La confiabilidad de la Biblia es un tema tan importante que necesita ser revisado una y otra vez. Puesto que los cristianos afirmamos que la Biblia es la Palabra de Dios, debemos dar una defensa o, para usar la antigua terminología, una apología al mundo por esta afirmación. El tema se expresa de muchas formas diferentes pero en este artículo consideraremos específicamente si la Biblia es, o no, una fuente confiable de información sobre Dios.
Si hay un Dios, ¿cómo lo sabemos? Y suponiendo que Él es bueno, ¿qué podemos racionalmente esperar que Él haga? Déjame que te desafíe a responder usando una sola palabra. ¿Qué podrías esperar racionalmente que Dios hiciera? A lo mejor puedes pensar en la palabra amar. A mí también me gusta «amar», pero es demasiado general. ¿Cómo podrías esperar que Dios amara, por ejemplo? La palabra que a mí se me ocurrió fue «comunicarse». Para que verdaderamente conozcamos a un ser supremo y trascendental necesitaríamos que este Dios se nos revelara. Necesitaríamos que Dios se comunicara con nosotros. Y así llegamos a la conocida idea de describir la Biblia como una revelación especial. Pero, ¿cómo podemos saber que la Biblia es una comunicación confiable de Dios?
Distingamos dos aspectos que presenta este tema. Primero, está el aspecto de la confiabilidad histórica. La Biblia registra acontecimientos del pasado; es la historia de la relación de Dios con la humanidad. ¿Es una comunicación históricamente convincente? No soy historiador, pero mucha gente ha ahondado en esto y sus conclusiones se resumen en que todo depende de la fuente de información. En cuanto a los acontecimientos del Nuevo Testamento, podemos afirmar a lo menos lo siguiente:
- Existe por lo menos media docena de fuentes independientes de los acontecimientos del Nuevo Testamento.
- Estas fuentes existieron cerca del tiempo de los acontecimientos que relatan.
- Fuentes no cristianas confirman los datos básicos de los evangelios sobre Jesús.
- Ocasionalmente, la arqueología ha confirmado detalles específicos de estas fuentes.
De manera que históricamente la Biblia es fidedigna pero, ¿qué hay del otro aspecto? ¿Ofrece la Biblia comunicación teológicamente convincente? En otras palabras, ¿es lo que podemos esperar de un Dios bueno? Consideremos las siguientes cuatro expectativas.
1. Comunicación continua y consistente
La Biblia no ha cambiado y no fue copiada ni transmitida como cuando jugamos al teléfono descompuesto. La palabra «Escritura» se deriva de la profesión de los «escribas». Cuando un rollo de pergamino se deterioraba, un escriba reproducía otro literalmente grabando todas las palabras del viejo al nuevo. ¡Así se hacía antes de las fotocopiadoras e impresoras digitales! Los escribas eran muy meticulosos y, por lo tanto, muy exactos. La comunicación no ha cambiado. Continuidad es exactamente lo que deberíamos esperar si Dios es el autor detrás de todo.
La comunicación también es consistente en forma interna. Es el mismo mensaje de principio a fin. Los diferentes autores concuerdan entre sí de manera que ninguna parte se contradice con otra. La Biblia es una magnífica narración global de cómo Dios está obrando para salvar a la humanidad a través de la historia. Dios elige a una nación, Israel, para salvar a la gente de todas las naciones de la tierra. Desde el principio de la Biblia hasta el final hay un gran movimiento arrollador desde la primera creación hasta la nueva creación mediante un proceso de redención. Deberíamos esperar este alto nivel de consistencia si la Biblia es la Palabra de Dios.
2. Comunicación comprensible e integral
El mensaje general de la Biblia es tan fácil de entender que está al alcance de un niño de 10 años en situación de discapacidad intelectual. Él puede entender que Dios lo creó y lo ama, que depende de Él y que debería adorarlo. Es lo que deberíamos esperar porque Dios no favorecería a una elite intelectual. Sin embargo, la gran ironía es que algunos profesores de Oxford no comprenden estas verdades básicas. Al parecer sus habilidades intelectuales crean una piedra de tropiezo llamada orgullo.
La Biblia también es integral y cubre todo lo que necesitamos saber de Dios. Tenemos todo lo que necesitamos saber mediante nuestro conocimiento de Él (2P 1:3). Esto es verdad en cuanto a qué creer y a cómo comportarnos. La Escritura es tan completa que nos ofrece lo suficiente para la vida y doctrina. Una vez más podemos decir que es lo que deberíamos esperar de una colección de libros que dice ser Palabra de Dios.
3. Comunicación confrontacional y confortante
La Biblia nos confronta y nos conforta a la vez. La Palabra de Dios nos confronta con nuestro pecado y naturaleza egoísta pero nos conforta ofreciéndonos perdón. Uno de los ejemplos más notables de esto lo encontramos en Isaías 1:18-20:
«Vengan ahora, y razonemos»,
Dice el SEÑOR,
«Aunque sus pecados sean como la grana,
Como la nieve serán emblanquecidos.
Aunque sean rojos como el carmesí,
Como blanca lana quedarán.
Si ustedes quieren y obedecen,
Comerán lo mejor de la tierra.
Pero si rehúsan y se rebelan,
Por la espada serán devorados».
Ciertamente, la boca del SEÑOR ha hablado.
Si Dios es bueno y amoroso esperaríamos que cualquier comunicación de Dios mantuviera un equilibrio entre confrontación y confortación. Eso es lo que la Biblia hace una y otra vez. Es parecido a criar hijos. El mal comportamiento requiere ser confrontado mediante disciplina amorosa y confortado con amor reanimador. Y es exactamente así como Dios actúa con nosotros en la Biblia. Descubrimos que Dios es nuestro Padre celestial.
4. Comunicación culminante
Un último comentario que me gustaría hacer, es que la Biblia es tan culminante como esperaríamos que fuera. Si hay un Dios, no es irracional esperar que este Dios esté en control de todo, tenga buenos propósitos en mente y esté haciendo que la historia avance en la dirección correcta para lograrlos. Deberíamos esperar que esos planes se cumplan en un acontecimiento culminante.
Esto es exactamente lo que encontramos en la Biblia. La historia de la relación de Dios con la humanidad alcanza su clímax con Jesucristo. El mejor resumen de este pensamiento está en Hebreos 1:1-4:
Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, el Hijo se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, siendo mucho mejor que los ángeles, por cuanto ha heredado un nombre más excelente que ellos.
El hecho de que se mencionan los días pasados y los últimos días indica que Jesús es la comunicación oral culminante de Dios. Más que eso, Él es la comunicación perfecta de Dios porque no solo es el Hijo de Dios, sino que también es el resplandor de la gloria de Dios y la expresión exacta de su naturaleza. Hay un sentir de que es una comunicación directa y no mediante intermediarios.
Pero el clímax es aún mejor que solo palabras: son palabras puestas en acción. Dios es tan compasivo y tan lleno de gracia que Él provee purificación de pecados a través de su Hijo. Por supuesto que este fue el propósito de la muerte de Jesús en la cruz. Fue un sacrificio por los pecados en términos fácilmente comprensibles: el cordero sacrificial perfecto en el sistema religioso de adoración judía en el Antiguo Testamento. Jesús, tanto en sus palabras como en su obra, es la comunicación perfecta y culminante de Dios.
Esta es la razón por la que estoy convencido de que la Biblia es confiable. Es todo lo que desearíamos y esperaríamos que fuese si Dios existe. Sería razonable que esperáramos que Dios se comunicara como lo hace la Biblia.
Saber todo esto es sumamente valioso para cualquier discípulo de Jesús. A mí me motiva a agradecerle a Dios por comunicarse conmigo y con toda la humanidad de manera tan clara y completa. Me da confianza en la Biblia y en la solución que revela. Y, muy importante en estos tiempos donde constantemente se ridiculiza la creencia cristiana, me da coraje para defender mi fe. Tengo confianza frente a aquellos que se oponen a ella (la mayoría de los cuales ni siquiera ha estudiado la Biblia en forma seria) porque la Biblia nos dice lo que esperaríamos racionalmente que Dios nos dijera. Por consiguiente, me anima a invitar, al menos, a esas personas a leer uno de los Evangelios. Si lo hicieran, entrarían en contacto con la comunicación perfecta de Dios mediante su Hijo. Se podrían incluso convencer de que la Biblia es una fuente confiable de información sobre Dios.