Este artículo forma parte de la serie ¡Ayuda! publicada originalmente en Crossway.
Cristo en Navidad
Décadas atrás, Charlie Brown criticó la «comercialización» de la Navidad. Él sintió la ausencia de algo significativo bajo las decoraciones y las actividades estacionales, y lamentó la ausencia de alguien que pudiera ayudarlo a encontrar ese algo.
Él no se equivocaba en su evaluación en ese momento y, en todo caso, sentiría esas ausencias con aún más agudeza hoy.
Nuestro mundo enmarca la temporada navideña como un mes de fiesta en pleno invierno. Nos inunda con imágenes de felices reuniones, mesas llenas de comida, abundantes regalos, suaves luces, deslumbrantes árboles y maravillosa música. Apunta no sólo a nosotros, sino que también a nuestros hijos, bombardeándolos con el mismo tipo de imágenes.
Esas imágenes vienen con una promesa: sumérgete en ellas completamente y te traerán alegría y comodidad; te harán sentir cálido y seguro. Oh, y si quieres agregar un componente religioso, está bien. Puedes hacer eso también, pero no es realmente necesario.
Nuestro mundo ofrece un sinfín de alternativas al Evangelio que no deberían sorprendernos ni atemorizarnos. El mal libra continuamente una guerra oscura contra Dios en todos los frentes. Por lo tanto, ¿por qué no habría de convertir el recuerdo del nacimiento de nuestro Salvador en algo que lo deje a un lado?
El desafío es el siguiente: ¿cómo vivimos nosotros y nuestros hijos en este mundo, donde nuestro Señor pensó que debíamos vivir, sin ser moldeados por los valores de este mundo?
Contrarresta la visión pagana
No podemos unirnos sin pensar en lo que todos a nuestro alrededor hacen. Eso es obvio. Sin embargo, tampoco podemos ser un Grinch y simplemente no querer involucrarnos en lo absoluto. Ninguno de esos caminos es distintivamente cristiano porque ambos (ya sea a favor o en contra del mundo) están definidos por el mundo y sus valores, y no están definidos por Cristo.
Entonces, ¿cómo encontramos a Jesús en esta época? ¿Cómo ayudamos a que nuestros hijos también se enfoquen en Él? El libro de Daniel puede ayudarnos. Detalla cómo a los mejores y más inteligentes jóvenes de Israel se les impuso a la fuerza una cosmovisión pagana.
Ellos aprendieron el lenguaje y la literatura de los babilonios (Dn 1:4) y lo aprendieron mejor que ninguno en todo el Imperio (Dn 1:20). Y, sin embargo, vivieron y sirvieron en ese mundo que entendieron tan bien sin contaminarse (Dn 1:8) ni comprometer su fe (Dn 3, 6).
Dios puso ese libro en la Escritura para darnos la esperanza de que nosotros y nuestros hijos podemos vivir en nuestra era presente aun cuando rechacemos sus valores, todo mientras mantenemos nuestros corazones en Cristo. Es posible y requiere mucho trabajo (muchas conversaciones que vinculen la fe y la vida para que nuestros hijos comprendan el mundo en el que viven y al Dios que tanto los quiere que vino también a este mundo).
Así que permíteme instarte a considerar dos tipos de conversaciones que necesitas tener con tus hijos durante esta época. Primero, más positivamente, conversaciones que ayuden a tus niños a ver a Jesús y lo que Él valora. Segundo, más negativamente, conversaciones que socaven la influencia que la sociedad en general intenta tener sobre tus hijos.
Construye una cosmovisión cristiana
Primero, haz tiempo para conversaciones que construyan una cosmovisión cristiana en tus hijos.
- Considera trabajar juntos algún tipo de devocional diario durante el adviento, como Come, Let Us Adore Him: A Daily Advent Devotional [Vengan y adoremos: un devocional diario de adviento][1], que va más allá de los hechos de que Jesús vino a la tierra y se enfoca en por qué lo hizo: para rescatarnos del pecado y de la oscuridad de la que no podíamos escapar por nosotros mismos, todo porque Él anhelaba recuperarnos para sí.
- Recuérdale a tu hijo que siempre hay una dimensión de la vida que va hacia Dios. Expande su mundo verticalmente al pensar juntos sobre cómo los elementos de su celebración de Navidad apuntan más allá de sí mismos hacia Dios (una actividad a la que C. S. Lewis se refiere como rastrear el rayo de sol de vuelta al sol). Por ejemplo, cuando ven las luces de Navidad o las ponen en su árbol, no dejes que tu hijo simplemente piense que son bonitas. Ayúdalo a ver cómo nos recuerdan la esperanza que no merecemos tener, que aunque una vez éramos personas que caminaban en la oscuridad, ya no lo hacemos porque ahora ha llegado la luz (Is 9:2).
- Conversa sobre los principios que necesitan estar en la base de cómo piensa tu hijo sobre los regalos, principios como que de verdad es mejor dar que recibir (Hch 20:35), que debemos encontrar maneras de dar a aquellos que no pueden darnos algo de vuelta (Lc 14:12-14) y que dar generosamente casi siempre significa que tenemos que renunciar a algo que a nosotros nos gusta (2Co 8:1-5). Asegúrate de mostrar cómo cada uno de esos principios fluyen desde lo que ya hemos experimentado desde que Dios nos regaló a Cristo.
Expone la necedad del mundo
Y en segundo lugar, está listo para tener conversaciones con tus hijos que expongan la necedad de construir sus vidas en las promesas de esta época.
- Enséñales a tus hijos a pensar en los mensajes que les vende la publicidad: que serán felices, agradecidos y será divertido si sólo agregan esta nueva cosa a sus vidas. Pregúntales dónde han visto la evidencia perdurable de eso en sus propias vidas o en las vidas de sus amigos. Dios nos ha dado una buena creación que debemos disfrutar, entonces no les enseñes a tus hijos a pensar mal de ella. Pero sí ayúdalos a ver que las cosas externas nunca pueden producir una bondad interna porque esas cosas no tienen el poder para entrar en nosotros: no nos pueden hacer buenas personas y, por lo tanto, no pueden darnos una buena vida. Podemos desearlas y disfrutarlas, pero tenemos que resistir la tentación de depender de ellas.
- Ayuda a que tu hijo se dé cuenta de que un mundo que lo invita a escoger de casi un sinfín de opciones no fomenta la felicidad, sino que el descontento. ¿Qué es probable que ocurra cuando nuestra hija crea que en algún lugar allá afuera se encuentra el suéter perfecto de punto cable, en el tono adecuado de morado, sin botones ni bolsillos, con un cierre mediano y un cuello que se dobla hacia abajo? ¿Crees que probablemente le agradezca a quien le dio el regalo por cualquier otra cosa que no sea esto que ella imaginó? ¿O crees que se sentirá un poco desilusionada, como si se conformara con algo que está bien, pero no con aquello que podía haber tenido? Ayúdala a entender que mientras más larga es su lista de especificaciones, más egocéntrica llegará a ser y menos recibirá la vida como un regalo de Dios.
- Y por último, ayuda a tus hijos a procesar la gran decepción después del 25 de diciembre, ese sentimiento de cansancio y vacío que comienza al final de diciembre y sigue hasta enero. Prevé esto con anticipación. Habla sobre eso después. Comparte tus propias historias de cómo has experimentado la depresión posnavidad. No seas pesimista, pero ayúdalos a estar listos para ello. Y ayúdalos a entender que las personas se sienten deprimidas, no porque el mundo material sea malo, sino que porque intentaron usarlo para llenar sus almas. Este es un gran caso de estudio de la vida real sobre la verdad de que la creación, no importa cuán atractiva y gloriosa sea, nunca podrá reemplazar al Creador (Ro 1:25). No pierdas la oportunidad de desglosarlo con tus hijos.
En otras palabras, si quieres enfocar a tus hijos en Cristo, ponlo al centro de su mundo de todas las formas que sea posible. Sin embargo, para que eso sea verdad para ellos, tendrá que serlo para ti. Para ver la bondad de Dios más claramente (enfocarte en Cristo durante la Navidad), tus hijos necesitarán que tú estés cautivado y capturado por Él mucho más de lo que estás por cualquier cosa en el mundo que te rodea.