Conversar sobre la importancia de levantar líderes no es un concepto del todo extraño entre pastores. Y sin embargo, es demasiado fácil ver esta tarea como algo aparentemente demasiado grande, especialmente cuando hay tantas otras cosas en el ministerio en lo cual enfocarse. Por lo tanto, en el espíritu del pastor fiel que me entrenó, a continuación, comparto nueve maneras de levantar líderes para continuar con la obra del ministerio después de que tú, pastor, te hayas ido.
1. Incorpora a quien viene después de ti como parte de la descripción de tu cargo
Mantener la sana doctrina es crucial para tener un ministerio del Evangelio fiel. No obstante, Pablo mira más allá de su ministerio y le dice a Timoteo: «y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces de enseñar también a otros» (2Ti 2:2). Pablo no estaba preocupado solamente de que Timoteo continuara creyendo lo correcto, sino que también de que lo enseñara a otros que a su vez propagaran aún más la verdad.
Es tentador enfrentar la fructificación con la fidelidad y favorecer la última en relación a entrenar hombres. No obstante, ser fiel debe significar luchar por el fruto. Cuando te retires, no querrás que el siguiente capítulo de tu iglesia suene como una narrativa trágica del Antiguo Testamento: «pero los hijos de Elí eran hombres indignos […]. [Los hijos de Samuel] no anduvieron en los caminos de su padre» (1S 2:12; 8:3).
Cuando te preguntas a ti mismo: «¿estoy siendo fiel en el ministerio?», no sólo mires tu vida; mira al siguiente que asumirá tu descripción del cargo. ¿Qué estás haciendo para ayudarlo a prepararse?
2. Sé lo que quieres reproducir
Pablo es el pastor que quiere que Timoteo sea. Si ese no fuera el caso, Pablo no le habría ordenado a Timoteo que siguiera su «enseñanza, […] conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia» (2Ti 3:10). Si quieres levantar hombres fieles, sé alguien a quien el siguiente pueda seguir. Como los estudiantes de secundaria que lanzan triples desde lejos tras ver las mejores jugadas de Steph Curry o John Piper queriendo predicar después de escuchar a John Ockenga, quien siga a cargo de tu iglesia necesita un ejemplo inspirador.
Quiero que mi amor por Jesús y su Palabra obligue a otros a seguirme. Sé ese para quienes te están observando, hermano pastor.
3. Devuelve el ministerio a la iglesia
«Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» (Ef 4:11-12).
La obra del ministerio es para los santos en tu iglesia. En nuestro celo por las buenas obras, sin querer podríamos hacer todo nosotros, dejando muy poco ministerio para el resto. Esto no sólo impide el crecimiento de todos tus miembros, sino que también contribuye a un ambiente pobre en el que los futuros ancianos puedan crecer.
Este mismo escenario se llevó a cabo en mi casa mientras crecía, y esa es la razón por la que no soy útil. Mientras crecía, siempre contratábamos a un profesional para que arreglara las cosas de la casa; nadie nunca puso ninguna herramienta en mis manos. Levantar líderes requiere que pongamos la Palabra en las manos de los miembros y los equipemos para usarla.
Cuando alguien viene a ti con una preocupación por otro miembro, no seas el profesional que se encarga de todo. Aconseja, pero ayuda a la congregación a hacer el trabajo del ministerio. Los líderes futuros se levantarán para la ocasión.
4. Busca hombres fieles
Cuando miro a la congregación, intento imaginar dónde la mano de Dios podría estar levantando hombres como ancianos. Una manera de ver esto es al escuchar. Escuchar en qué otros miembros están confiando para buscar ayuda espiritual. Escucha cómo los hermanos hablan sobre los otros miembros. ¿Están preocupados por otros? ¿Son apasionados por la verdad? David Helm una vez me dijo: «los líderes son naturalmente curiosos». No te molestes por las infinitas preguntas que un joven pueda tener sobre la Biblia. Presta atención. Podrías tener a un futuro líder en tus manos.
Pero no sólo escuches. Busca fruto en particular. ¿Quién está alrededor reuniendo a otros? Hace poco escuché el mismo nombre de un miembro en varios testimonios bautismales. Eso puso su nombre en mi radar. Dedicamos tiempo a nuestras reuniones de ancianos para conversar sobre potenciales ancianos. Queremos pasar tiempo con esos tipos.
5. Baja la vara sobre quién entrenas
El mejor momento para entrenar a un perro es cuando es un cachorro; mientras aún muerden cosas y tienen accidentes. Aun cuando no podemos pasar por alto las calificaciones para un anciano (1Ti 3:1-7; Tit 1:5-9), me temo que a veces ponemos la vara tan arriba que pasamos por alto a algunos hombres.
Me di cuenta de esto en una visita a 20schemes1 en Escocia. Mez McConnell argumentó que hay tantos líderes en los sectores más pobres y plagados de drogas de Escocia que en los suburbios, pero que requiere más esfuerzo encontrarlos. Volví a casa buscando chicos a quienes había pasado por alto previamente. Encontré hombres que aún no tenían material de anciano, pero eran fieles en lo pequeño: asistencia, humildad, curiosidad y capacidad. Eso es suficientemente bueno para algún discipulado intencional. El discipulado y la paciencia son ingredientes importantes para levantar a un anciano.
6. Invita a esos hombres fieles a estar contigo
Si estamos intentando levantar líderes fieles, tenemos que seguir lo que Robert Coleman denomina «el plan maestro de Jesús para el evangelismo». Jesús nombró a doce para que «estuvieran con Él» (Mr 3:14). Funciona igual con tus discípulos. Necesitan estar cerca de ti y verte si es que van a ser como tú.
La cercanía no se verá igual para todos los pastores, pero tanto los introvertidos como los extrovertidos deben construir el principio «conmigo» en su agenda como sea posible. Por ejemplo, tengo un hermano que se reúne conmigo a almorzar los miércoles para conversar sobre mi sermón. Los sábados por la noche, leo mi sermón y recibo retroalimentación de un grupo de hombres. Otro grupo me da retroalimentación sobre el producto final el domingo por la noche. Donde sea que esté, quiero que quien venga después de mí esté conmigo. Necesita visión para el pastorado. Asimismo, necesita ayuda para llegar ahí.
7. Lidéralos hacia el pastorado
Pablo le recuerda a Timoteo que «avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos» (2Ti 1:6). Si Timoteo necesitaba ánimo para convertirse en todo lo que Dios quería, ¿cuánto más un hombre que no ha sido nombrado anciano aún, aún más el que no fue discipulado personalmente por el apóstol Pablo? La aspiración a pastorear crece con el tiempo. Crece mejor con la ayuda de otros.
Existen muchas maneras en que podemos pastorear a un futuro anciano. Haz preguntas que lo ayuden a examinar su vida en la iglesia: «si no eres anciano en cinco años, ¿por qué ocurriría eso?». Anima su ministerio tanto como sea posible porque las personas naturalmente quieren hacer las cosas en las que son buenos. Bendícelo con tu cuidado pastoral y él podría querer hacer lo mismo por otros. Es más, empuja el ministerio hacia él cuando tengas razones para pensar que tendrá éxito.
8. Dale entrenamiento formal
Nadie nunca me enseñó cómo tocar la batería. Sin embargo, si me das dos baquetas y una batería, podría «meter ruido». El problema es que nadie querría escuchar.
No creo que lancemos a un joven al púlpito con nada más que la Biblia y un «buena suerte». El entrenamiento formal es importante para la competencia y la confianza. Quiero poner a quien viene después de mí en la mejor posición para tener éxito. En la práctica, esto se ve como un grupo de nosotros yendo a los talleres de Simeon Trust, dando mi propia clase de predicación y, potencialmente, incluso ofreciendo un periodo de práctica.
No obstante, puede ser aún más simple. Por años, mi plan para los predicadores novatos incluía una reunión semanal por cuatro semanas donde conversamos sobre cómo preparar un sermón. Para cuando predicaban una noche de domingo, sabían que su sermón era fiel y útil.
9. Sé generoso con las oportunidades
Yo no entreno el equipo de básquetbol de mi hijo en la sala de clases, sino que en la cancha. Los jugadores necesitan jugar. Si vamos a levantar más predicadores, ellos necesitan experiencia en el juego.
Las oportunidades vienen en diferentes formas. La lectura pública de la Escritura y la oración pública son lugares para entregar retroalimentación significativa a alguien que está recién comenzando. Nuestra iglesia tiene un servicio dominical vespertino que usamos estratégicamente para los predicadores novatos. Asimismo, intento compartir el púlpito los domingos en la mañana con hombres que necesitan más experiencia. Los albergues para personas sin hogar, los centros de vida asistida y otras iglesias ofrecen más oportunidades. Ofrece tantas como puedas porque los predicadores necesitan predicar.
Conclusión
El objetivo del ministerio no es simplemente predicar la Palabra fielmente sin caer en escándalos. Cuando rindamos cuentas al Señor por nuestro ministerio, deberíamos anhelar que uno de sus frutos sea la existencia de más pastores fieles, a quienes el Señor haya levantó usándonos a nosotros para formarlos.