Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables en el pecar; seducen a las personas inconstantes… (2 Pedro 2:14a)
En este verso, Pedro nos menciona tres elementos que se relacionan con la sexualidad de los falsos profetas.
Lo primero que menciona es que tienen los ojos llenos de adulterio. En el griego original, esto significa literalmente que ven a todas las mujeres como posibles candidatas para practicar su adulterio [1].
Es imposible para ellos mirar a una mujer o un hombre sin evaluar su desempeño sexual, su físico, imaginarse algún encuentro íntimo e intentar persuadirlos para satisfacer sus deseos [2]. No es suficiente para ellos tener sexo con sus esposas, sino que necesitan más para satisfacerse; necesitan de nuevas personas o bien explorar nuevas experiencias constantemente. Sin embargo, como veremos a continuación, ni siquiera eso es suficiente para calmar sus deseos.
Lo segundo que menciona es que son insaciables en el pecar; nunca se satisfacen. No les basta con mirar y fantasear, sino que viven inquietos buscando toda circunstancia para satisfacer sus deseos sexuales. Si caen una vez, lo volverán a hacer otra y otra vez.
Finalmente dice que seducen a las personas inconstantes. Esto tiene una clara connotación de incentivar al pecado sexual. Pedro utiliza aquí una metáfora en la palabra que se traduce como “seducen”. La palabra que utiliza es un concepto de pesca o caza que significa “atraer algo con un cebo”, es decir, cuando se usa una carnada para atraer a un pez al anzuelo o a un animal confiado a la trampa [3].
Pedro nos había animado en 1:12 a estar firmes en la verdad de la palabra, pero aquellos que no lo están son el blanco fácil para atraerlos hacia el anzuelo [4]. Por tanto, están usando carnadas para atraer a los inconstantes a su trampa. Les dan la excusa que necesitan para llevar a cabo sus deseos.
Tienen una teología sexual bastante atractiva como para que aquellos que luchan en esta área puedan dejarla pasar, por lo que se ven atraídos por ella y muerden el anzuelo con efectos desastrosos para su vida y la de la iglesia [5].
Son personas que buscan tener conversaciones íntimas todo el tiempo con otras que no son sus cónyuges. Ponen el tema sexual constantemente sobre la mesa. Son los primeros en acudir en ayuda de las separadas o viudas y de formas poco sabias. No tienen problema con realizar discipulados uno a uno con personas del otro sexo, etc.
Probablemente también escucharíamos a estos falsos profetas decir cosas como “está bien que los jóvenes experimenten sexualmente antes del matrimonio”. “Está bien que los matrimonios usen pornografía, prostitutas o la pareja de otra persona para satisfacerse.” O “la moral sexual de la Biblia es anticuada y no se aplica a nuestra cultura”. O bien, que no importa cómo vives tu sexualidad pues Dios no juzgará tu vida por eso.
Frente a esta clara realidad, lo primero que debemos hacer es evaluarnos delante del Señor en esta área.
¿Evaluamos constantemente el físico de otras personas desde el punto de vista sexual?
¿Tenemos fantasías sexuales con personas diferentes a nuestros cónyuges? ¿Tenemos problemas para confesar pensamientos de este tipo a personas de nuestra confianza en la iglesia? ¿Sientes que la vida sexual con tu cónyuge no es suficiente para sentirte satisfecho?
Si la respuesta es positiva a alguna de estas preguntas, quiere decir que hemos mordido el anzuelo y estamos atrapados por el pecado sexual. En este caso, debemos partir por reconocer nuestro pecado delante de Dios y arrepentirnos. Luego debemos reconocer que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, que hemos muerto junto con él y hemos resucitado también con él a una vida nueva, donde el pecado ha perdido su poder y ya no tiene dominio sobre nosotros (Ro 6:6-7).
Finalmente, debemos buscar ayuda para hablar sobre este tema y confesar lo que nos pasa.
Sin embargo, también debemos cuidarnos a nosotros y a nuestras familias de personas como estas que puedan estar en nuestras iglesias. Porque créanme que las hay. Por ello, debemos ser sabios y mantenernos firmes en la verdad de la palabra constantemente, pues hay personas que están esperando con la carnada en el anzuelo.
[1] Schreiner, T. R. (2003). 1, 2 Peter, Jude (Vol. 37, p. 352). Nashville: Broadman & Holman Publishers.
[2] Green, M. (1987). 2 Peter and Jude: an introduction and commentary (Vol. 18, p. 129). Downers Grove, IL: InterVarsity Press.
[3] MOO, D. J. (1996). 2 Pedro, Judas (p. 135). Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House.
[4] MOO, D. J.
[5] Schreiner, T. R.