Amar a los extraños
La palabra del Nuevo Testamento traducida como «hospitalidad» literalmente significa «amar a los extraños». Sabemos que no nos equivocamos al aplicar el término a la acogida de los que están en nuestras iglesias porque cada uno de los mandatos de la hospitalidad se encuentra dentro de pasajes sobre el amor fraternal. Al mismo tiempo, aunque nuestra hospitalidad debe comenzar en nuestras iglesias locales, no debería detenerse ahí. Adicional a darnos la bienvenida los unos a los otros, debemos darle la bienvenida a los no creyentes, así como a los santos en necesidad.
Jesús dijo también al que lo había convidado: «Cuando ofrezcas una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu recompensa. Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos, cojos, ciegos, y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos» (Lc 14:12-14).
El mundo planea y calcula: «¿qué puedo obtener de esto en esta vida?». Pero los cristianos están acumulando estratégicamente tesoros en el cielo. ¡Imagina las comidas y el alojamiento allí!
Hicimos un vínculo con nuestros antiguos vecinos de la casa de al lado porque tenían hijos de la misma edad que los nuestros y un amistoso labrador al que le gustaba jugar con nuestro golden retriever. Habían estado viviendo en Dubai por un largo tiempo y les encantaba venir a cenar con nosotros y asistir a nuestras fiestas de villancicos, pero nunca mostraron interés en el Evangelio.
No obstante, cuando una amiga musulmana de ellos quería una Biblia, vinieron donde nosotros. Como resultado, pude guiar a mi vecina y a su amiga musulmana en un estudio bíblico del Evangelio de Marcos. Finalmente, ambas comenzaron a asistir a la iglesia.
¿Qué tan bien conoces a tus vecinos? Confieso, mi esposo y yo hemos pasado por temporadas de estar más o menos involucrados con nuestros vecinos, a menudo dándonos cuenta de que erróneamente habíamos estado demasiado «ocupados» para acercarnos. Pero hermano cristiano, hazte tiempo para invitar a tus vecinos no creyentes a tu vida a causa del Evangelio.
Recuerda, no tienes que ir sola. ¿Hay otros miembros de la iglesia en tu vecindario con quien puedas hacer equipo? Por ejemplo, conozco muchas mujeres que se turnan para invitar a sus vecinas a comer postre. Usan preguntas para «conocerse» dirigidas a profundizar su conversación y han encontrado que muchas mujeres del vecindario están solas y con necesidad de amigas. A través de la rotación de las noches de postre, tienen una amplia oportunidad de compartir las mejores noticias en el mundo con sus vecinas.
¿Tienes vecinas, colegas, amigas de la escuela o de otras relaciones en las que puedas invertir para los propósitos del Reino?
¿Y qué hay de los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos? ¿Hay alguna prisión que puedas visitar? ¿Un hogar de ancianos? ¿Un centro para embarazadas en crisis? ¿Hay alguien en el hospital? ¿Puedes invitar a alguien a tu casa que no pueda devolverte el favor? Jesús les da la bienvenida a aquellos que no tienen nada que dar, y así debe ser con nosotros también. Gracias a Dios porque Jesús extiende su bienvenida más allá de los que tienen reputación en este mundo, ¡incluso a gente como tú y como yo!
Otra manera de extender hospitalidad más allá de la iglesia es al abrir tu hogar a misioneros o santos viajeros. Al vivir en Dubai, nos ofrecían este tipo de bienvenida numerosas veces cuando hemos viajado de vuelta a los Estados Unidos. Amigos de años en Austin, nuevos amigos en Williamsburg, un pastor soltero que compró una gran casa en Texas para alojar misioneros que estaban con licencia y otros queridos santos nos mostraron hospitalidad, quienes sacrificaron su tiempo y espacio para hacernos sentir bienvenidos. Incluso, una vez, una familia nos pasó su auto por meses. Estos santos me recuerdan a Gayo, a quien Juan elogia en 3 Juan 5-6:
Amado, estás obrando fielmente en lo que haces por los hermanos, y sobre todo cuando se trata de extraños. Porque ellos dan testimonio de tu amor ante la iglesia. Harás bien en ayudarlos a proseguir su viaje de una manera digna de Dios.
Los obreros del Evangelio dependen de la hospitalidad de los santos.
El libro de Hechos es un registro de hospitalidad extendida en la iglesia primitiva. Personas como Jasón, Priscila y Aquila se jugaron el pellejo para mostrar hospitalidad a aquellos que estaban predicando el Evangelio. La hospitalidad hacia los obreros del Evangelio está a lo largo de las epístolas de Pablo. Él espera hospitalidad para sí tanto de las iglesias como de las personas (Ro 15:24, 32; Flm 22). Él les pide a las iglesias de Roma que le muestren hospitalidad a Febe, escribiendo: «[…] reciban[la] en el Señor de una manera digna de los santos, y que la ayuden en cualquier asunto en que ella necesite de ustedes […]» (Ro 16:2). Él les pide a los colosenses que reciban a Marcos y a Tito y que ayuden a Zenas y a Apolos mientras viajan por Creta, instruyendo: «[…] que nada les falte» (Tit 3:13).
Alojar y apoyar a misioneros itinerantes y a obreros del Evangelio es un privilegio (uno que es mutuamente beneficioso). Escuchar sobre lo que está pasando en otras partes del mundo nos hace agradecidos por nuestro acceso a la Biblia y a hermanos creyentes, y nos impulsa a orar por aquellos que aún no han escuchado el Evangelio. ¡Un día adoraremos a Dios cara a cara con las personas por las que hemos orado!
¿Tienes una habitación sin usar o un sótano vacío? Úsalos para bendecir a misioneros que conoces o que tu iglesia apoya. ¿Quién sabe? El Señor podría usar una visita misionera para llevarte al extranjero a fin de hacer una obra del Evangelio.
Como Dios nos ha recibido, tenemos la responsabilidad y el privilegio de extender nuestra bienvenida a otros más allá de nuestra iglesia local.
Este artículo es una adaptación del libro How Can I Grow in Hospitality? [¿Cómo puedo crecer en hospitalidad?] escrito por Keri Folmar.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
Keri Folmar
Keri Folmar vive en Dubai, donde su esposo John sirve como pastor de la iglesia United Christian de Dubai. Es autora de muchos libros, el más reciente The Good Portion: The Doctrine of Scripture for Every Woman [La buena porción: la doctrina de la Escritura para cada mujer].