015. Salmo 22: Jesús, el abandonado
TRANSCRIPCIÓN
El Salmo 22 es una validación de esa lucha. Dios no siempre parece estar cerca; tú no siempre entiendes lo que Él está haciendo. A veces la vida simplemente no tiene ningún sentido.
Quiero leer el Salmo 22 porque creo que, en este mundo caído, este salmo realmente habla de algunos de los momentos más difíciles de la experiencia humana.
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, de día clamo y no respondes;
Y de noche, pero no hay para mí reposo.[…]
Pero yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.
Todos los que me ven, de mí se burlan;
Hacen muecas con los labios, menean la cabeza.
¡Qué captura de los momentos más difíciles de la experiencia humana! Titularé el Salmo 22: «Abandonado». Hay momentos en los que todos atravesamos la noche oscura e invernal del alma. Hay momentos en los que te sientes como si hubieras sido abandonado por Dios. Hay momentos en los que Dios parece distante, no involucrado, en silencio. Es como si tus llantos no fueran a ninguna parte, como si tus oraciones no fueran a ninguna parte y, en esos momentos, todo lo que puedes hacer es quejarte: «¿alguna vez va a responder?». El salmista dice: «me siento como si me estuviera derrumbando».
El Salmo 22 es una validación de esa lucha. Dios no siempre parece estar cerca; tú no siempre entiendes lo que Él está haciendo. A veces la vida simplemente no tiene ningún sentido. No obstante, hay algo más en este salmo.
Está ese momento donde, aunque Dios es fiel y Dios está cerca, no parece ser fiel ni parece estar cerca. Estas palabras se citan en el Nuevo Testamento, y se citan en el momento más dramático de la historia humana: son citadas por Jesús. Jesús, en la cruz, clama: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». El momento más difícil de Jesús en la cruz no fue el sufrimiento físico. El momento más terrible en la cruz fue cuando el Padre le dio la espalda al Hijo y Jesucristo clama: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?». Esto es: «Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?».
Ahora, esto es lo que necesitas entender: Jesús hizo eso como tu y mi sustituto. Jesús, en la cruz, tomó cada parte de tu rechazo —ahora escucha lo que voy a decir— para que nunca más veamos la espalda de Dios.
Verás, en esos momentos cuando parece que Dios está distante, en realidad no está distante. En esos momentos donde me siento abandonado, en realidad, no he sido abandonado, porque Jesús estuvo dispuesto a ser abandonado para que yo nunca lo fuera.
Como he dicho muchas veces de otros salmos, este salmo está lleno de esperanza aun cuando está oscuro, porque nos apunta al momento en el que Jesús estuvo dispuesto a separarse del Padre para que, cuando viniéramos a Él por la fe, nunca jamás estemos separados de Dios.
Dios no abandona a los suyos. Él no es infiel. Él no se arrepiente de haberte hecho su hijo. Él no se aleja de ti en disgusto. Él te ama con un amor eterno y no existe nada que pueda separarte de ese amor. Jesús garantizó eso en la cruz cuando clamó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Él tomó lo que nosotros nunca tendremos que experimentar.
Preguntas para la reflexión personal o discusión en grupo
- ¿Cuándo has sentido a Dios distante en el pasado o lo sientes distante en el presente? ¿Por qué cosas estabas o estás pasando que eran/son difíciles, indeseadas e inesperadas? ¿Cómo querías/quieres que Dios alivie tu sufrimiento o problema? ¿Cómo sonaban/suenan tus clamores y quejas? ¿Pecaste o estás pecando en tu sufrimiento y estás complicando tus problemas con respuestas imprudentes, inmaduras y egoístas?
- ¿Cómo Dios ha revelado previamente estar cerca de ti, escuchando tus llantos y respondiéndolos en su tiempo perfecto y en su gracia perfecta? Considera la cruz como primer ejemplo, pero sé hiper específico. ¿Cómo el hecho de que Jesús haya clamado: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?» provee consuelo y esperanza prácticos, aquí y ahora? Luego, piensa en otro tiempo cuando Dios estuvo cerca de ti, específicamente, en la oscuridad, demostrándote que Él nunca te ha abandonado y que nunca lo hará. ¿Cómo estos recuerdos pueden ayudarte a andar fielmente a través del sufrimiento?
- ¿A quién conoces que está soportando un tiempo oscuro de sufrimiento o problemas? ¿Se sienten abandonados? ¿Cuál es su relación con Dios en ese momento? ¿Le has preguntado? ¿Cómo puedes apoyar y animarlo con actos prácticos de servicio y amor? ¿Cómo puedes apoyarlos espiritualmente y recordarles que no son abandonados?
Preguntas para conversar con niños
Para niños más pequeños: ¿te sientes solo alguna vez? ¿Cómo te sientes cuando estás solo? ¿Estás triste, asustado o enojado? ¿Qué quieres hacer cuando te sientes solo? ¿Sabías que si eres un hijo de Dios, nunca estás solo? Dios siempre está cerca de ti, Él siempre te oye y Él siempre te escucha. ¿Qué puedes decirle a Dios la próxima vez que te sientas solo? ¿Sabías que Jesús se sintió solo frente a Dios? ¿Cómo crees que eso hizo sentir a Jesús? ¿Sabes por qué Jesús tuvo que estar solo sin Dios? Agradezcamos a Jesús por estar solo para que nosotros nunca lo estemos otra vez.
Para niños más grandes: ¿te has sentido solo, aislado o excluido alguna vez? ¿En qué momentos sientes esto? ¿En casa, en la escuela, en un grupo de amigos o en un equipo? ¿Cómo te sientes cuando te sientes separado o rechazado? ¿Hablas con Dios en esos momentos? ¿Crees que te escucha, que responde o que incluso le importa? ¿Qué evidencia hay en la Biblia de que Él no nos deja solos? ¿A quién conoces que se siente solo o rechazado? ¿Cómo puedes consolarlo, animarlo e incluirlo?