¿Se han sentido alguna vez excluidas por una amiga? ¿Alguna vez han sentido que alguna de ellas en especial no se ha acercado lo suficiente a ustedes?
Lamentablemente, cuando pasan cosas así, nuestra tendencia natural es el lamento y la queja por lo que la otra persona (o grupo de personas) no nos está dando.
Nos quejamos porque pensamos que no nos aman lo suficiente, que no se preocupan adecuadamente por nosotras, que no toman la suficiente iniciativa, etc. En vez de hacer algo al respecto, nos sentamos y nos revolcamos en una pena interna.
Sé esto porque yo lo he hecho muchas veces.
No obstante, hace unos seis u ocho años mi perspectiva en relación a esto dio un giro en 180 grados. Aprendí una de las verdades más valiosas sobre las relaciones: en lugar de verme egoístamente como «víctima» de «la falta de preocupación» de otras personas, decidí cambiar mi enfoque por completo.
En cualquier relación, alguien tiene que dar el primer paso (y el segundo, y el tercero y el cuarto). En vez de esperar a que alguien más lo hiciera, me di cuenta de que yo podía darlo.
En vez de esperar a que alguien tomara la iniciativa, yo podía hacerlo
Aunque este concepto parece simple, cambió radicalmente la forma en que veía a mi familia, a mis amigos, a mis vecinos y a mis futuros amigos. Alguien tiene que dar el primer paso, así que, ¿por qué no ser yo?
Desde ese momento en adelante, decidí ser yo quien tomara la iniciativa en vez de quejarme. ¿Adivinen qué pasó? Comencé a construir amistades más profundas que nunca; a hacer nuevos amigos, como nunca antes; a amar y a ministrar a otras chicas como jamás lo había hecho.
Cuando dejé de mirarme a mí misma y, en lugar de eso, fijé mi mirada en otras personas, estaba sorprendida de cuántas oportunidades había dejado pasar. Cuando mi enfoque pasó de «esperar que aparecieran amigas» a «entablar amistades», todo cambió.
Como chicas cristianas, somos llamadas a dar el primer paso
Somos llamadas a amar a otros; a ministrar a otras mujeres (Tito 2).
Filipenses 2:4 dice, «cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás».
En los últimos seis a ocho años, he estado cultivando intencionalmente mi corazón con iniciativa y cuidado por otros y quiero desafiarlas a hacer lo mismo. No esperen a que alguien más se acerque a ustedes, acérquense ustedes primero a ellos.
Si esta idea de tomar la iniciativa es nueva para ustedes, quisiera compartirles cuatro de mis formas favoritas de hacerlo.
Cuatro formas creativas de amar y ministrar a otras chicas:
1. La vida diaria
Esta es la forma más fácil y más práctica de amar y ministrar a otras chicas. Simplemente, inviten a alguien a que se una a sus vidas diarias. ¿Qué actividades ocupan sus semanas ahora? ¿La escuela? ¿Los deportes? ¿La iglesia? ¿Actividades juveniles? ¿El ejercicio? ¿El estudio bíblico? ¿Salir con amigos?
Piensen detalladamente en toda su semana y busquen actividades que sean entretenidas para invitar a alguien a participar con ustedes. Comiencen una relación con esa chica e invítenla a ser parte de sus vidas. Ésta es una de las formas más simples y más impactantes de comenzar una relación con una nueva (o vieja) amiga.
2. El domingo por la mañana
Siempre he visto la mañana del domingo como un tiempo de comunidad y de crecimiento en la Palabra, pero nunca lo había visto como un tiempo esencial para ministrar a otros, hasta hace poco. La semana pasada, estaba en una conferencia en donde muchas de las mujeres presentes en el lugar nos contaban sobre sus hábitos los domingos por la mañana. Ellas ven el servicio dominical como un tiempo esencial para mostrar amor y preocupación por otras mujeres.
Nos desafiaron a todas nosotras a llegar a la iglesia intencionalmente temprano y quedarnos hasta más tarde con el objetivo de entablar conversaciones con otros. Nos desafiaron a buscar mujeres/jóvenes a quienes nunca habíamos visto, a acercarnos a ellas y a conocerlas. En vez de ir a la iglesia «buscando cosas para mí», necesitamos ir pensando formas en las que «podemos amar a otros esa mañana».
3. Fiestas intencionales
No se quejen de que nunca las invitan a una fiesta… En lugar de eso, ¡organicen ustedes sus propias fiestas! A medida que crecíamos, mis hermanas y yo organizábamos fiestas y noches de juegos muy divertidas para cada momento y ocasión. Invitábamos a todo tipo de personas y nos encantaba conocerlos. Nuestra casa rápidamente comenzó a ser conocida como la casa «entretenida» debido a que nos juntábamos regularmente.
Probablemente, nunca hayan organizado una fiesta antes, pero eso no quiere decir que no puedan comenzar ahora. Tengo una amiga que organiza una noche de juegos al mes y todos la esperan con entusiasmo. No esperen a que alguien más organice algo, tomen ustedes la iniciativa y usen sus hogares como un lugar para amar y bendecir a otros.
4. Un café
Nada supera ir a tomar un café (o un té) con una nueva o vieja amiga. Después de conocer a esa nueva chica en la iglesia, decidan dar el siguiente paso e invitarla a tomar un café o un té. Decidan tomar la iniciativa en construir una amistad con ella. Una vez ahí, interésense en su vida, haciéndole buenas preguntas que ayudarán a que se conozcan mejor.
Pregúntenle cómo pueden estar orando por ella. Muéstrenle el amor de Cristo por medio de sus palabras, acciones, oraciones e interés genuino. Si alguien hiciera eso con ustedes, ¿acaso no les encantaría? Entonces, ¿por qué no ser esa persona para alguien más?
Al principio, ser quien toma la iniciativa no es fácil, pero, con el tiempo, se hace más natural
Si no decidimos acercarnos a otras chicas, no seremos capaces de mostrarles el amor de Cristo adecuadamente. Si de verdad queremos ministrar a otros, tenemos de decidir mirar fuera de nuestro egoísmo y acercarnos a otros; aún cuando sea difícil.
DESAFÍO: quisiera terminar desafiándolas a tomar la iniciativa esta semana
Piensen en una chica a la pueden acercarse esta semana. Entonces, decidan amarla haciendo una de las cuatro cosas mencionadas anteriormente.