Pero, según su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia. (2 Pedro 3:13)
Hace unos años, una mujer, madre de tres hijos y con graves problemas económicos, fue detenida por la policía, por orden del tribunal, por no tener en buen estado el antejardín de su casa. Ella afirmó que a duras penas tenía para darles de comer a sus hijos, y por tanto, menos aun tenía para el jardín de fuera de su casa. Alcanzó a estar dos noches en reclusión nocturna hasta que una empresa de paisajismo se compadeció de su situación y arregló su antejardín. Muchos que supimos de esta historia sentimos una gran impotencia, aumentada aun más por las constantes noticias de cómo muchas personas que roban casas de forma violenta y armadas quedan luego libres de sus controles de detención.
Claramente esto nos muestra que hay algo que anda mal en nuestra sociedad. Las injusticias son algo constante en el mundo en el que vivimos, y no solo con nuestro sistema de justicia, sino que hasta en las cosas más cotidianas de nuestra vida. Lo peor es que hay una sensación de que las cosas no mejoran, sino que cada vez son peores, por lo que una sensación de frustración nos inunda constantemente. Pero frente a esta realidad, Pedro nos recuerda la buena noticia de que esto no durará para siempre, pues con la segunda venida de nuestro Señor Jesús esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia.
Lo primero que nos muestra esta promesa es que la salvación no es algo meramente espiritual. La salvación y la vida eterna implicará una realidad física para nosotros. Existen diversas interpretaciones en relación con la forma en que Dios cumplirá esta promesa, ya sea si Dios destruirá todo y creará algo totalmente nuevo, o bien si será una purificación de lo existente. Sinceramente creo que es difícil estar seguros en una posición u otra, pero sí creo que lo importante no es el “cómo”, sino que podemos estar totalmente seguros de que lo va a hacer y vivir nuestra vida actual bajo la luz de esa certeza. Además podemos estar seguros de que ese será el mejor lugar en que podamos habitar y donde todas nuestras frustraciones actuales se acabarán, pues como dice Pedro, habitará la justicia de una forma perfecta. Todos los anhelos de justicia modernos frente a la realidad del mundo en el que vivimos serán por fin satisfechos.
Toda esta realidad debe provocar efectos profundos en nuestra vida presente.
Primero podemos enfrentar con esperanza toda circunstancia de esta vida actual, y frente a cualquier injusticia que suframos, aun en nuestra propia vida, pues sabemos que tendrá un límite y un término. Si bien sabemos que Dios puede solucionar toda dificultad en nuestra vida, tenemos además la esperanza de que todo este tipo de cosas se acabarán para siempre un día. Por tanto, cuanto estés enfrentando alguna situación de injusticia en tu familia, trabajo o colegio, mira hacia adelante y ten la esperanza de que no será para siempre. Además te da la seguridad de que puede haber una esperanza para el mundo en que vivimos, pero que esa esperanza está en Jesucristo, por lo que te motiva mucho más aun a compartir acerca de él y mostrarles a todos lo que te rodean que en él está la respuesta para toda circunstancia de nuestra sociedad.
Lo segundo es que, si esta será la dinámica de la eternidad, pues es la forma en la que actúa nuestro Padre celestial con quien habitaremos por toda la eternidad, debemos comenzar a vivir y a buscar esta forma de vida desde ya. Debemos preguntarnos si en los diversos escenarios que Dios nos ha puesto estamos realmente buscando la justicia en las diversas circunstancias que enfrentamos.
Finalmente nos da la tranquilidad y desprendimiento necesario de lo que esta vida significa. Este no es nuestro hogar definitivo, por lo que podemos vivir con tranquilidad, esperanza y dando nuestra vida en pos de los demás. Esta realidad quita todo temor a la muerte o echa fuera toda desesperanza que podamos estar sufriendo por los problemas de esta vida, pues tenemos una vida mucho más valiosa y duradera.
¿Tus decisiones, preocupaciones, temores y perspectiva sobre tu vida reflejan esta esperanza?
Un día nuestro Señor Jesús volverá y nos llevará definitivamente a aquella tierra nueva y ese cielo nuevo eterno donde habitará la justicia.