En mi caso, el estudio de la Biblia comenzó a temprana edad.
Fui bendecida con padres que desde pequeña incentivaron a mis hermanos y a mí a estudiar la Palabra, a anotar las cosas y a aprender de manera individual qué tenía esta por enseñar. Estoy segura de que en ese tiempo creía que era aburrido, pero ahora que soy adolescente, estoy empezando a ver que esta disciplina personal es esencial para mi vida y mi futuro.
Fue a través del estudio personal e inductivo de la Biblia que aprendí realmente a amar la Palabra de Dios; sin embargo, cuando observo a la iglesia que me rodea, no veo mucho énfasis en el estudio de la Biblia en los ministerios de jóvenes. Somos incentivados a leer la Biblia, sin duda, pero lo que la cultura cristiana nos entrega es una lección tras otra sobre «problemáticas» y muy poco incentivo para estudiar la Escritura en profundidad.
Lo que los adolescentes necesitamos es estudiar la Biblia más de lo que nos damos cuenta. A continuación, doy cuatro razones por las cuales creo que pastores, profesores, líderes de jóvenes y padres cristianos necesitan para fomentarnos y exhortarnos a estudiar la Biblia, y a enseñarnos cómo hacerlo.
1. Necesitamos la verdad desesperadamente
Nadie duda de que los adolescentes hoy en día enfrentan un ataque masivo de tentaciones y oposiciones, tal vez aún más que generaciones anteriores. Es muy probable que los jóvenes de tu iglesia estén lidiando con todo tipo de problemas: la depresión, la presión social, la agenda LGBT, la incertidumbre sobre lo que pasará después de la graduación.
Ahora, más que nunca, necesitamos la verdad de la Palabra de Dios como nuestra roca y ancla. Solo la Biblia nos da lo que necesitamos para discernir las mentiras; para permanecer firmes ante las pruebas; para vivir vidas que estén centradas en Cristo y su gloria e incluso para hacer de esto una prioridad.
2. Necesitamos ver estas verdades por nosotros mismos
Tampoco es un secreto que aprendemos más y recordamos mejor cuando entramos en el proceso de descubrir las cosas por nosotros mismos. He sido beneficiada inmensamente de las enseñanzas de mis padres, mi pastor y muchos otros, pero mi gran alegría en la Palabra de Dios viene de las verdades que descubrí por mí misma. Hay algo en el proceso de descubrimiento que hace que lo descubierto sea mucho más valioso: te aferras a él y lo atesoras aún más.
Los adolescentes necesitan esta experiencia de descubrimiento en la Biblia. A menudo, en la escuela se vive el tiempo de búsqueda, de descubrimiento, de preguntas y de maravilla. No solo queremos que nos digan las cosas, queremos encontrarlas por nosotros mismos; por lo tanto, enséñanos a escudriñar la Escritura y danos las herramientas para hacerlo.
3. Necesitamos ser desafiados
Lucas 2:52 dice que «Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres». A los 12 años, él conocía suficiente la Torá como para sostener una conversación educada con los líderes religiosos de la época.
Hoy en día, los adolescentes rara vez son incentivados a comprometerse con un estudio bíblico profundo y transformador o en conversaciones cultas sobre esta. Nos fomentan a leer la Biblia, y aunque es un buen comienzo (y uno necesario), no puede ser el final. Definitivamente, somos capaces de pensar profundamente y batallar con temas difíciles; por lo tanto, espera más de nosotros, desafíanos, danos algo que alcanzar.
Los años de la adolescencia son un tiempo de desarrollo de hábitos. Si comenzamos desde ahora a desarrollar el hábito del estudio de la Biblia, estaremos equipados con una base sólida para cuando finalmente dejemos la autoridad de nuestros padres, maestros y líderes juveniles.
4. Necesitamos a la comunidad
Los estereotipos son lamentables, pero ciertos. Los grupos de jóvenes a menudo pueden ser terreno fértil para grupos cerrados, peleas y todo tipo de drama escolar. Con un poco de ayuda de las redes sociales las cosas pequeñas se pueden agrandar y un círculo de amigos se transforma en un «grupo» exclusivo más rápido de lo que una relación pueda convertirse en «oficial en Facebook».
Al comienzo de su primera epístola, el apóstol Juan explicó la razón por la que escribía: «Lo que hemos visto y oído les proclamamos también a ustedes, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. En verdad nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1:3).
La base de toda verdadera comunión es la Palabra de Dios. ¿Quieres unidad en tu grupo de jóvenes? Permite que tus adolescentes se reúnan en torno a la Biblia. Cuando hay algo en común más profundo que la escuela, un equipo deportivo o preferencias musicales, la comunidad se vuelve mucho más profunda, más duradera y tiene mucho más impacto tanto para nosotros como para la comunidad extendida de la fe.
Equipen a la futura iglesia
Los adolescentes son el futuro de la iglesia. Dentro de 20 años seremos los líderes, profesores, pastores, evangelistas, autores, artistas, ingenieros y madres amas de casas. Por favor, equípanos para hacer lo que hemos sido llamados a hacer. Danos las herramientas para buscar una relación dinámica y fructífera con nuestro Creador.
El entretenimiento no es necesariamente malo, pero no podemos sobrevivir o encontrar verdadero gozo solo en eso. Necesitamos las verdades bíblicas, por ello, enséñanos a encontrarlas por nosotros mismos e impactarás el resto de nuestras vidas y ministerios.