En los últimos años, a menudo, me he encontrado pensando sobre la belleza. Supongo que mi interés en el tema podría relacionarse con el hecho de que soy padre de dos niñas. Aunque aún son jóvenes, ya están siendo expuestas a muchísimos mensajes sobre la importancia de la belleza y sobre el tipo de belleza que la sociedad espera de ellas. Ellas ya saben que serán juzgadas en base a eso. Por esta razón, quiero equiparlas con el conocimiento de lo que la Biblia dice sobre la belleza. Sin embargo, ¿qué dice? ¿Qué debería enseñarles?
La belleza es el tema del libro escrito por el equipo de madre e hija que conforman Carolyn Mahaney y Nicole Whitacre. En Belleza verdadera, ellas van más allá de las percepciones y de las ideas erróneas de la sociedad respecto a la belleza e intentan aplicar la Biblia; y lo hacen bien.
Antes de que tuviera dos hijas, tuve tres hermanas menores y por años las escuché luchar con ser hermosas, con verse hermosas, con sentirse hermosas. Las escuchaba cuando preguntaban sobre los estándares apropiados de belleza y cuando ponían en duda todo lo que intentábamos decirles. Las vi intentar lidiar con el falso Evangelio de la belleza: la belleza es igual a la felicidad; más belleza trae más felicidad; y no tener belleza es no tener esperanza ni satisfacción. Lo que ellas no querían era escuchar el fácil mensaje de que la belleza exterior es absurda mientras que la belleza interior lo es todo.
Este libro habría sido bueno para ellas. Mahaney habla en nombre de las dos y dice, «mi esperanza es que tú también te animes a traer ante la Palabra de Dios cada pregunta que tengas acerca de la belleza y cada lucha con tu apariencia. Mi oración es que confíes en su Palabra y te sometas a ella, encontrando esperanza, libertad y deleite en la belleza de su verdad». Solo la Palabra de Dios puede volver a direccionarnos a la más profunda y más dulce belleza.
Las autoras comienzan al basar la belleza en la imagen de Dios. Puesto que todos somos hechos a la imagen de Dios, todos tenemos una belleza inherente. «No somos hermosas porque encajamos con lo que la mayoría considera que es el ideal de belleza, ni somos feas o poco atractivas porque no damos la talla. Nuestra belleza como seres humanos no proviene de nosotras mismas. Viene de un Dios hermoso». Van desde la creación a la Caída y luego al Evangelio, mostrando que el Evangelio reivindica doblemente nuestra experiencia con la belleza, primero a través de la creación y luego por medio de la redención. La verdadera belleza es, dicen, contemplar y reflexionar en la belleza de Dios.
Van desde la fuente de la belleza hasta el corazón, mostrando que los seres humanos son ladrones de gloria, entusiasmados con robar la gloria que le pertenece justamente a Dios. Una mujer que desea usar su belleza para llevar la atención a ella misma, le está robando a Dios la gloria que le pertenece a él. Van desde el corazón hasta el cuerpo y lidian con problemas comunes: la imagen de sí mismas, el peso, y cosas por el estilo. Ellas hablan de mayordomía y animan a las mujeres a cuidar sus cuerpos de formas que sirvan al Señor y advierten sobre la queja y la insatisfacción. Luego continúan hacia el exterior nuevamente y del cuerpo pasan a la ropa, discutiendo la importancia de vestirse con modestia y mostrando correctamente que la ropa simplemente es un reflejo externo de la mujer interna.
A medida que el libro comienza a acercarse al final, miran dos importantes textos del Nuevo Testamento que hablan sobre la belleza interior y exterior. Un útil apéndice entrega guía a los padres que quieren ayudar a sus hijas e hijos a entender la perspectiva de Dios sobre el tema.
Lo que no vas a encontrar en Belleza verdadera es la común actitud de que lo anticuado y sin gracia es lo más cercano a la piedad. No encontrarás a las autoras intentando convencerte de que la belleza es un problema, que las mujeres cristianas deben avergonzarse de la belleza que Dios les ha dado, que sería mejor que no hicieran nada para realzarla. No vas a encontrar palabras que digan que el carácter es todo lo que importa. Lo que encontrarás es una enseñanza simple, clara y práctica sobre la naturaleza de la belleza y la bondad pura de la belleza.
La sociedad entiende muy mal la belleza. A medida que examinamos los mensajes que vemos y escuchamos a nuestro alrededor, rápidamente identificamos la presencia de la idolatría. Lo hermoso es adorado, mientras que lo feo es ignorado o incluso censurado. La belleza es un dios cultural. Mahaney y Whitacre hacen un trabajo ejemplar al ir a la Escritura para aplicar sabiduría de Dios. Y, como es de esperar, la perspectiva de Dios es infinitamente mejor. Este es un libro para cualquier mujer (y especialmente para mujeres jóvenes) para que lo lean y lo absorban.
Belleza verdadera. Carolyn Mahaney y Nicole Whitacre. Poiema Publicaciones, 144 páginas.
Este reseña fue originalmente publicada en Tim Challies

