Un libro sobre la perspectiva cristiana de la masculinidad y femineidad enfrenta un desafío inmediato: ¿realmente necesitamos otro? Después de todo, existen muchos títulos que abordan el tema y lo hacen con destreza. ¿Realmente hay lugar para uno más?
Kevin DeYoung cree que sí y, por esa razón, escribió Hombres y mujeres en la iglesia: una introducción bíblica práctica. Él explica que fue pensado para distinguirse de los otros en su propósito.
Nuestra iglesia tiene un rincón de libros en el vestíbulo principal. Con frecuencia he deseado encontrar allí un libro que explique la enseñanza bíblica acerca de los hombres y las mujeres de una manera comprensible para los miembros interesados y de una extensión que facilite leerlo en pocas horas. He deseado que exista un libro que presente el argumento sin ser polémico, un libro que yo pueda pasar a otros pastores que experimenten luchas con el tema, y un libro que los pastores puedan dar a sus ancianos, diáconos y administradores con la idea de que lo lean realmente, un libro que exhiba integridad exegética al tiempo que minimice el tecnicismo, un libro más denso que un folleto y más ligero que un tope para sostener la puerta.
Ese es exactamente el libro que escribió. Explica y defiende sin pedir disculpas la postura de la complementariedad, la cual insiste que Dios ha diseñado a los hombres y a las mujeres para ser complementarios entre ellos en la vida, en la iglesia y en la familia. Aunque pocas personas aman la palabra complementariedad, él cree que es una opción apropiada porque «es difícil contar la historia de la Biblia sin una palabra que comunique el sentido de “diferente pero idóneo”». La palabra complementariedad se adecúa mejor a ese propósito. Él explica brevemente lo que implica esta postura.
Como un convencido de la complementariedad, creo que el diseño de Dios es que los hombres lideren, sirvan y protejan, y que, en la iglesia, las mujeres puedan florecer bajo este liderazgo, donde ellas también trabajen con fidelidad y lealtad bíblica conforme a la sabiduría y la belleza del orden divino para la creación.
El libro se divide en dos partes: la Parte 1 explora lo que la Biblia dice sobre los hombres y las mujeres, sobre la masculinidad y la femineidad; mientras que la Parte 2 responde preguntas específicas y aborda desafíos particulares. La Parte 1 comienza con el principio, por supuesto, con los primeros tres capítulos de Génesis que cuentan la creación de Dios y la caída del hombre en el pecado. Luego examina el Antiguo Testamento para identificar los patrones que describe en lo que respecta a hombres y mujeres. Desde ahí, pasa a un estudio del Nuevo Testamento antes de enfocarse en una serie de textos cruciales: versículos clave como 1 Corintios 11 y 14; Efesios 5; 1 Timoteo 2 y 3. Ahí lidia con asuntos difíciles como ser cabeza y cubrirla; la dinámica del liderazgo y la sumisión; la exigencia del silencio en los servicios de adoración; y el cargo de anciano reservado únicamente para los hombres en la iglesia local.
En la Parte 2, él vuelca su enfoque a las objeciones comunes como Gálatas 3:28 («no hay hombre ni mujer») y Efesios 5:21 («sométanse unos a otros»), junto con los temas de la esclavitud y los ejemplos bíblicos de líderes y maestras mujeres. Asimismo, también ve la importancia de criar a los niños para que sean niños y a las niñas para que sean niñas y la noción de que la voluntad de Dios para su pueblo es que lo sigan marcadamente de maneras masculinas y femeninas.
No somos nominalistas filosóficos que niegan lo universal y solo creen en lo particular. No solo tenemos macho y hembra; también existe la masculinidad y la femineidad. Dios no creó seres humanos andrógenos y no nos redime para convertirnos en cristianos andrógenos. Dios nos hizo hombres y mujeres y Él nos santifica por el Espíritu para que podamos seguir a Cristo como hombres y seguir a Cristo como mujeres[1].
Un apéndice analiza por qué las mujeres no podrían predicar en la iglesia, aun si lo hacen bajo la autoridad de ancianos hombres.
«Mi mayor deseo —dice DeYoung— es poner en manos de las iglesias, líderes y cristianos curiosos una obra que sea inteligente y de fácil lectura». Y en eso ha sido exitoso. Uno de sus talentos particulares es explicar temas complicados de manera simple y ese talento se despliega completamente en este libro. Aquellos que lo lean entenderán mejor la postura de la complementariedad y verán cómo se basa en la Palabra de Dios. Comprenderán algunos de los desafíos contemporáneos frente a esta postura y descubrirán por qué estos desafíos son inválidos. También sabrán mejor cómo vivir su teología en sus propias vidas, iglesias y familias. Y por esa razón, entre otras, me alegra recomendar Hombres y mujeres en la iglesia.
Hombres y mujeres en la iglesia: una introducción bíblica y práctica. Kevin DeYoung. Editorial Portavoz, 176 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en Tim Challies.
[1] N. del T.: esta cita del libro es traducción propia.