Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones. (2 Pedro 1:19)
En nuestro devocional anterior vimos que el evento de la transfiguración de la que Pedro fue testigo es la prueba del seguro regreso de Cristo en gloria a juzgar al mundo y a buscar a los suyos.
Ahora, Pedro nos dice que además este magnífico evento es el cumplimiento de las profecías que anunciaron los profetas de Dios muchos años antes. Esto debe darnos una mayor seguridad aun de la segunda venida de nuestro Señor. Estas profecías anunciaron con toda claridad que un día el reino del Mesías sería restablecido para siempre en toda su gloria [1].
Así como los judíos pudieron reconocer a los verdaderos profetas al observar el cumplimiento de sus profecías, nosotros, sabiendo que muchas de ellas se cumplieron en la vida de Cristo, no debemos tener ninguna duda de las que faltan por cumplirse en relación con la segunda venida.
Entonces, si en algún momento vienen dudas de nuestro destino, en medio de las circunstancias difíciles en las que vivimos, debemos recordar que tenemos razones suficientes para estar completamente seguros del maravilloso fin que nos espera.
Si bien nuestra vida en este mundo debe avanzar sobre esta maravillosa seguridad, Pedro nos dice que, para andar en él, además debemos usar una luz, ya que este es un mundo oscuro y como tal está lleno de peligros.
En las vacaciones de mis 20 años, con mis compañeros de universidad jugábamos un tonto juego. Manejábamos en auto por un camino que pasaba entre medio de un bosque que no tenía ninguna luz cerca y durante 3 segundos apagábamos las luces avanzando en completa oscuridad. La sensación de inseguridad que nos provocaban tan solo esos segundos nos hacía pensar que esta era una impresionante hazaña. Hoy, más que una hazaña lo veo como una gran irresponsabilidad, pues solo por diversión estábamos poniendo nuestras vidas en peligro. Si esto era irresponsable e inseguro, cuánto más lo hubiera sido conducir todo el camino con las luces apagadas. Por ello es que es totalmente sensato que usemos una luz para andar en medio de la oscuridad, y pese a que suena obvio, en nuestras vidas muchas veces no lo hacemos. Debemos caminar en nuestra vida, mientras esperamos a nuestro Señor, prestando atención a la confiable y segura palabra de Dios que Pedro nos dice que nos iluminará en la oscuridad, pero que muchas veces descuidamos y abandonamos en el cajón del velador.
¿Qué es lo que te hace caminar con seguridad en este mundo? ¿Cómo lo haces para tomar las decisiones sabias en esta vida para tu vida y la de tu familia? ¿Cómo identificas los peligros que esta vida nos presenta?
Pedro nos dice que la palabra de Dios es lo único que nos da real seguridad para caminar en esta vida, y no recurrir a ella es literalmente andar en la oscuridad, con todos los peligros que eso implica.
Pero un día esa oscuridad se acabará para siempre cuando llegue ese evento que nos han anunciado los profetas. Pedro nos dice que será como cuando amanece y sale el lucero de la mañana. Pablo nos dice que, si bien vivimos en la oscuridad de la noche, ésta ya está muy avanzada y está pronto a amanecer, por lo que debemos estar preparados porque eso va a ocurrir en cualquier momento (Ro 13:12). Por ello es que debemos estar preparados prestando atención a las Escrituras.
Apocalipsis nos dice que esa estrella más brillante que todas es Jesús (22:16). Él terminará definitivamente un día con toda oscuridad, pero por ahora nos ha dejado la maravillosa linterna de su palabra para que podamos caminar seguros y alertas y no cometamos la locura de manejar en la oscuridad.
[1] Moo, D. J. (1996). 2 Peter, Jude (p. 87). Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing House.