Estoy seguro de que casi cada ama de casa, cada madre, cada mujer, ha experimentado la desconexión entre lo que sabe y lo que siente; entre saber que su llamado es bueno y que la realidad puede ser exasperante y muchísimas veces sentirse frustrante. En Destellos de gracia, Gloria Furman trae el Evangelio a la práctica en el llamado distintivo de la mujer y la llama a atesorar el Evangelio en su hogar. Al hablar por las mujeres cristianas ella dice.
Necesitamos saber: ¿qué relación tiene el Evangelio con nuestras vidas cotidianas en el hogar? ¿Cómo es que el evangelio impacta el lavado de los platos, la limpieza del piso, el pago de las facturas, nuestras amistades, el hospedaje que ofrecemos y la preparación de la cena? ¿Cómo es que el hecho de que Jesús cargó mis pecados en la cruz, para que yo pueda morir al pecado y vivir justamente (1P 2:24) hace una diferencia en mi vida cotidiana?
La gran pregunta que ella explora simplemente es esta: ¿cómo el Evangelio cambia la forma en que una mujer vive su llamado a ser ama de casa?
En la primera sección del libro, ella mira al Evangelio diciendo, «la teología es para las amas de casa que necesitan saber quién es Dios, quiénes son ellas y de qué se trata esta vida terrenal». Mi capítulo favorito aquí es «No pitufees el Evangelio». Furman es divertida y tajante cuando escribe sobre la importancia de definir adecuadamente el Evangelio y distinguir apropiadamente entre el Evangelio mismo y sus muchas implicaciones y aplicaciones. Si «pitufear» es una palabra que los pitufos usaron cuando no sabían qué más decir, «Evangelio» es una palabra que muchos cristianos usan ya sea con un propósito o no. Es una palabra que podría significar diferentes cosas para diferentes personas, por eso Furman aclara y precisa su uso.
La segunda sección, gran parte del libro, aborda los muchos llamados de una ama de casa y muestra cómo el Evangelio habla a cada uno de ellos. Los títulos de los capítulos dan una sensación de los temas y del tono: «Poder divino y promesas hermosas para los trasnochos», «Gracia abundante para cada invitado», «Tesoros en vasijas de barro, no en porcelana fina». Uno de los capítulos más fuertes de esta sección es «El ídolo de una casa perfecta». Aprecio este capítulo porque existe un remedio claro del Evangelio y una aplicación del Evangelio al tipo de idolatría del corazón que desea y demanda la ilusión de una casa perfecta.
Dejaré que Kristie Anyabwile entregue su perspectiva sobre el libro, puesto que escribe como miembro de la audiencia aludida:
Necesitamos que Evangelio nos encienda para servir gozosamente a nuestras familias y eso es lo que entrega Destellos de gracia. Muchos días descargo un alud de ley sobre mi familia, cuando lo que ellos necesitan de mí es gracia, ánimo y recordatorios de la fidelidad de Dios. Agradezco a Dios por usar a Gloria para señalarme el glorioso Evangelio de su gracia para que yo pueda extender la misma gracia a mi esposo y a mis hijos. Como amas de casa, podemos sofocarnos con lo común y corriente, cegarnos por lo terrenal, vivir en una niebla de rutina y fatiga, y ser incapaces de ver cómo limpiar narices sucias o separar a los hermanos en una pelea puede ser para la gloria de Dios. En Destellos de gracia, Gloria nos ayuda a levantar la niebla al mostrarnos cómo el Evangelio puede cambiar nuestra perspectiva mientras servimos y amamos a nuestras familias.
Aileen y yo, leímos este libro y ambos lo disfrutamos mucho. Vimos que Gloria usó tanto la precisión como la gracia a medida que muestra que las buenas noticias, cuando son comprendidas apropiadamente y aplicadas cuidadosamente, deben transformar la forma en que una mujer desarrolla el deber al cual el Señor la ha llamado.