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Querida Kelly:

Me sorprendieron las recientes noticias de tu compromiso. Aun cuando desearía poder celebrar contigo sin reservas, admito que tengo algunas. Mi mayor preocupación es que tu novio no conoce ni ama a Cristo. Porque te quiero y me preocupo por tu futuro, me siento obligado a hablar ahora en lugar de quedarme callado, sabiendo muy bien cómo podrías recibir mi «silencio».

Espero que, si eres honesta, tengas tus propias reservas sobre la ceremonia que está por venir. Espero que tomes en cuenta esas reservas y las reconsideres. Al ver personas andar por este camino, he notado muchas maneras comunes en las que justifican casarse con un no creyente. Quiero abordarlas con la esperanza de que puedas experimentar la gracia para confiar en Dios y en su Palabra en relación al matrimonio.

«Otros lo están haciendo»

Conoces mi historia. Mi esposa comenzó a salir conmigo cuando yo no era creyente. No obstante, por más que la ame a ella y a nuestro matrimonio, no fue correcto que ella lo hiciera. Aunque Dios fue misericordioso con nosotros y me llevó al conocimiento salvador de Cristo antes de nuestra fecha de bodas, déjame ser claro: casarse con un inconverso es pecar contra Dios (1Co 7:39). Además, el difícil camino hacia mi propia conversión y luego a la ceremonia de nuestra boda no es el que deseo para otros.

Temo que te hayas aferrado a la gracia que Dios le mostró a mi matrimonio (y a otros como el mío) como una especie de promesa para el tuyo. Dios no ha hecho tal promesa. Aunque Dios fue misericordioso al llevarme hacia sí mismo a pesar de la desobediencia de mi esposa, somos la excepción y no la regla (sin duda, tampoco el modelo).

Conozco muchas más historias que no resultaron como la nuestra. La Biblia nos da más historias como esa (Éx 34:16; Esd 9:1-15). Salomón dice: «el que anda con sabios será sabio, pero el compañero de los necios sufrirá daño» (Pr 13:20). No dejes que los errores de otros sirvan como justificación para repetirlos.

«Él es un buen tipo»

Aunque sí creo que tu novio es un gran tipo en los estándares terrenales, es su postura ante Dios lo que más importa para el matrimonio. Mencionaste cuán importante fue para ti que él respetara tus límites, particularmente después de que tu último novio los traspasara, aun cuando decía ser cristiano.

Estoy de acuerdo con que, sin duda, parece superar a tu último pretendiente, pero es fácil caer en la trampa de la comparación lateral. Debemos ser cuidadosos al tomar decisiones hoy con base únicamente en la comparación con malas decisiones del pasado. Busca a un hombre que luche por imitar a Jesús (1Co 11:1). ¿Por qué pusiste tu fe en Jesús y escogiste seguirlo? ¿Estás absolutamente segura de que no te arrepentirás de comprometerte hasta la muerte con alguien que tal vez nunca te ayudará a ver o a amar más a Jesús? Si él no comparte tu fascinación por Cristo, tú y él siempre estarán desnivelados y en tierra inestable mientras llevan a cabo sus votos en el matrimonio.

«Denle la oportunidad»

Mencionaste que tu novio está «precalentando» la idea de las cosas espirituales. A veces incluso pensaste que podría estar al borde de la conversión. Cuidado con tu corazón, que tiende a mentirte (Jr 17:9) y las mariposas en tu estómago que a menudo aletean más fuerte que el Espíritu dentro de nosotros. Hasta que estés absolutamente segura de que él también nació de nuevo por el Espíritu que vive en ti (Jn 3:5), toma en cuenta la advertencia y convicción que trae el Espíritu (Jn 16:8).

No te dejes engañar pensando que es simplemente «espiritual, pero no religioso». No existe tal cosa de la neutralidad espiritual. Siempre estamos con Jesús o contra Él (Mt 12:30). Más allá de su calidez contigo, cualquier intento de tener a Dios bajo sus propios términos es un intento de rechazar al Dios verdadero sobre su vida y corazón. Si él no tiene interés en las cosas de Cristo ahora, ¿qué te hace pensar que las cosas cambiarán después de la boda?

«Voy a morir sola»

Sé que puede ser difícil ver que otras parejas se casan, se toman de las manos y tienen hijos mientras tú sigues soltera. No permitas que esto sirva de excusa para intentar contraer matrimonio a la primera oportunidad.

Ojalá pudieras vislumbrar un destello de un futuro en el cual permaneciste fiel a tus votos hechos a un hombre que permaneció sin fe hacia tu Salvador. Peor que asistir solo a la iglesia tu vida entera, mientras tu esposo se queda en casa, es el pensamiento inquietante de que el hombre al que te entregaste podría pasar la eternidad separado de ti y de Dios. Peor aún es el pensamiento de que él podría llevarte a ti o a tus hijos por el mismo camino (Mt 7:13). Es realmente posible estar más aislado y solo dentro de un matrimonio que fuera de él.

El matrimonio no es un salvador. Finalmente, no salvará a nadie de su pecado, de su soledad ni de su infelicidad. No puede soportar el peso de aquellas necesidades y anhelos.

Aunque la soltería no está exenta de pruebas, recuerda que no estás sola. Mientras te aferres a Jesús, Él estará contigo (Mt 28:20). Él nunca te dejará ni te desamparará (Heb 13:5). Él también te ha dado una comunidad en la iglesia. Aun si tu espera por un esposo nunca se satisface en esta vida, se te promete un lugar en la gran cena de las bodas del Cordero (Ap 19:7), y por lejos sobrepasará todo lo que podrías haber experimentado con un esposo terrenal.

«Ya dije que “sí”»

Sé que romper tu compromiso en este punto podría ser costoso para ti, tanto financieramente como de otras maneras. Sé que podría ser vergonzoso. Pero sería mucho mejor a largo plazo perder un poco de dinero y ganar un par de meses de sufrimiento que comprometerte el resto de tu vida a un matrimonio que Dios no quiere para ti. Mientras no digas: «sí, acepto», no es demasiado tarde para esperar. Dios podría incluso redimir la situación de una manera sorprendente para su gloria si se maneja bien.

¿Acaso no hablaría montones sobre tu fe si le dices que estás decidiendo confiarle tu futuro a Dios? ¿Si dijeras: «el Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor» (Job 1:21)? Dile que no te conformarás con nada menos que estar casada «en el Señor». Confiesa tu desobediencia a Dios y el pecado de engañarlo. Tu arrepentimiento y fe podrían, por la misteriosa gracia de Dios, ser el vehículo que Dios use para traerlo a sí mismo.

Incluso entonces, podrías dejarle claro que un futuro contigo no está prometido. Si él llega a la fe salvadora, debe ser para tener a Dios, no para tener una esposa. De otra manera, él arriesga hacer un ídolo de ti y usar a Jesús como un medio para algo más. Si de verdad lo amas, tu preocupación por su alma debe pesar más que tu esperanza por el matrimonio.

Confío en que, si estás dispuesta a escuchar, el Espíritu Santo te guiará a la verdad de que ganar un esposo mientras pierdes tu alma es un intercambio que no querrás hacer (Mr 8:36). También oro para que con el tiempo puedas ver cualquier herida que yo te haya hecho, como las heridas fieles de un amigo (Pr 27:6), y no como las de un enemigo. Mientras buscas la voluntad de Dios, escóndete en Él y en su voluntad y espera con paciencia el día en que enjugará toda lágrima.  

Con amor y gracia,
Tu pastor

Publicado originalmente en Desiring God. Usado con permiso.
Photo of Sean Nolan
Sean Nolan
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Sean Nolan

Sean Nolan es esposo, padre y pastor en el área de Baltimore. Es un escritor de planta en Gospel-Centered Discipleship y de vez en cuando escribe en el blog de Family Life Pastor.