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Es claro en la Biblia que la intención de Dios para el matrimonio es que permanezca vigente hasta el fallecimiento de uno de los cónyuges. Creo que también es bastante claro que Dios ha provisto un conjunto limitado de circunstancias en las que un matrimonio puede separarse legítimamente. No obstante, muchas personas (incluso cristianos) dan razones para el divorcio que no están respaldadas por Dios. Jim Newheiser resalta de manera útil varias de ellas en su libro Matrimonio, divorcio y nuevo matrimonio: preguntas comunes; respuestas bíblicas. A continuación, comparto diez razones comunes pero ilegítimas para divorciarse:
- «Mi cónyuge no es cristiano» o «yo no era cristiano cuando me casé con mi cónyuge». En ninguna parte en la Biblia esto es considerado como motivo para el divorcio. En 1 Corintios 7:12-13, Pablo con mucha claridad insta a hombres y a mujeres en situaciones como esta a no divorciarse de sus cónyuges no creyentes. En 1 Pedro 3:1-2, las mujeres que están casadas con inconversos son llamadas a estar «sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres». En lugar de estar buscando una oportunidad para salir de la relación, a los cristianos se les ordena buscar oportunidades para compartir su fe con su cónyuge no creyente.
- «No nos casamos en una iglesia». Mateo 19:6 convierte esta en una excusa ilegítima cuando dice: «por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe». El matrimonio está respaldado por Dios y no depende del contexto en el cual se hicieron esos votos. No importa el lugar donde se casaron o quién los casó, si hiciste un pacto matrimonial, el Señor espera que lo cumplas.
- «Necesito salir de este matrimonio por el bien de mis hijos». Este es, por supuesto, una preocupación justificable, pero una que Pablo no deja de abordar. En 1 Corintios 7:14 dice: «porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente. De otra manera sus hijos serían inmundos, pero ahora son santos». Según Pablo, esta es otra oportunidad para perseverar por el bien del Evangelio, para que tus hijos, también, puedan ver tu ejemplo piadoso de fe. Sin embargo, en el caso de que tu cónyuge represente una amenaza de peligro, ya sea abuso emocional o físico, la seguridad de tus hijos es una prioridad.
- «Mi cónyuge es una tremenda decepción»; «es un perdedor (mal proveedor)»; «ella no cuida de sí misma físicamente»; «nunca me habría casado con esta persona si hubiese sabido en lo que me estaba metiendo»; «merezco algo mejor». Incluso los mejores matrimonios podrían entrar en tiempos de estancamiento donde pensamientos como estos podrían prevalecer durante un tiempo. El matrimonio puede ser difícil. Tu cónyuge podría causarte gran dolor o decepción. Sin embargo, esto no es una excusa legítima para huir, sino una oportunidad para superarlo o superarla en amor (Ro 12:10), para crecer en confianza en el Dios que ordenó tu matrimonio (Pr 3:5-7) y para reflejar la fidelidad de Dios hasta el fin (Mt 25:23).
- «Ya no estamos enamorados». Si Dios nos manda a amar a nuestros enemigos (Mt 5:44), podemos amar a nuestros cónyuges, incluso si no reunimos esos sentimientos románticos que una vez definieron las fases de las citas y de la luna de miel. El pacto matrimonial es vinculante hasta la muerte, no hasta que uno de ustedes se desenamore. Dietrich Bonhoeffer dijo: «no es su amor lo que sostiene al matrimonio, sino, de ahora en adelante, es el matrimonio lo que sostiene su amor». Cuando amas a tu cónyuge desde la obediencia a Cristo, confía en que Dios puede ayudar a que nazca desde el corazón y restaure el romance que se ha perdido.
- «Me casé con la persona equivocada» o «éramos demasiado jóvenes». Tal vez tu matrimonio fue construido sobre la arena. Quizás tu cónyuge no satisface tu criterio actual de un esposo o esposa piadoso. Eso no significa que tu alma gemela aún esté allá afuera esperando por ti. La idea de un alma gemela no está enraizada en nada bíblico. La persona que Dios tenía para ti es la persona con la que estás ahora. Si estás luchando con estos pensamientos, harás bien en confesar cualquier pecado de desobediencia o necedad ante Dios (1Jn 1:8), recibe el perdón de Dios y continúa seguro de que Dios obra todas las cosas para nuestro bien (Ro 8:28).
- «Me debo a mí mismo ser feliz. Dios no querría que yo fuera infeliz». Existe una diferencia crucial entre la felicidad mundana y la felicidad piadosa. La primera depende de las circunstancias, la última prevalece a pesar de las circunstancias. El Catecismo Menor de Westminster declara: «el fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre». ¡A Dios le importa profundamente tu felicidad eterna! Las temporadas más oscuras del matrimonio pueden ser una tentación para la desesperación mientras los matrimonios más felices y saludables a tu alrededor brillan con aún más fuerza, pero la verdadera felicidad en Dios se abre paso en esas temporadas para agradecer a Dios por cualquier sufrimiento que puedas enfrentar para su gloria (1P 2:21).
- «Mi matrimonio es una lucha constante». En cualquiera de los casos ya mencionados, los creyentes pueden ser fieles a los votos que hicieron aun si sus matrimonios son una lucha. Si crees que puedes ser feliz fuera de la voluntad de Dios, entonces eres cautivo de una mentira articulada por Satanás. ¿Realmente quieres enfrentarte a la soberanía y sabiduría de Dios? Gálatas 6:7 dice: «no se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará». Es mejor luchar con dificultad en el matrimonio que desafiar a Dios al quebrantar el pacto matrimonial.
- «Todos mis amigos dicen que debo dejarlo(a)». Incluso amigos con la mejor de las intenciones pueden llevarte al extravío. Por esta razón es que es importante que te comprometas al consejo completo de Dios en su Palabra, permitiéndole convertirse en tu consejera suprema, sin importar cuántas opiniones discrepantes escuches en otros lados. Asimismo es igual de importante escoger a tus amigos con sabiduría y mantenerte al margen de la mala compañía (Sal 1:1; 1Co 15:33). Rodéate de personas cuya sabiduría esté basada en la verdad bíblica.
- «Dios me perdonará». El apóstol Pablo aborda directamente esto en Romanos 6:1-2: «¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?». Nuestro Dios está lleno de gracia, pero eso no debe provocar que nosotros nos aprovechemos de eso al estar ligados al pecado. Al contrario, debe causar que vivamos en la libertad de su voluntad, deseosos de cumplir sus mandamientos. Cristo murió para que ya no seamos esclavos al pecado, sino que esclavos a la justicia. Jesús dijo: «si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos» (Jn 14:15). Si realmente amas a Cristo, no separarás «lo que Dios ha unido» (Mr 10:9).
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Tim Challies.
Tim Challies
Tim Challies
Tim Challies es un seguidor de Jesucristo, esposo de Aileen y padre de tres niños. Se congrega y sirve como pastor en Grace Fellowship Church en Toronto, Ontario. Es autor de libros, entre los cuales puedes encontrar: Discernimiento: una disciplina práctica y espiritual, Limpia tu mente y Haz más y mejor; es cofundador de Cruciform Press y escribe regularmente en challies.com.