En todas sus cartas se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen también con las demás Escrituras, para su propia perdición. (2 Pedro 3:16)
Hay una conocida frase que describe muy bien la realidad de cuando se utilizan versos aislados de la Biblia para justificar ideas, pensamientos o estilos de vida que nada tienen que ver con la fe cristiana: “Un texto fuera de contexto es un buen pretexto”.
Precisamente de este tema nos habla Pedro en este verso. En el devocional anterior vimos cómo hace una importante referencia a Pablo, diciendo que él habló de los mismos temas que Pedro está hablando en su carta. Ahora comenta que, en los escritos de Pablo, hay algunas cosas que son difíciles de entender, las cuales los ignorantes e inconstantes aprovechan para tergiversar y usar para su propio acomodo, pero lo están haciendo para su propia perdición.
Hay tres cosas importantes que debemos aprender de esta reflexión. La primera es que dice que hay cosas que son “difíciles de entender” en las Escrituras, específicamente en los escritos de Pablo. Es importante establecer aquí que Pedro no está diciendo que no puedan entenderse, sino que por su complejidad requieren de más trabajo para lograrlo. Que el mismo apóstol Pedro me diga que hay cosas difíciles en las Escrituras me provoca un gran alivio. Muchas veces nos enfrentamos a ciertos textos de la Escritura de los que pareciera que no entendemos nada en una primera lectura. Sinceramente, hasta me cuestiono si el Espíritu Santo está en mí al no poder entender lo que leo; sin embargo, Pedro nos muestra que esto es una realidad aun para él. No obstante, como dije, no es que sean imposibles de entender, sino que requieren de un mayor esfuerzo y trabajo. Primero podemos leer el pasaje en su contexto inmediato, luego en su contexto más amplio, y si aun así no entendemos, podemos acudir a las personas que Dios ha puesto en el liderazgo de la iglesia y a las cuales ha dado dones de enseñanza para ayudar al cuerpo a crecer en el conocimiento de su Palabra. Lo que no podemos hacer es simplemente quedarnos sin entender, pues como vemos, los pasajes difíciles son potencialmente malinterpretados por ciertas personas para usarlos incorrectamente y apartarnos de la verdad de Dios.
Lo segundo es que hay personas, a las cuales Pedro llama ignorantes e inconstantes, que van a aprovecharse de la dificultad de estos textos para justificar sus propias ideas o formas de vida. Por ejemplo, en aquella época, algunos estaban usando versos de Pablo para justificar sus vidas inmorales. Versos como “… allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20) eran usados como pretexto para vidas licenciosas y justificar que las personas podían vivir un cristianismo sin necesidad de preocuparse por su manera de vivir.
Por tanto, debemos tener cuidado de no “enganchar” rápidamente con enseñanzas nuevas que den pie con facilidad a la satisfacción de nuestros anhelos y deseos, pues siempre tendremos una tendencia a querer justificar nuestro pecado pensando que Dios está de acuerdo con eso. El mejor filtro para cualquier nueva enseñanza es mirar, por medio de la Escritura, la vida de Jesús, y ver si lo que se nos enseña sería algo que él hubiera hecho.
Finalmente vemos que esta tergiversación de textos a manos de los ignorantes o inconstantes no es algo inocente o justificable a la luz de la dificultad de los textos. Pedro, por el contrario, nos muestra que ellos son culpables de su ignorancia o la intencionalidad con que usan la Biblia de forma engañosa. Pedro dice que lo hacen para su propia perdición. La palabra que usa hace referencia al juicio final, por lo que cualquiera que use versos difíciles para justificación —p. ej., de vidas inmorales, evangelio de la prosperidad, universalismo, etc.— será un día juzgado por eso. Dios sigue teniendo el control y un día pedirá cuentas de ello a estas personas. Por tanto, si vemos esto, tenemos la responsabilidad de amorosamente enseñar cuanto podamos el correcto sentido de la enseñanza bíblica, pero confiando en que el Señor es quien tiene el control y un día él juzgará a todo aquel que este usando su Palabra de esta forma.
Que el Espíritu Santo nos guíe a conocer cada día más profundamente la palabra de Dios para que ningún inconstante o ignorante nos confunda, o nos tiente, con tergiversaciones o textos fuera de contexto.