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Cinco razones por las que debes predicar Ester
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Cinco razones por las que debes predicar Ester

Ester podría parecer un libro extraño para predicar, particularmente, para aquellos que desean predicar a Cristo desde el Antiguo Testamento. No solo no hay promesas mesiánicas en el libro, sino que es sabido que Dios mismo no es mencionado. Ninguna de sus promesas son explícitas; ningún personaje del libro ora, lee la Escritura o da a los pobres explícitamente. La única disciplina espiritual que se menciona es el ayuno y todos sabemos que los predicadores cristianos tienden a evitar ese tema. Es más, la Ley del Antiguo Testamento se menciona solo una vez y, más adelante, se menciona solo como la cínica base para el complot genocida de Amán: «Sus leyes son diferentes de las de todos los demás pueblos, y no guardan las leyes del rey, así que no conviene al rey dejarlos vivos» (3:8). En contraste, las leyes seculares se mencionan catorce veces, y parecen tener todo el poder. Por ejemplo, se dice que las leyes de Media y Persia: «no pueden ser revocadas» (1:19, pero también hay una mención más feliz en el 8:8). Sin embargo, el libro de Ester no existe sin influencia divina. Al contrario, para aquellos que ponen atención, lo invisible y lo tácito hacen que la narración sea sutilmente poderosa (tanto dramática como pastoralmente). A continuación, comparto cinco razones por las que debes predicar Ester.
1. Ester nos enseña cómo leer toda la Palabra de Dios
En la superficie, Ester es una hermosa historia llena de coincidencias y de personajes demasiado optimistas. Alguien podría leerlo superficialmente y ni siquiera entender por qué está en la Biblia. Sin embargo, cuando leemos Ester en el contexto de toda la Biblia, el desafío de Mardoqueo cobra un sentido más rico: «Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de otro lugar para los Judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¿Y quién sabe si para una ocasión como ésta tú habrás llegado a ser reina?». Este no es un pensamiento positivo, sino que una confianza bíblica. Aquí Mardoqueo demuestra que cree en la promesa de Dios de redimir a su pueblo. Es obvio para el lector cristiano que Ester solo tiene sentido a la luz de las promesas de Dios. No obstante, ¿acaso no es también el caso de toda la narrativa desarrollada en el Antiguo Testamento? Si somos forzados a aprender esta lección en Ester, entonces si el Señor quiere, los miembros de nuestra iglesia aprenderán a leer otras narrativas del Antiguo Testamento buscando las promesas de Dios como personajes invisibles y tácitos.
2. Ester nos enseña a confiar en las promesas de Dios
En términos humanos, el libro de Ester da la impresión de que es muy poco probable que se cumplan las promesas de Dios. Sin embargo, a medida que se expone el libro, aquellos que escuchan una serie de sermones sobre Ester serán animados a confiar en las promesas de Dios en sus propias vidas, a pesar de las circunstancias. Tristemente, para algunos, la difícil situación de Ester tendrá una resonancia particular. Lamentablemente, nuestras iglesias están llenas de muchos portadores de la imagen de Dios que han sido objetivados como productos básicos y pulidos para el uso de sus propietarios. Nuestras iglesias están llenas de aquellos que han sido perseguidos por gente poderosa (para quienes la fidelidad es tan costosa que no saben si vivirán o morirán). Para estos santos, Ester entrega un ejemplo digno de fe: ella confió en Dios. Ella sabía que perecer por fidelidad era muchísimo mejor que sobrevivir debido a la falta de fe. Por tanto, mientras Ester se prepara para actuar, ella (implícitamente) le ruega al pueblo de Dios que ore al Dios soberano tanto por su liberación como por la liberación del pueblo de Dios. Recuerda sus propias palabras: «Ve, reúne a todos los Judíos que se encuentran en Susa y ayunen por mí; no coman ni beban por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco» (4:16).
3. Ester anima a tener la confianza en nuestra salvación
En la historia de Ester, sentimos el temor y la opresión que sufre una joven mujer que parece totalmente impotente ante su egocéntrico esposo Jerjes y su cruel adversario Amán. Al mismo tiempo, Ester es la historia de un gran Salvador que orquesta su voluntad salvadora a pesar de las decisiones malvadas de sus enemigos. A aquellos que son tentados a acobardarse frente a nuestro gran enemigo que ronda buscando a quien devorar (1P 5:8), se nos recuerda que Dios es absolutamente soberano y justo. Como solo un ejemplo: en lo que se convirtió la horca que Amán preparó para el pueblo de Dios (Ester 7). ¿Qué cristiano puede leer esto sin ver cómo la cruz que Satanás preparó para Cristo se convirtió en el instrumento de su propia derrota?
4. Ester motiva nuestra fidelidad a Dios
Es posible perdernos la lección principal de Ester al centrarnos demasiado en contrastar la moralidad de los personajes principales:
  • Jerjes, el emperador mujeriego, déspota, pero finalmente sin poder;
  • Amán, el antagonista cruel, egocéntrico, pero finalmente burlado;
  • Mardoqueo, el creyente fiel, perseguido, pero finalmente vindicado;
  • Ester, la reina impotente y objetivizada, quien finalmente salva a su pueblo.

Predicar moralidad, pero perder al Dios que cumple sus promesas tras bambalinas sería perder el punto central del libro.

No obstante, podría ser un error ignorar las lecciones oportunas para los creyentes del siglo XXI en un mundo egoísta y que objetiviza a las mujeres. El camino del hedonismo egoísta parece embriagante y estimulante, pero un día demostrará ser inútil y repudiable. Además, el camino hacia la fidelidad piadosa parece impotente, pero un día todos desearán haber estado del lado de nuestro Dios omnipotente. Nuestra fidelidad no puede ser provocada finalmente por la comparación moral: «Ester y Mardoqueo son buenos, Jerjes es peligroso y Amán es malvado». Al contrario, será provocada cuando levantemos nuestros ojos para ver la fidelidad de nuestro Dios que cumple sus promesas y la necedad contraproducente de la impiedad. Como cristianos, tenemos una confianza total en que nuestra fidelidad será recompensada por nuestro fiel Dios. A veces, de la misma manera que para Ester y Mardoqueo, recibiremos recompensas que nos sobresaltarán inmediatamente. Sin embargo, a menudo, como cristianos, aprendemos a esperar nuestra recompensa, sabiendo que está guardada en el cielo para nosotros en el poder de Dios.
5. Ester provoca risa hacia el orgullo desmedido
Finalmente, si fuera un error perder la moral de Ester que confía en las promesas, entonces sería una verdadera lástima perderse el divertidísimo humor del libro. Quizás uno de los momentos más divertidos en la Biblia es la irónica conversación entre Amán y el rey Jerjes. Jerjes le pregunta a Amán: «¿Qué se debe hacer para el hombre a quien el rey quiere honrar?» (6:6). En su arrogancia, «Amán se dijo: "¿A quién desearía el rey honrar más que a mí?"». Entonces, por eso idea el honor más extravagante que podría recibir. Bien, en la providencia de Dios, Amán termina siendo requerido por Jerjes para honrar a Mardoqueo en todas esas formas que él pensó. En solo un par de párrafos, Amán está muerto, colgado en la horca que había preparado para Mardoqueo. Este libro quiere que notemos los irónicos y tristes reveses de la fortuna. En un mundo donde muchos se acobardan por temor a los gobernantes egocéntricos y poderosos, el cristiano tiene razones para reír. El libro de Ester describe con expertis la ridícula estupidez de aquellos que piensan que pueden vivir para su propia gloria. Demasiado a menudo, los cristianos bromean descuidadamente sobre el Señor y, por lo tanto, toman su nombre en vano. La Biblia nos anima a que, en lugar de ello, nos unamos a la risa divina por el orgullo desmedido de aquellos que piensan que pueden deshacer los planes soberanos de Dios para salvar, proteger y bendecir a su pueblo. Quizás Lutero estaba en lo correcto: «La mejor forma de expulsar al diablo, si no cede ante los textos de la Escritura, es menospreciarlo y burlarse de él, porque él no puede soportar el desprecio».  

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. | Traducción: María José Ojeda