Tampoco perdonó al mundo antiguo cuando mandó un diluvio sobre los impíos, aunque protegió a ocho personas, incluyendo a Noé, predicador de la justicia. (2 Pedro 2:5)
Cuenta una historia que un circo se instaló en las afueras de un pueblo. En medio de un ensayo, comenzó un incendio. Trataron de apagarlo, pero rápidamente se expandió. El encargado del circo pidió desesperadamente que alguien fuera a advertir al pueblo del peligro. El payaso del circo tomó su bicicleta y a toda prisa fue gritando con desesperación por todas las calles que un gran incendio se aproximaba. La mayoría de las personas no creyeron. Algunos se rieron pensando que se trataba de una broma, y otros se enojaron pues pensaron que solo era una estrategia del circo para atraer público. El incendio llegó prontamente a pesar de que la mayoría pensaba que solo eran inventos de un payaso de circo.
Pedro nos está dando ejemplos del pasado para mostrarnos el seguro juicio futuro de Dios sobre los falsos maestros y quienes les siguen. Anteriormente nos dio el ejemplo de los ángeles y ahora nos menciona el diluvio. Sin embargo, a diferencia del ejemplo anterior, aquí encontramos además un ejemplo de salvación con Noé y su familia.
Por tanto, Pedro nos muestra que, así como con seguridad aguarda juicio y condenación a quienes se aparten de Dios, también la salvación aguarda con certeza a todos aquellos que confíen verdaderamente en el Señor.
Esto ocurrirá sin importar la cantidad de personas que estén en uno u otro grupo, pues como Pedro menciona, Noé y solo 7 personas más fueron salvadas mientras toda una generación fue justamente condenada.
A veces nos vemos tentados a dudar de nuestras convicciones pues vemos un gran número de personas haciendo lo contrario, o bien, siguiendo a falsos maestros como aquellos de los que Pedro nos está advirtiendo. O quizá por algunos periodos nos podemos ver desanimados por la cantidad de personas asistiendo a nuestras reuniones. Pero así como vimos en devocionales anteriores, Pedro nos dice que muchas personas van a seguir a estos falsos maestros, y ahora, con el diluvio, nos muestra que Dios juzga, condena, pero salva a los suyos aun cuando éstos sean solo 8, pues Dios no sacrifica su justicia por los números.
Por tanto, nuevamente somos alentados a permanecer en el Señor, confiar en su palabra y justicia, y no apartarnos de su camino aun cuando muchos a nuestro alrededor lo estén haciendo. Además, esto nos confronta a todos los que Dios nos ha dado una responsabilidad de liderazgo en la iglesia, pues al igual que él, no debemos sacrificar su verdad y justicia yendo en pos de los números. No debemos esconder la verdad de Dios por temor a que muchos se vayan o para sonar más atrayentes. No somos llamados a realizar un buen marketing del mensaje de salvación sino a ser fieles anunciantes de su palabra. No es nuestro mensaje sino el suyo. Esto no significa que no debamos actuar con sabiduría y amor para predicar su palabra, pero sí que debemos confiar en él y anunciar a otros su verdad independiente de las circunstancias y de lo que la mayoría piense —tal como Noé lo hizo fielmente—. Muchas veces, para no ser impopulares, comenzamos a tolerar el pecado y guardar silencio sobre cosas que sabemos que ofenden a Dios, por lo que las palabras de Pedro son un fuerte llamado de atención al respecto.
Por largos años Noé construyó fielmente el arca tal cual Dios le había dicho que lo hiciera. Le creyó a Dios e hizo lo que él le dijo pese a que no había ni el más mínimo indicio de un posible diluvio. Nos imaginamos cómo Noé se trasformó en el objeto de burla de sus conciudadanos construyendo un arca por tanto tiempo. A pesar de ello, se mantuvo fiel y no dudó en hacer lo que Dios le dijo. El resultado de eso fue que solo su familia fue salva mientras toda una generación fue condenada y juzgada. Así mismo, el juicio vendrá sobre aquellos que se aparten de la palabra de Dios mientras que la salvación cubrirá a quienes crean.
Por tanto, en medio de toda circunstancia actual, independiente de los números de personas que nieguen al Señor, independiente de todos aquellos que tristemente estén siguiendo a falsos maestros, independiente de las burlas, independiente de que quizá seas el único loco en medio de una sociedad incrédula, sigue creyendo en el Señor y confiando en su palabra aunque piensen que eres solo un payaso de circo.