Durante todo este mes, compartiremos contigo una serie de devocionales llamada Treintaiún días de pureza. Treintaiún días de reflexión sobre la pureza sexual y de oración en esta área. Cada día, compartiremos un pequeño pasaje de la Escritura, una reflexión sobre ella y una breve oración. Este es el día veintinueve:
Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto (Romanos 12:2)
Nuestros cuerpos siguen a nuestras mentes. Este es el testimonio consistente de la Escritura, que siempre pone a la mente antes que al cuerpo. A lo largo de su vida, el cristiano debe estar renovando su mente con la Palabra de Dios, para llevarla a cautiverio y llevarla conforme a ella. A medida que lo hace, sus palabras y sus obras, e incluso sus pensamientos, lo seguirán forzosamente.
Si existe cualquier área en donde dejamos que nuestros cuerpos dicten nuestros pensamientos y nuestras acciones, aquí estamos en el contexto de la pureza sexual, en esos momentos en los que el cuerpo parece gritar debido a la insatisfacción. Cuando nos revolcamos en el pecado sexual, llenamos nuestras mentes con lo que es impuro, como si Filipenses 4 nos ordenara pensar sobre todo lo que es falso, todo lo que es deplorable, todo lo que es injusto, todo lo que es impuro, todo lo que es horrible, todo lo que es crítico, si hay alguna depravación, algo digno de reprender, pensamos sobre esas cosas. Y, como es lógico, nuestros cuerpos siguen a nuestras mentes.
Es muchísimo mejor prestar atención y practicar Filipenses 4 que nos ordena a pensar en lo que es bueno, noble y puro. «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten» (Fil 4:8). Piensa en esas cosas, hermano, y deja que Dios transforme tus pensamientos y tus afectos.
Padre, oro para que puedas hacer tu obra de renovar mi mente. Sé que mi comportamiento sigue a mis pensamientos, por eso oro para que me ayudes a pensar sobre lo que es verdadero y hermoso. Todo lo verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amoroso, todo lo loable, si hay alguna excelencia, si hay algo digno de alabanza, oro para que me ayudes a pensar en esas cosas y a amar pensar sobre esas cosas.