En mi primer pastorado, el estudio vacío del pastor servía como una metáfora para mi escaso entendimiento del ministerio pastoral. No había ninguna carta de un pastor anterior en el cajón para instruirme en la personalidad de la iglesia. No pude encontrar un manual de instrucción que abordara los asuntos de gobierno, las controversias doctrinales, los conflictos de la iglesia o el crecimiento personal. Tenía poca experiencia y un par de años de seminario a mi haber. Y de pronto, enfrenté a tener que pastorear este pequeño rebaño, solo.
O eso pensé.
Hace siglos, un anciano sí escribió una carta a un hombre más joven que enfrentó la desafiante tarea de pastorear a la congregación que el anciano había plantado. Esta carta se llama 1 Timoteo. Aunque no se puede denominar como «El manual completo de instrucción del pastor», es lo más cercano que tenemos a eso bíblicamente, junto con otras cartas pastorales. Pablo prefería instruir frente a frente a Timoteo y a la iglesia de Éfeso, pero en caso de retraso, le dijo a Timoteo: «Te escribo estas cosas, esperando ir a verte pronto, pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad» (1Ti 3:14-15). Con fundamento en el Evangelio, 1 Timoteo nos enseña sobre la vida comunitaria de la iglesia.
Pablo continuó el fundamento de la epístola con una declaración confesional saturada teológica y misionalmente (3:16). Es por eso que William Mounce explica: «este párrafo [1 Timoteo 3:14-16] es el centro del corpus pastoral, …lo cual pone la instrucción del corpus en la perspectiva correcta». E. F. Scott va más allá: «entonces, en estos versos, tenemos la clave del significado interno de las epístolas pastorales. El autor no es un mero eclesiástico, más preocupado por el mecanismo de la iglesia que por su vida espiritual. Él insiste en el orden correcto porque siente que es necesario para la verdadera religión». El orden en la vida y en la salud de la iglesia parecen ser esenciales para la práctica de Pablo en la iglesia.
Tres años en Éfeso significaron que Pablo conocía a esta comunidad e iglesia. Él entendía sus propensiones y debilidades. En cierto sentido, su carta a Timoteo se parece a un pastor antiguo respetado dando consejo al nuevo pastor para que pueda evitar los peligros y liderar a la iglesia para que sea saludable.
A lo largo de mis décadas de ministerio pastoral, a menudo me he refugiado en 1 Timoteo para meditar y obtener dirección; sin embargo, no es solo una carta para pastores. Tiene igual valor para la congregación. En el 2011, me embarqué en un viaje de 22 exposiciones de esta epístola. La predicación de 1 Timoteo impulsó una aplicación pertinente a la vida de nuestra iglesia.
A medida que reflexiono sobre esa serie, se me vienen a la mente cinco razones por las que debes predicar 1 Timoteo.
1. Impulsa a los pastores a ser humildes, pero audaces
La humildad de Pablo establece el tono de la calidez pastoral de la carta (1:12-17): mantén las cosas en perspectiva, indica; imita su humildad; recuerda la misericordia que Cristo te ha mostrado. No eres digno de pastorear esa congregación, pero Cristo se complació en confiarte el rebaño a ti (1:18-19a); por lo tanto, sé consciente de la falsa enseñanza (1:3-4) y de los falsos maestros (1:6-7, 18-20) que intranquilizan a la iglesia. Sé paciente y sabio en manejar el conflicto (4:6, 12; 5:1-2, 19-22). Mantente enfocado en tus labores, manteniendo el Evangelio al frente de todo lo que haces (1:5; 2:3-7; 3:16; 4:15-16; 6:12-16; 6:20-21).
2. Cubre los detalles vitales de la vida y del orden de la iglesia
La condición de la adoración, del gobierno y del liderazgo en algunas iglesias puede tentar al pastor a renunciar. Probablemente, Timoteo se sintió de esa manera. No obstante, Pablo sabiamente redireccionó esos pensamientos desesperados. Él expuso las prioridades de oración (2:1-4, 8), de la adoración pública (4:13-16), de la predicación (1:3-4; 4:6-12, 15-16; 5:17-18; 6:17-19), de la preocupación por los miembros (5:1-16), de los roles de hombres y mujeres (2:8-15) y de la corrección a los miembros que incurren en faltas (6:3-10). Él da urgencia a la pluralidad de los ancianos y de los diáconos, donde los ancianos son responsables del gobierno, de la predicación y de la enseñanza (3:1-13; 5:17-22).
Escoge cualquiera de estas áreas para un sermón único y será útil. Sin embargo, mostrar la centralidad de cada uno a través de una serie expositiva de 1 Timoteo capacita a la congregación a ver las prioridades bíblicas para la salud de la iglesia. Ese es el modelo de Pablo: «cómo debe conducirse uno en la casa de Dios» apunta a «un modo de vivir prescrito en el cual» la conducta comunitaria «debe asumir una forma específica debido a las realidades teológicas» (Philip Towner). Nuestras exposiciones de la epístola darán forma a la manera en que la iglesia piensa y pone en práctica estos fundamentos de la vida y del orden de la iglesia.
3. Ofrece una ventana al valor de la iglesia primitiva cimentada en la buena teología
Para quienes piensan que 1 Timoteo carece de amarras teológicas, ¡al contrario, mi hermano! El saludo de Pablo tiene riqueza teológica (1:1-2). Expone el correcto uso de la Ley, un asunto teológico eterno (1:8-11). Sus doxologías en el 1:17 y en el 6:14-16 estimulan la adoración sólida. Su explicación de la oración está anclada en la obra mediadora del Cristo encarnado (2:1-6). Su descripción de la iglesia expande nuestra comprensión de una eclesiología saludable (3:15). Su declaración confesional motiva a la iglesia a la misión (3.16). Su teología del juicio divino trae precaución al proceso de apartar ancianos (5:19-25). Su cometido de «pelea la buena batalla de la fe» está cimentada en el pensamiento cristológico (6:11-16). ¿Teología? Pablo la entreteje a lo largo de la carta, y por lo tanto, nosotros también deberíamos hacerlo.
4. Proporciona consejo sabio para las vidas espirituales y ministerios de los pastores
Bien, ¿debemos predicarnos a nosotros mismos en las reuniones comunitarias? ¡Sí, absolutamente! Nuestras congregaciones necesitan sentir la intensidad de lo que sentimos en el ministerio pastoral, especialmente a medida que mostramos nuestros corazones en el púlpito. Pablo exhortó: «… que … pelees la buena batalla, guardando la fe y una buena conciencia», como el primer encargo personal a Timoteo en una carta que sería leída públicamente (1:18-19). Él continúa llamándolo a disciplinarse a sí mismo para el propósito de la piedad (4:6-8), sin descuidar su don espiritual (4:14), sumergiéndose en el ministerio fiel (4:15) y poniendo mucha atención a sí mismo y a su enseñanza (4:16). La pasión de su exhortación en la conclusión: «Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado», tiene un aire de intensidad y atención (6:20). A medida que te predicas a ti mismo y a tus compañeros ancianos en la reunión pública, estás exhortando a tu iglesia a orar, a animar y a mantenerte a ti y a tus compañeros ancianos en el mismo estándar que Pablo le dio a Timoteo. En un día en que muchos ministros se quedan a la mitad del camino, necesitamos este tipo de rendición de cuentas público.
5. Muestra cómo el Evangelio es central para nuestra existencia y propósito como iglesia
Mounce señala que la salud del Evangelio parece estar en riesgo en esta carta. De modo que las instrucciones de Pablo no llegaron como un consejo meramente práctico de un ministro experimentado, sino para que Timoteo pudiera defender el Evangelio con esta congregación. La confianza en Jesucristo como nuestra esperanza (1:1), las advertencias respecto a las sustituciones y distorsiones del Evangelio (1:3-7; 4:1-5; 5:3-5), y los pasajes del Evangelio específicamente detallados (1:15; 2:3-6; 3:16; 4:10; 6:13-16) reiteran que nuestras iglesias deben enfocarse completamente en el Evangelio, tanto en la predicación como en la práctica.
Por tanto, hermanos, prediquen 1 Timoteo, y no esperen demasiado tiempo. Tú y tu congregación necesitan el enfoque centrado en Cristo para la iglesia.