En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado de sus antiguos pecados. (2 Pedro 1:9)
Una famosa cadena británica de hoteles hizo una lista de los olvidos más increíbles de sus huéspedes:
1. Un hombre de negocios, luego de una importante reunión, se fue al aeropuerto, y al registrarse recordó que había olvidado a su esposa en el hotel.
2. Un importante policía olvidó su placa y su arma. Volvió unas horas después rogando que no contaran a nadie lo sucedido.
3. Un robot de tamaño natural de la serie británica “Dr. Who” valorado en 12.000 dólares.
4. Una familia que asistió a la cremación de su padre olvidó sus cenizas.
5. Una pareja se percató, al subir a un taxi, que habían olvidado a su hijo de 18 meses.
Nos suena casi absurdo y hasta difícil de creer las cosas que las personas pueden llegar a olvidar, pero Pedro nos mostrará que muchos que dicen ser discípulos de Jesús también están en riesgo de tener un increíble olvido.
En los devocionales anteriores vimos una serie de virtudes que el verdadero cristiano debe esforzarse por potenciar en su vida, y ahora nos presenta el grave peligro de no hacerlo: nos volveremos ciegos y cortos de vista (o miopes) y esto provocará que olvidemos que hemos sido limpiados de nuestros pecados.
Llama la atención que Pedro diga que podemos volvernos cortos de vista y ciegos a la vez. Pero una traducción más precisa del griego para lo que se expresa como “corto de vista” sería “por cerrar los ojos”, es decir, las personas que nos describe Pedro son ciegos porque han cerrado los ojos o bien son voluntariamente ciegos [1].
La consecuencia de esa ceguera voluntaria es que dejan de poner la vista en lo importante y con ello olvidan la verdad fundamental del cristianismo: que Cristo ha muerto inmerecidamente para el perdón de sus pecados.
Este increíble olvido no se produce por una decisión directa de olvidar aquella verdad. La Biblia nos muestra constantemente que la idea de olvidar no es una decisión deliberada, sino un efecto de cuando dejamos de poner atención a algo con la importancia que merece para poner atención a algo de carácter secundario [2]. Las personas no se levantan un día y toman la decisión de olvidar lo que Jesús hizo por ellas en la cruz. Las personas no salieron de ese cuarto de hotel con la decisión de sacar de su mente a su hijo, esposa o las cenizas de su padre. Tienen la mente puesta en preocupaciones que les abruman, de tal manera que olvidan lo esencial y de primera importancia que jamás pensaron que algún día podrían descuidar. De esta misma manera, las personas que Pedro nos describe, que dejan de esforzarse por potenciar las virtudes que ha descrito, comienzan a poner su mente y atención en cosas secundarias que les hacen olvidar también lo esencial sin darse cuenta. Algunas deciden ocupar toda su mente en satisfacer su vida con los ofrecimientos del mundo, volviéndose ciegos voluntariamente a la importante verdad del evangelio. Otras comienzan a vivir un cristianismo tan pasivo y consumista que prontamente se olvidarán de la obra de Cristo en la cruz como fundamento para su cristianismo. Comienzan sutilmente a creer que pueden orar y alabar a Dios por defecto y olvidan que el Hijo de Dios tuvo que morir para eso.
Por tanto, el llamado a buscar el tipo de vida cristiana que Pedro nos describe se presenta como algo esencial y no como accesorio a nuestro cristianismo. Aunque a usted ahora le parezca algo absurdo de olvidar, el riesgo de la actitud que Pedro ha descrito es que se vuelva tan corto de vista que olvide la verdad más importante y esencial de todas: Es un pecador que desesperadamente necesitaba que Cristo pagara por su pecado, pues no tenía forma de acercarse a Dios por sus propios méritos. Por ello debemos evaluar nuestra vida día a día, debemos preguntarnos dónde están puestos nuestros pensamientos, preocupaciones, tiempo y esfuerzos. ¿Están puestos sobre el increíble acto de amor que hizo Jesús por nosotros y en potenciar el tipo de vida de alguien que afirma haber sido alcanzado por esa verdad, o sobre cosas secundarias que, sin darse cuenta, provocarán un olvido que en algún momento nos pareció difícil de creer?