La Biblia solía ser nuestro punto de partida como cristianos protestantes. Aun ahora, muchos de nosotros podemos decir que es nuestra brújula. Pero, ¿en verdad lo creemos? ¿Dejamos que su contenido verdaderamente moldee y guíe la manera en la que actuamos en la cotidianidad? Lo que es más, ¿pensamos verdaderamente que lo que nos dice es la piedra fundamental de nuestra fe?
En ocho capítulos, Kevin DeYoung nos muestra de una manera simple y en algunos momentos un tanto confrontacional la importancia de la Escritura. Confía en su Palabra abre con una breve exposición del Salmo 119, porque su meta es demostrarnos que la Biblia verdaderamente revela a Dios en palabras. De este modo, dice: «Quiero convencerte de que la Biblia no se equivoca, no puede ser revocada, puede ser comprendida y es la palabra más importante en tu vida, la cosa más relevante que puedes leer cada día».
Los libros de teología cristiana no son muy buscados por la gente laica, que piensa que los pastores son quienes debieran tener todo con claridad. Sin embargo, la manera en que vemos al mundo y respondemos a él, va de la mano con la teología que creemos, y este libro nos anima a buscar esas respuestas y guía en la Escritura. DeYoung dice, si «necesito saber qué es cierto acerca de mí, la gente, el mundo, el pasado, la buena vida y sobre Dios», la Biblia es el libro al que debemos acudir.
El segundo capítulo nos lleva a revisar 2 Pedro 1:16-21 que nos recuerda que la Palabra de Dios no se basa en «sutiles cuentos artificiosos» sino en el testimonio de lo que los apóstoles vieron. Los versículos finales dan fundamento a los siguientes capítulos al decir que la profecía no tiene lugar en la voluntad humana, sino que lo que está en la Biblia fue impulsado por el Espíritu de Dios.
Aun cuando esto último puede ser debatido en círculos carismáticos, a mi juicio creo que el meollo del asunto radica más en que cualquier otra forma de comunicación no puede contradecir lo que la Escritura indica. Y Kevin DeYoung sí enfatiza esta premisa y más aún, nos confronta a no desear más revelación de la que ya tenemos en la Biblia. «Si quieres escuchar la voz de Dios, ve al libro que registra solo lo que Él ha dicho». Si la constante es buscar una revelación adicional, bien puede ser que nos alejemos de la verdad.
Los siguientes cuatro capítulos hablan de la Palabra como: suficiente, clara, autoritativa y necesaria. Así, primeramente expone que la Escritura contiene, «… todo lo que necesitamos para el conocimiento de la salvación y la vida piadosa», también dice: «Afirmar la suficiencia de la Escritura no es sugerir que la Biblia nos dice todo lo que queremos conocer sobre todo, pero sí nos dice todo lo que necesitamos saber sobre lo que más importa».
En segundo lugar, expone que la Palabra es clara, pues: «El mensaje salvífico de Jesucristo es enseñado claramente en la Escritura y puede ser comprendido por todo el que tenga oídos para oírlo». En tercer lugar, que tiene autoridad, por ello, «Nunca debemos permitir que las enseñanzas sobre ciencia, la experiencia humana o los concilios de las iglesias prevalezcan por sobre la Escritura» y por último, es necesaria, porque: «Necesitamos que la Palabra de Dios nos diga cómo vivir, quién es Cristo y cómo ser salvos».
El penúltimo capítulo inicia con la pregunta, ¿Qué creía Jesús acerca de la Biblia? y nos desafía a buscar la respuesta, puesto que si somos cristianos, debiéramos imitar a Cristo y eso incluye seguir y creer en la Escritura de la manera que Él lo hizo. El capítulo detalla lo anterior, pero esta cita de J.I. Packer lo condensa de esta manera: «… el Cristo del Nuevo Testamento y de la historia. Ese Cristo no juzga la Escritura; Él las obedece y las cumple. Por palabra y obra, Jesús respalda la autoridad de toda la Escritura».
Finalmente, el último capítulo nos anima a perseverar en la Escritura. Utilizando 2 Timoteo 3:14-17, el autor nos recuerda de la necesidad de continuar haciendo memoria de lo aprendido, manteniendo el rumbo y avanzando gozosos hacia el conocimiento de la única verdad en Cristo. Así nos dice: «No debilitemos nuestro compromiso con nuestra Biblia (al hablar de Dios), tenemos toda la razón para confiar en su palabra».
Es un libro fascinante y desafiante a la vez. Y en una época donde el ser diplomático es la norma, DeYoung opta por la franqueza. Tal vez, algunos de los conceptos ya sean conocidos por ti pero vale la pena recordarlos.
Este no es un método para leer la Biblia, pero sí un libro que nos recuerda la importancia de leerla, atesorarla y seguirla. Es un escrito que nos desafía a no desviar la mirada de lo que es verdadero y poder estar preparados para dar testimonio de nuestra fe.
No es un libro de mucho dinamismo, como otros de sus ejemplares, y aun cuando es sencillo, hubo un par de veces donde fue necesario releer para comprender lo que estaba tratando de explicar. Esto sin embargo, puede que sea mi propia ignorancia en algunos de los temas o palabras expuestas y no falta de claridad por parte del autor.
Siendo un libro tan pequeño, no creo que te cueste mucho tiempo leerlo. Y te dará un gran estímulo para que te animes a leer y escudriñar la Palabra de verdad. Después de todo, ese es el objetivo, llevar nuestra mirada a la única fuente fidedigna y confiable que llenará de luz tu vida desde ahora y hasta la eternidad.
Confía en su Palabra: por qué la Biblia es necesaria y suficiente y lo que eso significa para ti y para mí. Kevin DeYoung. Editorial Portavoz, 128 páginas.

