el cristiano necesitará si quiere ser un apologeta efectivo. La primera es que debe tener conocimiento, estar familiarizado con el mensaje central de la Biblia; la segunda, debe tener un conocimiento templado por la sabiduría que hace su mensaje claro y persuasivo; la tercera, debemos tener el carácter de un cristiano, personificando las virtudes del Reino al que sirve. Luego, en el transcurso de cuatro capítulos, Koukl devela su táctica. Él la denomina «Colombo». La clave de esta táctica es «pasar a la ofensiva de forma inofensiva, utilizando preguntas cuidadosamente seleccionadas para adelantar la conversación de forma productiva». Nunca hagas una afirmación cuando una pregunta puede hacer ese trabajo. Cuando haces una pregunta y escuchas cuidadosamente, recopilas información que puede ser usada para mostrarle a una persona en qué lugar su manera de pensar no es correcta. Las preguntas pueden usarse para recolectar información, invertir el peso de la prueba o guiar la conversación. De cualquier manera, la persona que hace las preguntas es quien guía el diálogo. El autor establece una meta modesta y realista para sus interacciones con no creyentes. «Mi meta», dice, «es más bien encontrar formas inteligentes de explorar los errores en el pensamiento de mis interlocutores, a fin de guiarlos a la verdad, siendo siempre benevolente y caritativo. Mi objetivo es gestionar, no manipular; controlar, no coaccionar; practicar la diplomacia, y no la lucha. Quiero que estas sean también tus metas». El objetivo de este tipo de apologética, entonces, no es necesariamente ganar a alguien para Cristo. Ese podría ser un objetivo o esperanza final, pero la meta que una persona encuentra no es nada más que, en palabras de Koukl: «ponerle [a alguien] una piedra en el zapato». «Quiero darle algo en qué pensar, algo que no pueda ignorar porque le molesta, en un sentido positivo». En la segunda parte del libro, Koukl ofrece una guía para encontrar los errores en la manera de razonar de las personas. Él ofrece tácticas específicas para develar un mal razonamiento y darlo vuelta contra esa persona. Él denomina algunas de ellas como Suicidio, Rivalidad entre hermanos y Quitar el tejado. Él ofrece consejo sobre cómo hacer frente a la Apisonadora humana (he intentado discutir asuntos con personas como estas) y el Becario Rhodes, el supuesto experto. Cuando pienso en la apologética cristiana, tiendo a pensar en Evidencia que demanda un veredicto, uno de los clásicos de antaño. No obstante, en este libro Koukl ofrece un nuevo acercamiento y uno que está bien adaptado a los tiempos. Él enseña al cristiano a pensar bien, a ejemplificar la gracia y a guiar la conversación humildemente hacia la verdad.
Podemos pasarnos horas ayudando a alguien a analizar cuidadosamente un asunto sin mencionar a Dios, a Jesús o la Biblia. Esto no significa que no estemos contribuyendo a la causa del reino. Siempre damos un paso hacia adelante cuando ayudamos a alguien a pensar con más detenimiento. Como mínimo, le aporta las herramientas para abordar las cuestiones más trascendentales que siempre acaban surgiendo.La apologética no es siempre una disciplina que se lleva a cabo con gracia. Sin embargo, en este libro Koukl comparte tácticas que demostrarán ser beneficiosas para cualquier cristiano. Estas podrían revolucionar la manera en la que interactúas con no creyentes. Lo recomiendo encarecidamente.
Tácticas: un plan de acción para debatir tus convicciones cristianas. Gregory Koukl. Editorial Vida, 224 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies


Reseña: El poder & el mensaje del evangelio

Uno de los crímenes más grandes cometido por la presente generación de cristianos es su descuido del evangelio, y es de este descuido que surgen otros males. No es tanto que el mundo perdido está endurecido hacia el evangelio sino que es más bien ignorante del evangelio, puesto que muchos de aquellos que proclaman el evangelio son ignorantes de sus verdades más básicas. Los temas esenciales que conforman la esencia del evangelio —la justicia de Dios, la depravación radical del hombre, la propiciación por sangre, la naturaleza de la verdadera conversión y la base bíblica de la seguridad— están ausentes de demasiados púlpitos. Las iglesias reducen el mensaje del evangelio a unas pocas declaraciones doctrinales, enseñan que la conversión es una decisión puramente humana y declaran seguridad de salvación sobre cualquiera que pronuncia la oración del pecador.Contra este abandono radical, él dice: «No es propio que nosotros como ministros o laicos estemos tan cerca y no hagamos nada cuando vemos “el glorioso evangelio del Dios bendito” ser reemplazado por un evangelio de menor gloria. Como administradores de este encargo, tenemos la obligación de recuperar el único evangelio verdadero y proclamarlo con valentía y claridad a todos». Esto es exactamente lo que se propone hacer en este libro y en esta serie de libros. Este libro, entonces, es una mirada larga, cuidadosa y alegre del Evangelio. Es como si Washer entrara a la sala de una galería de arte y estudiara una obra desde un lado primero y luego desde otro. Él retrocede para mirar la obra completa y luego se acerca para examinar los más finos detalles y los matices más meticulosos. Se maravilla del trabajo y se deleita en el arte. Su alegría por esta obra de arte es contagiosa y el lector simplemente no puede evitar ser atraído a la emoción. No obstante, a diferencia de una obra de arte que es inevitablemente limitada, una obra que tiene fin, el Evangelio es infinito en su profundidad y belleza.
Como predicadores y como miembros de la iglesia, seríamos sabios al ver el evangelio a través de los ojos de [Pablo], y deberíamos considerarlo como digno de cuidadosa investigación a través de toda nuestra vida. Y es que, aunque hayamos vivido muchos años en la fe, aunque poseamos el intelecto de Edwards y la perspicacia de Spurgeon, aunque hubiéramos entendido cada publicación de los padres de la iglesia, los reformadores y los puritanos, y aunque hayamos pasado a través de todos los eruditos de la presente era, podríamos estar seguros de que no habríamos escalado ni la base de este Everest que llamamos evangelio. ¡Aún después de una eternidad de eternidades diremos lo mismo!En un libro que es profundo, metódico y poderoso, Washer llama a cada cristiano a hacer del Evangelio su obsesión de por vida. «Recuerda esto: siempre debes estar creciendo en el evangelio y en el conocimiento de él. Este no es la introducción al cristianismo, sino que es cristianismo de la A a la Z. No debes dominar el evangelio ni lo harás, ¡más bien, él te dominará a ti!»[1]. Este libro, y los dos que lo siguen, tienen el propósito de permitirte crecer en tu conocimiento del Evangelio para que pueda cada vez más dominarte y deleitarte. El poder & el mensaje del Evangelio persiste en el mensaje del Evangelio y proclama los hechos objetivos de él. El siguiente volumen se centrará en el llamado del Evangelio a la conversión verdadera; el volumen final observará la seguridad y las advertencias del Evangelio. Este es un libro para todo cristiano: un libro que nos llama a conocer y a deleitarnos en la buena noticia del Evangelio. Es un libro que bendecirá a todo el que lo lea.
El poder & el mensaje del evangelio. Paul Washer. Poiema Publicaciones, 288 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.
[1] N. del T.: traducción propia.


Reseña: En pos de la santidad

El granjero ara su campo, siembra la semilla y fertiliza y cultiva —siempre consciente que en último [sic] instancia depende enteramente de fuerzas externas a sí mismo. Sabe que no puede hacer germinar la semilla, como tampoco puede producir la lluvia y el sol necesarios para lograr el crecimiento y obtener una cosecha. El que la cosecha sea exitosa depende de que Dios provea estas cosas. Y, sin embargo, el granjero sabe que, a menos que se dedique diligentemente a cumplir su parte —que consiste en arar, sembrar, fertilizar, y cultivar— no puede esperar una cosecha llegado su momento. En cierto sentido el granjero está en sociedad con Dios y solo obtendrá los beneficios que le corresponden si cumple la responsabilidad que le corresponde a él.Así como la agricultura es una sociedad entre el hombre y Dios, en la cual el hombre no puede hacer lo que Dios tiene que hacer y Dios no hará lo que el granjero debe hacer, así también es la búsqueda de la santidad. Dios no nos otorga una vida de santidad el día en que somos salvados. Él requiere que busquemos la santidad con la confianza de que Él trabajará con nosotros y nos dará su poder para lograr el deseo de nuestros corazones. Él nos da el poder para hacer lo que Él requiere y lo que espera de nosotros. El resto del libro es, entonces, una exhortación a la santidad y un consejo práctico sobre cómo alcanzar la santidad que Dios requiere de nosotros. Por un lado, enfrentamos una tarea imposible, puesto que nunca seremos perfectamente santos en esta vida. Por otro lado, sin embargo, enfrentamos una tarea que trae gran beneficio, puesto que Dios recompensa a aquellos que lo buscan diligentemente. La santidad trae gran gozo. Hay un par de áreas en las cuales este libro me desafió de una manera inesperada. En primer lugar, llegué a darme cuenta de que mucha de mi búsqueda de la santidad la había realizado a un nivel macro. Miré mi vida y vi progreso a una gran escala. He visto áreas en las que he progresado mucho y he visto cómo ciertos hábitos y deseos pecaminosos se fueron desmoronando. Estoy muy agradecido de esto y reconozco la obra del Espíritu. Sin embargo, el libro me ayudó a entender la importancia de examinar mi vida a un nivel micro. Aunque sin duda di grandes pasos en algunas grandes áreas, continúo asombrado ante mi propensión al pecado en áreas pequeñas. Hubo muchos momentos en los que fui guiado a mirar a mi pecado directamente a la cara y reaccioné con asombro al ver cuán contaminado había llegado a estar mi corazón. Quizás uno de mis pecados más grandes, y el mayor pecado de los seres humanos, es trivializar el pecado. Sin embargo, y esto es algo que he tenido en mi corazón muchas veces en los últimos meses, he llegado a ver que trivializar el pecado es trivializar el amor de Dios. Por muchos meses, he guardado un trocito de papel en mi escritorio en el cual escribí: «cuando le quitamos la importancia al pecado, le restamos importancia al amor que nos salvó. Mientras más grande sea nuestra apreciación de nuestro pecado, mayor será nuestra apreciación del amor de Dios». En pos de la santidad me ayudó a entender cuán cierto es esto. Cuando examino la Escritura y entiendo lo que Dios exige de mí, también entiendo cuánto no cumplo y cuán gran Salvador se requiere para salvar a un pecador como yo. La segunda área en la que este libro me desafió fue en comprender la relación entre el deseo y la razón. Sé por mi experiencia en la vida que, si bien Dios obra principalmente a través de la razón, Satanás enfoca sus ataques principalmente a través de mis deseos. Se me vienen a la mente cientos de veces donde mis deseos se han opuesto a lo que sé que era correcto. Ha habido un sinfín de momentos en los que he caído en pecado, porque permití que mis deseos predominaran sobre la razón. ¡Satanás realmente tiene un arma poderosa a su disposición! Sin embargo, ¿cuán a menudo mi razón ha tenido que vencer mis deseos? ¿Cuán a menudo tengo que interrumpir un tiempo realmente dulce de comunión con el Señor porque sé que hay trabajo por hacer? Ciertamente, no tan seguido como las veces que he decidido abandonar mi tiempo con el Señor porque he deseado hacer otra cosa (¡cualquier cosa!). Aunque siempre he sabido que esto es verdad, este libro me ayudó a entender la necesidad de realinear y entrenar mis deseos para que desee lo que es bueno. Cuando mi corazón realmente desee obediencia, le quitaré una espada a Satanás. Por lo tanto, te recomiendo este libro. No tendrás que mirar muy lejos para encontrar testimonios del poder de En pos de la santidad. Ha sido respaldado, entre otros, por John MacArthur, John Piper, J.I. Packer y R.C. Sproul. Y quizás, más importante aún, ha sido respaldado por cientos de miles de hermanos y hermanas en Cristo que han sido desafiados por él para vivir vidas de santidad. Este libro es un clásico, haciendo eco a las palabras de John MacArthur, bien merece el honor.
En pos de la santidad. Jerry Bridges. Publicaciones Faro de Gracia, 158 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Reseña: La tentación y el triunfo de Cristo

La tentación y el triunfo de Cristo. Russell D. Moore. Editorial Portavoz, 201 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Envejecer con gracia

Un temor profundo, un anhelo profundo
Aprendí a temer algunos comportamientos desde mi niñez. Vi a personas que se comportaban de una determinada manera, vi las consecuencias de sus actos y decidí que yo nunca haría esas cosas. Decidí que no sería como esas personas. De niño, vi a algunos abusar del alcohol. Vi la total embriaguez en toda su fealdad, en toda su vergüenza. La vi en personas a quienes yo amaba, personas de mi familia extendida. Vi cómo se comportaban, cómo otros los trataban y cómo sus reputaciones se derrumbaban. Aun cuando era solo un niño y luego un adolescente, crecí tan receloso del alcohol que nunca me atrajo. Ni siquiera hoy bebo y no es porque tenga alguna razón bíblica en contra del alcohol. Simplemente, no me interesa. Nunca me ha interesado. Desde mi niñez, también aprendí a temer envejecer mal. Vi ancianos comportarse de manera vergonzosa y mostrar muy poco de la dignidad que debe estar asociada con la vejez. Vi a ancianas resentidas sin que parecieran tener un propósito real en sus vidas. Vi a ancianos borrachos, pervertidos y llenos de resentimiento en contra de Dios. Por supuesto, también vi buenos ejemplos de queridos ancianos y ancianas que se amaron el uno al otro, que amaron a Jesús más que a cualquier otra cosa, que fueron ejemplos de piedad y gracia. A algunos los conocí personalmente y a otros a través de sus libros o biografías. Desarrollé un temor a envejecer mal y un anhelo por envejecer bien. Aún siendo joven resolví envejecer con gracia. No sería un anciano con un comportamiento vergonzoso ni tampoco borracho ni resentido ni sin propósito. Resolví que en mi vejez sería digno y piadoso, sería un ejemplo de carácter y viviría con determinación hasta el final. Ya en ese entonces, entendí que esta resolución debería moldear la totalidad de mi vida. No podría tener una vida disoluta y a la vez esperar que Dios me concediera el don de la piedad el día que cumpliera 65 años. No podría llevar una vida apática o displicente y a la vez esperar tener una vejez plena, con significado. Si yo quería ser piadoso, entonces necesitaba aprender a hacerlo de inmediato. Si quería que esos días tuvieran propósito, entonces necesitaba que todos mis días tuvieran propósito. Por todas estas razones, y muchas otras, el tema de envejecer es especialmente valioso para mí.Envejecimiento y vejez
Es importante distinguir el envejecimiento de la vejez. La vejez es un estado, mientras que el envejecimiento es un proceso; un proceso durante el cual hacemos sólidas y pequeñas inversiones que determinan nuestro estado final. El objetivo de este artículo, y el de los que seguirán, es destacar la importancia de envejecer: la realidad universal permanente de que desde el momento en que nacemos, estamos envejeciendo, que desde que damos nuestro primer aliento estamos avanzando hacia el último, que cada decisión que tomamos, es la culminación del anciano o anciana que seremos. Envejecer es el guion en el epitafio[2], esa pequeña línea que a medida que avanza de izquierda a derecha, desde el gozo del nacimiento hasta el dolor de la muerte, encapsula la totalidad de una vida. El envejecimiento trae mucho dolor y mucho gozo, y entre medio de ambos se encuentran todas las responsabilidades que elegimos abrazar o ignorar. Muchas lágrimas me han acompañado escribiendo todo esto, lágrimas que me han sorprendido y que a la vez me han mostrado lo importante que es este tema para mí, que ha sido como una canción sonando en el trasfondo de mi vida, que aún sigue siendo un deseo profundo. Son lágrimas de dolor por las oportunidades desperdiciadas, lágrimas de gozo por las evidencias de gracia inmerecida, lágrimas de esperanza de que Dios conceda mis peticiones. Hay pocos anhelos en mi corazón más profundos que el que Dios me permita vivir una vejez digna, piadosa y significativa. Por medio de varios artículos quiero explorar qué dice la Biblia sobre el envejecimiento. Principalmente, quiero animarlos a ustedes y a mí mismo a envejecer con gracia, con sabiduría y con la determinación de que sea para la gloria de Dios.Artículos de la serie:
[FinalTilesGallery id='17']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. Traducción: Marcela Basualto
[1] Inspirado en Week-day Religion [Religión para todos los días] escrito por J. R. Miller.
[2] N. del T.: el escritor está haciendo alusión al poema de Linda Ellis, El guion. Es el guion entre la fecha de nacimiento y la fecha de fallecimiento en una lápida.


A mayor edad, mayor dolor
¿Leíste la primera parte de esta serie? La puedes encontrar aquí: Envejecer con gracia.
Lo que sí sabemos es que, en un mundo como este, envejecer se asocia fuertemente al dolor y a la tristeza. Aunque el envejecimiento no deja de tener sus beneficios, se le conoce primero por su dolor. Experimentamos este dolor porque, con la edad, estamos más expuestos al pecado y sus consecuencias. A medida que pasa el tiempo, estamos más y más conscientes del pecado en nuestros corazones. Al acumular más años de experiencia, también acumulamos un conocimiento más profundo del pecado que mora en los corazones de los demás y que se manifiesta en sus palabras y acciones. Cada día, cada año que pasa, vemos y experimentamos en mayor medida las consecuencias del pecado en el mundo que nos rodea: muerte, destrucción y desastre. Todo se suma para que el peso del dolor sea mayor. Este lamento es universal. Aun los cristianos lo experimentan a medida que van envejeciendo. Ellos también descubren que a mayor edad, mayor es el dolor. Se presenta de muchas formas. A continuación, me referiré a cinco de ellas.
El dolor de la debilidad
A medida que envejecemos, nos duele volvernos más y más débiles. Por supuesto que, cuando comenzamos a crecer, nos hacemos más fuertes. Al pasar de la infancia a la niñez y de la niñez a la adultez, nuestros cuerpos crecen y se fortalecen. Desde la experiencia de su vejez, Salomón dijo: «Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud» (Ec 11:9a). Incluso llegó a decir: «La gloria de los jóvenes es su fuerza» (Pr 20:29a). Pero esa fuerza no nos dura mucho, ¿verdad? Pocos son los años de crecimiento comparados con los muchos años de deterioro; pocos son los años de tener fuerzas comparados con los muchos años de debilidad. Tanto en hombres como en mujeres la fuerza física alcanza su punto máximo durante la década de los veinte o treinta y luego comienza el largo camino del deterioro. La masa muscular, la densidad ósea, el metabolismo e incluso los sentidos comienzan a debilitarse. La mayoría de los atletas se jubila entre los 37 y 38 años, cuando aún les queda por vivir más de la mitad de sus vidas. Simplemente, ya no son capaces de seguir compitiendo.Uno de los pasajes más tristes de toda la Biblia habla del dolor cuando nos volvemos más débiles. Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud, Antes que vengan los días malos, Y se acerquen los años en que digas: «No tengo en ellos placer». Antes que se oscurezcan el sol y la luz, La luna y las estrellas, Y las nubes vuelvan tras la lluvia; El día cuando tiemblen los guardas de la casa Y los fuertes se encorven, Las que muelen estén ociosas porque son pocas, Y se nublen los que miran por las ventanas. Cuando además se cierren las puertas de la calle Por ser bajo el sonido del molino, Y se levante uno al canto del ave, Y todas las hijas del canto sean abatidas; Se temerá a la altura y a los terrores en el camino. Cuando florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto (Eclesiastés 12:1-5a).Esta es una descripción poética de un cuerpo que está comenzando a debilitarse y a fallar. Los ojos se nublan, las manos tiritan, los pies se arrastran, la espalda se encorva, los dientes se caen y la voz tiembla. Es un triste contraste con la fuerza y el vigor de la juventud. Y el deterioro de nuestros cuerpos se hace cada vez más abrupto con la edad. Ver cómo nuestros cuerpos se debilitan y se deterioran produce dolor.
El dolor del cansancio
Al dolor de la debilidad debemos agregar el dolor de sentirnos más cansados. El viejo Salomón también conoció este dolor: «Todas las cosas son fatigosas, el hombre no puede expresarlas. No se sacia el ojo de ver, ni se cansa el oído de oír» (Ec 1:8). Una caminata larga trae consigo un intenso cansancio; una vida larga trae consigo gran agotamiento. ¿Cómo no habría de hacerlo en un mundo tan manchado por el pecado y sus consecuencias? Entre más vivimos, más cansancio experimentamos y este cansancio oprime nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras almas. En una ocasión, un pastor visitó nuestra iglesia y nos contó de las pruebas que él y su congregación habían tenido que soportar. La última, y la más dolorosa, fue el dolor de que unos queridos amigos perdieran a su bebé antes de nacer. Habían tenido solo una oportunidad para embarazarse y, por ocho meses, había evolucionado de manera normal. ¡El gran día se acercaba rápidamente! Pero solo dos semanas antes de que el embarazo llegara a término, el bebé nació muerto. ¡Qué tragedia! ¡Qué dolor! Ese día, ante nosotros, nos dijo: «aborrezco este mundo en este momento. Lo único que ha hecho es romper mi corazón. Ninguno de nosotros quiere quedarse en él. Lo único que hace es engañarnos y fallarnos. Promete demasiado y cumple poco». Él estaba expresando el cansancio que produce vivir en este mundo pecaminoso y doloroso: un mundo de muerte, destrucción y deterioro; un mundo que le da tan poco propósito y significado a nuestro sufrimiento. Entre más envejecemos, mayor es el dolor. Envejecer nos conduce al dolor del cansancio.El dolor de la cosecha
También tenemos el dolor de la cosecha. «Cosechar» es un término agrícola que se refiere a la recolección del cultivo. Lo que un agricultor planta en primavera, lo cosecha en otoño. Cosecha lo que sembró primero. En Gálatas 6:7-8a hay una advertencia: «No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción». Principalmente, y en forma más significativa, esta cosecha tendrá lugar después del juicio final cuando Dios «pagará a cada uno conforme a sus obras» (Ro 2:6b). Sin embargo, incluso para los cristianos, esta recolección de la cosecha comienza desde ya, porque sembrar y cosechar son principios espirituales tanto en la vida como en la muerte. Sembrar para la carne implica proseguir en el pecado y dejar de hacer lo bueno. Implica ahondar en depravación y dejar de crecer en rectitud. Implica vivir con las consecuencias naturales de nuestro pecado. El hombre que siembra adulterio cosecha un matrimonio destrozado; el que siembra fraude cosecha encarcelamiento. La mujer que siembra discordia cosecha soledad; la que siembra autogratificación cosecha adicción. Y así sigue interminablemente. Mientras más se vive y más pecado se siembra, más corrupción se cosecha. Mucho del pecado que se siembra en la juventud permanece latente en la tierra hasta que finalmente estalla y se cosecha en la vejez. El agricultor que siembra malezas en primavera no debería sorprenderse de que, cuando llegue el otoño, toda su cosecha no sea más que malezas; la persona que ha plantado pecado toda su vida no debería sorprenderse de que, cuando llegue el otoño de su vida, solo coseche pecado. «Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará».El dolor de nuestra mortalidad
Luego, para agravar todo este dolor, viene el dolor de la mortalidad: saber que la muerte se aproxima con seguridad. Como ya hemos visto, Eclesiastés 12 habla del deterioro del cuerpo, pero también se refiere a su inevitable fin:El hombre va a su morada eterna mientras los del duelo andan por la calle [...] antes que se rompa el hilo de plata, se quiebre el cuenco de oro, se rompa el cántaro junto a la fuente, y se haga pedazos la rueda junto al pozo, entonces el polvo volverá a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio. «Vanidad de vanidades», dice el Predicador, «todo es vanidad» (Ec 12:5b-8).Salomón nos muestra la imagen de una cuerda de lino que sujeta un jarro de arcilla, un medio de extraer alimentos y refrigerios. Con el paso del tiempo y el uso, la cuerda se desgasta. Hebra tras hebra se va deshilachando. Y entonces se produce lo inevitable: sucumbe. Las cuerdas se rompen y el jarro cae a la profundidad, haciéndose añicos. Esa es la fragilidad de la vida y lo inevitable de la muerte. Parte del dolor de envejecer es saber que estamos más cerca que nunca de la muerte. Estamos un día y un momento más cerca de la muerte. Ese tiempo ya pasó y no lo podemos recobrar. Tuvimos sueños que no se realizarán, tareas por cumplir que quedarán sin hacer. Sentimos y lamentamos la ausencia de los amados amigos que se fueron antes. Esa es la realidad de la vida en este mundo; un mundo en el que solo estamos de paso hasta llegar al final de nuestro tiempo.
El dolor del temor
Finalmente, está el dolor del temor. Con la debilidad, el cansancio, la cosecha y lo inevitable de la cercanía de la muerte, viene el temor. No podría ser de otro modo. En el Salmo 71, el rey David expresa algo de este temor. Al anticipar la vejez, él ruega: «No me rechaces en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas» (Sal 71:9). David manifiesta algo del temor que viene con la edad, el temor a encontrarse solo cuando envejezca, sin aliados, sin nadie que lo cuide en sus últimos días. A medida que el cuerpo se marchita y la mente se apaga, el temor aumenta. Por supuesto que sí. Este mundo ya es bastante aterrador cuando somos fuertes y capaces de hacer mucho. ¡Cuánto más será, entonces, cuando nos volvamos débiles y vulnerables, cuando dependamos de otros para que nos cuiden, nos sustenten y nos protejan! Esta es la razón por la que muchos se aprovechan de los ancianos, y es por eso que ellos necesitan de nuestro cuidado y protección especial. La vejez está llena de muchos peligros y todos juntos causan el dolor del temor.Cinco dolores, una esperanza
Hemos examinado, entonces, cinco dolores que llegan con la vejez, incluso a los cristianos: el dolor de la debilidad, el dolor del cansancio, el dolor de la cosecha, el dolor de nuestra mortalidad y el dolor del temor. Estos cinco dolores estarían ausentes en un mundo perfecto y sin pecado. Los cinco están presentes y son universales en un mundo como este. Los cinco llegan al envejecer y solo aumentan con el pasar del tiempo. Cuando pensamos en la vejez de este modo, vemos que la muerte es el clímax de un millón de dolores. Estamos muriendo desde que nacemos. Tan pronto como empezamos a avanzar en el tiempo, avanzamos hacia el fin de nuestro tiempo. Si estos dolores son inevitables, ¿cómo nos podemos preparar? ¿Cómo podemos hacerles frente sin sucumbir a la desesperación, perversión, alcoholismo, amargura y cientos de otros vicios? Necesitamos armarnos de un carácter que nos fortalecerá y sostendrá. Necesitamos abrazar los gozos y las responsabilidades que conlleva el envejecimiento. Pero solo lo podremos hacer si primero conocemos a Cristo. La vida de Cristo comenzó en la cima del gozo y terminó con los dolores más profundos que con razón se le llama Varón de dolores (Is 53:3). Mientras vivió en la tierra, experimentó debilidad y cansancio, temor y lo inevitable de la cercanía de la muerte. Aun cuando Él no estuvo contaminado con el pecado, y sus pensamientos, palabras y acciones fueron perfectas, igual cosechó las temidas consecuencias del pecado, nuestro pecado. En la cruz, Él cargó con nuestro pecado, sufrió todo su tormento y pagó el precio total. Sin embargo, resucitó. ¡Resucitó! Y ahora ofrece perdón y vida a todo el que ponga su fe en Él. Aquellos que creen en Cristo, tienen una esperanza que va más allá de la vida y de la muerte. Tienen la esperanza segura de la resurrección, de la vida renovada, restaurada y eterna. Se les confiere poder por medio de la gracia de Dios para soportar los dolores, el gozo y aceptar las responsabilidades que vienen con la vejez. Quiero terminar con una palabra de aliento para aquellos que están tristemente conscientes del dolor de una mala cosecha o que están viviendo atemorizados por esto. Quizás viniste a Cristo algo más tarde en la vida, después de haber hecho mucho daño. Quizás viniste a Cristo a una edad temprana, pero pasaste muchos años de apatía o desobediencia. Debes saber que la gracia de Dios es suficiente para redimir tus fracasos. Por su gracia, ninguno de nosotros experimenta toda la cosecha que debiera. Por su gracia, ninguno de nosotros debe temer ni un momento de esta vida o de la venidera. Sí, puede que aún haya consecuencias por nuestro pecado. Pero incluso eso tendrá propósito. Descubriremos que Dios ha dispuesto incluso eso para sus buenos propósitos. Cobra ánimo. «Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor» (Sal 27:14).En el próximo artículo veremos que, a pesar de que la vejez trae mucho dolor, también trae mucho gozo.
Artículos de la serie:
[FinalTilesGallery id='18']Este recurso ha sido publicado originalmente en Tim Challies. Traducción: Marcela Basualto


A mayor edad, mayor gozo
¿Leíste los dos primeros artículos de esta serie? Puedes encontrarlos aquí: Envejecer con gracia y A mayor edad, mayor dolor.
Los crecientes dolores que surgen con la edad provienen de una exposición más prolongada a nuestra propia depravación, a la de otros y a las lamentables consecuencias del pecado en este mundo. La sucesión de gozos se derivan de una exposición más prolongada a los medios de gracia de Dios, al Espíritu Santo que obra a través de su Palabra y a su obra de renovación interior. Sin Cristo no podemos conocer ninguno de estos gozos más profundos, pero en Cristo podemos anticiparlos, experimentarlos y disfrutarlos todos. Hemos visto cinco dolores que llegan y aumentan con la vejez. Ahora veremos cinco gozos que nos muestran que a mayor edad, mayor es el gozo.
El gozo de la sabiduría
A medida que envejecemos, experimentamos el gozo de adquirir sabiduría. Uno de los principios reiterados de la Biblia es la asociación de la juventud con la necedad y de la vejez con la sabiduría. Job dice: «En los ancianos está la sabiduría, y en largura de días el entendimiento» (Job 12:12). El propósito del libro de Proverbios es «dar a los simples prudencia, y a los jóvenes conocimiento y discreción», exhortar a los jóvenes a que renuncien a su innata necedad y abracen la sabiduría (Pr 1:4). Esta sabiduría es mucho más que saber gobernar nuestras vidas y cumplir con sus responsabilidades. La verdadera sabiduría bíblica es quitarse el ateísmo práctico que vive dentro de nosotros y adoptar el modo de pensar que fluye de la mente y corazón de Dios. «El temor del Señor es el principio de la sabiduría [...]» (Pr 1:7). A medida que envejecemos en Cristo, aprendemos más de la Biblia y este aprendizaje se va arraigando profundamente en nuestras vidas. Con el pasar de los años y al comprometernos con los medios de gracia de Dios, el Espíritu Santo renueva progresivamente nuestras mentes y nos transforma desde dentro (Ro 12:1-2). La sabiduría crece. La sabiduría es como el café en grano, no como el jugo en polvo. Agregamos un sobre de jugo en polvo al agua, revolvemos rápidamente y está listo. El café, en cambio, necesita reposar y filtrarse, necesita tiempo para extraer su sabor. La sabiduría requiere tiempo. Se necesitan años de meditación, años de filtrar la Palabra de Dios en nuestras mentes para transformar la manera en que vivimos y pensamos. El sabor pleno de la sabiduría se experimenta al final de la vida, no al principio. A medida que envejecemos, experimentamos el gozo cada vez mayor de una sabiduría cada vez mayor.El gozo de la piedad
Estrechamente relacionado con el gozo de la sabiduría está el gozo de la piedad. Proverbios 16:31 dice: «La cabeza canosa es corona de gloria, y se encuentra en el camino de la justicia». La edad se asocia con la piedad: a mayor edad, mayor piedad. La piedad nos acerca a Dios, nos brinda una intimidad relacional con Él. «Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes», dice Santiago (Stg 4:8). El paso del tiempo nos da la oportunidad de leer y de poner más en práctica la Palabra de Dios. Cada año que pasa le da más tiempo al Espíritu para grabar la verdad que hemos aprendido en nuestros corazones y para continuar con su obra interior de restauración. Cada día nos da una nueva oportunidad para aferrarnos al poder del Espíritu a fin de hacer morir el pecado y revivir para la justicia de Dios. A medida que pasan los años, escuchamos más sermones, disfrutamos de un mayor compañerismo cristiano, participamos una y otra vez en la Cena del Señor. Dios obra a través de todos estos medios, para acercarnos y tener una relación más profunda con Él. A medida que transcurre el tiempo, los depravados se vuelven más depravados, mientras que los piadosos se vuelven más piadosos. Pablo encontró gozo en esto. Él contrastó un cuerpo desfalleciendo con un alma en renovación: «Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día» (2Co 4:16-18). ¡Qué gozo! Como cristianos, experimentamos la renovación de Dios día a día, renovación que no solo continúa, sino que además aumenta a medida que envejecemos. El interés financiero acumulado aumenta, de modo que los depósitos pequeños y continuos durante toda la vida producen la riqueza necesaria para gozar de una cómoda jubilación. La piedad acumulada también aumenta, de modo que los pequeños logros continuos en la lucha contra el pecado y los pequeños actos continuos de rectitud producen un enorme tesoro de piedad en la vejez. Al mirar hacia el futuro, veremos que seremos más piadosos de lo que somos hoy, más piadosos de lo que nos atrevemos a imaginar. Seguiremos siendo transformados a la imagen de Cristo hasta el día en que estemos cara a cara con Él. El gozo del respeto
Al envejecer también experimentamos el gozo del respeto, el derecho a ser respetado por los más jóvenes. Se establece este principio en Levítico 19:32: «Delante de las canas te pondrás en pie; honrarás al anciano». La Biblia exige que el joven honre y respete a los ancianos. El respeto por los ancianos tiene estrecha relación con el respeto a Dios, pues Él ha ordenado que los ancianos guíen a los jóvenes, que su sabiduría influencie y reduzca su necedad juvenil. Este respeto no solo debe ser demostrado con palabras y actitudes («honrarás al anciano»), sino también con acciones («delante de las canas te pondrás en pie»). Los jóvenes deben interesarse en los ancianos, ayudarlos, visitarlos, incluirlos, ser sus amigos, buscarlos para aprender de su sabiduría. Aun cuando la cultura occidental contemporánea menosprecia la edad y exalta la juventud, los jóvenes cristianos deben honrar a las personas mayores. A su vez, los mayores deben aceptar esta honra y asumir el privilegio y la responsabilidad que conlleva. Aquellos que han alcanzado muchos años, son dignos de recibir honra. Aquellos que han alcanzado sabiduría y piedad a través de los años, son dignos de recibir el doble de honra.El gozo de la cosecha
Luego tenemos el gozo de cosechar. En esta serie, ya hemos leído el libro de Gálatas para ver que aquellos que viven una vida corrupta cosecharán consecuencias horribles, incluso en este lado de la tumba. Hay dolor en la cosecha, pero también hay gozo. «No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» (Ga 6:7-8, [énfasis del autor]). Aun en esta vida, podemos experimentar los beneficios de vivir para la gloria de Dios. Estos son la sabiduría, el respeto y la piedad que vienen con envejecer en Cristo. Los que siembran buenas semillas, comienzan a cosechar desde ya y cosecharán en mayor medida con el pasar de la vida. Pero aún hay más. A medida que envejecemos, comenzamos a experimentar nuevos gozos que solo podemos experimentar al envejecer. Algunos siegan la preciosa cosecha de hijos y nietos que conocen y aman al Señor. Proverbios 17:6 declara: «Corona de los ancianos son los nietos, y la gloria de los hijos son sus padres». Algunos siegan la recompensa de un servicio fiel. Cuando Pablo le escribe a Timoteo para discutir la estructura apropiada de la iglesia local, le dice que honre a las viudas que han servido bien a la iglesia y que cuide de ellas como retribución por todo el cuidado que ellas dieron a otros (1Ti 5:1-16). Lo mismo se espera que los hijos hagan con sus padres: «Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan estos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios» (1Ti 5:4). A medida que avanzamos en la vida, comenzamos a experimentar las maravillosas consecuencias de vivir a la manera de Dios para su gloria.El gozo de nuestra mortalidad
Finalmente tenemos el gozo de nuestra mortalidad. Sabemos que la cercanía de la muerte trae dolor, pero también gozo. Podemos pensar en Simeón, el anciano que conoció a Jesús como un bebé en el templo. «Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz, conforme a tu palabra; porque mis ojos han visto tu salvación”» (Lc 2:28-30). Después de haber servido a Dios toda su vida, el querido anciano Simeón podía partir en paz y confianza porque había visto a Cristo. Había conocido a su Salvador, ahora anhelaba morir y tener paz eterna, la recompensa eterna. El apóstol Pablo consideraba que la muerte era un gozo, no un dolor. «Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Fil 1:21). De hecho, anhelaba morir («Mi deseo es partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor»), aunque estaba dispuesto a seguir sirviendo al pueblo de Dios («sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de ustedes»). Con la confianza de conocer a Cristo, Pablo pudo proclamar: «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu aguijón?». El envejecimiento trae una mayor conciencia del inevitable acercamiento de la muerte. Sin embargo, para el cristiano la muerte ha perdido su aguijón, su terror. La muerte es la puerta de entrada para estar más vivos que nunca, es la puerta a Cristo mismo. Cada día que envejecemos en Cristo, estamos más cerca de verlo, abrazarlo y gozar de su presencia para siempre. ¡Qué gozo!Cinco gozos
Envejecer se asocia con el dolor, pero también se relaciona con el gozo. La Biblia promete que para los que envejecen en Cristo hay beneficios almacenados en esta vida y en la venidera. Tenemos el gozo de la sabiduría, de la piedad, del respeto, de la cosecha y de nuestra mortalidad. Dios es fiel en cumplir lo que promete. A medida que envejecemos, nuestra fuerza física disminuye. Sin embargo, aun cuando la fuerza física nos falla, la fuerza espiritual sale a borbotones. El tiempo, el enemigo del cuerpo, es un amigo del alma. Cuando somos jóvenes, somos físicamente fuertes y espiritualmente débiles, pero cuando envejecemos somos espiritualmente fuertes y físicamente débiles. Con una recompensa tan grande por delante, el desafío es claro: si queremos vivir vidas más significativas, vidas que glorifiquen a Dios, debemos envejecer en Cristo. Envejecer en Cristo no eliminará los dolores, pero añadirá gozos. Mientras continuamos con este tema, debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿cómo podemos lidiar bien con los inevitables dolores, de modo que no nos lleven al resentimiento, al alcohol o a otros vicios horribles que se apoderan de muchos en la vejez? ¿Cómo podemos experimentar estos gozos plenamente? Combatimos los dolores y realzamos los gozos abrazando las responsabilidades que Dios nos da en nuestra vejez y desarrollando más y más el carácter que Él nos encomienda. Allá nos dirigiremos ahora.Artículos de la serie:
[FinalTilesGallery id='19']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. Traducción: Marcela Basualto


A mayor edad, mayor responsabilidad
¿Leíste los tres primeros artículos de esta serie? Puedes encontrarlos aquí: Envejecer con gracia, A mayor edad, mayor dolor y A mayor edad, mayor gozo.
Una forma de disminuir los dolores y de aumentar los gozos es aceptar la responsabilidad que conlleva el envejecimiento. En la Biblia, Dios asocia envejecimiento con responsabilidad. A mayor edad, mayor responsabilidad. A continuación, me referiré a cinco de estas responsabilidades que vienen y aumentan con la edad.
La responsabilidad de madurar
Con la edad viene la responsabilidad de madurar. No importa qué edad tengamos, es nuestra responsabilidad actuar conforme a nuestra edad. Tampoco importa por cuánto tiempo hayamos sido cristianos, necesitamos madurar y seguir madurando. La relación entre tiempo y madurez aparece en muchas partes del Nuevo Testamento, pero especialmente en la carta a los Hebreos, donde un preocupado pastor desafía a su iglesia en esta área. Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar, puesto que ustedes se han hecho tardos para oír. Pues aunque ya debieran ser maestros, otra vez tienen necesidad de que alguien les enseñe los principios elementales de los oráculos de Dios, y han llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido (Hebreos 5:11-12). El pastor le recuerda a su congregación que ha pasado mucho tiempo desde que llegaron al conocimiento salvador de Jesucristo. Ese tiempo les ha dado la oportunidad de madurar, pero no lo han hecho. Mientras que su edad física ha aumentado, su madurez espiritual ha disminuido. Por eso, él les advierte que ¡necesitan madurar! ¡Necesitan actuar conforme a su edad espiritual! Por supuesto, muchos han llegado a ser cristianos tarde en la vida, lo que afectará su nivel de madurez espiritual en la vejez. Sin embargo, los hombres y las mujeres mayores que han sido cristianos por más tiempo tienen la responsabilidad de mostrar madurez espiritual. A nuestro crecimiento en madurez, debemos añadir humildad para que no abusemos de nuestra autoridad ni traspasemos los límites de nuestra edad. En lo que aún no tenemos dominio, no debemos hablar como si lo tuviéramos. Un hombre que ha estado casado por dos años no debería hablar como si lo hubiera estado por veinte. Una mujer cuyo primogénito es solo un bebé, debe ser muy cuidadosa de hablar como si ya hubiera criado exitosamente a sus hijos hasta ser independientes. Pablo advierte a Timoteo: «No reprendas con dureza al anciano, sino, más bien, exhórtalo como a padre. [...]» (1Ti 5:1). No le correspondía al joven Timoteo regañar a un hombre mayor. Si tenía que exhortar a un anciano por estar viviendo en pecado, debía hacerlo con respeto y humildad. A medida que envejecemos, se nos da la responsabilidad de actuar conforme a nuestra edad. Esto es verdad tanto en nuestra edad física como espiritual. ¡Necesitamos madurar!La responsabilidad de involucrarnos
A esto se suma la responsabilidad de involucrarnos, especialmente en la iglesia local. Cuando somos jóvenes, puede ser fácil y emocionante estar profundamente comprometidos con la comunidad de la iglesia. No obstante, cuando llegamos a la adultez y seguimos envejeciendo, la vida tiene maneras de interferir incluso con algo que nos es tan valioso como la iglesia. Los deberes cotidianos amenazan con alejarnos de nuestras amistades, de nuestro servicio e incluso de nuestra adoración. La educación, el trabajo, los hijos, los nietos y los pasatiempos son una enorme bendición, pero aun ellos pueden disminuir nuestra dedicación y participación en la iglesia. O quizás, las cargas del envejecimiento y los dolores acumulados de la vida pueden hacer que nos alejemos. Nos hace muy bien escuchar la alabanza y la oración de David en el Salmo 71:Oh Dios, Tú me has enseñado desde mi juventud, Y hasta ahora he anunciado tus maravillas. Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, Oh Dios, hasta que anuncie tu poder a esta generación, Tu poderío a todos los que han de venir (vv. 17-18).Incluso en la vejez, aun con el cabello canoso, David sabía que era su responsabilidad declarar el poder de Dios a la próxima generación. La sabiduría y la piedad representadas en sus canas eran exactamente lo que la siguiente generación necesitaba. Sus años le habían permitido hacer muchos depósitos de sabiduría, madurez y humildad (algo que les hacía muchísima falta a sus hijos y a los hijos de sus hijos). David tomó la determinación de que nunca usaría su edad como excusa. Él entendió que con la edad, la responsabilidad incrementa. David decidió que permanecería involucrado y dedicado para la gloria de Dios.
La responsabilidad de dar ejemplo
Luego tenemos la responsabilidad de dar ejemplo, de dar ejemplo de carácter y conducta según Dios nos encomienda. No esperamos que los niños puedan modelar estas características. Sin embargo, a medida que se acercan a su adolescencia y luego entran a sus 20 y 30 años, esperamos mucho más de ellos, y con razón. Con la edad, adquirimos la responsabilidad de dar ejemplo a los más jóvenes. Tito 2:2-3 describe maneras específicas en que los mayores pueden servir de ejemplo a los jóvenes. «Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas de mucho vino. Que enseñen lo bueno [...]». Los hombres ancianos deben cultivar y exhibir rasgos específicos de carácter, rasgos que son apropiados para su edad y que no tienen los jóvenes. Las ancianas también adquieren nuevas responsabilidades en cuanto al carácter y a la conducta que sirven de ejemplo a las jóvenes. No importa qué edad tengamos, somos responsables de dar ejemplo a los demás, especialmente a los que son más jóvenes que nosotros. En el diseño de Dios, tendemos a seguir a los que son un poco mayores que nosotros. Los admiramos, los imitamos y queremos ser como ellos. Por esa razón, todos debemos exhibir el carácter y la conducta que sirvan de ejemplo para aquellos que pronto tendrán nuestra edad física y espiritual. Cuanto más envejecemos, mayor es esta responsabilidad especial.La responsabilidad de brindar mentoreo
Estrechamente relacionada con la responsabilidad de dar el ejemplo, está la responsabilidad de brindar mentoreo. No es suficiente simplemente dar el ejemplo. También debemos interesarnos en los que son más jóvenes que nosotros, involucrarnos en sus vidas, enseñarles e instruirlos intencionalmente. El pasaje en Tito 2 continúa diciendo que las ancianas deben enseñar «lo bueno, para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes» (Tit 2:3-6). En virtud de su edad, junto con la sabiduría y la piedad que las acompaña, las ancianas adquieren la responsabilidad de enseñar e instruir a las jóvenes. Deben enseñarles a ejercer sabiduría, exhibir piedad y, a su vez, dar el ejemplo a la generación que les sigue. Los ancianos adquieren la misma responsabilidad con los jóvenes. Es como si el cristiano maduro estuviera subiendo por un sendero en una larga y empinada montaña. Algunos tramos requieren todo su esfuerzo y habilidad para sortearlos en forma segura. Cuando ya casi llega a la cumbre se da cuenta de que un amigo lo está siguiendo. Su amigo ha avanzado bien, pero ha llegado a una parte donde el sendero es particularmente peligroso. ¿Qué debe hacer nuestro líder? Ayudar, por supuesto. Aunque no tenga la fuerza para cargar a su amigo hasta la cima, tiene la experiencia para mostrarle lo que debe hacer y la sabiduría para guiarlo. A medida que envejecemos, cada uno de nosotros es responsable de aquellos que están envejeciendo detrás de nosotros.La responsabilidad de mantenernos alertas
Otra responsabilidad que viene con el envejecimiento y aumenta con la edad, es la de mantenernos alertas. Tendemos a asociar el caer en pecado con la juventud, con el placer desenfrenado que caracteriza a tanta gente joven. Leemos las alarmantes estadísticas de tantos jóvenes que se alejan de la religión de sus padres tan pronto como se independizan. Sin embargo, una mayor edad solo aumenta la necesidad de mantenerse alerta porque tal como nos advierte Pablo: «Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga» (1Co 10:12). Algunos, quizás muchos, se alejan de Dios en su vejez. Podemos pensar en el joven Salomón, quien mostró ser tan prometedor y exhibió tanta sabiduría. Sin embargo, «cuando Salomón ya era viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por completo al Señor su Dios, como había estado el corazón de David su padre» (1R 11:4). Salomón fue influenciado por años de necia desobediencia. Fracasó en mantenerse alerta y casi destruyó su fe. Fue solo la gracia de Dios lo que frenó las terribles consecuencias del pecado de Salomón. Muchos profesan fe en Cristo en su juventud y luego cometen apostasía antes del fin. Algunos caen en sus primeros años; otros en los años intermedios; y muchos cerca del final. Ellos son los que no aceptan ni mantienen la responsabilidad de mantenerse alerta.Cinco responsabilidades
Estas son cinco responsabilidades que nos llegan en virtud de la edad: la responsabilidad de madurar, de involucrarse, de dar ejemplo, de mentorear y de mantenerse alerta. Abrazar estas responsabilidades ayuda a disminuir los dolores que les llegan a todos los que viven en este mundo. Ayuda a realzar la plenitud de los gozos que llegan con la vejez. Asegura que nuestro cabello canoso sea una corona de gloria y no una corona de deshonra (Pr 16:31).Artículos de la serie:
[FinalTilesGallery id='20']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. Traducción: Marcela Basualto


Reseña: El problema del porno
Fue hace apenas unos años que el mundo cristiano se sorprendió al descubrir el tamaño y el alcance del problema actual del porno. Descubrimos que un gran porcentaje de hombres jóvenes, y un porcentaje cada vez mayor de mujeres jóvenes, están sumergidos en el porno y lo han estado desde sus primeros días de vida. También supimos que muchos hombres y mujeres mayores lo están. Esto dio lugar a que se escribiera un gran número de libros sobre el tema, así como una multitud de recursos con el fin de combatir el problema.

La Biblia tiene grandes noticias para aquellos que empiezan a sentir que nunca verán la victoria en su lucha contra el porno. El evangelio de Jesús ofrece perdón completo y un nuevo poder, a través del Espíritu Santo, que nos capacita para luchar contra el pecado y crecer en santidad. Vivir sin pornografía es posible de verdad. Jesús es realista en cuanto al poder que el pecado ejerce sobre nosotros, pero también tiene un mensaje de esperanza glorioso para nosotros, no importa cuán bajo hayamos caído.Roberts aborda el tema al discutir primero el diseño de Dios al crear la sexualidad humana y al probar que «las Escrituras contienen una visión muy bella y elevada del sexo». Cuando entendemos el propósito de Dios en la sexualidad, pronto vemos que el «porno, que es por naturaleza egoísta y no relacional, no solo degrada al sexo, sino que también nos daña». Luego, él se enfoca en el lado oscuro del porno, mostrando que degrada el sexo, cosifica a las personas, daña a los jóvenes y corrompe a quienes lo usan. ¡Y las consecuencias negativas van mucho más allá de esto! Él continúa para discutir la esclavitud del porno y cómo esclaviza a aquellos que se compromenten con él. En los capítulos finales, habla sobre la verdadera libertad y cómo vivir sin porno. Roberts lleva al lector al punto de partida, desde el cautiverio a la libertad; de la adicción a la liberación. En términos generales, es un excelente libro corto y una contribución bienvenida en lo que ha llegado a ser un campo repleto. Hasta que el problema del porno no llegue a su fin, continuaremos necesitando libros como este para abordar el problema y entregar esperanza. El problema del porno es accesible debido a su brevedad y económico gracias a su tamaño. Esto lo convierte en un recurso ideal para tenerlo a mano y ponerlo a disposición de cualquiera que pueda beneficiarse de él.
El problema del porno. Vaughan Roberts. Publicaciones Andamio, 112 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Envejecer trae decisiones que moldean la vida
¿Leíste los cuatro primeros artículos de esta serie? Puedes encontrarlos aquí: Envejecer con gracia, A mayor edad, mayor dolor, A mayor edad, mayor gozo y A mayor edad, mayor responsabilidad.
Pablo, el veterano experimentado, le escribe al joven Timoteo: «[...] Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad. Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura» (1Ti 4:7-8). La piedad es el objetivo de vida de todo cristiano porque es la única promesa para esta vida y para la venidera. De manera misteriosa pero segura, la piedad que logramos en esta vida se extiende hasta la eternidad. Ningún plan de jubilación puede igualarse a esa promesa. El sueño de la jubilación solo sirve para esta vida porque no tiene nada que ofrecernos cuando llega la muerte. Nos ayuda a acumular lo suficiente para tener una jubilación libre de preocupaciones, pero nos deja en la miseria para lo que sigue a continuación. Solo la piedad puede acumular tesoros en una cuenta que la muerte no puede tocar. La filosofía de Freedom 55 es la mundanalidad, una manera de pensar desconectada de la sabiduría de Dios. La piedad debe ser nuestro deseo y objetivo desde el momento de nuestra conversión hasta nuestra muerte. En el entretanto, la mundanalidad siempre será nuestra tentación. No importa qué edad tengamos ni cuánto hayamos avanzado en el tiempo, debemos buscar la piedad y evitar la mundanalidad incesantemente. Del mismo modo que un atleta disciplina su cuerpo y mente, igual como se dedica a buscar la excelencia, nosotros los cristianos debemos disciplinarnos y dedicarnos a la búsqueda de la piedad. Debemos entrenarnos y exigirnos a nosotros mismos hasta que completemos la carrera. Si en algún momento aflojamos el paso en nuestra búsqueda de la piedad, ahora o en la vejez, estaremos negando la conexión entre el presente y la eternidad. Negaremos la resurrección. A medida que nos entrenemos en piedad, inevitablemente enfrentaremos tentaciones hechas a la medida para cada etapa de la vida. La mundanalidad se manifestará de diferentes maneras y tendremos que escoger. Al llegar al último artículo de esta serie, quiero compartir algo de sabiduría que nos ayude a evitar las tentaciones humanas que llegan con la vejez. No he corrido lo suficiente en mi carrera hacia esta sabiduría, así que leí una media docena de libros escritos por corredores veteranos, cristianos que escriben desde la perspectiva de la vejez. A medida que leía, me iba preguntando: ¿cuáles son las decisiones que tendremos que tomar a medida que envejecemos? ¿Qué opciones nos conducirán a envejecer bien? ¿Qué decisiones necesitamos tomar ahora mismo? Lo que sigue a continuación, es lo que aprendí.
Escoge el fervor en lugar de la apatía
A medida que envejecemos, enfrentamos una tentación cada vez mayor de caer en la apatía. Cuando somos jóvenes, estamos llenos de fervor; nos entusiasmamos fácilmente con ideas, deseos y causas. Tenemos energía y entusiasmo en abundancia. Pero al envejecer, al acumular responsabilidades y experimentar dolor, enfrentamos una creciente apatía y una decreciente pasión por Dios. Romanos 12:11 ofrece un desafío total y permanente: «No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu, sirviendo al Señor». En las palabras de J.C. Ryle, el fervor es «un deseo ardiente de agradar a Dios, de hacer su voluntad y de proclamar su gloria en el mundo de todas las formas posibles»[1]. Es una devoción inquebrantable a Dios. El fervor de la vejez comienza con el fervor de hoy, porque el fervor provoca un fuego tan grande que nunca se consumirá. Genera el entusiasmo por el Señor que nos sostendrá en, lo que Salomón denomina, los muchos «días de tinieblas» que vendrán (Ec 11:8). J. I. Packer dijo: «El desafío que enfrentamos no es dejar que [el deterioro de la salud] nos haga bajar el ritmo espiritual, sino que cultivemos el máximo de fervor para la etapa final de nuestra vida terrenal terrenal»[2]. La autocomplacencia en nuestra juventud nos conducirá a la apatía en nuestra vejez. Es mucho mejor estar lleno de entusiasmo espiritual en nuestra juventud, pues fomentará el fervor hasta el final. En nuestra búsqueda de la piedad, debemos correr nuestra carrera a toda velocidad. Piper nos ofrece este desafío: «Saber que tenemos una herencia eterna e infinitamente más satisfactoria en Dios justo en el horizonte de la vida, nos llena de fervor en los pocos años que nos quedan aquí para pasarlos ofreciendo sacrificios de amor y no acumulando comodidades para nosotros mismos mismos»[3]. El fervor de nuestros últimos días comienza con el fervor de nuestros primeros días. Escoge el fervor hoy.Escoge la disciplina en lugar de la autocomplacencia
Si la apatía y el fervor se refieren a la motivación, la autocomplacencia y la disciplina se refieren a la acción. Específicamente, hablan de la acción de dar muerte al pecado y vivir para la justicia. En 1 Corintios 9:24-27, Pablo nos da la metáfora de una carrera y nos advierte del alto costo de la inacción:¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero solo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen. Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado.Pablo luchaba contra la autocomplacencia y buscaba la autodisciplina para que ningún pecado se arraigara en su vida y lo avergonzara. Entre más envejecemos, más necesitamos resistir la tentación de caer en la autocomplacencia y disciplinarnos para deshacernos del pecado y vestirnos de rectitud. Necesitamos disciplinar nuestros cuerpos para asegurarnos de comportarnos con dominio propio en lugar de con lujuria. Necesitamos disciplinar nuestras mentes para asegurarnos de no acoger malos pensamientos. Necesitamos disciplinar nuestra imaginación para asegurarnos de que disfrutamos de lo bueno y nos neguemos a fantasear con lo que Dios prohíbe. Necesitamos disciplinar nuestras bocas para asegurarnos de que solo pronunciemos palabras edificantes. Necesitamos disciplinar nuestro tiempo para asegurarnos de que usemos cada momento de manera eficaz. En todo aspecto, debemos ser disciplinados en nuestra búsqueda de Dios, debemos crear hábitos de santidad. No debemos sucumbir a la liviandad de la autocomplacencia.
Escoge el aprendizaje en lugar del estancamiento
Otra tentación del envejecimiento es caer en el estancamiento, especialmente en lo que se refiere a aprender. A los jóvenes les falta conocimiento y sabiduría, por eso sus días están llenos de aprendizaje. Sin embargo, a medida que envejecemos, podríamos llegar a creer que ya hemos aprendido lo suficiente para llegar hasta el final. No obstante, la vida cristiana es una constante renovación mental que depende de la acumulación del conocimiento de Dios que tenemos en su Palabra. Debemos continuar aprendiendo hasta que nuestras mentes hayan sido totalmente purificadas de pecado y estén llenas de rectitud. «No se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto» (Ro 12:2). La transformación total y final de nuestras mentes ocurrirá solo cuando estemos en la presencia de Cristo. Hasta entonces, aún habrá pecado que debemos limpiar, sabiduría que practicar y verdad que gozar. Donald y George Sweeting señalan que una característica de aquellos que llegan bien a la meta, es que tienen un espíritu susceptible de ser enseñado durante la vida. «“Enseñable” significa que mantienen una postura humilde y que están abiertos a aceptar correcciones a mitad de camino. Los que llegan bien a la meta nunca dejan de aceptarlas. Son aprendices de por vida. Aprenden de la lectura, de la observación y al escuchar a otros y de la vida misma. Eso es lo que no les permite estancarse estancarse»[4]. Aprendemos no solo para nuestra propia santificación, sino también para el beneficio de otros. Cuando compartimos lo que aprendemos con los que nos rodean, ellos también son edificados en la fe. No podemos dejar de aprender mientras aún haya verdad que enseñar. «Acuérdate de los días pasados; considera los años de todas las generaciones. Pregunta a tu padre, y él te lo hará saber; a tus ancianos, y ellos te lo dirán» (Dt 32:7). Lo que aprendemos, debemos transmitirlo. Debemos convertirnos en aprendices ahora para que no nos estanquemos en nuestro aprendizaje en nuestros días finales. Escoge la participación en lugar del aislamiento
También debemos resistir caer en la tentación de aislarnos, especialmente de la comunidad de la iglesia. Al contrario, debemos buscar y seguir involucrándonos en la iglesia todo lo que podamos y mientras podamos. En medio de una sociedad que honra la juventud y menosprecia la edad, Dios nos da la certeza de que la edad nos da sabiduría. Y, también Él nos da la responsabilidad de bendecir a otros con esa sabiduría. Hay lugar para gente de todas las edades en la iglesia local. Cuando Pablo le escribe a la congregación en Filipos, se dirige a jóvenes y ancianos por igual cuando dice: «Solamente compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a verlos, o que permanezca ausente, pueda oír que ustedes están firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio» (Fil 1:27). En la comunidad de cristianos, nos unimos para resistir los embates del diablo. Los jóvenes necesitan a las personas mayores así como las personas mayores a los jóvenes. Puesto que Dios no anula nuestros dones en la vejez, tampoco nos niega nuestra responsabilidad de usarlos para beneficio de los demás. Quizás Pablo estaba consciente de la tentación de aislarnos cuando escribió: «No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos» (Gá 6:9). Por supuesto, es posible que tengamos que disminuir nuestro servicio o traspasar nuestros ministerios. En lugar del ministerio público de la predicación, quizás tengamos que dedicarnos al ministerio silencioso de la oración. Pero retirarnos totalmente del servicio cristiano o dejar de usar los dones del Espíritu no es más que desobediencia. Dirigiéndose a los cristianos ancianos, Packer advirtió que los dones espirituales no se marchitan con la edad, sino que se atrofian por el desuso. Debemos ejercitar nuestros dones cuando somos jóvenes y continuar ejercitándolos lo mejor que podamos por todo el tiempo que nos sea posible. Escoge la esperanza en lugar de la desesperación
Finalmente, a medida que envejecemos, experimentaremos la tentación de caer en la desesperación, la tentación de abandonar todo. Nos protegemos buscando la esperanza. En su segunda carta a los corintios, Pablo estaba muy consciente de su edad avanzada y de su salud más deteriorada. Él sabía que su «[...] hombre exterior va decayendo [...]» (2Co 4:16), pero se mantenía confiado e inquebrantable. No había desfallecido y estaba convencido de que no lo haría (v. 16a). Packer nos muestra que Pablo basaba su esperanza en cuatro grandes verdades: él tiene un cuerpo perfeccionado esperándolo en el cielo (5:1); este cuerpo perfeccionado lo recibirá en un lugar perfeccionado que es mucho mejor (5:3-5); cuando reciba su cuerpo estará en casa con Cristo (5:6-9); Cristo lo declarará un creyente fiel y, por gracia, recibirá su justa recompensa (5:10-11). Pablo está armado con la verdad y esta verdad es la que le da la esperanza suficiente para sostenerlo en todo dolor, trauma y tentación de caer en la desesperación. «Siempre fue el plan [de Dios]», dijo Packer, «que nosotros, sus criaturas racionales encarnadas, viviéramos en este mundo esperando y preparándonos para algo mucho mejor de lo que ya conocemos»[5]. Como cristianos, podemos confiar en que hemos:[nacido] de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes. Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo (1 Pedro 1:3-5).Nuestra esperanza es una esperanza viva porque servimos a un Salvador vivo. Y este Salvador nos está protegiendo por medio de la fe, guardándonos de caer, así como también está evitando que nuestra herencia eterna no se desvanezca. Hasta entonces, nuestra esperanza está en el Dios que le prometió a Isaías:
Aun hasta su vejez, yo seré el mismo, Y hasta sus años avanzados, yo los sostendré. Yo lo he hecho, y yo los cargaré; Yo los sostendré, y yo los libraré. (Isaías 46:4).Incluso hasta la vejez.
Conclusión
Todos estamos envejeciendo. Estamos avanzando en el tiempo hasta que lleguemos al fin de nuestros días. Hemos visto que a mayor edad, mayor dolor, pero también mayor gozo, especialmente, a los que están en Cristo. Dios nos dice que a mayor edad, mayor responsabilidad y que en toda edad deberemos huir de la tentación de caer en la mundanalidad, escogiendo en su lugar hacer lo que lo honra y lo glorifica. Hemos aprendido que para envejecer con gracia debemos hacerlo en Cristo y para Cristo. Al concluir esta serie, me gustaría que prestáramos atención a lo que el rey David escribió en su vejez en el Salmo 92. David estaba débil, angustiado y lleno de dolor. Sin embargo, él proclamó su esperanza:El justo florecerá como la palma, crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aun en la vejez darán fruto; estarán vigorosos y muy verdes, para anunciar cuán recto es el Señor; Él es mi Roca, y que en Él no hay injusticia. (Salmo 92:12-15)¿Darás fruto hasta la vejez? Cuando estés viviendo tus últimos días, cuando estés más cansado que nunca, ¿serás capaz de declarar: «¡El Señor es recto! ¡Él es mi roca!»? Mi oración es que así sea.
Artículos de la serie:
[FinalTilesGallery id='21']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies. Traducción: Marcela Basualto
[1] N. del T.: traducción propia.
[2] N. del T.: traducción propia.
[3] N. del T.: traducción propia.
[4] N. del T.: traducción propia.
[5] N. del T.: traducción propia.


Reseña: El proyecto de la vid

El problema que tratamos de presentar en El enrejado y la vid, el cual tocó la fibra sensible de muchos lectores, es que es muy posible que una iglesia esté ocupada, activa y que tenga todos los programas y sistemas comunes de una iglesia, pero que haya abandonado la tarea común y fundamental de hacer discípulos por medio de la proclamación de la Palabra de Dios en oración. Es muy posible tener un enrejado bien construido y en buenas condiciones en el que la vid desaliñada lucha por crecer.Fue un mensaje poderoso que resonó en muchas iglesias a lo largo del mundo. Sin embargo, el libro tenía una debilidad que se hizo evidente con el tiempo. He visitado congregaciones donde el pastor me contaba sobre la influencia de El enrejado y la vid y cómo modeló su iglesia después de leerlo. No obstante, cuando participé en la adoración, escuché el sermón y vi los programas, incluso por solo un domingo o dos, yo no estaba convencido de que el pastor haya entendido realmente lo que los autores estaban pidiendo. En los seis años desde que se publicó el libro, Marshall y Payne viajaron por el mundo para dirigir seminarios e interactuar con pastores. Concluyeron que lo anterior era una preocupación común. Muchos pastores expresaron confusión sobre cómo implementar las grandes ideas del libro y cómo lograr el tipo de cambio que el libro describe de manera eficaz. Ellos anhelaban ver una cultura de hacer discípulos extendiéndose en sus iglesias y dieron algunos pequeños pasos para implementar los principios del libro. A pesar de ello, descubrieron que sus iglesias tenían una cultura arraigada que, silenciosa pero firmemente, rechazaba los cambios a gran escala, deteniendo los cambios antes de que se enraizaran. Este es el trasfondo de El proyecto de la vid. Este libro es una especie de guía de implementación de los principios de El enrejado y la vid. «Al hablar y reflexionar constantemente sobre estos temas durante los últimos seis años, nos hemos convencido de la necesidad de responder la pregunta […] ¿Cómo podemos cambiar toda la cultura de nuestra iglesia para que el objetivo sea hacer discípulos?». Para ver el tipo de iglesia descrito en El enrejado y la vid no es suficiente con realizar cambios pequeños y cosméticos. No basta con adaptar uno que otro ministerio. Requiere un cambio completo de cultura. Por esta razón, los autores deciden hablar de sus libros como un «proyecto».
No es un conjunto de respuestas ni de prescripciones detalladas enviadas de lo alto para resolver tus problemas. Es un conjunto de procesos, herramientas y guías en las que puedes trabajar con un equipo pequeño de colaboradores que buscan el mismo objetivo —comenzando en donde sea que estés, con todas las fortalezas y debilidades que tengas.Esto hace que El proyecto de la vid sea un libro que no solo tenga el propósito de ser leído, sino que también de que se lleve a cabo. Describe y perfila un proceso que se debe trabajar y discutir con un equipo por un tiempo. Tiene el propósito de llevar a planes y acciones que se implementarán cuidadosa y pacientemente en oración; de provocar una transformación lenta de una iglesia para que así todos sus ministerios se dirijan al gran objetivo de hacer discípulos de Jesús. Aunque se puede leer en un par de horas, podría tomar años implementarlo completamente. Indudablemente, es un proyecto. El proyecto de la vid está estructurado en cinco fases:
- Aclaren sus convicciones. «Profundicen en la Biblia y en su teología para aclarar sus convicciones respecto a la misión de hacer discípulos y al ministerio».
- Reformen sus culturas personales. «Asegúrense de que sus convicciones hayan penetrado la cultura de sus propias vidas; de que sus formas de vivir y de servir a otros demuestren lo que creen».
- Una evaluación amorosa y honesta. «Hagan una evaluación cuidadosa y objetiva de todo lo que sucede en su iglesia, para ver qué tan bien (o mal) concuerda con sus convicciones: ¿en cuáles áreas de la cultura de su iglesia se reflejan mejor sus convicciones? ¿Cuál es su mayor debilidad? ¿Cuáles áreas parecen tener un mayor potencial para el crecimiento y el cambio?».
- Innoven e implementen. «Determin[en] qué quiere[n] dejar de hacer, comenzar a hacer o seguir haciendo; piens[en] en formas nuevas de hacer discípulos y bus[quen] la forma de implementarlas en cierto período de tiempo».
- Mantengan el impulso. «Monitoreen y revisen cómo se está desarrollando el proyecto; observen cuáles son los obstáculos y busquen la forma de superarlos; ganen fuerza y sigan avanzando».
El proyecto de la vid: moldea tu cultura ministerial en torno al discipulado. Colin Marshall y Tony Payne. Poiema Publicaciones, 460 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


¡Corre para ganar! La búsqueda de un hombre piadoso a lo largo de la vida
La carrera
En su primera carta a la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo usa a los atletas como una metáfora para describir cómo los creyentes deben abordar la vida cristiana. «¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero solo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen» (1Co 9:24). Por supuesto que los corintios lo sabían. Su ciudad era la cuna de los Juegos Ístmicos. Cada dos años, llegaban los mejores atletas del mundo con sus mentes puestas en llevarse el premio. En ese tiempo, no existían los equipos, cada atleta competía solo y no había premios de consuelo, por lo que cada uno competía para ser el primero. Pablo les dice a estos creyentes que piensen en la vida cristiana como una carrera y que imiten el tipo de atleta que no solo corre para competir, sino que para vencer. Él los exhorta a luchar contra la competencia mortal del mundo, la carne y el diablo: «Corran de tal modo que ganen». ¿Pero cómo? ¿Qué deben hacer para asegurarse de ganar esta carrera? Pablo continúa: «Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo» (1Co 9:25). Los atletas llegan a ser exitosos gracias a la disciplina. Se comprometen incondicionalmente a su deporte y dejan de lado cualquier vicio, hábito o actividad que pudiese evitar su máximo rendimiento. Los atletas que compitieron en los Juegos Ístmicos se sometían a diez meses de entrenamiento dedicado antes de ir a los juegos. En ese tiempo, seguían un régimen estricto de entrenamiento, ejercicio y alimentación. Eran absolutamente firmes en su búsqueda de la victoria. Pablo dice que así como la disciplina es la clave para la victoria en el atletismo, también lo es para la vida cristiana. Las buenas intenciones no llevarán a los cristianos a la victoria, un esfuerzo tibio no trae recompensa, la falta de disciplina solo conducirá a la descalificación. Es solo gracias a la disciplina que los atletas obtienen el premio y es solo gracias a la disciplina que los cristianos obtendrán su recompensa. Por tanto, ¿cuál era esa recompensa que estos atletas podrían ganar? «Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible» (1Co 9:25). En los primeros días de los juegos, se recompensaba a los atletas con una corona tejida con hojas secas de apio. Más adelante, en los tiempos de Roma, se reemplazó por una corona de pino. Estas coronas eran orgánicas y perecederas por lo que, en diez o veinte años, se marchitaban hasta convertirse en polvo. Pablo hace una comparación: si los atletas ejercitan una disciplina rígida para obtener una corona que se pudre, ¿acaso los cristianos no debieran trabajar incluso más duro por una recompensa que permanecerá para siempre? Pablo no dice qué es esta recompensa, pero su punto es claro: el cristiano que gana esta carrera recibe un premio de un valor inmensurable y que dura para siempre. Luego, el apóstol Pablo entrega un ilustración de su propia vida disciplinada: «Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado» (1Co 9:26-27). Pablo se rehúsa a ser como un atleta poco entusiasta, contento con un trote sin prisa. Él no quería ser como un boxeador que elude su entrenamiento y termina golpeando inútilmente sus puños contra el aire. Al contrario, es un corredor motivado a ganar la competencia y un boxeador que ha entrenado para dar golpes brutales. Él aplica la disciplina a cada aspecto de su vida: su cuerpo, mente y alma. Él ejerce disciplina para evitar el pecado y practicar la piedad, para huir de la inmoralidad y buscar la santidad. No permite nada que aumente el riesgo de la descalificación. Él está comprometido con la vida cristiana como el más grande atleta lo está con su deporte. Está determinado a ganar su carrera, a recibir su recompensa. En la mente de Pablo, la disciplina trae libertad. Como un atleta, él ejercita la disciplina para liberarse y alcanzar aquello que más desea lograr, a fin de vivir cómo verdaderamente quiere vivir. Él ya no es controlado por deseos sexuales ilícitos; puede vivir en pureza. Él ya no es controlado por el amor al dinero; puede estar contento con poco. Él ya no es controlado por las opiniones de los hombres; puede estar contento con vivir para la gloria de Dios. La disciplina es el régimen de entrenamiento que lo llevará a la victoria, el programa que le permitirá más adelante proclamar esta bendición sobre su vida: «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2Ti 4:7-8).Correr para ganar
Esta es una serie de artículos para hombres que están corriendo esta carrera. La mujeres pueden leer los artículos también y se beneficiarán de ellos, de eso estoy seguro. ¡La Primera Epístola a los Corintios se aplica a hombres y a mujeres por igual! Sin embargo, yo, como un hermano, les estoy escribiendo específicamente a mis hermanos. En estos artículos, sugeriré varias disciplinas con el propósito de ayudarte a competir a un alto rendimiento y a asegurarte la victoria. Cada uno será un imperativo, un mandamiento para considerar y obedecer: ¡abraza tu propósito!; ¡renueva tu mente!; ¡prioriza tu iglesia!; ¡controla tu sexualidad!; ¡atesora tu matrimonio!, y mucho más. A medida que interactúo con hombres cercanos y lejanos, a medida que converso con hombres a los que pastoreo, a medida que examino mi propio corazón, veo demasiada apatía y demasiado poco entusiasmo. Veo hombres que están contentos con dormir en lugar de entrenar, que tratan la vida como si fuera un trote sin prisa en lugar de una carrera dura. Veo hombres desmotivados, sin inspiración por la recompensa imperecedera que les espera después de cruzar la meta. Veo hombres indisciplinados, que consideran la disciplina como una carga en vez de un gozo. Veo hombres que son indiferentes, que parece importarles poco si cruzan la cinta en victoria o en vergonzosa descalificación. ¡Quiero que estos hombres sepan que la carrera está en curso! Quiero que anhelen el premio y quiero que comiencen el régimen de disciplina para toda la vida a fin de obtenerlo. Amigo mío, estás en la carrera por un premio imperecedero. ¿Estás corriendo para obtenerlo? No tienes ninguna esperanza de victoria a menos que estés decidido a prevalecer y a menos que demuestres tu determinación con dedicación y disciplina. ¿Seguirás adelante a medida que exploramos cómo correr con celo y disciplina? Solo tienes una vida para vivir; una carrera para correr. ¡Vívela con todas tus fuerzas y corre para ganar! ARTÍCULOS DE LA SERIE: [FinalTilesGallery id='23']Este recurso fue publicado originalmente en el blog de Tim Challies.


Reseña: La verdadera historia

La Biblia no es un cuento de hadas hecho por los antiguos para darle sentido a la vida. Es el relato de la realidad. [Koukl] lo llama una historia porque, de forma sorprendente, resulta que la realidad misma está estructurada como un gran drama: tiene un comienzo y un final; presenta una lucha entre el bien y el mal; alcanza un punto culminante y luego se resuelve en un desenlace y un final. El cosmos no es solo una sucesión de hechos impetuosos. Es la trama de una gran historia que Dios está relatando a través de los eventos verificables de la historia.Koukl estructura su narrativa de la historia de la realidad en torno a cinco temas: Dios, el ser humano, Jesús, la cruz y la resurrección. En la sección de Dios, él hace una distinción entre teísmo y dos de los más grandes desafíos contemporáneos: materia-ismo y mente-ismo (que no hay Dios o que todo es dios). Él defiende el teísmo y la comprensión cristiana de Dios como un ser real, personal y eterno. En la sección sobre el ser humano, él describe a la humanidad como hermosa, destruida, perdida y malvada y muestra por qué Dios debe expresar su ira hacia aquellos que lo desobedecen. Continúa con Jesús, lo defiende como una figura histórica y muestra que Él vino a rescatar a esos hermosos y destruidos objetos de la ira de Dios. En la sección de la cruz, nos cuenta sobre la gran transacción que ocurrió en la cruz, la que nos permite beneficiarnos de un gran intercambio: le entregamos a Cristo nuestro pecado y Él nos da su justicia. En la sección de la resurrección, Koukl nos cuenta sobre la resurrección de Jesús y nos muestra cómo ella nos ofrece la esperanza de que nosotros también podremos y resucitaremos para la eternidad. Asimismo, nos habla sobre la devastadora realidad del juicio eterno y le pide al lector que acuda a Cristo en arrepentimiento y fe.
Tienes dos opciones. Puedes doblar las rodillas ante tu Soberano, suplicar misericordia por causa de Cristo, ser bienvenido en Su familia como hijo o hija y pertenecerle. O puedes rechazar el regalo, estar solo en el juicio y pagar por tus propios crímenes contra Dios, tal como son.Muchos años atrás, leí el excelente libro de Koukl Tácticas y creo que dejó una profunda huella en mí. Mucho de lo que dijo ahí continúa resonando en mí y a menudo me encuentro imitando su lenguaje y sus conceptos. La verdadera historia es un sucesor digno. Es un libro que le regalaría con gusto a un creyente y, quizás, especialmente a un nuevo creyente, con la confianza de que lo ayudará a ver que la fe cristiana ofrece buenas respuestas, las mejores respuestas, respecto a lo que este mundo es, por qué es de la manera que es y adónde todo va a ir a parar. Con gusto, se lo regalaría a un no creyente, uno que esté interesado en saber más sobre lo que creo y por qué lo creo. Koukl promete contar la verdadera historia. Él lo hace y de manera hermosa. Te beneficiarás al leer su narrativa de cómo comenzó el mundo, cómo terminará y todo lo importante que sucede en medio.
La verdadera historia: cómo comenzó el mundo, cómo terminará y todo lo importante que sucede en medio. Gregory Koukl. B&H Español, 208 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.


Abraza tu propósito
El propósito de tu salvación
¿Por qué Dios te salvó? Pablo te responde exactamente por qué:Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús, quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo para posesión suya, celoso de buenas obras (Tito 2:11-14).Se necesitarían volúmenes completos de libros para desglosar todo lo que Pablo dice aquí, pero haré solo un par de observaciones. En primer lugar, Dios te salva para santificarte. Dios te extiende su misericordia salvadora para que Él pueda deshacer el profundo daño que tu pecado ha causado. En un momento, Él te redime y, a lo largo de la vida, Él te purifica, enseñándote a odiar y a renunciar a todo lo que es impío y a amar y a perseguir todo lo que es digno. A medida que andas con Cristo, encontrarás el nuevo anhelo de mortificar esas antiguas obras y deseos que te motivaban para dar vida a nuevas obras nacidas de deseos más puros (Col 3:1-17). Esto se llama «santificación», el proceso de toda una vida para llegar a ser santos. Dios te salva para santificarte, para restaurarte a la vida que Él diseñó para ti antes de que te entregaras al pecado. En segundo lugar, Dios te salva y te santifica para que puedas hacer el bien a otros. Tu santificación tiene un propósito: hacerte «celoso de buenas obras». Las buenas obras son obras que no se llevan a cabo primero para tu propio bien, sino que para el bien de otros. Eres llamado a dejar de lado el egoísmo natural que una vez te controlaba y a vestirte con la entrega desinteresada de Cristo que te obliga a bendecir a otros. «Porque somos hechura suya [de Dios]» —dice Pablo— «creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas» (Ef 2:10, [énfasis del autor]). En tercer lugar, Dios hace todas las cosas para su gloria. Dios no te salva para darte mucha importancia a ti, sino para que tú le des importancia a Él. Las buenas obras que haces no tienen el propósito de hacerte ver grande, sino de hacer que Dios se vea grande. Son prueba del gran cambio que Él ha hecho dentro de ti, porque solo por su gracia puedes apartar tus deseos de buscar tu propia comodidad, enriquecimiento y fama. «Así brille la luz de ustedes delante de los hombres,» —dice Jesús— «para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos» (Mt 5:16). Hombres, este es su propósito: darle la gloria a Dios al hacer el bien a otros. Esto significa que sus vidas no son primeramente suyas. Ustedes no son el objetivo de su existencia ni los héroes de su salvación. Fueron creados por Dios y para Dios. Fueron salvados para darle la gloria a Dios al hacer el bien a otros. Ese es su propósito. Sin embargo, sospecho que ya sabías gran parte de esto. El problema es que aún luchas por encontrar la motivación suficiente para aplicar la disciplina enfocada a tu vida que te capacitará para correr a fin de ganar. Por tanto, volvamos a Pablo para ver dónde él encontró la motivación para abrazar este propósito que glorifica a Dios.
Fervor extraordinario
Un atleta corre para recibir un premio y para disfrutar la fama y la aclamación que viene al ganar. Todo el entrenamiento, el esfuerzo y la disciplina valió la pena cuando ponen la corona en su cabeza y la multitud se pone de pie para rendir tributo. La disciplina es impulsada por la grandeza del premio. Entonces, ¿qué premio podría ser suficiente para motivar a Pablo a vivir esta vida con un extraordinario fervor y un intenso celo? Solo una cosa: Jesucristo. Pablo, quien se autoproclamó el primero de los pecadores, fue repentina y dramáticamente salvado por Jesús. De pronto, lo sacaron de la autopista que se dirigía hacia el infierno y lo pusieron en el camino hacia el cielo. Fue transformado para siempre. Con esta nueva vida, tuvo un nuevo propósito. Ahora vivía para ser un representante fiel de Jesucristo, para dedicarse absolutamente a crecer a la imagen de Cristo y para hacer a Jesús conocido a aquellos que lo rodeaban. Cuando Pablo abrazó a Jesucristo —o mejor dicho, cuando Jesús abrazó a Pablo—, Pablo también abrazó un nuevo propósito. Hombres, ¿han sido transformados por Jesucristo? ¿Han recibido una nueva vida? ¡Con una vida nueva viene un nuevo propósito! Dejen ir la ridícula noción de que sus vidas se tratan de ustedes. Dejen ir todos los propósitos egoístas a los que alguna vez se aferraron. Dejen ir la ola cultural de apatía y autocomplacencia que asedia a tantos. Una vez que hayan dejado ir todo lo que pudiera entorpecerlos, ¡aférrense a la búsqueda de Jesús de por vida! Abracen su propósito y alineen cada área de sus vidas a Él: están aquí para glorificar a Dios al abundar en buenas obras. Este es tu desafío y el mío. Tu familia necesita que seas santo: ver a un esposo y padre que modela lo que significa ser un hombre cristiano maduro. Tu iglesia necesita que seas santo: ver a un creyente que ha sido liberado del pecado y que está comprometido con su bien. Tu vecindario necesita que seas santo: ver a un hombre que ha sido completamente transformado por Jesús y que ahora deja a un lado cualquier cosa que pudiera entorpecer el Evangelio de Jesús. Tu mundo necesita que seas santo: ser evidencia de que Jesucristo continúa salvando a su pueblo y que continúa transformándolos a su imagen. En el inestimable premio de Jesucristo, tienes toda la motivación que necesitas para abrazar un nuevo propósito y poner sus ojos en la gloria de Dios.¡Corre para ganar!
Estás un par de minutos más adelante en la carrera de lo que estabas al comienzo de este artículo. Has dado un par de pasos más. Espero que hayas podido ver que si vas a tener éxito en esta carrera, necesitas conocer la razón por la que Dios te salvó y te santificó. Solo entonces tendrás la motivación para dejar de lado el egoísmo de la apatía y podrás vestirte de la entrega desinteresada de la santidad. Abraza tu propósito, ¡y entonces corre de tal modo que ganes! Nota: mi libro Haz más y mejor es una guía práctica para una vida de productividad, al definir la productividad de la siguiente manera: «administrar de manera eficiente mis dones, talentos, tiempo, energía y entusiasmo para el bien de los demás y para la gloria de Dios». Si esta es un área de lucha, considera leer el libro. Luego únete a nosotros nuevamente a medida que esta serie continúa con «Renueva tu mente». ARTÍCULOS DE LA SERIE: [FinalTilesGallery id='22']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Renueva tu mente
Una mente entenebrecida
En un momento de tu vida, te enfrentaste a la elección de entrar por la puerta ancha o por la puerta estrecha. Eres cristiano, lo que significa que escogiste entrar por la puerta estrecha y seguir el camino que lleva a la vida. En ese momento de decisión, de salvación, experimentaste una especie de despertar. Tu mente, de pronto, pudo comprender lo que siempre había negado: eres pecador, has desobedecido a un Dios santo y Jesucristo ofrece reconciliación por gracia a través de la fe. La razón por la que nunca antes aceptaste esta verdad o abrazaste a este Salvador es porque tu mente no había podido entender esto. Esta verdad estaba oculta para ti debido a tu ceguera espiritual. Pablo habla sobre esto en su carta a la iglesia de Éfeso:Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ustedes ya no anden así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente. Ellos tienen entenebrecido su entendimiento, están excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón. Habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas (Efesios 4:17-19).Naciste en un estado de pecaminosidad en el cual tu mente vana no podía comprender la verdad del Evangelio. El hecho alarmante es que el pecado no solo provocó que anduvieras en las tinieblas, sino que también entenebreció tu entendimiento. No solo eras incapaz de hacer cosas que son agradables a Dios, sino que eras incapaz de siquiera saber lo que agrada a Dios. Sin embargo, cuando te volviste a Cristo en arrepentimiento y fe, de repente, Dios iluminó tu mente para que pudieras comprender. Pudiste entender quién es Dios, quién eres tú y por qué el Evangelio es tan buena noticia. En un instante, se le dio acceso a tu mente al conocimiento verdadero y salvador. Repentinamente, entendiste cuán ciego habías estado durante todos esos años. Esto es lo que Wesley celebró en uno de sus más grandes himnos:
Mi alma atada en la prisión Anhela redención y paz. De pronto vierte sobre mí La luz radiante de su faz Cayeron mis cadenas, Vi mi libertad ¡y le seguí!Entraste a la vida cristiana con una mente que acababa de ser atravesada por esa luz radiante de la verdad de Dios. Sin embargo, aunque tu mente ha sido despertada, aún está lejos de ser perfeccionada. A lo largo del resto de la vida, enfrentarás desafíos constantes: «Y no se adapten este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente […]» (Ro 12:2). Esta decisión está frente a ti cada día: ¿permitirás que el mundo forme tu mente o invitarás a Dios a transformarla? No decidir es tomar una decisión: el mundo es tan envolvente, tan poderoso y está tan presente que a menos que te resistas a él activamente, inevitablemente te adaptarás a él y te consumirá.
No te adaptes
Cuando la Biblia habla de «el mundo», se refiere a cualquier sistema de valores o forma de vivir que se opone a Dios y es ajeno a su Palabra. El mundo promueve «[…] la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida […]» (1Jn 2:16). Como hombres cristianos, Dios los llama a vivir en esta tierra rodeados de la sociedad humana, pero para exhibir un sistema muy diferente de valores y una forma muy diferente de vivir. Aun cuando sean cristianos, es fácil adaptarse al mundo y que comiencen a desear lo que el mundo desea, a pensar como el mundo piensa y a comportarse como el mundo se comporta. Los hombres se adaptan más a menudo al mundo por descuido, al no considerar el atractivo del mundo y al no protegerse de su invasión. Solo piensa en los innumerables anuncios seductores de sitios web que atraen a hombres que están listos para sumergirse en los deseos pecaminosos. Piensa en los rasgos de carácter de los que alardean los hombres en comedias populares: ignorancia, pereza, inmadurez. Ten cuidado de las inesperadas puertas de la adaptación. Una de ellas podría ser el entretenimiento: fallas en ser prudente en cuanto a lo que ves, escuchas y lees, y fallas en limitar el tiempo que pasas entreteniéndote. A veces la puerta es la educación: te influencian personas que se oponen a Dios . Podrían ser las amistades: mantienes tus relaciones más formativas con no creyentes. Quizás la principal puerta a la adaptación podría ser simplemente el descuido: fallas en caminar junto a Dios y, en lugar de ello, permites que la mundanalidad natural que hay dentro de tu propio corazón te influya. La mundanalidad es como la gravedad: siempre te rodea, siempre ejerce su presión. Debes resistirla porque tu vida y tu salud espiritual dependen de ello. Puedes resistirla porque el Espíritu Santo mora dentro de ti y se deleita en transformarte al renovar tu mente.Sé transformado
Para que Dios te salvara, primero, Él tuvo que abrir tu mente para que comprendieras la verdad del Evangelio. Pero en lugar de perfeccionar tu mente inmediatamente, Él te asignó la responsabilidad de renovarla por toda la vida. Así como una oruga experimenta una lenta metamorfosis que la transforma en una mariposa, tu mente fue diseñada para experimentar un cambio constante y lleno de propósito a medida que es saturada y controlada por la Palabra de Dios. El Espíritu Santo ilumina las palabras de la Biblia en tu mente para que puedas comprenderla y obedecerla. «Pero todos nosotros con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu» (2Co 3:18). No hay atajos ni caminos alternativos. La única forma en que tu mente puede ser renovada es por el Espíritu de Dios que obra por medio de la Palabra de Dios. Hombre cristiano, debes renovar tu mente. ¿Hacia qué dirección está cambiando tu mente: hacia la adaptación al mundo o hacia la transformación a la imagen de Dios? ¿Cuál tiene más influencia en tu mente: la sección deportiva del periódico o la Palabra de Dios? ¿Dónde te encuentras más a menudo: sentado en el sofá viendo televisión o doblando tus rodillas en oración en la Palabra de Dios? A lo largo de toda una vida de compromiso con la Palabra de Dios, obtendrás nueva sabiduría para reemplazar las viejas necedades y obtendrás deseos piadosos para reemplazar los anhelos satánicos. Los pecados que una vez alimentaron tu imaginación y motivaron tus acciones comienzan a perder su poder y son reemplazados por las virtudes que motivan hacer el bien a otros y que dan la gloria a Dios. Tus ojos detienen su lujuria porque tu mente ahora está llena de amor; tu boca deja de maldecir porque tu mente ahora está llena de gozo; tus manos dejan de robar porque estás convencido de que puedes estar contento tanto con poco como con mucho. Tales vidas transformadas comienzan con mentes transformadas, puesto que tu cuerpo siempre obedece a tu cerebro.¡Corre para ganar!
Ahora, la decisión está frente a ti. ¿Te adaptarás a este mundo o serás transformado al renovar tu mente? No hay ningún misterio en ninguna de ellas. Para adaptarte a este mundo, simplemente necesitas sumergirte en él, permitirte ser influenciado por él. No requiere esfuerzo y no trae ninguna recompensa. Para ser transformado al renovar tu mente, necesitas sumergirte en la Palabra de Dios, permitirte ser influenciado por ella. Requiere un gran esfuerzo y conlleva una gran recompensa. El corredor olímpico anhela escuchar a la multitud gritar su nombre y ansía sentir el peso de la medalla de oro mientras cuelga alrededor de su cuello. Él determina en su mente que debe ganar y luego inculca hábitos que lo forzarán a vivir con disciplina, a entrenar con persistencia, a dejar de lado cualquier cosa que podría amenazar su éxito. Él hace todo esto para obtener la adoración de meros hombres y la recompensa de un par de gramos de metal. ¿Cuánto más tú, cristiano, debes decidir «[…] despoj[arte] también de todo peso y del pecado que tan fácilmente [te] envuelve, y corr[er] con paciencia la carrera que t[ienes] por delante» (Heb 12:1)? Corres para escuchar a tu Padre celestial declarar: «Bien, siervo bueno y fiel», y para ofrecerte una recompensa que nunca se desvanecerá ni perderá. Si vas a seguir moviendo tus piernas hacia el premio de Cristo, debes seguir renovando tu mente conforme a la mente de Cristo. ¡Hombre cristiano, renueva tu mente! ARTÍCULOS DE LA SERIE: [FinalTilesGallery id='29']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Conoce tu doctrina
La doctrina
La palabra doctrina simplemente se refiere a lo que la Biblia enseña de un tema en particular. A medida que estudias cuidadosamente la Escritura y reúnes sus temas, llegas a comprender lo que comunica sobre una variedad sinfín de temas: la doctrina de la Escritura, por ejemplo, que explica lo que la Biblia dice de sí misma; la doctrina de Dios, que describe lo que la Biblia dice sobre la naturaleza, el carácter y las obras de Dios; y la doctrina de la salvación, que nos dice cómo Dios salva a su pueblo del pecado. La Biblia divide la doctrina en dos amplias categorías: sana y falsa. La sana doctrina se origina en la mente de Dios, es consistente con la Palabra de Dios y demuestra ser beneficiosa para el pueblo de Dios. Eres responsable de conocer esa doctrina para poder vivir de acuerdo a ella y para protegerla fielmente. La falsa doctrina se origina fuera de la mente de Dios, es inconsistente con la Palabra de Dios y no es beneficiosa para el pueblo de Dios. Tú eres responsable de rechazar tal doctrina y de alejarte de las personas que la proclaman. Aunque la responsabilidad de conocer, fomentar y defender la sana doctrina se les da especialmente a los pastores, se espera que todos los cristianos sean bien versados en ella. ¿Por qué? Porque vivir fielmente para Dios es inseparable de conocer correctamente a Dios. Aquellos que lo conocen mejor están equipados para servirlo mejor. Aquellos con un profundo conocimiento tienen la oportunidad de expresar mayor obediencia.Más que hechos
La doctrina involucra hechos, sin duda. No obstante, estos no son hechos fríos acumulados en mentes desdeñosas para luego utilizarlos como una especie de carta teológica bajo la manga. Al contrario, estos hechos son verdades vitales que motivan vidas fieles. Piensa en la relación que tienes con tu esposa: cuando salías con ella y descubriste los trágicos eventos de su niñez, ganaste hechos que te permitieron conocerla y apreciarla mejor. Cuando descubriste que tu esposa ama las trufas de chocolate con menta, no fue un hecho que simplemente archivaste, sino uno que usaste para expresarle amor. En el contexto de una relación íntima, los hechos no se acumulan para que puedas meramente recitar información sobre una persona o para crear una página de ellos en Wikipedia. Los hechos se acumulan para que puedas buscar diligentemente a esa persona en amor. De igual manera, cuando aprendes hechos de la fe cristiana, estás adquiriendo conocimiento que te permite comprender mejor a Dios para que puedas buscarlo mejor. Supón que lees en la Escritura sobre el alcance del amor de Dios por ti: «[…] En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de su voluntad» (Ef 1:4-5). A lo largo de este versículo, llegas a entender que el amor de Dios por ti data de antes de la creación del mundo y que, en última instancia, tu salvación fue el resultado de este propósito determinado. Ahora comprendes mejor el carácter de Dios (¡Él es bueno! ¡Él es amoroso! ¡Él es poderoso!) y entiendes mejor las acciones de Dios (¡Él inició! ¡Él amó! ¡Él actuó!). ¡Estás creciendo en doctrina! Al haber comprendido estos hechos, comienzas a vivir con una confianza mayor, sabiendo que tu salvación no depende de tu voluntad, sino de la de Dios. Comienzas a amar a Dios más profundamente y lo buscas con más gozo como receptor de su soberana gracia. Tu amor por Él desborda en mayor paciencia y amor por otros a medida que anhelas mostrar el mismo tipo de amor que Dios te extendió. Estos hechos ahora han profundizado su relación y han cambiado tu vida. La doctrina no informa meramente tu mente, sino que también enciende tu corazón y reforma tu comportamiento.Doctrina y vida
Pocos hombres cristianos se convertirán en teólogos profesionales y enseñarán doctrina en salas de clases y seminarios. Sin embargo, todo hombre cristiano, incluido tú, debe aspirar a ser un teólogo aficionado, a estudiar y a conocer los hechos de la fe. Esta doctrina te equipará para vivir una vida que agrade a Dios. Solo el esposo que tiene un profundo conocimiento de los caminos y de las obras de Jesucristo está bien equipado para amar a su esposa «así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella» (Ef 5:25). ¿Cómo puede amar como Cristo si no sabe cómo Cristo amó? Solo el padre que ha estudiado doctrina puede criar a sus hijos «en la disciplina e instrucción del Señor» (Ef 6:4). ¿Cómo puede enseñar lo que él mismo no ha aprendido? Solo el miembro de la iglesia que conoce sus realidades puede servir a su iglesia como un anciano, pues el anciano «debe retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen» (Tit 1:9). ¿Te sientes inadecuado para tomar liderazgo en tu iglesia porque no conoces la doctrina necesaria para liderar a personas en la fe? Solo el creyente que conoce el contenido de la fe puede hábilmente «luchar […] por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos» (Jud 1:3). ¿Cómo puedes defender tu fe en el lugar de trabajo, cómo puedes proteger a tu familia contra los ataques de Satanás, cómo puedes ser un promotor de la verdad si no puedes distinguir la sana doctrina de la falsa?¡Corre para ganar!
¿Conoces tu doctrina? ¿Conoces al menos los hechos básicos de la fe cristiana? No tienes excusa para la ignorancia. De todas las generaciones, la nuestra es la más bendecida en la búsqueda de los hechos de la fe cristiana. Tenemos pastores que predican fielmente la Palabra y toman en serio la instrucción de Dios de «insist[ir] a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta[r], reprende[r], exhorta[r] con mucha paciencia e instrucción» (2Ti 4:2). Tenemos un sinfín de teologías sistemáticas escritas no solo para los teólogos, sino que también para los laicos. Tenemos una gran cantidad de cursos en línea esperándonos. Tenemos todas las oportunidades y todas las razones para llenar nuestras mentes con el conocimiento de Dios. Conocer la doctrina es conocer el contenido de la fe cristiana y conocer lo que es necesario para vivirla adecuadamente. No puedes correr bien la carrera si no conoces hacia dónde vas. Tu fidelidad a Dios depende de tu conocimiento de Dios. Hombre cristiano, si quieres correr para ganar, debes conocer tu doctrina. ¿No sabes por dónde comenzar en el estudio de la doctrina? Estas son un par de sugerencias: Cristianismo básico de John Stott, El conocimiento del Dios Santo de J.I. Packer y Core Christianity [Cristianismo fundamental] de Michael Horton son excelentes introducciones a la teología. Si quieres intentar con una teología sistemática, considera la Teología sistemática de Wayne Grudem o Teología sistemática de John MacArthur. Si quisieras ver videos de enseñanza, considera suscribirte a la plataforma Conexión Ligonier, que ofrece una serie de excelentes cursos sobre una gran variedad de temas. ARTÍCULOS DE LA SERIE: [FinalTilesGallery id='28']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Practica tu devoción
Cuando nadie está mirando
¿Quién eres cuando no hay nadie cerca? ¿Cómo eso se compara con quién eres cuando otros te están mirando? Muchos hombres enfrentan la tentación de obtener una buena reputación por su asistencia y participación en la adoración pública mientras permanecen casi completamente ausentes en la adoración privada. Cuando asisten a los servicios de la iglesia, se ubican donde puedan ser vistos, cantan fuerte, escuchan con atención, dan con generosidad. Muy bien. Sin embargo, de lunes a domingo rara vez abren sus Biblias y rara vez cierran sus ojos para orar. Públicamente, son fuertes y están comprometidos; en privado, son débiles y distantes. ¿Es esto cierto sobre ti? Si bien la Biblia celebra la adoración pública y exige la priorización de la asistencia y la participación en la iglesia local, también celebra la devoción personal. Desde sus primeras páginas hasta su conclusión, encontramos al pueblo de Dios relacionándose voluntariamente con Dios como parte de su vida privada. Adán y Eva andaban y conversaban con Dios en el jardín; Isaac salía al campo para meditar tranquilamente; David se levantaba temprano para pensar en la Ley de Dios y para derramar su alabanza; incluso Jesús tenía cuidado de apartar tiempo a solas en los que pudiera tener comunión con su Padre. ¿Quiénes eran estas personas cuando nadie las estaba mirando? Las mismas personas que eran en público: adoradores. Su reputación pública de piedad estaba enraizada en una devoción privada a Dios.Una relación real
Cuando llegaste al conocimiento salvífico de Jesucristo, tus pecados fueron perdonados y se te dio la promesa segura de la vida eterna. No obstante, increíblemente, Dios te dio incluso más que eso. Él se dio a sí mismo para que pudieras tener una relación con el Dios vivo. Todo lo que es cierto para toda relación es cierto para esta: si va a ser saludable, requiere comunicación. Hace un par de años, leí un reportaje sobre una mujer que determinó que su esposo la había insultado muchas veces. Decidió tener su venganza al hacerle la ley del hielo completamente y por muchos años no pronunció una sola palabra en su presencia. Obviamente, esto fue devastador para su matrimonio. Es imposible sustentar cualquier relación, especialmente una íntima como la de un esposo con una esposa, sin comunicación. Es la comunicación la que permite que una relación comience y luego florezca. Una relación genuina y saludable depende de hablar y escuchar. De hecho, la salud de una relación puede medirse por la disposición, la frecuencia y la profundidad de hablar y escuchar entre dos personas. Las relaciones más saludables son aquellas en las que cada persona habla frecuente, libre e íntimamente mientras el otro escucha con atención. Sobre esa base, ¿cómo está tu relación con Dios? Una de las más grandes alegrías de ser cristiano es que tienes una relación genuina con Dios. Nuestro Dios no es una mera idea que estudiar; una fuerza que experimentar; un objeto que observar. Dios es un ser al cual conocer: tres personas que juntas son Dios. Este Dios ha existido eternamente en esa perfecta relación de Padre, Hijo y Espíritu Santo y, por medio de la salvación, te ha invitado a entrar para que puedas conocer y ser conocido por el Padre, el Hijo y el Espíritu. Puedes hablar con la confianza de que Dios te escuchará; puedes escuchar con la confianza que Dios te hablará. Puedes verter tu corazón a Él, al mismo tiempo en que Él vierte su corazón a ti. ¡Qué gozo! ¡Qué privilegio! ¿Aprovechas ese privilegio? Dios habla hoy por medio de la Biblia. Sus palabras son las palabras de Él; su mensaje es el mensaje de Él; su poder es el poder de Él. Cada palabra de la Biblia es inspirada e inerrante: «[…] útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra» (2Ti 3:16-17). Simplemente, no puedes ser un cristiano maduro sin escuchar a Dios hablar por medio de la Biblia. No puedes correr bien sin su instrucción. Le hablamos a Dios por medio de la oración. Nuestras palabras no ascienden a un cielo vacío, sino que alcanzan el oído de Dios, conmueve su corazón y da lugar a su voluntad. El buen plan de Dios es no intervenir aparte de las oraciones, sino que por medio de ellas, puesto que, como Él promete: «[…] La oración eficaz del justo puede lograr mucho» (Stg 5:16). La Biblia no sabe de cristianos que no oran o que no quieran orar. No puedes correr bien sin decirle a Él cómo estás corriendo, sin admitirle cuándo has tropezado y sin pedirle fuerzas para correr aún mejor. En una conversación normal, hablar y escuchar van de la mano y lo mismo es cierto cuando conversamos con Dios. Cuando lees la Palabra de Dios, respondes en oración: oraciones de confesión cuando Él revela el pecado; oraciones de gratitud cuando encuentras su misericordia; oraciones de súplica cuando entiendes cuánto necesitas su gracia. Mientras oras, a menudo, Dios lleva la Escritura a tu mente y profundiza tu comprensión de ella. Así como las conversaciones con amigos involucran una reciprocidad orgánica, un intercambio mutuo de información e ideas, de igual modo es tu comunicación con Dios. A medida que el tiempo avanza y creces en tu relación, descubrirás que Dios no es solo tu Creador y tu Padre, sino que también tu Amigo. Hombres, sus iglesias, sus esposas y sus hijos necesitan más que un hombre que aparece obedientemente el domingo. Ellos necesitan un hombre que conozca a Dios. Necesitan un hombre que se dé el tiempo de juntarse con Dios en su Palabra cada día. Lo que sus iglesias, sus esposas y sus familias necesitan de ustedes es exactamente lo que Dios desea para ustedes. «Así dice el Señor: “No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; pero si alguien se gloría, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce […]”» (Jr 9:23-24, [énfasis del autor]).Hazlo ahora
El momento para comenzar a practicar tu devoción es ahora. ¡Corre para ganar! Si la práctica de juntarse con Dios cada día es nueva para ti, estas son un par de maneras en las que puedes comenzar:- Decide hacer de la devoción privada una prioridad en tu vida. Si es una prioridad, te harás el tiempo para ello. Decide que lo mejor (reunirte con Dios) estará antes que otras cosas buenas.
- Planifica. Fija una hora en la que te encontrarás con Dios cada día y decide dónde lo harás. En general, las cosas que no planificas son las cosas que no haces.
- Busca un plan de lectura bíblica. Hay docenas —quizás cientos— de planes de lectura bíblica en Internet. Puesto que quieres comprender el consejo completo de Dios, te recomendaría buscar un plan que cubra toda la Biblia, libro por libro.
- Organiza tus oraciones. A menudo, la dificultad más grande para la oración consistente y constante es simplemente nuestra incapacidad de recordar por qué necesitamos orar. He descubierto que la aplicación PrayerMate es una manera útil de recordar por qué necesitas orar cada día.
- Comienza de a poco. A medida que comienzas a practicar tu devoción, opta por algo corto y consistente en lugar de algo largo e irregular. Si nunca has leído la Biblia diariamente, ¡no comiences por leer cinco capítulos al día! Si nunca has orado consistentemente en privado, ¡no comiences intentando orar por una hora! Por la gracia de Dios, puedes comenzar a desarrollar más la lectura y un tiempo más extenso en oración. Sin embargo, necesitas comenzar con desarrollar el hábito de la devoción y luego puedes avanzar hasta fortalecerlo.
- Persevera. No te desanimes cuando te saltes un día o incluso una semana. Vuelve donde quedaste y construye el hábito. A lo largo del tiempo, lo que parece difícil recordar y hacer llegará a ser tan natural como respirar.
¡Corre para ganar!
Existen un millón de cosas que están compitiendo por tu tiempo y atención, y muchas de ellas son cosas muy buenas. No obstante, ninguna es más importante que tu relación con Dios. Confío en que estás involucrado en una iglesia local y comprometido con los servicios de adoración semanales. Sin embargo, espero que esta no sea la suma de tu adoración, la cuenta completa de lo que hablas y escuchas a Dios. Él te da la capacidad de tener una relación genuina con Él. Te invita a escucharlo mientras habla y promete que, mientras tú le hablas, Él escuchará cada palabra. ¿Por qué te negarás tal privilegio? Si vas a correr para ganar, debes practicar tu devoción. ARTÍCULOS DE LA SERIE: [FinalTilesGallery id='32']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Prioriza tu iglesia
El propósito de la iglesia
La iglesia local es central en el plan de Dios para el mundo. Es más, de muchas formas, la iglesia local es el plan de Dios para el mundo. Mucho de lo que Dios quiere enseñarle al mundo, lo hace por medio de la iglesia local; mucho de lo que Él quiere mostrarle al mundo, lo hace por medio de la iglesia local; mucho de lo que quiere lograr en el mundo, lo logra por medio de la iglesia local. Ningún ministerio puede eclipsarla, ningún programa puede reemplazarla, ningún poder puede derribarla. La iglesia local es el plan de Dios y no tiene ningún suplente. Dios quiere que cada cristiano se involucre en una iglesia local y su Palabra no sabe de cristianos que no sean parte de una. La iglesia local da la bienvenida a la membresía a aquellos que creen y expulsa a quienes han abandonado la fe, de modo que cada iglesia sea una comunidad de cristianos unidos por su profesión de fe en común. Para los incrédulos, la iglesia local sirve como un puesto fronterizo en territorio enemigo. En un mundo que está en completa rebelión contra Dios, estas asambleas ofrecen la buena noticia de reconciliación. Los no creyentes son bienvenidos a los servicios de adoración, para que puedan experimentar la adoración cristiana, escuchar el mensaje del Evangelio, profesar la fe en Cristo y ser bautizados en su nombre. ¡La iglesia existe para evangelizar! Para los creyentes, la iglesia local sirve como el club de salud espiritual, el lugar donde somos entrenados para correr nuestra carrera. Es aquí donde aprendemos de Dios para crecer en conocimiento; donde adoramos a Dios a fin de crecer en amor; donde el pueblo de Dios nos ministra para que así crezcamos en piedad; y donde ministramos a otros con el fin de que crezcamos en humildad. Es aquí donde estamos bajo el cuidado y la supervisión de los ancianos, los entrenadores que Dios ha llamado y equipado especialmente para modelar la piedad y para llamarnos a ella. ¡La iglesia existe para edificar! Si bien cada uno de nosotros compite en una búsqueda personal y se esfuerza para obtener el premio, no corremos solos, puesto que al lado de nosotros tenemos la compañía de hermanos y hermanas, cada uno trabajando para ganar su propia carrera. ¡Gracias Dios por la iglesia local!Prioriza tu iglesia
Si la iglesia local es central en el plan de Dios para su mundo, es igualmente central para tu vida. Por esa razón debo preguntarte: ¿Cuál es tu relación con la iglesia local? ¿Eres parte de una iglesia? ¿Te involucras en ella? ¿Contribuyes a ella de maneras significativas? Sin ella, no puedes esperar prosperar ni siquiera sobrevivir. Esto puede resultarnos difícil de admitir. ¡Somos hombres! ¡Somos fuertes, acérrimos e independientes! Sin embargo, Dios quiere enseñarnos que no somos tan fuertes como podríamos pensar; de hecho, somos tan débiles que necesitamos desesperadamente la ayuda de otros. Necesitamos que los ancianos nos fortalezcan; necesitamos que las personas con discapacidad nos enseñen; necesitamos que los niños nos animen; necesitamos que quienes no son amados nos conmuevan; necesitamos que los débiles nos humillen. Es en la iglesia local que aprendemos a correr bien. Para correr bien, necesitas la adoración de la iglesia local. Es en los servicios de adoración semanales que cantas tu alabanza y adoración a Dios, que lees tu Biblia con otros, que escuchas al predicador exponer un texto, que te unes en oración a otros cristianos y que celebras el bautismo y la Cena del Señor. Estos son medios comunes de gracia a través de los cuales Dios se complace en nutrirte y fortalecerte a fin de equiparte para la carrera. Para correr bien, necesitas el servicio de la iglesia local. Necesitas hermanos y hermanas que sean un modelo de piedad ante ti, que te animen en tiempos de prueba, que te recuerden el Evangelio cuando peques y te arrepientas, que te reprendan amorosamente cuando peques o no te arrepientas. Necesitas que ellos ejerzan sus dones espirituales para tu beneficio y tu edificación. Eres débil y profundamente dependiente de otros. Para correr bien, necesitas servir a la iglesia local. Es posible que te sientas tentado a acercarte a la iglesia esperando obtener mucho de ella. Es mucho mejor y mucho más piadoso acercarse a la iglesia preguntándote qué podrías dar a los demás. ¿Quién necesita que lo sirvas esta mañana? ¿Quién necesita ser animado con tu presencia, tu compañerismo, tus palabras? En lugar de preguntar: «¿cómo la iglesia satisfará mis necesidades?», debes preguntarte: «¿las necesidades de quién puedo satisfacer?». El beneficio de la iglesia no es solo lo que aprendes o lo que experimentas, sino cómo sirves. Aunque podría parecer contraintuitivo, en realidad corres mejor la carrera cuando pasas tiempo entrenando a otros, cuando inviertes en ellos y los ayudas a correr bien.Hazlo ahora
Cuando se trata de priorizar la iglesia, las buenas intenciones pueden ayudarte a comenzar la carrera, pero requerirá convicción y hábito para poder seguir adelante. Permíteme ofrecerte un par de consejos prácticos:- Busca una buena iglesia. Si ya asistes a una iglesia saludable que proclame el Evangelio, agradece a Dios por su provisión. Si asistes a una iglesia que no es saludable o no estás asistiendo a ninguna, he escrito sobre algunos recursos útiles que puedes usar para encontrar una en tu área.
- Dalo todo. Recientemente, leí que casi dos tercios de todas las personas que tienen membresía en el gimnasio en realidad nunca iban. En un momento, sus intenciones eran buenas, decidieron ponerse en forma y pusieron sus firmas en las líneas punteadas. Sin embargo, sin la convicción y el hábito rápidamente dejaron de ir. Muchas personas son muy parecidas con la iglesia: tienen su iglesia, pero asisten solo ocasionalmente y sirven solo con moderación. En sí misma, la membresía de un gimnasio no puede darte un cuerpo en forma. En realidad, necesitas ir al gimnasio y aprovechar su equipo y sus programas. De igual manera, el simple hecho de escoger una iglesia no le hará ningún bien a tu alma. Debes participar en la iglesia y aprovechar lo que ofrece. Descubre cómo tu iglesia discipula a los creyentes y comprométete a su programa.
- Estructura tu vida en torno a la iglesia. Hay muchos deseos, responsabilidades y pasatiempos que pueden interferir con tu asistencia a la iglesia, uno de los más importantes es el deporte aficionado. Haz de la iglesia tu principal prioridad la mañana del domingo y, en lo posible, no permitas que nada interfiera. Es mucho mejor dejar de perseguir el sueño de que tu hijo gane una beca deportiva y llevarlo a que se una a la búsqueda del carácter piadoso y al servicio cristiano en la iglesia local.
- Lidera a tu familia. Como esposo y padre, cargas con la responsabilidad suprema de asegurarte de que tu familia se comprometa con una iglesia local saludable y de que realmente asistan. Sé el que se compromete con la iglesia, entusiásmate con asistir y servir, sé quien despierta a la familia el domingo por la mañana. Escucha con atención al sermón, adora con todo el corazón, abre tu hogar a otros y espera que tu familia sea bendecida por un padre que lidera.
¡Corre para ganar!
Los seres humanos hemos desarrollado lugares donde entrenar nuestros cuerpos y nuestras mentes. Dios mismo nos ha dado un lugar donde podemos entrenar nuestras almas, donde podemos aprender a correr la más importante de todas las carreras. Es por medio de la iglesia local que Dios reparte sus más preciosos regalos de gracia. Si vas a correr para ganar, tienes que priorizar a la iglesia.ARTÍCULOS DE LA SERIE:
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Mantente alerta
A todos nos gusta ver videos graciosos esporádicamente, ¿no es así? Lo que hace años comenzó como un estelar de televisión migró a YouTube y se convirtió en uno de nuestros pasatiempos más preciados. Uno de mis favoritos son los de atletas llegando a la meta, una compilación de atletas que celebran antes de tiempo.
En uno de estos videos, un corredor olímpico está cerca del final de su carrera, todavía a un ritmo tremendo. Corrió hasta la vuelta final y ahora está a unos 15 o 20 metros de la meta. Convencido de que tiene una ventaja insuperable, ralentiza el paso, levanta sus brazos en señal de victoria y avanza sin esfuerzo hacia la cinta, saboreando la adulación de la multitud aclamante. Sin embargo, no mantuvo un ojo atento en la competencia y otro corredor se acercó mucho más de lo que pensó. Este corredor, que iba en segundo lugar, ve su oportunidad. Reúne una última reserva de energía en su interior y acelera. A solo un paso de la meta, lo pasa para reclamar el oro, un centímetro más adelante que el despreocupado corredor. Como hombre cristiano, estás corriendo la carrera de la vida y ansías la victoria. ¡Estás corriendo para ganar! Sin embargo, como ese avergonzado y desilusionado atleta olímpico, es imperativo que no declares victoria demasiado pronto. Él también estaba corriendo para ganar, pero aflojó. Él descuidó su paso y no tuvo cuidado con el competidor que estaba cerca detrás de él. Los brazos que se alzaron en señal de victoria pronto se vieron forzados a desplomarse en derrota. Si quieres obtener la victoria en tu carrera, tienes que mantener el ritmo por todo el camino hasta la meta. Hasta ahora, en nuestra serie ¡Corre para ganar!, todo lo que hemos abordado se relaciona al carácter, al hombre interior. Te he animado a abrazar tu propósito, a renovar tu mente, a conocer tu doctrina, a practicar tu devoción y a priorizar tu iglesia. Todas estas prácticas son para crecer en piedad, para exponer el carácter de Cristo que Dios tanto valora. En los artículos que siguen, iremos hacia el hombre exterior, a las áreas vinculadas con la vida y con las relaciones. Pero antes de que hagamos eso, quiero hacer un llamado serio a mantenerse alerta. Si estás corriendo para ganar, necesitas mantenerte alerta.Mantente alerta
He escuchado decir que aquello que distingue a un atleta de talla mundial de los cientos de miles que nunca llegarán a serlo es la consciencia situacional. Wayne Gretzky sigue siendo el más grande jugador de hockey que alguna vez se haya atado los patines. A menudo, él atribuye su éxito al consejo que su padre le dio cuando era niño: «patina hacia donde va el disco, no hacia donde ya ha estado». Esto requirió más que pura velocidad o destreza, aunque Gretzky tenía ambas cosas en abundancia. Fue necesaria una buena observación, una consciencia constante y una capacidad de tomar decisiones en fracciones de segundos. Gretzy tuvo un sentido único de cómo los jugadores se movían sobre el hielo, cómo se desarrollaban las jugadas y hacia dónde se dirigiría el disco. Con mucha frecuencia, él llegaba ahí primero, razón por la cual sigue siendo el líder en puntos de todos los tiempos sin que nadie esté cerca de hacerle competencia. Con buena razón se le conoce en el mundo del hockey simplemente como «el grande». Si vas a correr tu carrera de manera exitosa, necesitas un poco de esa consciencia situacional. Necesitas saber que estás en una competencia dura y enfrentando desafíos constantes de enemigos que quieren matarte. Necesitas saber en qué áreas es más probable que ellos ataquen y en qué áreas es más probable que sucumbas ante sus implacables tentaciones. Necesitas estar alerta, esperando oleadas de agresión y aprovechando las defensas disponibles para ti.Tres enemigos que quieren matarte
Existen tres enemigos que con seguridad enfrentarás desde ahora hasta el día en que cruces la cinta en victoria: el mundo, la carne y el diablo. Mantente alerta contra el mundo Ya nos encontramos con el concepto bíblico de «el mundo» cuando vimos la importancia de renovar tu mente. El mundo es cualquier sistema de valores y una manera de vivir que se oponga a Dios y a su Palabra, y que encuentra satisfacción en las cosas que son temporales en lugar de eternas. Quienes siguen los patrones del mundo se obsesionan con «[…] la pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida […]» (1Jn 2:16). Renuncian a las recompensas eternas en favor de una breve satisfacción y prefieren lo que pueden hacer ahora en lugar de lo que Dios promete en el futuro. Aunque seas cristiano, sigues propenso a los deseos pecaminosos y a los pensamientos mundanos, los cuales conducen inevitablemente a una vida mundana. La mundanalidad presiona desde el alrededor y surge desde el interior. No puedes evitarla, por lo que debes aprender a resistirla. La Biblia nos advierte que no amemos al mundo, que no entablemos amistad con él, que no nos conformemos a él y que no nos comportemos como él. Nos advierte que la mundanalidad es completamente opuesta a la piedad. Mantente alerta contra la carne Con frecuencia, la Biblia nos advierte contra «la carne». Como ser humano pecador, eres «carnal»: tienes una naturaleza pecadora que se opone a Dios y que anhela satisfacción en lo que Él prohíbe. «Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, —dice Pablo, antes de entregar una lista representativa— las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes […]» (Ga 5:19-21). Cuando vives según la carne, vas tras esas cosas detestables. Sin embargo, cuando eres salvado por Dios, eres llamado a vivir por el Espíritu y a comenzar a mostrar frutos totalmente diferentes. «Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley» (vv. 22-23). Tienes una nueva naturaleza que permanece fija en combate moral con la carne, de modo que la gran batalla de tu vida es dar muerte a la carne y vivir en el Espíritu. «Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen» (Ga 5:16-17). Mantente alerta contra el diablo Como cristiano, también el diablo mismo se opone a ti. «Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quién devorar» (1Pe 5:8). Aunque el mundo y la carne son poderosos, al menos son inanimados. No obstante, el diablo es un ser que tiene deseos, una mente y una personalidad. Su deseo es destruirte, su mente trama en tu contra y su personalidad está fija en contra de ti. Así como fabricó tentaciones a medida para llevar a David al adulterio y a Pedro a la negación, él fabricará tentaciones a tu medida adecuadas para tu debilidad. Su gran deseo es fomentar y exponer tu pecado, provocar que tú y quienes te rodean duden de tu profesión de fe. Estos son los enemigos que quieren matarte que enfrentarás cada día. Están presentes y son fuertes. Sin embargo, afortunadamente, Dios provee grandes defensas con las cuales puedes mantenerte alerta.Las tres grandes defensas
Mantente alerta a través de la oración Cuando Pablo escribió sobre la cruda realidad de la guerra espiritual, él instruyó a los cristianos a «rev[estirse] con toda la armadura de Dios» y, después de explicar la naturaleza de esta armadura, concluyó con un solemne cometido: «Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos» (Ef 6:11, 18). La vigilancia es inseparable de la oración, por esta razón dice en otra parte: «Perseveren en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Col 4:2). Jesús mismo nos dijo que oráramos: «Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal […]» (Mt 6:13). La oración es nuestra primera gran defensa contra el mundo, la carne y el diablo. Ora para que Dios te proteja de su invasión e igualmente ora para que exponga y corrija cualquiera de tus tentaciones particulares de pecar. Mantente alerta a través de la autoexaminación Una segunda defensa en contra de tus enemigos es la autoexaminación. Esto es usar la Palabra de Dios para evaluar realistamente tus deseos, tus tentaciones, tus hábitos y tu santificación. Debes hacer esto a la luz de la Escritura, puesto que solo ella «es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos e intenciones del corazón» (Heb 4:12). La Palabra de Dios te dice lo que es cierto sobre ti y tú eres responsable de poner atención a sus advertencias. Mantente alerta a través de los medios de gracia Dios extiende gracia a su pueblo a través de medios muy comunes. Es su buena voluntad conformarte a su imagen y mantenerte en esa imagen por medio de la Palabra, de la oración y de la comunidad. Debes leer la Palabra y orar en tu casa y en tu iglesia, en la quietud de tus devocionales y en el caos de tu familia, hasta que puedas decir verdaderamente que estás «dedicado[…] a la oración» (Ro 12:12). Debes disfrutar la comunidad cristiana, principalmente en la iglesia local, reuniéndote para adorar, para servir, para escuchar la Palabra predicada y para participar en el bautismo y en la Cena del Señor. Puedes confiar en que Dios se complace en obrar a través de medios ordinarios para provocar una santidad extraordinaria. No puedes esperar florecer en la vida cristiana o sobrevivir a los ataques de tus enemigos si descuidas los medios más importantes.Hazlo ahora
Es un soldado negligente el que abandona su deber de estar alerta cuando sabe que el enemigo está cerca. Tu enemigo se está acercando ahora mismo, por lo que aquí te dejo un par de maneras en las que puedes comenzar y luego perseverar en estar alerta.- Ora. Ora, ora y ora.
- Conoce tus áreas de tentación. En las áreas donde hayas experimentado y sucumbido a la tentación, es probable que lo experimentes nuevamente. Posiblemente, sucumbirás de nuevo si es que no has abordado esa debilidad de carácter.
- Consigue un aliado. Dile a tu esposa o a un amigo en qué área batallas con la tentación; enlístalos para orar por ti y pídeles que te hagan preguntas. Comprométete a siempre responderlas con honestidad. En el área del pecado y la tentación sexual, probablemente, te beneficiarás de confiar regularmente en un hermano y de permitirle hablar la verdad a tu vida.
- Confía en los medios de gracia. Confía en que Dios ha fijado estos medios en lugar de otros para promover un celo por la piedad, para fomentar la piedad y para preservar la piedad hasta el final. Confía en ellos y aprovéchalos al máximo. «Por lo tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba la copa» (1Co 11:28).
Conclusión
Es tan necio como peligroso celebrar antes de tiempo. El mundo, la carne y el diablo prosperan cuando hay apatía y orgullo, en las áreas donde no te importa mantenerte alerta o donde no lo consideras necesario. A la inversa, estos enemigos se debilitan ante la oración, la autoexaminación y los medios comunes de gracia. Hasta el día en que estés en la presencia del Señor, debes mantener tu paso y mantenerte alerta ante tus enemigos. Si vas a correr para ganar, debes mantenerte alerta. ARTÍCULOS DE LA SERIE: [FinalTilesGallery id='34']Este recurso fue publicado originalmente en Tim Challies.


Redime tu tiempo
Redime el tiempo
No tienes nada que no te haya sido dado; ninguna cosa buena que te pertenezca que no haya sido un regalo por la gracia de Dios. Tú, que no mereces nada más que solo ira y condenación, has recibido innumerables bendiciones. Eres responsable ante Dios de administrar cada una de ellas con fidelidad. Si Dios te dio la bendición del matrimonio, siempre debes tener en mente que tu esposa es primero una hija de Dios, su creación. Tu principal responsabilidad es cuidarla de una manera que honre y agrade al Padre. Si Dios te ha dado hijos, ellos son primeramente sus hijos, creados a su imagen y para su gloria. El llamado de un padre es disciplinar e instruir a sus hijos en representación de Dios. Si Dios te ha dado dinero, ese dinero es de Dios y debes usarlo como si Dios te pidiera cuentas por cada centavo. De la misma manera, lo que sucede con una esposa, los hijos y el dinero también sucede con el tiempo. Sin embargo, como dice Donald Whitney: «si [las personas] malgastaran su dinero de manera tan insensata como algunos malgastan su tiempo, pensaríamos que están locos». Dios te ha dado el regalo del tiempo y te lo ha dado en confianza con la expectativa de que lo uses sabiamente y que lo emplees diligentemente para el más alto de los propósitos. Cuando Pablo le escribe a la iglesia en Éfeso, él los llama a vivir vidas de extraordinaria santidad, y luego dice: «Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos» (Ef 5:15-16). «Aprovechando bien el tiempo» es, más literalmente, «redimiendo el tiempo». El tiempo debe redimirse al liberarlo de las búsquedas sin sentido y al dedicarlo a los más altos propósitos. El tiempo fue puesto delante de ti y debes aprovecharlo, debes incautarlo de todo propósito egoísta que pudiera robarlo o desperdiciarlo. Te relacionas bien con el tiempo cuando entiendes que es un precioso regalo de Dios para usar, no una posesión sin valor para desperdiciar. Dios sabe el número de años, meses y días que te ha asignado. No puedes agregarle ni quitarle nada. No obstante, lo que sí puedes hacer, en mayor o menor medida, es darle un buen uso. Cuando aún era un jovencito, Jonathan Edwards resolvió: «nunca perder ni un momento de tiempo, sino aprovecharlo en la forma más provechosa que sea posible». Él entendió que el tiempo se le había encomendado y él quería usarlo bien. Él, como el sabio y leal siervo en la parábola de los talentos de Jesús, anhelaba escuchar: «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (Mt 25:21).Tiempo desperdiciado; tiempo redimido
El tiempo es un regalo que debes aceptar y atesorar. Sin embargo, hay muchas cosas que están compitiendo por tu tiempo, muchas tentaciones para usarlo mal. Consideremos un par de maneras comunes en las que podemos desperdiciar el tiempo. Desperdicias el tiempo con la pereza. Si Salomón advirtió constantemente sobre la pereza en su época, ¿cuánto más necesitamos cuidarnos de ella en un mundo de interminable entretenimiento y omniscientes redes sociales? El perezoso es aquel que da cualquier excusa para no trabajar; que se queda en la cama o en el sofá cuando hay trabajo por hacer; que comienza proyectos, pero que nunca los completa; que no puede aprender porque se considera a sí mismo sumamente sabio (Pr 26:13-16). Tu madre pudo haberte advertido que «las manos ociosas son el taller del diablo». Detrás del cliché hay una advertencia seria: aquellos que pasan sus días en ociosidad prácticamente le están rogando a Satanás que los tiente para pecar. Desperdicias el tiempo con el ajetreo. El ajetreo es el primo de la pereza y no es más noble que su pariente. Es una plaga de la modernidad. Aun si rechazas la pereza, podrías irte al polo opuesto del ajetreo para llenar cada momento con actividades y para evaluarte a ti mismo según la cantidad de tareas completadas. Hoy cuando le preguntas a un amigo cómo está, prácticamente esperas que responda: «¡ocupado! ¡Demasiado ocupado!». Sin embargo, el ajetreo no debe confundirse con la diligencia ni la cantidad de actividades con logros significativos. Dios te ha dado una vida pequeña y corta, y espera que, de todas las cosas grandiosas que puedas hacer, identifiques y busques aquellas que más importan. Puesto que hay tanto que hacer, ser diligente y redimir el tiempo involucra decir que no a un millón de buenas oportunidades para centrarnos completamente en unas pocas excelentes. Desperdicias el tiempo al despreocuparte de tu vida espiritual. Martín Lutero dijo célebremente que sus tiempos más ocupados también necesitaban ser los más llenos de oración. Cuando las responsabilidades amenazaron con abrumarlo, él sabía que estaría demasiado ocupado como para no orar. Fracasas en redimir tu tiempo cuando fallas en priorizar tu crecimiento y salud espiritual. Si tu vida es demasiado ocupada como para leer la Palabra de Dios, como para pasar tiempo en oración y como para asistir a la iglesia local, está extremadamente ocupada. Si estás demasiado desmotivado como para comprometerte con disciplinas tan básicas, estás en peligro espiritual. Antes de que hagas cualquier cosa, sal del torbellino del ajetreo y reconsidera tus prioridades a la luz de la eternidad. Desperdicias el tiempo cuando no descansas. Dios mismo escogió trabajar seis días y luego descansar uno. Él no hizo esto porque estaba agotado, sino para establecer un patrón a fin de que nosotros lo siguiéramos. Somos criaturas débiles y limitadas que necesitan descanso. Nuestra necesidad requiere que destinemos suficiente de nuestro tiempo para dormir y para actividades que refresquen nuestras mentes y espíritus. El descanso y la recreación son necesarias para renovarnos y para prepararnos con el fin de realizar diligentemente las tareas que Dios nos ha asignado.Hazlo ahora
¡Ahora es el momento de redimir tu tiempo! Piensa en cómo puedes comprometerte para administrar diligentemente tus tiempos y tus días.- Busca y aférrate a una comprensión bíblica de la productividad. La productividad, si se comprende apropiadamente, no es «hacer muchas cosas» ni «hacer más cosas que los demás». La productividad es usar tus dones, talentos, tiempo, energía y entusiasmo para el bien de los demás y para la gloria de Dios. Una comprensión bíblica de la productividad te liberará de búsquedas menores y te ayudará a enfocarte en aquellas que más importan.
- Planifícate para ser disciplinado. En realidad, cu