Este artículo es parte de la serie Cinco mitos publicada originalmente en Crossway.
La pornografía se basa en mentiras
El porno es satánico. ¿Por qué digo eso? Porque el mundo del porno está infectado de mentiras. El porno necesita de mentiras y de mitos para poder seguir adelante. Jesús dijo sobre Satanás: «es mentiroso y el padre de la mentira» (Jn 8:44). El imperio de Satanás se sostiene con mentiras sobre mentiras, con nuevas mentiras que encubren viejas mentiras.
No es de sorprender, por lo tanto, que el porno prometa mucho, pero cumpla con muy poco —de hecho, no solo con poco, sino con lo contrario de lo que promete—. ¿Y acaso ya no estamos hartos de ser manipulados? La publicidad nos miente. Los políticos nos mienten. El porno nos miente. Este mundo nos rompe el corazón. No obstante, Jesús vino y su Reino sana nuestros corazones. Así que seamos desafiantes. Liberémonos de todas las mentiras, por la gracia de Dios, empezando con el fraude de la pornografía.
Mito n.° 1: el porno te satisfará. Incluso potenciará tu sexualidad
Quizás. Por un corto tiempo. A nivel animal. Pero el sabor amargo que te dejará será inevitable. «Satanás presenta la carnada, pero esconde el anzuelo», citando al puritano Thomas Brooks.
¿Por qué el porno siempre nos hace caer en una espiral descendiente de vergüenza y remordimiento? Porque Dios nos creó a su imagen y para su gloria. Y sus elevados propósitos para nosotros incluyen todo lo que somos: sí, incluso nuestra sexualidad. Así que cada vez que usamos su regalo de la sexualidad con un propósito inferior, especialmente con un propósito repugnante y nocivo, ¿qué nos queda sino sentirnos desilusionados, exhaustos y desperdiciados? No es, sin embargo, como si pudiéramos idear formas más inteligentes de usar el porno para que valga la pena. No. El porno sencillamente siempre resulta en lo que es. El porno es un veneno sin una etiqueta de advertencia. Hay una razón por la cual la Biblia nos advierte: «Tengan por seguro que su pecado los alcanzará» (Nm 32:23). Es tiempo de detenernos y de liberarnos de nuestros pecados, ¡miserables perdedores! ¡Empecemos a vivir de nuevo!
Mito n.° 2: el porno es común, incluso normal. Así que, ¿por qué tanto alboroto?
En un sentido, este mito es verdad. El porno es común. De hecho, el porno es el fondo de pantalla de nuestra cultura. Tal vez común no sea una palabra lo suficientemente fuerte. Necesitamos una palabra más fuerte como invasivo. Las imágenes sexualizadas siguen apareciendo por todas partes. Por consiguiente, ¿es común el porno? Desde luego que sí. Pero ¿significa eso que es normal?
Debemos entender lo siguiente sobre este mundo en el que vivimos. El mundo está como está con el propósito mismo de hacer que lo anormal se sienta normal. Este es un mundo donde llamamos a lo malo bueno y a lo bueno malo, donde hacemos de las tinieblas la luz y de la luz las tinieblas, y consideramos lo amargo dulce y lo dulce amargo (Is 5:20). Y si un número suficiente de personas están de acuerdo con esas anomalías, comenzamos a sentirlas como algo normal. Redefinimos la realidad para justificar nuestros deseos, lo cual es una locura. Y no importa si toda la raza humana se une a este juego. Los números no definen la verdad. Dios sí (Ro 3:4).
El porno no solo no es normal; ni siquiera es humano. Y desde luego no es magnífico. Sin embargo, Dios nos creó para ser nada menos que magníficos. ¿Por qué conformarnos con algo tan extraño, raro y siniestro? Cuando le damos acceso a nuestra alma, nos moldea muy profundamente. No obstante, si aceptamos de Dios la honestidad que distingue la realidad tal como es, Él nos ayudará a huir de la pornografía y volvernos a Él. A Dios le encanta restaurar la dignidad de los pecadores que están cansados de sus locuras.
Mito n.° 3: el porno no daña a nadie. Es una distracción inocente en una vida estresante. Mereces un descanso hoy
Dos reflexiones sobre este mito. En primer lugar, es más que un mito. Es una mentira descarada. La verdad es que donde hay pornografía hay trata de personas, coerción, degradación, miseria humana y sufrimiento indescriptible. El porno es la trata moderna de esclavos.
La esclavitud racializada fue legal en los Estados Unidos de Norteamérica hasta la Proclamación de Emancipación en 1863. Al recordar esa vergüenza nacional, vemos tres perfiles humanos entre los cristianos. Uno: participantes activos. Algunos cristianos traficaron esclavos. Hoy nos entristece y nos preguntamos qué estarían pensando. Dos: espectadores pasivos. Estos cristianos no participaron. Solo se encogieron de hombros y murmuraron: «bueno, estas cosas pasan». Los recordamos y nos preguntamos por qué no defendieron lo correcto. Tres: libertadores activos. Estos cristianos se opusieron a la esclavitud y trabajaron, oraron y arriesgaron su vida por liberar a la gente. Y hoy nos regocijamos y damos gracias a Dios por ellos.
Por consiguiente, ¿cómo nos juzgarán las generaciones futuras? ¿Estamos actualmente liberando a las personas de esta máquina de injusticia llamada industria del porno? Hoy en día podemos hacer morir de hambre a esta bestia miserable. Hoy en día podemos liberar a hombres y a mujeres. Pero ¿lo haremos? Si nuestra respuesta es no, entonces tengamos la honestidad de admitir que aprobamos el tráfico de esclavos en el pasado. Estamos a favor suyo. Admitámoslo. ¡Pero mejor no toquemos el tema! Este es nuestro momento en la historia que Dios nos ha dado para levantarnos como prueba viviente de que Jesús es un Libertador, y ¡nosotros también somos libertadores por amor a Él!
En segundo lugar, fuimos hechos para mucho más que un escapismo fácil e indolente. Cuando realmente nos sentimos cansados, agotados y estresados, obviamente, es buena idea tomar un descanso. Pero recordemos siempre que fuimos hechos para seguir adelante con tenacidad inquebrantable. ¡Para nosotros, los cristianos, las dificultades son pan de cada día! La Biblia nos recluta para este audaz privilegio: «Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús» (2Ti 2:3). Él es el motivo por el cual nos complace seguir y seguir avanzando. Estamos de su lado ¡del lado ganador! Tendremos tiempo y energías suficientes para la gran fiesta después de que la victoria final sea ganada para siempre. Mientras tanto, nunca sintamos lástima de nosotros mismos como si vivir momentos duros por Jesús fuera algo de lo que debemos escabullirnos. ¡De ninguna manera! Él nos ama y está totalmente comprometido. Nosotros lo amamos y estamos totalmente comprometidos. ¡Qué privilegio!
Mito n.° 4: el porno no tiene ningún impacto profundo o duradero. Puedes detenerte en cualquier momento. Tú tienes el control
El mito dice: «puedes incluso presupuestar tu uso de la pornografía. Refrénate durante esos momentos cuando necesites estar en una condición óptima para Cristo, tu familia o lo que sea. Pero, después de que hayas sido bueno por un tiempo, puedes retomarlo sin problemas». ¿En serio? ¿Es el pecado tan fácil y nuestra libertad tan negociable?
Jesús dijo: «Todo el que comete pecado es esclavo del pecado» (Jn 8:34). Y si hay un área de nuestra vida donde experimentamos el doloroso poder de la esclavitud es en nuestra sexualidad. ¿Por qué? Porque Dios creó nuestra sexualidad para que sea un poder magnético entre un marido y su esposa, que los acerca una y otra vez. En la bondad y sabiduría de Dios, el sexo está destinado a ser una experiencia de abandono personal y de constante vulnerabilidad. Pero cuando ofrecemos nuestros poderes sexuales a cualquier propósito pecaminoso, descubrimos que nuestra pérdida de control de manera equivocada crea una esclavitud degradante allí donde Dios deseaba una atracción cautivante. Lo que Dios diseñó para una pertenencia profunda se torna sobre nosotros en un aislamiento compulsivo y autolesivo.
Mito n.° 5: ¿acaso Dios no quiere que seas feliz y simplemente vivas tu vida?
Dios es una persona moralmente seria. Él nos convierte en personas moralmente serias. «¿No quiere Dios que simplemente todos seamos felices?», ¿cómo podemos respetar está ridícula noción y, más aún, adorar a Aquel quien, según se nos dice, nos la enseñó? Este mito no requiere de mucho para ser desacreditado. Todo lo que tenemos que hacer es mirar a la cruz y ver a Jesús allí, sufriendo por nuestros pecados, incluido el pecado de trivializar a Dios y a nosotros con lemas simplistas y superficiales como este.
Comencé este mensaje diciendo que el porno es una sarta de mentiras satánicas. Concluiré con una nota diferente. Tú eres imagen del Dios viviente, creado para su glorioso propósito (Gn 1:26-28). No estás atado al porno. Aquel que te hizo puede recrearte como una persona de pie con la cabeza en alto, caminando con integridad y animando a otros. ¿Por qué repetir este año que acaba de pasar? Tu Salvador lleno de gracia te ofrece libertad en este nuevo año. ¿Por qué no ir tras ella?