Además, condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a cenizas, poniéndolas como escarmiento para los impíos. (2 Pedro 2:6)
Se calcula que en el mundo aproximadamente 250 millones de personas son consumidoras habituales de la industria del sexo. Solamente en Estados Unidos la pornografía recibe ganancias estimadas entre los 9.000 y 13.000 millones de dólares al año [1]. La popular canción “Sexo” del grupo chileno “Los Prisioneros” lo describe de forma muy apropiada diciendo que es “el mejor gancho comercial” y que las personas tienen cara de “cliente fácil”.
La gran cantidad de potenciales consumidores que existen nos muestra que hay una clara tendencia de las personas a satisfacer sus deseos sexuales con toda libertad.
Ante ello, Pedro nos presenta el castigo a Sodoma y Gomorra (Gn 18:16—19:28), por su inmoralidad sexual, como el tercer y último ejemplo de la seguridad con que el juicio de Dios vendrá sobre los falsos maestros y quienes les acompañan.
En Sodoma y Gomorra podemos ver cómo la homosexualidad y el sexo sin control fueron prácticas muy tempranas e influyentes en la sociedad. En los tiempos de Pedro esto no fue una excepción pues fue promovido incluso por algunos falsos maestros que se autodenominaban cristianos. Sin embargo, esta es una realidad también hoy en día. Tenemos pastores que, en el área sexual, dan enseñanzas que claramente contradicen la palabra de Dios. Conozco incluso casos de pastores que dicen que está bien que los jóvenes experimenten sexualmente antes del matrimonio y otros que presentan las enseñanzas de la Biblia sobre la homosexualidad como algo de la cultura antigua. Pero el ejemplo que Pedro nos hace recordar nos muestra que, sin duda alguna, la aceptación, el apoyo o la promoción de la inmoralidad sexual, en todas sus manifestaciones, es una herejía que será juzgada y condenada.
Por ello debemos estar muy atentos, pues como vimos, para muchos es algo muy atrayente. Es por eso que estos maestros alcanzan gran popularidad entre los no creyentes al aceptar prácticas muy comunes en nuestra sociedad moderna, y muchos les siguen pues es “un gran gancho comercial” para sus iglesias.
No hay duda de que es un tema difícil con el que las personas tienen que luchar. Personas en sus noviazgos, o bien con tendencias homosexuales, deben tomar decisiones con mucha sabiduría para resistir la tentación. Por ello es que una aprobación a su conducta, que más encima parece venir de la Biblia, es tremendamente atractivo, pues da la posibilidad de dar rienda suelta a nuestros deseos bajo la supuesta aprobación de Dios.
Seguir las enseñanzas de los falsos maestros en este sentido puede traer cierta satisfacción y placer momentáneo, pero a fin de cuentas traerá sufrimiento, tristeza, insatisfacción y destrucción en esta vida y en el juicio final.
Es fundamental que, así como resistieron los apóstoles en su época, nosotros resistamos hoy a todo aquel que propague estas mismas conductas. Éstos arrastrarán con ellos a la condenación a todo aquel que se vea tentado por sus ofrecimientos.
Por ello, debemos mantenernos en oración e incluso es sabio que tengamos a alguien con quien podamos conversar sobre estos asuntos y rendirnos cuentas mutuamente.
A pesar de lo que estos personajes nos puedan estar diciendo, la Biblia nos muestra claramente que la inmoralidad sexual es algo que ofende a Dios y que además será juzgada tal como Sodoma nos lo prueba.
Por otro lado, si estamos firmes en esta área y tenemos total convicción sobre lo que Dios dice al respecto, no cometamos el error de caer en el orgullo. No olvides que esto sólo ha sido posible por la gracia y misericordia de Dios. Si él no nos hubiera alcanzado, seríamos igual de inmorales que los habitantes de Sodoma y Gomorra o como los falsos profetas. Así lo afirmó el profeta Isaías al pueblo de Dios:
“Si el Señor Todopoderoso
no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes,
seríamos ya como Sodoma,
nos pareceríamos a Gomorra.” (Isaías 1:9)
Por ello debemos permanecer humildes y dar gracias a Dios por haber abierto nuestros ojos, sentir un real alivio al ver aquello de lo que nos ha salvado y darle la gloria solo a él por lo que ha hecho en nuestras vidas. Mantengámonos firmes en él y no sigamos a los que nos invitan a sus iglesias usando la inmoralidad sexual como “el mejor gancho comercial”.